The Yellow Sea

"The Yellow Sea" , cuyo título original es "Hwanghae", es un "thriller" espectacular que impresiona y asombra en las secuencias de acción -que no tienen nada, pero nada que envidiar al cine de Hollywood- y que conmueve en las partes más lentas, en las que es imposible no empatizar con la durísima peripecia del taxista protagonista, cuyos desplazamientos -de China a Corea del Sur, y luego, dentro de Corea del Sur- pueden seguirse con un mapa.

Ahora bien, hay algunos aspectos que restan fuerza a este largometraje. En primer lugar, el asunto de la marginación en la que parecen vivir los chinos coreanos o "Joseonjok" -tanto en China como en Corea del Sur- no se trata lo bastante ni de manera óptima. En segundo lugar, la historia recuerda tanto a la de "Quiero la cabeza de Alfredo García" (Bring Me the Head of Alfredo Garcia, 1974), de Sam Peckinpah, que es necesario decirlo, aunque no sé si hay una imitación, una copia o un homenaje conscientes. Pero, evidentemente, como el protagonista del film de Peckinpah, Gu-nam, el personaje de Ha Jung-woo, es un perdedor convertido en mercenario que decide averiguarlo todo sobre el lío en el que se ha metido por dinero. Por último, las escenas de lucha y violencia son demasiado sangrientas y truculentas, aunque las peleas con hachas son impresionantes.

The yellow sea viene siendo otra joya que nos regala el cine coreano. Si ya habíamos revisado I saw the devil y Oldboy, esta película sigue la misma línea: frenética, sanguinaria, con pulso.

A diferencia de ellas, el leitmotiv no es la venganza; The yellow sea se construye en función a las penurias de un infeliz ludópata que lo ha perdido todo. Sin tener cómo pagar las deudas -e impulsado por encontrar a su esposa desaparecida- termina por aceptar una propuesta indecente: viajar a Corea del Sur para asesinar a un importante hombre de negocios, y de esta manera poder rehacer su vida.

Esta suerte de “perro rabioso” deberá enfrentarse a sus convicciones más profundas para poder así llevar a cabo el crimen, sin siquiera sospechar que Seúl lo recibirá con una sorpresa estremecedora.

El trabajo parece sencillo. Un disparo y cortarle el dedo pulgar como prueba de haberse consumado el encargo. Pero en el mundo del hampa nada es fácil…

¿Será capaz de cometer el encargo?, ¿conseguirá saldar sus deudas?, ¿encontrará a su mujer? Son algunas de las interrogantes que impulsan este verdadero thriller negro coreano que te dejará sin aliento y necesitando urgente una transfusión de sangre.

The yellow sea aborda de manera magistral las penurias de la migración desde un punto de vista trágico: sin héroes ni valientes. Solo con un desesperado clandestino.

* cineconpalillos.com

Definitivamente, a falta de pimienta en el cine francés; a falta de grandes novedades en el cine norteamericano; a falta de presupuesto en tantos otros países, Corea viene dando lecciones fundamentales de buen cine. Podría decir que, junto a Estados Unidos, Alemania, Inglaterra y China, Corea entra a top five de productores de grande grandioso cine. Para la muestra esta singular película, The Yellow Sea, que tiene el uso de muy buenos elementos para desconcertarnos con su agilidad y también su sutileza.

A mediodía he visto Conocí al diablo, que me encantó, así que por la noche he decidido ver otra coreana a ver que tal, y no me he equivocado. Este Yellow sea hay que verlo, buena película, de mafias chinas, coreanas, con persecuciones, con sangre, violenta a veces. Cumple con los requisitos de un buen thriller. Magnífica dirección, trama superinteresante, buena atmósfera creada, y aunque es de metraje largo, para nada se hace larga y pesada, sino todo lo contrario, entretiene todo el rato. Así que, totalmente recomendable. Bravo por el cine coreano. Descargando Old boy, ya os contaré.

Un taxista acepta un encargo envenenado en la frontera entre las dos coreas, con el fin de que su mujer pueda buscarse la vida en corea del sur.

Obsesionado con cumplir su misión (deuda por el viaje de su mujer) huye hacia delante con secuencias muy buenas de persecución y otras también intensas, más sosegadas, mezcla muy bien ambas.

Cine negro con acción, cine social y desamparo del personaje principal, solidario que pese a ser un asesino empatizas con su problema.

Un director a tener en cuenta Na Hong-jin, destreza en el thriller y la puesta en escena Gustó en Cannes y gano en Sitges a mejor director en 2010.