United 93 (Vuelo 93)

No es una obra maestra, tampoco una gran película, pero sí un film necesario. Sobre todo, para aquellos que han olvidado, con estremecedora facilidad a las víctimas de los atentados del 11 S, cuya humanidad, cuya tragedia, seguramente hoy casi nadie recuerda, oscurecida por la respuesta belicista contra Irak e Irán por el país de las barras y estrellas, y por una opinión pública manifiestamente antiamericana, al menos en Europa, sobre todo por la izquierda militante que llegó incluso justificar la matanza que lideró Mohamed Atta. “United 93” es una película política sin serlo explícitamente porque rompe con algunos extremismos ideológicos de la izquierda que suele hacer distinciones entre unos muertos y otros. Afortunadamente, Paul Greengrass consigue mantenerse alejado de la demagogia y del panfleto; se atreve a recordarnos, en definitiva, la humanidad de aquellos que murieron a manos de la barbarie, fuera cual fuese su nacionalidad, raza o extracción social.

Para eliminar cualquier tono moralista, el cineasta narra en presente los (supuestos) hechos acaecidos en el interior del vuelo 93 de United Airlines que despegó del aeropuerto de Newark (New Jersey) con destino San Francisco, la mañana fatídica del 11 S, con 40 tripulantes a bordo, acompañándolos a lo largo de los angustiosos 90 minutos que duró su terrible aventura. No se cita a Al Qaeda, ni a Bin Laden; no hay alusiones a la guerra de Afganistán o al régimen Talibán; tampoco a la ocupación de Irak. Este es un emotivo film sobre unos seres inocentes que, paradójicamente, lucharon por sus vidas contra un enemigo del que ignoraban todo, excepto su determinación de sacrificarlos. En ningún momento, el cineasta pretende mostrar a los viajeros como héroes: son gente normal que, hablan, ríen, lloran y sufren, como cualquiera de nosotros.

Lo que sabemos sobre los ocupantes del vuelo, es lo mismo que sabríamos de haber estado sentados junto a cualquiera de ellos aquel maldito día, sin historias ni poses melodramáticas. Una moralidad que el cineasta hace extensible a su visión de los terroristas islámicos, rechazando presentarlo como villanos de opereta. Ellos también son humanos, atrozmente humanos, aunque sacrifiquen sus vidas para alcanzar, según ellos, la gloria eterna. Lo más destacable es la normalidad con que nos presenta a los terroristas afeitándose el torso en el hotel para colocarse unos falsos explosivos con cinta adhesiva, mientras otro lee el Corán, la sencillez con que todo sucede nos muestra la cotidianidad del horror y una reflexión del absurdo acto de morir y matar en nombre de una causa.

Una película en la que es difícil contener las lágrimas, más aún, cuando recordamos las imágenes del World Trade Center, desde la televisión en nuestras casas, cómo impactaba el segundo avión, presenciando en directo cómo saltaban a la desesperada los ciudadanos inocentes desde las torres envueltas en humo y llamas, antes de derrumbarse como un castillo de naipes. Un docudrama, que no lo superaría ni el mismísimo Michael Bay, ni el auténtico James Cameron disponiendo con los mejores efectos especiales.

La propuesta de lo que supuestamente ocurrió en el avión del vuelo 93 durante el secuestro, resulta a los ojos de todos muy manipulado; llegando incluso al aburrimiento.
Me resulto más claustrofóbico ver este filme que la sensación que los actores trataban de recrear durante el secuestro aéreo.
Tal vez si un “James Bond” de entre los pasajeros hubiera sido el héroe durante este acontecimiento al enfrentar a los “Piratas del aire” y luchar a brazo partido por su vida y la de los pasajeros, yo hubiera quedado satisfecho.
Por eso al leer los dos primeros capítulos de “Por Servicios Especiales” (James Bond, de John Gardner), donde nos relata un intento de secuestro aéreo; me quedo con esta literatura, que es mucho más atractiva que esta película de terroristas aéreos de “la vida real”.

Siendo generosos, a esta pellícula como CINE, como actores, director, montaje, cámaras, el cine como arte, el cine en la pantalla, no se le puede pasar del aprobadillo pelao.

La única razón que hay para que esta película reciba puntuaciones más altas es que está basada en hechos reales. ¿Qué pasaría si la pellicula, tal cual es, no tuviera detrás unos atentados reales que a todos nos conmocionaron? Pues que sería un telefilme más de sobremesa.

Cinco años después de los atentados terroristas en USA, Hollywood se ha atrevido con el tema. Un tema espinoso y complicado, que fácilmente podría caer en el ridículo, o en el sentimentalismo más facilón. Pero los productores tuvieron el buen gusto de elegir a Paul Greengrass, director (que además escribe este guión) que ha dado sobradas muestras de su talento y solvencia.

Greengrass centra la acción en dos puntos: por un lado, los controladores aéreos. Por otro, el cuarto avión secuestrado, aquel que no llegó a su objetivo. Es en el primer punto donde reside el mayor interés de la película. La reconstrucción de lo que vivieron aquel día los controladores es sencillamente magnífica. Cuidada hasta el detalle, se nota que el autor se mueve como pez en el agua cuando entra en los puestos de mando (recordemos “Bloody Sunday”). Quizás pueda llegar a parecer reiterativa o algo pesada esa milimétrica representación, pero ya sabemos que al director le gusta impregnar a sus trabajos de una fuerte sensación de documental.

Y sí, toda la película está recorrida por un realismo brutal, lo que hace que esquive fácilmente el sensacionalismo. Inevitablemente, cuando se centra en lo que sucedió (o lo que se intuye que sucedió) en aquel avión, la cosa se vuelve algo más convencional. Aunque gran acierto ha sido escoger a actores totalmente desconocidos para interpretar a estos héroes cotidianos. La película aquí se convierte en un bonito homenaje a todos aquellos que sufrieron aquel día la desgracia de ir en alguno de los aviones.

Pero como digo, a mí me resultó mucho más interesante el minuto a minuto de los controladores; como se va tomando conciencia, poco a poco, de las dimensiones de la tragedia. Narrado todo con enorme pulso (adoro el uso de la cámara, nunca quieta, que hace Greengrass), y a la vez, desde la contención.

Hay que congratularse porque la primera película que haya hecho Hollywood del tema sea esta más que digna película. Sigo pensando que la última media hora me resulta muchísimo menos interesante, más convencional y sentimental...pero era inevitable. En otras manos, podría haber sido horrible.

"United 93" es una película muy bien rodada con un enfoque ultrarrealista que consigue pegarte a la butaca hasta que acaba. Es muy entretenida a mi modo de ver. Sin embargo, no me creo la historia al 100%. Puede que los pasajeros llamasen a sus familiares y se pusiesen al tanto de las siniestras intenciones de los terroristas, liándola parda allí mismo, pero no me trago que el avión se estrellase ni de coña. Trozos del aeroplano se encontraron a varias millas a la redonda, y poca gente puede creerse que la caja negra se desintegró. Todo apunta a que un caza lo derribó y que crearon esta versión oficial para enaltecer la valentía de héroes anónimos que tanto les gusta a los americanos.