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Una vida en tres días

Romance. Drama. Intriga Verano de 1987. Adele, una mujer recién divorciada, ha perdido la autoestima tras la marcha de su marido. Su hijo Henry, un chico de 13 años, se esfuerza por ser el hombre de la casa y cuidar de su solitaria madre en pleno torbellino de la adolescencia. Un día, conocen en un supermercado a un hombre que les pide que lo alojen en su casa, pero resulta ser un fugitivo en busca y captura. El siguiente fin de semana les marcará para el resto de sus vidas. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 48
Críticas ordenadas por utilidad
7 de abril de 2014
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay quien califica la tristeza como un estado del alma de postración y vacío, de insatisfacción y anhelo de una felicidad que se resiste. Si sucede que quien lo sufre, como sucede en "Una vida en tres días", es una madre que ha perdido a su hija recién nacida y a la vez la posibilidad de engendrar, entonces esa tristeza parece teñirse de negro ante un entorno que se vuelve agresivo y que va adquiriendo una cariz patológico. Ella es Adele y vive con su hijo adolescente Henry, cuando son visitados por un fugitivo llamado Frank... que necesita reposo por una apendicitis mal curada. Serán tres días de convivencia forzada o consentida, tres días de búsqueda de una familia y de un lugar para la esperanza, tres días para tratar de reparar los desperfectos del hogar y del corazón... si aún es posible. Quien firma este melodrama es Jason Reitman ("Gracias por fumar", "Juno", "Young adult", "Up in the air"), aunque cuesta ver sus señas de identidad en un producto tan convencional y falto de chispa.

Tras presentarnos a esa mujer insegura y depresiva, a ese hijo que observa atónito el mundo que le ha tocado vivir -mientras lo evoca -, y a ese hombre fugado al que la fortuna le dio la espalda, Reitman avanza sin alma ni tensión para contagiarse de la abulia de Adele y retratarnos un puzzle donde las piezas no encajan. Parece que la familia ha estallado en mil pedazos, que ni la que formaron Adele o Frank ha sobrevivido al caos emocional... por no hablar de la de esa vecina inoportuna o la de esa precoz compañera de colegio, que completan un cuadro que clama por una urgente restauración. A ese empeño se encomienda Frank, necesitado de una segunda oportunidad de ser padre... casi tanto como Adele de ser madre. En todos ellos hay un hueco por llenar, y también un deseo que va más allá de la relación sexual... y es que todo ha salido al revés y las heridas son tan profundas como sangrantes.

No funcionan los flash back con los que Reitman intenta darnos a conocer el pasado de los protagonistas porque rompen el ritmo intimista que trataba de conseguir. Tampoco consigue mantener la incertidumbre sobre el éxito o el fracaso de esa huida o de ese romance si no es con mecanismos simples y... podríamos decir que torpes, como esa presencia del policía que recoge a un chaval que pasea por las calles dentro del horario escolar. Demasiado suspense artificiosamente mantenido, y demasiada tributo melodramático y sensiblero en una parte final que no termina de cargarse de emociones sinceras. Ni siquiera los buenos trabajos de Kate Winslet y Josh Brolin consiguen sacar a flote ese barco de sentimientos a la deriva, y eso que tratan de hacer creíble su enamoramiento desde la mutua desazón.

La película está narrada desde el punto de vista de un Henry adolescente que asiste, con el rostro críptico e inexpresivo de Gattlin Griffith, al despertar de la vida. En este sentido, el director abusa de la voz en off para mantener el hilo conductor de la historia, pero no podemos decir que llegue a transmitir el desconcierto de quien se haya entre tantas encrucijadas personales y familiares. Por otra parte, la llegada de un hombre a la casa dispuesto a arreglar, limpiar y cocinar todo lo que sea menester... se antoja simple y plana, poco imaginativa y ramplona. Y qué decir de ese abrupto epílogo, tan complaciente como falso e impostado. Definitivamente, en esta ocasión Reitman ha abandonado el camino fresco, irónico y sugerente de sus anteriores propuestas, empeñado en re-cocinar un plato familiar con restos de melocotones que se iban a echar a perder.
La mirada de Ulises
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19 de marzo de 2014
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fallido intento del talentoso Reitman por hacer un cine más serio. El guión es lento, pretencioso y poco convincente. Winslet tiene aquí el peor papel de su carrera, el más plano y transparente que le he visto. Su personaje está sumamente descuidado y mal trazado, carece de matices y la profundidad necesaria. El joven Griffith no tiene el carisma ni elt alento necesario y es lamentable porque en manos de alguien más, hubiera sido un personaje entrañable. Brolin se lleva el filme con una actuación sólida y convincente, porque su personaje está bien planteado y cuidado. La premisa era sumamente interesante, pero el tratamiento meloso y predecible que Reitman le imprime al guión echan a perder el intento. Los flahbacks no sólo son pretencisoos, también predecibles e innecesarios. Lástima, parece que el joven Reitman no tiene versatilidad. Mejor que siga filmando "dramedies", es muy bueno en eso.
Rolas
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21 de abril de 2014
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace unos meses me llamó bastante la atención esta cinta debido a sus dos protagonistas y su director de renombre y pese a sus pésimas críticas y su fracaso en taquilla en general seguía cosechando mi interés y finalmente me ha sorprendido ya que mis expectativas bajaron.
Kate Winslet y Josh Brolin bordan dos actuaciones soberbias emocionando cada cual a su estilo en varios momentos de la cinta también acompañados del joven Gattlin Griffith quien interpreta un personaje hundido y confundido por la separación de sus padres y por su ligero grado de antipatía hacia el personaje de Josh Brolin.
Quizás la historia beba bastante de la soberbia Un mundo perfecto de Clint Eastwood pero no llega a ese grado de calidad y de emoción además de imprevisibilidad, pero se notan algunas escenas en las que se ha currado bastante la puesta en escena y la tensión manejando algunas situaciones con bastante inteligencia como lo de atar a Winslet y Griffith para que no haya sospechas de encubrimiento.
La música no destaca y sobran algunas subtramas como la de la niña que se enamora de Griffith que queda demasiado evidente y tópico y algunas escenas sobrantes que perjudican el montaje y el ritmo de la cinta como lo son los flashbacks que perfectamente se podrían haber explicado de una tacada sin necesidad de alargar minutos que sobran.
En definitiva, una película entretenida que no tiene sorpresas argumentales ni arriesga pero brinda de buenos momentos emocionales a través de unas interpretaciones memorables y de ese mensaje de que no todas las personas son malas pese a lo que se vea en la realidad y que las segundas oportunidades pueden llegar a lograr la estabilidad. Interesante.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
StarNine27
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3 de septiembre de 2014
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una vida en tres días es un relato ameno, entrañable y sensiblero que parte de una premisa endeble, en cuanto a verosimilitud, al presentar las vivencias de una madre recién divorciada y su hijo compartiendo el mismo techo con un preso recién fugado. Una historia idealista e imaginativa, llena de buenas intenciones que se aproxima más a un cuento que a la realidad.

Los responsables de la película ofrecen un tratamiento delicado y cuidado del relato, preservando minuciosamente cada detalle, con un empleo de la fotografía dulce y exquisito, acompañado por una banda sonora delicada que recoge la sensibilidad del conjunto del relato.

En su reparto podemos encontrar a dos intérpretes de la talla de Josh Brolin y Kate Winslet, que consiguen hacer creíble los vínculos que se establecen entre los dos protagonistas gracias a la química que existe entre ellos con solo una mirada. La naturalidad y dulzura que ofrece Kate Winslet en pantalla, hace que parezca fácil lo difícil y Josh Brolin, con su ruda apariencia, encaja a la perfección con el personaje de un preso.

El relato ofrece un tratamiento edulcorado de las situaciones que atormentan a los diferentes personajes, recurriendo a flashbacks que el director emplea para presentar y desarrollar los hechos que condujeron al estado actual de los dos protagonistas que, siendo tan diferentes, llegan a complementarse y a ayudarse mutuamente. El director opta por desarrollar la narración de una forma parsimoniosa, dedicando su tiempo en cada detalle, mirada y acción, lo cual perjudica en parte el resultado del conjunto de la película. Merece mención especial la secuencia en la que se centra exclusivamente en la preparación de una tarta por parte de los protagonistas que resume lo que puede ocurrir con el conjunto de la película.

El director dedica todo el tiempo del mundo en preparar algo bueno y dulce en una secuencia llena de dulzura y erotismo, haciendo que pueda llegar a resultar empalagoso. Los personajes que presenta el relato, sus vivencias y los vínculos que se van estrechando entre ellos, logran conquistar al espectador y ofrecer un mensaje esperanzador e inspirador lleno de buenas sensaciones.

A pesar de algunos problemas de ritmo y del tratamiento edulcorado de un relato inverosímil, cumple con su propósito y deja un agradable sabor de boca, dejando espacio para el aprendizaje, el amor, el sacrificio y la redención.
Jon
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15 de octubre de 2014
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desconozco si la novela de Joyce Maynard en la que se basa funciona mejor que el film, pero "Una vida en tres días", a pesar de estar hecha con mucho gusto y tener un gran reparto, es aburrida y completamente increíble.

Esta película tiene muy poca tensión, y el título español, que desvela cuánto dura la trama (y que por lo tanto sabes que no van a ir a Canadá), aún empeora las cosas. Al principio sabes demasiado pronto que Broslin, a pesar del aspecto brutote que tiene, no es peligroso, y de hecho es tan bueno que más que un preso fugado parece un ángel de la guarda: limpia la casa, encera el suelo, es un manitas, prepara un pastel, juega al baseball con el chaval, enamora a Winslet...

El personaje de Broslin y la historia de amor ya de por sí son poco creíbles, pero además hay que añadir que aunque todo el pueblo sabe que un fugitivo peligroso anda suelto, y sabe cómo es porque su foto ha salido en las noticias, Broslin se sube a una escalera para limpiar el canalón de la casa, se pone a reparar el coche donde le pueden ver, y se pone a jugar al baseball en el exterior de la casa de Winslet.

Más el niño con retraso de la vecina, al que no le ocultan nada que Broslin está con ellos (incluso le dicen su nombre verdadero y no apagan la televisión cuando sale en las noticias). Más la vecina, que debe de ser que no ve la tele, porque se encuentra a Broslin de frente y no lo reconoce.

www.elrincondecarlosdelrio.com
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Carlos del Río
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