El desconocido del lago

La película como digo en el título de la crítica, se deja ver, aunque ha habido momentos en los que se me ha hecho un poco lenta y estaba deseando que llegara el final -un final, por cierto, muy mal cerrado desde mi punto de vista-.

Toda la película se desarrolla en el lago y el cruising de los matorrales que hay detrás. Lo más interesante pienso que es el personaje de Henri y cómo el director ha sido valiente para mostrar escenas de sexo explícito y conseguir a pesar de ello varias nominaciones a los César. Bravo por ese lado.

El lago y su bosque, con su hermosa quietud y sus desafiantes peligros, como grandes protagonistas, mudos y silenciosos, de encuentros fortuitos que no necesitan explicación; la pasión y el deseo fervoroso de contacto carnal como enlace, conexión entre ávidos desconocidos desesperados por aliviar su evidente y amarga soledad, exhibición nítida y clara, sin tapujos ni miramientos, de una manifestada necesidad presente en un día a día que se intenta aliviar, búsqueda explícita de placer físico que disminuya el inagotable e insoportable dolor emocional, supuesta liberta de actuación que constriñe cada movimiento convirtiéndolo en una adictiva repetición difícil de abandonar. La visión de un inesperado acontecimiento pone a prueba a nuestro protagonista, esa sublime y majestuosa atracción que te hace perseguir el peligro, quedar seducido por el riesgo aunque también, huir de su destrucción, anhelar su seductor contacto pero temer su poderosa explosión, un peligroso juego de confianza a dos bandas que mata y carcome un interior tan perdido como su servil búsqueda de amor. La película es sencilla en su formato, frágil en su composición, básica en sus elementos y de gran delicadeza en sus pasos; un monótono y automático proceder instintivo, un constante repetir actos fugaces a la espera de romper una carcelaria rutina que satisface poco pero oculta y calla grandes emociones que atentan por escapar y buscar su propio alivio. Pocos diálogos, escasa comunicación verbal, inutilidad de palabras vacías que no expresas una verdad consciente pero ignorada, momentáneamente aliviada, que únicamente sirve como tirita de una herida que no deja de sangrar. No te quedes con la parte física, no te nubles con la evidencia carnal, no te conformes con no ver más allá, no te limites a una presencia sexual que tapa una anhelada actividad emocional; observar su nula capacidad de relacionarse, su carencia expresiva, su deseo nunca conseguido es un trabajo lento y minucioso, firme y arduo que toma su tiempo pero compensa en su recepción. Sutileza y franqueza es su carta de presentación, frescura y agilidad su devenir, un recorrido por varios matices que incluyen sexo, amor, amistad, el precio de la no-soledad..., edulcorado con un thriller amoroso y expuesto en un ambiente homosexual; conjunto que resulta seductor y minimalista, apacible pero inquieto, una perturbadora tranquilidad que no te permite dejar de observar, inesperado mirón de una vida que flaquea y hace aguas por todas partes intentando sobrevivir a su propia persona.

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L’inconnu de lac, de Alain Guiraudie, fue una de las películas sonadas del pasado año. Ganadora del premio a Mejor Director en la sección “Un Certain Regard” del Festival de Cannes o el Premio, entre otros, a la Mejor Película en el Festival de Sevilla avalan la nueva propuesta de este realizador francés.

La película se desarrolla totalmente entorno a un bello lago. En un lateral del mismo se realiza el denominado “Cruising” basado en encuentros sexuales entre hombres desconocidos en las cercanías de dicho lago. Frank, el protagonista, interpretado por Pierre Deladonchamps es un habitual del lago y, como en otros veranos, vuelve a acudir al él. En la orilla conocerá a un hombre grueso y poco atractivo que únicamente mira al lago, sin hacer nada más que pensar, con él establecerá una relación de amistad o de confidente con, podemos interpretar, ciertos toques de amor platónico.

El grueso de la trama, sin embargo, se encuentra en otro hombre llamado Michel, interpretado por Christophe Paou, un atractivo bañista que encandilará al instante al protagonista. Al quedarse una noche en el bosque hasta tarde Frank verá en el lago a Michel ahogando a su momentáneo amante. Preso de un extraño amor, el interés por Michel de Frank no se verá afectado después de verlo asesinar y, juntos, entablaran una relación sexual en el que Frank, como bien sabe, se juega la vida. De esta forma, la policía y su investigación también acosaran a Frank que no debe despertar sospechas ni de la ley ni de su amante, en forma de viuda negra.

La película, narrada en una única localización y con medios muy austeros, consigue una gran estética debido al bello lugar en el que se desarrolla. La cámara, tranquila y sin apenas movimientos, exceptuando algún panorámico, nos sumerge en una historia de sexo, pasión y sospecha narrada de forma tranquila, introspectiva y, quizás, algo distante. El estilo, sin duda, recuerda a los cuentos morales veraniegos de Éric Rhomer, aunque, tristemente, no llega a la altura de dicho maestro.

El sexo en esta historia de amor homosexual es, sin duda, muy explicito, algo que algunos podrían tildar de pornografía que, sin embargo, está grabado con naturalidad y sin complejos, mostrando y ocultando de forma totalmente natural. Además, la historia donde se desarrolla, un punto de encuentro sexual entre desconocidos, lo hace, en gran medida, moralmente necesario.

El desconocido del lago es una película que rebusca en el interior del amor, del amor como sexo, pasión y sobre todo misterio, el misterio de un desconocido que podría asesinarte en cualquier momento pero del que no puedes separarte.

La película goza de buena estética y cierto interés, además de una narrativa tranquila y distante, típica del cine de ensayo actual que, aunque no resulta aburrida, aunque podría ser más emocionante. El final, sin duda más alocado, y algo fuera de lugar en el film, logra el objetivo que parece buscar el director de cierto desconcierto e inquietud. Sin duda, una obra de misterio diferente e interesante, además de un bello cuento veraniego.

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Una de las cintas europeas más valoradas del pasado año y que fue premiada en el Festival de Sevilla y con el premio al Mejor Director en la Sección Un Certain Regard del Festival de Cannes, nos relata un inquietante, sexual y frío thriller que retrata temas tan reveladores y atrevidos como la relación entre sexo y muerte.

Guirauide crea una inquietante atmósfera en ese lago y bosque llenos de encuentros homosexuales sin ningún echo llamativo hasta que Franck presenciará un crimen de un nuevo y atractivo hombre que frecuenta también ese lago. Destacar la interpretación entregada de Pierre Deladonchamps y también de Christophe Paou, un divorciado con el que entablará amistad y que cierra un curioso triángulo amoroso.

Guiraudie no se corta a la hora de pervertir al público convencional, más allá de su fría atmósfera, con planos sostenidos y con sexo explícito directamente mostrado. Un inquietante y revelador thriller y una de las propuestas más atrevidas de los últimos años, lanzando un directo al conservadorísmo imperante en muchas propuestas actuales.

Había leído maravillas de esta película y, como suele suceder, no es para tanto.
Muchos sobrevaloran las atrevidas escenas de sexo. Lo que tiene valor siempre no es el atrevimiento sino las imágenes al completo servicio de la narración y no es el caso.
Esas escenas tan explícitas son presuntuosas la mayoría de las veces. "Soy transgresor", grita el director con estas escenas. Y yo no quiero oír al director, quiero oír una gran historia. Y esta no lo es.
Es anecdótica y algo tediosa de nuevo por culpa de una narración exasperante y bastante petulante, con planos eternos que agotan. Un plano necesita un tiempo concreto para aportar la información necesaria al espectador. Pues aquí el plano sigue delante muchos segundos después de que hayamos interpretado de sobra esa información. ¿Se le quedaba corto el metraje? ¿O de nuevo el director se quiere hacer notar y se convierte en un intruso indeseable?
Por lo demás, los actores están bien. El personaje más interesante es el del hombre sentado, así como el del inspector que se encarga de emitir el mensaje de la película. Un mensaje interesante y acertado que de nuevo queda algo empañado por un director que confunde la originalidad con el aburrimiento ( esa insistente forma de contar cómo aparca su coche el protagonista, cómo llega, cómo saluda, zzzzzzzzzz).
Otro pero... ¿Por qué las películas de temática gay tienen que desbordar sexualidad? Delatan una obsesión que es precisamente la que se critica con lo cual el director cae en aquello que critica.
Una película curiosa pero para nada tan memorable y necesaria como decían los críticos.
Claro que los críticos suelen ser tan pedantes como este estilo de dirección y por eso les gusta.