Los miserables

Basado en el aclamado musical ‘Los miserables’. Con Hugh Jackman, Anne Hathaway, Russel Crowe, entre otros. Del oscarizado director de El discurso del rey.

Con este reclamo, Los miserables se presentó como uno de los grandes eventos cinematográficos del año 2012, y así ha sido. Muchos éramos los que esperábamos ansiosos un film musical, ese género tan olvidado por los cineastas actuales, en el que casi nadie se ha atrevido a incursar últimamente.

Y llega Tom Hooper. No sólo se atreve a realizar una versión más de la novela de Víctor Hugo, y tampoco se conforma con rodarla en su versión musical: decide que los actores canten ‘en vivo’, grabando la actuación y la interpretación de los números musicales al mismo tiempo, como se hacía tradicionalmente. Y lo que es más: que haya muy pocos fragmentos dialogando, dando un protagonismo mayor a la música y su fuerza expresiva.

Si ya es difícil hacer cantar a actores más o menos ‘ajenos’ al musical (Amanda Seyfried y Helena Bonham Carter ya habían participado en alguno), más complicado es aún que canten a la vez que actúan. Sin embargo, esto aporta un realismo que aporta intensidad a la película. A nadie le puede dejar indiferente Anne Hathaway, con el pelo rapado, y llorando desgarradoramente mientras canta ‘I dreamed a dream’.

La apuesta le ha salido bien. Con las excelentes canciones del musical (lo avalan más de 30 años de representaciones y más de un millón de espectadores en todo el mundo) ya tenía la mitad de la partida ganada. Y la otra mitad se la debe el director a su fantástico reparto. (A pesar de todo, debo decir que Russell Crowe desafinaba un poco, y se adelantaba a la orquesta que lo acompañaba).

Hugh Jackman desempeña bien su papel de Jean Valjean, preso que rompe su condicional para buscar una vida mejor, atormentado, compasivo y paternal; Anne Hathaway protagoniza el mejor número de la película; Russel Crowe (a pesar de sus defiencias musicales) parece perfecto para el papel de Javert, con su frialdad y su obsesión por hacer cumplir la ley; Helena Bonham Carter y Sacha Baron Cohen dan vida a una de las escenas más cómicas, como unos mesoneros timadores; Amanda Seyfried y Eddie Redmayne protagonizan el idilio imposible entre una burguesa y un revolucionario. Y me gustaría destacar la aparición de Samantha Barks, como Eponine, en el que era su debut cinematográfico.

Sin embargo, no todo es perfecto en Los Miserables. El director contaba con una excepcional materia prima, a partir de la cual podría haber elaborado una obra maestra dentro del género. Desde un punto de vista técnico, la dirección que realiza Hooper es bastante simple: abusa del primer plano y de la cámara en mano. Los planos generales se pueden contar con los dedos de una mano, algo que podría haber otorgado unos bellos detalles.

A parte de esta pega (si la dirección hubiera sido diferente, probablemente la película sería mucho mejor de lo que ha resultado), el film parece totalmente adecuado para la situación que estamos viviendo. El panorama en Francia que se representa (previo a la Revolución de 1830) no es muy distinto al nuestro actual, en el que cada día hay más miseria e injusticias. La película nos lleva a plantearnos sobre el destino, nuestro papel en la vida, y las diferencias –existentes y patentes en nuestra sociedad – entre ley y justicia.

Termino con una cita de la novela Los miserables, de Víctor Hugo:

"La vida, el sufrimiento, la soledad, el abandono, la pobreza, son campos de batalla que tienen sus propios héroes; héroes obscuros, a veces más grandes que los héroes ilustres."

Universal apostó bastante en este remake-musical de "Los Miserables" ese clásico de la literatura universal de Victor Hugo que si tienes un poquito de cultura te habras leido.
Y digo que apostó alto, porque al ver la película te das cuenta del inmenso gasto en logística y en contratos de estrellas que cobran mucho dinero, el elenco es de lo mejor que hay en el celuloide hoy en día, en el papel de Jean Valjean tenemos al australiano Hugh Jackman.
En el papel del despiadado agente Javert, tenemos al gran Rusell Crowe, los ocurridos Thenardiers de la mano de la brillante Helena Boham Carter, y del siempre gracioso Sacha Baron Cohen, Anna Hathaway como la sufrida Frantine, la sex symbol Amanda Seyfried como Cossette y Eddie Redmayne como Mario.
Ya concentrándonos en el filme lo que puedo decir es que esta muy bien ambientado, con un majestuoso vestuario, con una dirección correcta y lo mas sobresaliente con un elenco de alta envergadura que no decepciono.
En el caso Hugh Jackman, nos brinda una de las mejores actuaciones de su carrera, además que el ya esta acostumbrado a proyectos de alto vuelo, y fue el favorito del director Tom Hooper para hacerse con este papel y en palabras del mismo Jackman , fue uno del retos mas complicados al actuar y cantar al mismo tiempo.
Anne Hathaway sublime en su papel, (bastante corto por cierto) y es gran favorita para hacerse con premio como la mejor actriz secundaria en esta temporada de premios.
Crowe y Redmayne bastante correctos, en el caso de Amanda Seyfried vuelve a deslumbrar con su belleza cautivadora y ni se noto que tiene 27 años, en contraste de los 18 que tiene su personaje en el libro, por cierto se le dan mucho los vestuarios de siglos pasados, y ya tenia experiencia en musicales, recordemos que fue de las estelares en "Mamma Mía".
En el libro el matrimonio Thénardiers, visto como un dúo de malvados sin misericordia, aquí le dan los matices de comedia y fue de lo mejor de la película.

LO BUENO
Jackman, el vestuario y el numero musical de los Thénardiers.

LO MALO
Después de la primera hora se vuelve algo tediosa y los números musicales bajan en intensidad.

La revolución ha pasado, ahora en las calles hay pobreza, hambre y también enfermedad. Descubrirás si la dignidad del ser humano tiene algo que decir, de boca de personas que te lo van a ofrecer cantando. Pues esta película es un musical espléndido. Un musical sobre el valor de un hombre que intenta vivir en paz consigo mismo. ¿Puede un hombre perdido, con mucho que esconder, pero mucho que decir, salvar a una niña de una vida de penurias?

Disfruté con Los Miserables. Me parece una versión digna, pero con algunas decisiones muy discutibles. Una película que lo tenía todo para ser una maravilla y se queda a medio camino, aunque algunos momentos del primer tercio rocen el cielo. Alguien con criterio cinematográfico dudoso, pero a quien quiero mucho, me ha escrito hoy esto:

"Tú puedes escribir ésto en tu crítica de turno. Es una película sucia, oscura y aburrida. Con un lobezno que se rejuvenece con los años aunque con saltos fisicotemporales absurdos. Con algunos actores que no saben cantar. Estética fea. Es la típica película horrenda que todo el mundo admira porque se va a llevar mil Oscars, pero que a nadie le ha gustado (como las homorroides que tu tienes). Si tienes huevos huevos de reconocer esta gran verdad y publicarlo en tus "criticas" y mandarme el enlace para que lo vea, te invito a algo cuando vengas, si no, pues también.
Besitos y buenos días!!!"

Hay gente para todo.

No soy muy afín a los musicales, y menos subtitulados y con una duración de más de 150 minutos...

Yo soy más de acción e intriga...

Pero he leído con atención gran parte de las críticas y lo que más se quejan en común es del abuso de los primeros planos, de una cámara temblorosa, y de que es un espectáculo vacío de emoción con aparatoso y torpe envoltorio.

Pues qué quieres qué te diga. Una inmensa puesta en escena, un enorme trabajo de actores no cantantes profesionales, dejándose el alma con voz en directo, en una historia muy depresiva y que tiene muchos cabos sueltos (en eso estoy de acuerdo, las reacciones de los protagonistas a veces no son coherentes, no sé con el libro, al menos en el argumento de cine es así), pero con un grandioso espectáculo visual y sonoro sin discusión.

Que haya tantos primeros planos, si hay buenos actores dramáticos, ¿qué problema tiene eso? Y si se usan modernos recursos de cámara que se mueve en las secuencias, eso yo veo que le aporta dinamismo y viveza a la acción.

En definitiva, no es una obra redonda, pero sí muy digna, muy valiente en su riesgo, y capaz de sorprender y emocionar al espectador menos fan del género. Y eso es mucho...