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Antes del anochecer

Romance. Drama La tercera parte de la trilogía se desarrolla en Grecia. Nueve años después de su segundo encuentro romántico, el destino vuelve a unir las vidas de Celine (Julie Delpy) y Jesse (Ethan Hawke). (FILMAFFINITY)
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Críticas 167
Críticas ordenadas por utilidad
7 de julio de 2013
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de nada debo decir que mi opinión no puede ser objetiva, ya que está altamente influenciada por el cariño personal que le tengo a esta (ahora) trilogía.

Acababa de cumplir los 18 cuando una noche, a finales de los 90, vi por casualidad en televisión “Antes del amanecer”, la primera película de la saga. Desde aquella noche, Jesse y Celine me han acompañado y en cierto sentido han formado parte de mi propia vida sentimental, motivándola unas veces, reflejándola otras y adelantándola casi siempre.

Por casualidad, tenía más o menos la misma edad que los protagonistas de la primera película cuando vi la segunda, “Antes del atardecer”. Y ahora, que soy un treintañero como ellos cuando paseaban por París, acabo de ver la última historia de unos ya cuarentones Hawke y Delpy. Historia que, obviamente, esperaba ansioso, con los riesgos que eso trae al poner muy altas las expectativas.

Tras ver “Antes del anochecer” sólo puedo resumir lo que siento con una palabra: agradecimiento. Agradecimiento por culminar la saga más auténticamente romántica de la historia del cine de una manera tan profundamente realista y sincera; sin cursilerías, sin clichés, sólo con sentimientos, experiencias y personajes de carne y hueso, como el amor que ellos retratan, el de verdad.

A ratos divertida, a ratos dramática y tan estimulante intelectual y emotivamente como siempre, es como ya ha comentado mucha gente el reflejo de un amor más maduro a la vez que, en mi opinión, más auténtico y por ello también menos idílico que en las anteriores obras. Un amor que ya despojado de adornos, ensoñaciones e ilusiones juveniles, se muestra al desnudo, con sus defectos, pero también con su más profunda esencia. Aquella que permanece cuando todo lo demás se desvanece.

La clave de todo, y a la vez el reto que deben superar los protagonistas, es saber ver esa esencia por encima de los defectos, problemas y frustraciones superficiales que acaban surgiendo en una relación.

Celine y Jesse se enfrentan esta vez a algo diferente a esas carreras contra el tiempo a las que nos tenían acostumbrados. Sin embargo, el tiempo continúa siendo importante en esta ocasión y, como ya es sabido, en el cine igual que en la vida, mientras siga quedando tiempo seguirá quedando esperanza.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vierseus
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15 de septiembre de 2013
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comentaba un amigo alguna vez durante el transcurso de ésta efímera vida que: "El verdadero amor no es otra cosa que el deseo inevitable de ayudar al otro para que sea quien es". Yo siempre mantuve una ligera distancia acerca de tales pensamientos, certeros o no, era algo que me producía mayor placer mientras me mantenía ajeno a las posibles respuestas que me albergara dichas cuestiones, aunque en algún momento todo se tornara del color de los recovecos más profundos...

"Sin las ilusiones y los sueños, a veces la vida pierde sentido"...

... La última vez que hable con ella parecía el crepúsculo de nuestras vidas. El mutuo conocimiento no solo lo hizo posible. Lo rebasó.

"Life is but a dream"

El amor es intensidad y por esto es una distensión del tiempo: estira los minutos y los alarga como siglos

Ésta última de Octavio Paz...
El_Chacal_Beat
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12 de julio de 2013
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
En los primeros minutos de 'Antes del anochecer', Celine le cuenta a Jesse una impactante historia que le ocurrió de joven: su padre mató a unos gatitos metiéndolos en una bolsa con éter y le ocultó el hecho hasta pasados bastantes años. El relato sobre los mininos marcó bastante a Celine. Pues bien, cuesta creer que Jesse todavía no supiera nada de todo eso. Y más sabiendo que son una pareja cuya coyuntura se basa en el diálogo y la complicidad. Se conocieron en un tren hace dieciocho años, 'Antes del amanecer', y pasaron una noche juntos paseando, platicando y seduciéndose por Viena. Se volvieron a ver en Paris 'Antes del atardecer', nueve años después, y volvieron a intimar a la espera de que saliera el avión de Jesse rumbo a los Estados Unidos; un avión que nunca llegó a coger. El resultado fue pasar de verse muy esporádica e intensamente a vivir juntos. En el momento que empieza la película ya sabemos que Jesse y Celine comparten existencia y tienen dos hijas en común, además del hijo de Jesse de su anterior relación. Son una pareja más; con sus trabajos, sus manías, sus problemas de convivencia, sus reproches, sus suspicacias, sus momentos unidos y sus momentos separados. Son una pareja más y ya no hablan con tanta banalidad e idealismo; ahora conversan sobre hijos, hijas, colegios, padres, suegros y el nostálgico pasado. Supongo que, por eso, a Celine se le ha olvidado contarle a Jesse la historia de los gatitos que tanto le afectó.

La cháchara ha cambiado. Ahora las arrugas de la convivencia y la vida en común han entrado a coger su sitio y a minar el encanto de lo esporádico. Si con veinte y con treinta años no había tiempo que perder, ahora tienen toda la vida por delante. Si antes había que conseguir, ahora hay que mantener. Sí, siguen dialogando (y qué diálogos), pero antes el tema era tan amplio como la enciclopedia universal y, en la actualidad, se ha convertido en un diccionario de bolsillo muy particular.

En 'Antes del anochecer' se vuelve a plantear la acción con un exiguo recorrido pero con gran contenido. Un día en Grecia nos sirve, de sobra, para saber la evolución de la pareja. Están de vacaciones en una isla helena invitados por un veterano escritor. En la cuna de la civilización, en el lugar donde las tragedias son parte de su idiosincrasia, en un país inmerso en una enorme crisis. Las escenas están contadas y los largos planos secuencia fluyen perfectamente por el Peloponeso como fluían por los márgenes del Sena. Los enigmas del diálogo los resolvemos perfectamente con lo que recordamos de las dos primeras obras de la saga y con nuestro propio reflejo. Eso es lo inquietante, el espejo que nos proponen los tres autores de la historia (Linklater - Delpy - Hawke) con nuestros propios encantos y desencantos irradiados; el fluir de las relaciones a modo documental que nos convierte en voyeurs de lo nuestro; pues nada será lo mismo, y menos si se empieza tan fuerte.

Esta vez Jesse y Celine no están solos. Comparten sus momentos con sus mellizas y con los anfitriones de su veraneo. Alrededor de la oriunda mesa se sientan todos los estilos de pareja: desde el amor recién conciliado hasta la viudez de los grandes apegos, pasando por las parejas que se dejan llevar hacia la incertidumbre. Sin embargo, en los protagonistas está el foco, son el centro de todo y una de las grandes dualidades amorosas de la historia del cine. Complicidad entre actores y personajes, Julie Delpy y Ethan Hawke están algo más que creíbles, pues Jesse y Celine ya son parte fundamental de sus vidas y, supongo, que parte de ella habrán pasado a la pantalla. No obstante, Hawke es también escritor y divorciado en la vida real (dedicándole a Uma Thurman su segunda novela) y Delpy es también, como Celine, activa políticamente, atea y cantante folk.

Antes de… lo que quieran. Pero que no paren, y más si los capítulos se separan casi por décadas. Queremos saber más. Queremos saber qué es de Jesse y Celine con cincuenta años, al igual que queremos saber qué será de nosotros. A positivar que, aunque la pareja se estanque un poquito, la saga sigue creciendo.

www.apositivar.com
A POSITIVAR
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6 de agosto de 2013
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vida es tránsito y ¡menudos problemas nos da eso! Porque cambiamos, y al cambiar nos damos cuenta de que hemos tomado decisiones. Decisiones que nunca llueven a gusto de todos y que por lo tanto incomodan. Aún más si se intentan esconder debajo de la alfombra, ya que la alfombra terminará por abombarse y todo el mundo se percatará de ello.

Y de eso va “Before Midnight”. De las decisiones que se han tomado a lo largo de 18 años y que han cambiado la vida de los personajes. Cada elección hecha cierra más puertas de las que abre, y si en “Before Sunrise” había multitud de posibilidades en la vida de ambos personajes, ahora todo eso se ha esfumado y nos encontramos con la vida de una pareja que recuerda los días por lo que a sus hijas les pasó o por lo que ellas hicieron. La persona como individuo ha quedado hundida y las conversaciones ya no tratan del amor platónico, sino de si una máquina podrá sentir más que un humano en un futuro cercano. Porque actualmente la tecnología con sus watsaps y sus skypes ha dejado obsoleta la historia de amor de la que forman parte Celine y Jesse. ¿Quién se creería ahora que estuvieran 9 años sin hablarse entre la primera y la segunda película?

No sólo son las decisiones las que mueven la película, sino también el cansancio. Las historias se han convertido en anécdotas con el paso del tiempo. Lo que antes eran miradas furtivas mientras el otro volteaba la cabeza ahora son amagos para desviar un beso inocente. El amor ha dado paso al sexo. Los libros que antes hablaban sobre el amor ahora hablan sobre grupos que padecen enfermedades mentales. Todas esas reflexiones llevan a esta película a su cenit porque hemos visto cómo los personajes han cambiado. Hemos asistido a su proceso de maduración. Esta película de manera aislada no nos conmovería ni parecería gran cosa. Sin embargo ahí están “Before Sunrise” y “Before Sunset”, alienadas con esta sobre la que escribo en una progresión perfecta que no entiende de terceras entregas malas.

Como últimas palabras he de admitir que si dentro de 9 años el señor Linklater se anima a continuar este periplo, que ha dejado aquí mejor atado que en las anteriores entregas, haría un gran favor a aquello que nos gusta llamar séptimo arte.
rub92sanchez
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16 de septiembre de 2013
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya tenía ganas de ver cómo se encontraban de nuevo Julie Delpy y Ethan Hawke. Pero quería ver esta tercera entrega, más bien, porque la gente la criticaba muy bien. Además, críticos la aclamaban, decían maravillas. Todos, sin excepción, salían complacidos de los cines: “Veámosla, pues”, pensé yo.

El fuerte de la película es sin duda su reflexivo guion. La cantidad de diálogo en una sola escena se multiplica por tres respecto a cualquier otra película, y por dos respecto a sus antecesoras. Dan caña y juegan con los sentimientos de los espectadores metiéndose en temas entrañables y que llegan a todos los que lo ven. Las interpretaciones de los dos protagonistas son dignas de admiración. Alguien que haya visto las películas anteriores se dará cuenta de que el entusiasmo y el romanticismo que se manifestaba –no sólo por los actores, también por el guion- no solo no desvanecen, sino que aumenta en consecuencia del paso del tiempo y la experiencia de los protagonistas como pareja y padres. Jesse (Ethan Hawke) tiene un hijo casi perdido del que preocuparse en América y dos gemelas muy lindas de las que preocuparse en Europa. Su ambición por sentir lo que sentía con Celine es más decepcionante, pero demuestra que sigue siendo el apasionado chico que lucha por salvar la relación. Y en la última escena lo ves tan claro que hasta te apetece llorar. Celine (Julie Delpy) quiere ayudar a Jesse en cuanto a su problema filial, defiende la idea de que siendo el chaval un adolescente, no hará tanto caso a su padre como éste querría. Pero también protesta porque no está tan pendiente de sus hijas como de lo que está ella misma.

Los temas a tratar en la película no son para nada escasos. Y es que en una escena puede haber conversaciones espontáneas e imprevistas que traten temas totalmente diferentes; que estén hablando de literatura o historia y sin que notemos un cambio brusco de situación, se pongan a hablar de sexo, de la sociedad o del problema filial con Jesse. Y hay una atmósfera –a ratos tierna y tranquila, como en otros desquiciante- entre los personajes que te sientes como si fueses uno más en la escena, incluso puedes llegar a comer una palomita y pensar que es un delicioso y crujiente trozo de pan reposando en el centro de la mesa de la película.
Pero hay que tener mucho cuidado. Si vas al cine decidido a que la película llegue a ti sin más, puede que te deje indiferente, es más, hayas perdido dos horas oyendo cosas que puedes oír en tu propia casa. Pero si estás enterado de las anteriores películas (Antes del amanecer y Antes del atardecer), o eres capaz de sumergirte dentro de la película como si de un mar muy profundo se tratase, entonces disfrutarás y te emocionarás. Es por eso por lo que no le doy más nota a Antes del anochecer. Creo que una película que consideras buenas debe llegarte desde el primer fotograma que sale hasta el último. Quizás ocurra que tengas que seguir viendo, también es cuestión del momento en que la ves.

Sin embargo, brindo por el trabajo realizado por los guionistas -Hawke, Delpy y Linklater-, porque han conseguido que me sienta bien durante casi dos horas de película. Es recomendable para todos aquellos que quieran alimentar su espíritu guiado por el romanticismo y vivir la realidad desde otro punto de vista. Es para mí una de las películas más reales y profundas que se van a hacer en este año. Pero démosle tiempo al tiempo…
Sergio PR
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