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The East

Thriller. Acción. Intriga. Drama Sarah Moss (Brit Marling), empleada brillante de una poderosa compañía, debe cumplir una misión: infiltrarse en un grupo anarquista de ecologistas radicales que están creando problemas a algunas grandes empresas en venganza por su contaminación de la naturaleza y el medio ambiente. El problema surgirá cuando el carismático líder de la banda ecologista (Alexander Skarsgård) se enamora de ella. (FILMAFFINITY)
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Críticas 41
Críticas ordenadas por utilidad
20 de diciembre de 2013
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El reparto me llamaba mucho la atención y eso fué lo que me llevó a verla y descubrí que la idea es diferente e interesante. Tiene momentos muy profundos y otros totalmente patéticos. Cuando comienzas a verle algo muy interesante te sorprende y rápidamente lo estropean con escenas tontas o sin sentido que no pegan. Me hubiera gustado que se vieran más golpes a grandes corporativas ya que son lo mejor de la cinta. No digo que los momentos románticos o de reflexión no estén bien pero escasea lo mejor que aporta la historia, que es la realidad de lo real que nos transmite. Y aunque parezca exagerado, nada de eso es aun peor de lo que lo pintan en la cinta y no nos damos cuenta o mejor dicho preferimos mirar hacia otro lado y que se ocupen otros. Algo muy triste.
Lo mejor: La realidad que nos muerta es dura pero real.
Lo peor: El juego de la botella. ¿Que tienen cinco años?
Mejor escena: Juzgando a un padre.
Las frases: Miro por que no quiero mirar.
Puntuación de 6 sobre 10.
tony86rc69
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1 de diciembre de 2013
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película está bien, sin más. No es un peñazo, pero si que te queda la sensación de que le falta chicha, de que está desaprovechada. En cualquier caso, pasó bastante desapercibida por cartelera y creo que tampoco lo merece con lo que hay últimamente

Partimos de una temática bastante original. Que yo sepa, no hay ninguna película anterior que haya tratado el ecoterrorismo, y creo que puede dar bastante jugo con el debate ético/moral que puede generar. Obviamente, lo del agente que se infiltra en un banda si que lo hemos visto más veces y en diferente tipos de bandas: en la mafia (infiltrados), atracadores de bancos surfistas (Le llaman bodi), etc... Pero en estos casos, se trataba de delicuentes que actuaban solo para su bien, estaba claro que eran los malos. Sin embargo en The East, actúan de forma más altruista: Defender nuestro planeta. O más bien atacar a quien ataca nuestro planeta. La pregunta moral sería hasta donde deberíamos llegar para defender esta noble causa, ¿el fin justifica los medios? y tras ver la película, no me hice estas preguntas. Y ahí es donde considero que pierde puntos la película.

Se supone que la protagonista si que se empieza a hacer estas preguntas, pero no está muy claro. Parece que tiene más dudas en enamorarse o no del líder de los terroristas. Y considero que este problema surge principalmente de que los personajes principales no están bien definidos:
1. La agente infiltrada no sabemos nada de ella, solo que estuvo en el FBI y ahora su trabajo es infiltrarse en este grupo terrorista. No sabemos nada de su opinión respecto al ecologismo. Solo parece felizmente casada, pero el matrimonio se va al garete poco a poco, y apenas si explican porqué.
2. Del líder terrorista solo sabemos que quedó huérfano y con mucha pasta. ¿Que le hace dar el paso al terrorismo ecológico? No lo sabemos.
3. Del personaje de Ellen Page tampoco sabemos mucho más. Aunque eso no quita que Page haga un gran trabajo como suele ser habitual en ella.
4. El médico del grupo, sabemos algo de su pasado, y si que te cuentan porqué está ahí. Pero en este caso pecan de personaje muy estereotipado.
En resumen, en la mayor parte de los casos, no sabemos como los terroristas llegan a ese fanatismo que les hace creerse superiores moralmente al resto.

También han sobrado ciertas escenas, como la del rito de iniciación en la banda, que además creo que explican mal cual era su significado (para mi es que solos no podemos hacer muchas cosas, pero ayudándonos unos a otros sí) o la del jueguecito de la botella, que sobra de todas todas. Otro punto que desaprovecha la película es como puede afectar un trabajo del tipo de la protagonista a su vida familiar y personal. Sí, al final el marido se cansa de la situación, pero lo hace de golpe y porrazo.

Tras ver esta película deberías de salir indignado. Compartir o no compartir lo de que el fin justifica los medios, que es el gran interrogante que debería dejar. Pero en definitiva salir cabreado y con dudas. Y no lo consigue. Al final la película deriva en un thriller más. Y considero que gran culpa la tiene en tener que meter la muy vista historia de amor.

En cualquier caso, aunque merece la pena verla, no deja de ser una película más de lo que pudo haber sido y no fue.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Madhero
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11 de enero de 2024
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con un desapasionamiento pocas veces visto, como si le hubiesen extirpado las emociones quirúrgicamente, “The East” hace virtud de la sobriedad, virtud, de modo que la extrema frialdad con la que se desarrolla su trama de infiltrados expuestos al Síndrome de Estocolmo le otorga un aire de objetividad que redunda en una especie de credibilidad. Si ese afortunado enfoque fue premeditado o consecuencia de tener a un reparto poco dado a la expresividad puede ser un debate tan fascinante como irrelevante: el resultado es positivo, con un thriller que, si bien plantea muchos lugares comunes, al menos se molesta en encontrar un escenario poco transitado como es el de una organización de extremismo ecológico (en la frontera con el ecoterrorismo) “atacada” por una consultora privada.

Se agradece un tratamiento de todas las partes con mucho sentido común: ni los ecologistas son zumbados que denuncian que los gallos violan a les gallines ni las multinacionales son la Gestapo. Entre lo exótico de la historia, lo riguroso de su tono, lo correcto de su ejecución y un desarrollo bastante razonable (aunque se traicione un poco al final), la película se deja ver con intriga y curiosidad hasta el punto de no prestar demasiada atención a sus inclinaciones moralizantes ni en uno ni en otro sentido, simplemente por el puro entretenimiento de ver por dónde va la cosa y cómo termina.
OsitoF
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13 de enero de 2015
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
A ver si nos aclaramos. No sabía absolutamente nada del film. No he visto la anterior del director. Me informo un poquito. “Pues no la ponen mal”. Thriller ecológico. La chica de la peli es la de Otra tierra y firma también el guión. Empieza la película y tiene ese acabado instagrameado que tanto gusta al cine independiente americano: contraluces a saco, planos forzados en pos de la imagen flamante, utilización del filtro Rise y actores situados de tal forma que cada fotograma parece la portada de un disco. Personajes con un enorme mundo interior que miran al infinito y que ponen un rictus inexpresivo pero con fuerza. Nunca se ríen porque las cosas no están para carcajear. El secundario cómico está anticuado. Es un film de suspense pero la investigación es lo de menos porque lo importante es la parte humana.

La protagonista se llama Sarah Moss y es una exagente del FBI que trabaja para una empresa privada de investigación contratada por grandes empresas para luchar contra el terrorismo anticorporativo. A Sarah se le encomienda la misión de infiltrarse en un grupo anarquista-ecológico que atenta contra las multinacionales cuyo trabajo afecta a la salud pública o al ecosistema. The East, que así se llama el comando activista, utiliza el ojo por ojo como modus operandi y su proclama es: “Somos The East. No nos importa cuánto dinero tengas. Queremos que todos los culpables experimenten el horror de sus crímenes. Si nos espías, te espiaremos. Y si envenenas nuestro hábitat, envenenaremos el tuyo”.

The East es película de infiltrados con cierto síndrome de Estocolmo. The East es película de denuncia de las sociedades empresariales que se la suda las consecuencias de sus malas prácticas. The East es película de comuna que vive en lo profundo del bosque, juegan a la botella, se bañan en una charca, comen alimentos de la basura y están contra el sistema. El problema es precisamente ese: el grupo. Una pandilla de hippies ajados que no te acabas de creer. Infantiles en su día a día y adultamente reivindicativos en su forma de actuar. Su aparición en escena no puede quedar más involuntariamente cómica: su manera de vestir, sus barbas a lo Conde de Montecristo y sus ritos a la hora de sentarse a la mesa son algo grotescos. Coincide que todos los miembros de The East a los que se les da algo de chance son hijos de papá, de ahí que de vez en cuando se encuentren un iPhone en el bolsillo; porque una cosa es ser un activista ecológico que come de lo que le da la naturaleza y se asea en un lodazal y otra es no tener Facebook. Y la historia de amor que no falte. Pero tranquilidad, porque para eso tenemos un software de guión conocido como Calzador 5.0.

Queda claro que la cosa no me acabó. Pero, todo hay que decirlo, la cosa levanta algo el vuelo cuando el grupito deja de hacer sus fuegos de campamento para enfrentarse a las acciones de calle, momento en que The East empieza a tener una evolución más compleja (sin pasarse), tanto a nivel personal como grupal. El problema es que para mí ya era tarde. A positivar el papel de Patricia Clarkson, la jefa de la empresa de seguridad para la que trabaja Sarah, la cual, en sus pocas apariciones, deja claro que el idealismo está reñido con el dinero y lo inhumano que puede ser trabajar para empresas inhumanas.

www.apositivar.com
A POSITIVAR
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15 de diciembre de 2016
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Solemos pensar que un país se percibe en una única forma; social, política o económica.
No tendría sentido que fuera de otra manera, teniendo en cuenta todos los factores que lo componen, y la delicada conciencia social de todos los que lo habitan.

'The East', sin embargo, invita a contemplar los países de diferente manera: como visiones impuestas que a menudo esconden otras verdades más realistas bajo su superficie, pugnando por salir si nos informamos lo suficiente.
Sarah, una fantástica Brit Marling, sentencia en un momento "siento como si hubiera estado de vacaciones en otro país", y realmente apenas se ha movido del sitio. Hasta ese punto llega la brecha entre cómo se percibe por la élite acomodada o de clase media, y la más concienciada impresión de desfavorecidos o grupos radicales como el que da nombre a la película.

Pero 'The East', lejos de glorificar dichas organizaciones, desarrolla la relación de Sarah dentro de ella de la manera más aséptica posible: no hay rastro de radicalismo ni ideas salvajes en sus conductas, tan solo comprensión y lógica a la hora de llevar a cabo sus objetivos.
Zal Batmanglij quiere que entendamos a gente que para los medios habituales serían simples terroristas, y evita el cómodo blanco y negro, buscando las aristas dentro de un molde preparado. Benji, el líder de The East, no podría ser más calmado, lo más alejado posible de la imagen de gurú violento que proyectan de él quienes no le conocen.

Sarah, como inesperada turista en ese país extranjero que le muestra la organización, se da cuenta así de lo engañada que había vivido por sus superiores, que la piden respuestas, mientras su nueva familia de acogida simplemente plantea las preguntas adecuadas.
Claro que la sombra de la duda no deja de planear sobre sus acciones: ¿de verdad The East es tan revolucionaria como parece? ¿sus líderes y manos ejecutoras no están tan manchadas de sangre como las de los jerifaltes de las organizaciones que ajustician?

Tras un concreto acto de venganza de The East contra una empresa distribuidora de un medicamento tóxico, en el que entran en juego la moralidad de quitar una vida o perdonarla, dichas preguntas parecen menos fáciles de responder que nunca.
Y luego será aún peor: los lazos familiares, los padres de una de las integrantes, entran en juego para demostrar que, incluso en los radicalismos, merece la pena hacer algo arriesgado solo porque te lo pide tu hija.

Sarah acabará aprendiendo que existen países sobre países, cada uno con sus leyes y normas, ciegamente desconectados de lo que puedan pensar otros.
Y, por lo tanto, la posición en la frontera sería la única deseable: la más equilibrada, la que no mata ni deja matar, porque confía en que, si queremos, podemos encontrar un camino común.
Charles
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