La bicicleta verde

Película dirigida por la primera mujer que hace cine en Arabia Saudí. Sencilla y fresca, a la vez que crítica, nos cuenta la historia de una encantadora niña que debe enfrentarse en su vida diaria, y sobre todo en el colegio, al fanatismo religioso y a las costumbres que degradan a la mujer y las convierten en meras sombras. Al contrario que otras cintas árabes, recuerdo por ejemplo a Buda explotó por vergüenza, este largometraje contiene muchos elementos que nos harán salir de la sala de cine con una sonrisa. Una mirada autobiográfica de la sociedad saudí con visos de esperanza.

Magnífica crónica de cómo las mujeres están literalmente asaltando todos los ámbitos de la humanidad moderna. A través de un elemento tan sencillo como el deseo particular de una niña, la narradora nos cuenta la revolución larvada que se da en Arabia Saudí, donde conviven al menos tres mentalidades femeninas: las que comulgan con el sistema sacando partido de él, escondiendo los comportamientos tan hipócritas como rentables que les permite su estatus asociado a la sumisión religiosa más extrema; las que no tienen fuerza suficiente como para romper todas las cadenas inculcadas en la infancia (pero quieren lo mejor para sus hijos); y las jovencitas que solo desean pedalear hacia un progreso emancipador, lejos de la pesadilla machista, retrógrada, culturalmente aburrida. En el fondo, es también una historia de reconciliación entre sexos, en la cual la bicicleta verde simboliza el salto generacional de carril, además porque sí, porque basta el concepto de humanidad como razón para auto-concederse toda legitimidad.

La cinta es una producción modesta en cuanto a medios; pero no tanto en cuanto a concepción: sigue la senda de esas realizaciones correctas, muy preocupadas por escoger muy bien la relación personaje-escenario con el fin de retratar cada porción justa de realidad, dejando para los momentos cruciales lo verdaderamente emotivo. Llama la atención la dirección de actores: en algunos momentos, da la impresión de que les permite tanto ser ellos mismos que se nota un poquito que actúan, como si se quisieran preservar todas las naturalidades de una primera toma (prisionera pues del miedo a escoger e incluso a promover las siguientes, que ya serían hechas con más conciencia por parte de los actores, con el riesgo de perder cierta frescura necesaria). Las dos secuencias que preceden al final constituyen pura magia: pocas veces podremos ver a través de planos tan íntimos una conversación entre mujeres que se pasan el testigo sin sonar a discurso, sin dejar de aparentar las edades que tienen y aportando los ladrillos finales a la construcción de la historia; casi nunca encontrarán que dos detalles lumínicos separen mundos enteros a tan poca distancia dentro de una imagen. Y ya el desenlace constituye, sencillamente, una celebración.

Hace poco he visto esta película y ha sido una grata sorpresa. Es inevitable destacar los datos que la preceden, porque es una película de muchas “primeras veces”. Es el primer largometraje de ficción hecho en Arabia Saudí, la película representará por primera vez a Arabia Saudí en los Premios Oscar, y curiosamente es dirigido por una mujer musulmana. Todo un reto en un país con tantas restricciones para las mujeres, sólo teniendo en cuenta el dato de que la directora tuvo que filmar algunas escenas desde un carro, ya que no es permitido hacer muchas cosas a las mujeres. La directora Haifa Al-Mansour, quién ya tenía en su portafolio algunos cortometraje, registra su ópera prima y primer largometraje con esta hermosa película, que desde ya es de lo mejor que he visto en este año 2013, que cada vez se pone mejor con los estrenos más esperados. “Wadjda” o “La Bicicleta Verde”, dirigida y escrita por Haifa Al-Mansour (basándose en la vida de su sobrina) cuenta la historia de Wadjda, una niña de 10 años con un espíritu libre y rebelde que debe sortear al vivir en una sociedad tan tradicional y represora. El sueño de Wadjda es poder montar una bicicleta, que en su sociedad está prohibida para las mujeres por poner en peligro la dignidad de éstas. La película aunque cuenta una historia muy sencilla, está filmada con mucho tacto y detalle, no puedo esconder mi emoción ante este tipo de filmes tan necesarios que engrandecen lo sencillo. Muy buena dirección, muy buen guión, una historia con muchos detalles escondidos, de los cuales la directora sólo sugiere algunas cosas para el contexto de su historia principal. Lo que para mí, engrandece aún más el filme. Hay tantas cosas que me han gustado del filme y tantas visiones y reflexiones que se pueden sacar, que se me hace un trabajo muy notable, que además nos muestra un entorno que desconocíamos, y del que podemos observar muchas diferencias con nuestra cultura, pero en lo que se refiere al ser humano, seguimos viendo la universalidad con todas las emociones, miedos y deseos que nos acompañan en nuestra vida, sin importar el entorno. Pero hay algo que refuerza mucho el filme, y son las excelentes interpretaciones del reparto, sobre todo de las dos actrices principales, quienes viven la película y parecen (al igual que la directora), estar reflejando sus propias vivencias y experiencias. En síntesis, una película hermosa, necesaria y un gran logro en sí misma. Muy recomendada.

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La bicicleta verde es una película bien narrada, con una realización sencilla, pero efectiva y una niña protagonista sin muchos dotes de interpretación, pero que posee un enorme carisma y fuerza. Así pues, este film recae en la mirada de su joven actriz principal Waad Mohammed, la cual ofrece una visión desde la niñez que ridiculiza a los mayores en una sociedad marcada por la agria cultura costumbrista. En este caso la de Arabia Saudí. Sin embargo, esta visión no se encuentra muy alejada de la occidental, ya que el eje de la trama reside en la relación paterno-filial y la gran distancia conceptual que existe del mundo entre la despreocupada infancia y la rigidez adulta.

La directora saudita, Haifa Al-Mansour, deja en su primera andadura en el cine, una película cálida, atrevida, en algunos momentos divertida -pese a lo que explica- y que el espectador ve a gusto. Sin embargo, el film no traspasa las fronteras de lo emocionalmente convencional y se queda, por desgracia, en una historia bien contada.

Mejor escena:
Precisamente se desarrolla en el momento en el que se une esa distancia entre los padres y los hijos. Las dos mejores escenas son las reuniones entre la madre y la hija en el balcón: en la primera interiorizan y en la segunda, con fuegos artificiales a sus espaldas, se hacen cómplices de sus vidas.

Coincido con la crítica de Meinster, pero agregaría que además esta película "políticamente incorrecta" me ha despertado gran enojo por algo que, si bien conocía "a grosso modo", nunca había visto tan simple y claramente.
Que hoy en día se siga conviviendo, comerciando, visitando, etc. países en los que sus gobernantes, amparados en atávicos, retrógrados y repudiables valores y tradiciones religiosas y culturales violatorias de los más elementales derechos humanos, es infamante. Que occidente lleve décadas "dándole de comer" a esos mega millonarios jeques petroleros, sinvergüenzas que someten, explotan y deningran a sus pueblos, nos vuelve cómplices del crímen que cometen. Y ní que hablar de todos aquellos - desde jefes de estado a banqueros y universidades - que les hacen reverencia para captar sus inversiones. En síntesis: utilísima película sobre un fenómeno cultural intolerable. La recomiendo.