La cortina de humo

El término "cortina de humo" es un término que define aquella situación en la que para desviar la atención ante un hecho de cierta importancia, se monta una parafernaria alrededor de otro hecho no tan importante o inventado. Esto, que es una práctica bastante habitual en el mundo de la política, le sirve a Barry Levinson para mostrarnos una pretendida ácida crítica ante el papel de que tienen los medios de comunicación en el mundo de la política.

Unos dias antes de la elecciones, una estudiante acusa al Presidente de haberse aprovechado sexualmente de ella. Ante el peligro de perderlas, uno de los asesores del presidente contrata a un productor de Hollywood para desviar la atención de los votantes hacia una guerra inventada. A partir de ahí, ese productor logrará superar cada una de las complicaciones que le irán surgiendo.

Este largometraje trata de dejar en evidencia los tejemanejes y oscuros asuntos relacionados con el poder: la ambición, nuestra mayor lacra, corroe nuestra sociedad haciendo que los que se les supone que tienen que velar por nosotros cometan todo tipo de atrocidades para mantener el poder. Desgraciadamente, en vez de haber tratado este asunto desde un punto de vista estrictamente serio, el director trató de darle un punto de humor rocambolesco que consigue desviar la atención del problema hacia las exorbitantes situaciones que se producen. La credibilidad se ve mermada aún más por un sobreactuado Dustin Hoffman y un Robert de Niro que parece de todo menos lo que debe de parecer: un oscuro y sin escrúpulos asesor. Para colmo de males, aparece alguna que otra circunstancia que llaman la atención por su poca credibilidad.

Por el resto, se trada de una película bastante bien contruida en todos los aspectos menos en la aportación de los actores. Dustin sobreactuado, Robert interpretando un papel distinto, Anne infrautilizada, y Woody patéticamente ridículo.

Va de cine mas que recomendable para ver, disfrutar y pensar.
Una excelente película que muestra hasta que punto podemos estar siendo manipulados en la formación de nuestras opiniones. En este caso, en lo relativo a la elección de un presidente del gobierno (EE.UU. de Norte America).
La ficción y la realidad son una percepción del individuo y de las masas. Los estados de opinión se conforman a partir de ideas fuerza elaboradas en centros de poder globales, donde son debidamente 'trabajadas' por los grupos de interés que dominan los Media, las agencias de información y la formación de los estados de opinión mundiales y locales de masas.
La primera parte de esta película es impactante, por lo verosímil; de la mitad para adelante la 'broma' va perdiendo pie y deriva en una gansada enrevesada e increíble, nuca mejor dicho; es como si director y productor hubiesen debido, finalmente, acabar haciéndolo mal para así restarle credibilidad al 'producto'... Impresiona y es de lo mas recomendable.

No es mala, es incluso original, ya que aborda una temática bastante interesante desde uno de los puntos de vista más exagerados; pero no tiene gran chispa, ni gran emotividad, ni termina de hacer gracia.

Aunque según De Niro, si algo no hace gracia, se dice por la tele que es gracioso y entonces será gracioso, ¿no?

Considero que hay que ver esta película porque todo lo que lleve el sello de estos dos actores principales merece ser visionado, aunque sea sólo para poder decir con certeza que la cinta no vale un duro. No es el caso, pero tampoco es especialmente buena. Me esperaba bastante más.

El director Barry Levinson plantea en este film, una situación aparentemente absurda (sobre todo por la exageración del planteamiento) pero con tantos puntos de contacto con la realidad, que el pretendido absurdo da mucho que pensar: Un presidente a punto de ser reelegido es pillado en un lío de faldas (les suena a alguien conocido?). En la trastienda de la Casablanca (o sea, la CIA), se plantean realizar una maniobra de distracción para desviar la atención. Dicha maniobra consiste en inventarse una guerra con un país poco conocido. Para realizar dicho montaje quien mejor que la fábrica de los sueños: Hollywood.
Levinson, bien ayudado por un guión escrito por Hilary Henkin y David Mamet, nos sitúa entre bastidores para que el espectador vea como se organiza un montaje destinado a manipular a la opinión pública. Entre los organizadores tenemos a un silencioso agente de la CIA (Robert de Niro), y a un histriónico productor (Dustin Hoffman). Este contraste acentúa aún más la verborrea del personaje interpretado por Hoffman, y cierto punto de comicidad con el que está impregnado todo el relato. Y es que en ningún momento el realizador parece ocultar que se trata de una parodia, con lo que todo está deformado, agrandado, exagerado...o no?
La producción y la imagen tiene un corte más bien convencional, rodada con agilidad y acompañada de una pegadiza canción compuesta por Mark Knoffler, sus imágenes nos retratan de forma eficaz cómo se gesta una manipulación en un oscuro despacho de la Casa Blanca (nunca vemos al presidente, aunque sí a una de sus ayudantes interpretada por Anne Heche), y como se pone en escena dicha mentira, sirviéndose de todos los elementos necesarios (prensa, televisión, guerras, héroes solitarios, etc) como si de una película se tratara. Una película sin Oscars, ni premios, y que toda la opinión pública se traga sin rechistar (con el beneplácito de los medios de comunicación que colaboran "por el bien del país"). Demostrando que gracias a los "mass media" no es nada difícil engañar al ciudadano.
Con todo, lo mejor del film son sus excelentes diálogos, en especial los que comparten De Niro y Hoffman, verdaderos artífices de la gran mentira. Alrededor de sus conversaciones, junto a la escenificación del gran montaje que preparan, subyace la idea del uso que dan los políticos de prensa, radio y televisión, y como se sirven de ellos para contar lo que les interesa o desviar la atención si se da el caso. Y todo ello, contado en un film simpático, con algún momento ciertamente divertido (como el protagonizado por Woody Harrelson), que no pretende ser discursivo ni didáctico pero cuyo mensaje cala hondo.

Asusta pensar las veces que habremos sido engañados con argumentos parecidos a los de esta pelicula, evidentemente no tan exagerados pero si con la misma intención de desviar el foco informativo. "La cortina de humo" es una pelicula donde un grupo de gente del gobierno tiene que inventarse una guerra porqué el presidente americano ha cometido un desliz amoroso que le pueden costar las elecciones, todo contado en tono de comedia muy exagerada, y ese es el gran fallo del guión, con un punto de partida interesante y divertido va perdiendo fuerza hasta un final demasiado esperpéntico. Podria haber sido una excelente película protesta como "Los tres dias del condor" o "JFK" pero si es recordada hoy dia es grácias al excelente trabajo de Robert DeNiro y Dustin Hoffman y a un grupo de secundarios muy solvente donde destacan Woody Harrelson, Anne Heche y William H.Macy, supongo que la mayor parte del presupuesto fue utilizada en contratar a todos estos y se olvidaron de un buén guionista.
En resumen, demasiado larga y exagerada, se pueden y deben hacerse mejores comedias.