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Ocho apellidos vascos

Comedia. Romance Rafa (Dani Rovira) es un joven señorito andaluz que no ha tenido que salir jamás de su Sevilla natal para conseguir lo único que le importa en la vida: el fino, la gomina, el Betis y las mujeres. Todo cambia cuando conoce una mujer que se resiste a sus encantos: es Amaia (Clara Lago), una chica vasca. Decidido a conquistarla, se traslada a un pueblo de las Vascongadas, donde se hace pasar por vasco para vencer su resistencia. Adopta el ... [+]
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Críticas 464
Críticas ordenadas por utilidad
16 de marzo de 2014
29 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando Rafa (Dani Rovira), sevillano adicto a la gomina, se enamora de Amaia (Clara Lago), una vasca de armas tomar, no tiene el más mínimo reparo en recorrer media España para plantarse en el País Vasco e ir en su busca. Poco se puede imaginar este hincha del Betis que por amor se hace de todo, incluso hacerse pasar por vasco...

El argumento de "Ocho Apellidos Vascos" toma como punto de partida el esquema de comedia romántica boba en la que chico conoce chica, chico se enamora de chica y chico hace todo tipo de locuras por conquistarla. Pero la gracia es que los protagonistas de esta historia de amor son un andaluz y una vasca que son dignos representantes de los estereotipos que se suelen tener sobre los habitantes de estas regiones. Vamos, que él es el típico señorito andaluz, adicto a la fiesta, al fino y a las mujeres y ella la típica vasca, borde e independentista.

Hay una línea muy fina entre "humor" y "burla" así que es muy posible que haya gente que se sienta ofendida por la manera en que se pinta a andaluces o vascos. En mi opinión, los estereotiopos están llevados tan al límite que es imposible creer que alguien pretende algo que no sea reirse de nosotros mismos, pero ya sabemos que esto del humor es muy relativo siempre.

La película va creciendo a pasos de gigante, pero cuando llegamos al momento de los enredos surrealistas (tan típicos en este género) es cuando realmente alcanza sus mejores cotas. Desde el momento en el que aparece en escena Karra Elejalde (Koldo, el padre de Amaia) y el personaje de Dani Rovira se presenta ante él como Antxon, el novio de Amaia simpatizante de la izquierda abertzale, es cuando se suceden una serie de gags que ya quisieran para si otras películas españolas que se nos han vendido como la comedia del año.

La parte final es la más floja, quizá porque es en la que se ve más la sombra de la comedia romántica al uso pero, sinceramente, hay momentos tan divertidos en la parte central que no puedo por menos que ser indulgente con la película y darle un merecídisimo notable alto.

Quiero hacer una mención especial, por su valentía, a Borja Cobeaga y a Diego San José, los guionistas de la película. No es muy común encontrarse una película que toque el tema del conflicto vasco desde un punto de vista cómico y seguro que habrá gente que considere que se trata este tema con demasiada frivolidad. Dios me libre a mí de decirle a las víctimas como deben afrontar su dolor, pero a los que, por suerte, no nos ha tocado vivir de cerca esto, creo que nos viene muy bien poder reirnos de todo ello. Mejor el humor que el amarillismo, creo yo.

¿La recomiendo?: sí, sin duda. Cine español, así sí.

Más cine en http://losguiltysdepinguirina.blogspot.com.es/
Pinguirina
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3 de abril de 2014
18 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
PASO 1- Arranca la película como si fuera una versión faralaes del Club de la Comedia, pero no el original, sino el de Paramount Comedy, o sea la versión Lidl de chistes singraciosos, tópicos de cartón-piedra y los Morancos (con BSO de Los Del Río).
"Ojú, mi arma... ¿dónde está mi arma?"
Esta gracia en concreto no la sueltan, pero en ese nivel nos movemos.

PASO 2- Alguien debió encomendarle a un guionista sin inspiración que intentase engarzar deprisa y corriendo los 888 chistes fenomenales que el alma mater de la película fue recopilando en herrikotabernas y cortijos durante los años '70... De esa mala decisión surge uno de los hilos argumentales más endebles que haya visto en cine desde hace tiempo.
Si montamos una película a partir de incoherencias (chica-chico se conocen, se insultan, casi se golpean, y en la siguiente escena están metiéndose en la cama) (chica despierta, se viste, y escapa de una casa dejándose el bolso, todo en tres minutos y sin que se enteren los que están susurrando en la cocina) (chico se ha enamorado sin más, porque él lo dice, aunque ni siquiera se nota que se lo crea), lo que ocurre es que al menos yo pierdo la sensación de estar viendo una película.

PASO 3- Me invade un cosquilleo de rabia que hace que, durante un rato, las siguientes bromas graciosas (que las hay, a raudales) no consigan levantarme el desánimo...
Llegamos a Euskadi.
Quizá sean los aires de montaña, o haberme librado de los sevillanos de retranca, pero parece que ahora se respira mejor. A mi alrededor, hay unas 400 personas a punto de entrar en taquicardia a causa de las carcajadas. Está bien, acepto el desafío, voy a obviar los primeros 15 minutos de película, borrón y cuenta nueva.

PASO 4- Aparecen Karra Elejalde (aita Koldo) y los 8 apellidos vascos. Tal vez sea porque me he relajado, o porque el actor y el personaje se funden de maravilla, pero por fin me río, y no por contagio, sino porque empiezo a entender que la película se ha hecho única y exclusivamente como vehículo de lucimiento para este hombre de extensa carrera pero escaso reconocimiento (es lo que tiene componer casi siempre personajes que dan cierta grimilla).

PASO 5- Me sigo riendo. Ya no son carcajadas, pero sigo pasándolo más o menos bien. Me rechinan cosas otra vez, como El Metralletas y los "malvados abertzales" de viñeta de Ibáñez que elevan la caricatura a otro nivel... Por suerte, todavía sigue por ahí Koldo, y en menor medida pero graciosa a ratos Carmen Machi (Anne). Y Dani Rovira (Antxon) también tiene sus puntos, mientras que a Clara Lago le toca el personaje insípido (o quizá ella lo compone así).

PASO 6- Se acerca la recta final de un camino no demasiado extenso (se agradece la corta duración, más que nada por aquellos que se han reído desde el minuto 1 y ahora deben estar agotados, pobres). Introducen al gran Aitor Mazo como cura, punto a favor. Reaparecen los sevillanos de retranca, punto en contra. La balanza parece equilibrada, y aunque la cosa apunta a que va a ponerse un poco seria, todavía me arranca alguna sonrisa.

A partir de aquí, puede haber SPOILERS aunque poco significativos, porque esto no es El Sexto Sentido...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
JonasCrespo
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22 de marzo de 2014
24 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ahora que el cine está más barato, merece la pena aprovechar. Y como en el Cinebox del centro comercial Aqualon Puerto de Huelva la sesión hoy estaba a 4.90 euros (el día del espectador llega a estar a 3.70), y lo prefiero a la excesiva masificación del nuevo centro de ocio Holea, que tiene el fastidioso tirón de la novedad, pues hacia el Aqualon tiramos, y elegimos "Ocho apellidos vascos".
No nos hemos arrepentido en absoluto, pues nos hemos reído a carcajadas junto con el resto de los espectadores, que eran más de los que esperaba. Por suerte no había ningún metepatas en la sala de los que meten ruido y se burlan de la película, de esos que te crispan los nervios.
El choque y el antagonismo de los prejuicios "andaluz vs vasco" es satirizado en una serie de situaciones irónicas y descacharrantes propias de la buena comedia de enredos que deconstruye tópicos.
En un típico bar sevillano de tablao flamenco Amaia, una vasca recalcitrante con malas pulgas, conoce a Rafa, un saleroso sevillano no menos acérrimo, y entre ellos saltan las chispas en una noche de vapores etílicos. Cuando Amaia regresa a su tierra, él en un impulso decide ir a buscarla para devolverle el bolso que ella se dejó olvidado...
Diálogos que te sacuden el estómago a base de risas con ese humor alocado como un huracán de ingenio y grandes interpretaciones, y sana crítica a los estereotipos de la identidad geográfico-social-cultural, a las rivalidades y rencillas entre comunidades y a la manía de juzgar a los de ciertos lugares por los raseros nacionalistas.
Hasta que se conoce no ya al vasco o al sevillano o al cacereño, sino a la persona, y entonces va dando igual de dónde proceda, porque el corazón tiende a olvidar las diferencias y a encontrar los rasgos que unen a la gente que transita por los extraños y universales caminos del amor.
Vivoleyendo
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21 de abril de 2014
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Generalmente me pongo en lo peor cuando una película arrasa en las taquillas, sobre todo si es de "reírse mucho". Siempre me viene a la mente "El robobo de la jojoya", que fue record de taquilla hace unos años. El ejemplo viene al pelo en este caso, porque ambas películas tratan de aprovechar para la gran pantalla un producto anteriormente ofrecido en otro formato. Tanto el grupo Martes y 13, como el programa "Vaya semanita" me han hecho reír mucho, a mandíbula batiente. Pero luego viene lo mismo en dosis más alta y mantenida en el tiempo y la cosa hace flus con estrépito. Los sketches eran casi siempre geniales, pero mantener un argumento mínimo o inexistente durante hora y media es otro cantar. Y eso es lo que pasa en este caso. Hay chistes que funcionan, otros que no, y el conjunto es una fabulilla moral con final feliz y ninguna originalidad. Se salva la interpretación de Karra Elejalde, que hace de rudo marinero vasco con mucha autenticidad. Pero bueno, he cumplido con el rito pascual yendo en familia a ver la cinta a una sala de estreno, y me siento feliz de haber contribuido al mantenimiento del cine patrio con mi entrada.
Fuman2
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7 de junio de 2014
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cerca de 75 millones de dólares en taquilla que lleva recaudado el largo de marras. Ni boca-oreja ni leches. Esto duele.
El público de estos lares no ha evolucionado. En el fondo, lo que querían era el regreso de un humor como el de Paco Martínez Soria.

Y no digo yo que el film no sea simpático, pero de eso a auparlo al Olimpo taquillero hay un abismo. Tenemos un espectador que da ganas de deprimirse. Esto es una tragedia antropológica. Si los alienígenas aterrizan en Spain, que no pierdan el tiempo buscando -- basándonos en los gustos de la masa, aquí no hay vida inteligente.

¿La peli? Bien, gracias: humor muy blanco, corrección para todos los públicos y una puesta en escena visual ridículamente pobre, digna de la peor teleserie patria. En cuanto a la trama, esto es "Bienvenidos" al norte mezclado con algo al más puro estilo "Los padres de ella" (sí, hay por ahí ramalazos y momentos que claramente son sacados de alguna rom com made in USA). En cuanto a los chistes: puro "Vaya semanita". O sea: muy poca cosa.

Conclusión -- poca esperanza para el cine español. Si hay que hacer lo que el público quiere, está chupado. Localismos televisivos (si, por desgracia, la telecomedia nacional disfruta de buena salud en términos de espectadores) y a tirar palante, que además se puede hacer con low budget. De Bayona y compañía olvídense, que mejor están en Hollywood.
metabaron
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