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Apocalypse Now

Bélico. Drama Durante la guerra de Vietnam, al joven Capitán Willard, un oficial de los servicios de inteligencia del ejército estadounidense, se le ha encomendado entrar en Camboya con la peligrosa misión de eliminar a Kurtz, un coronel renegado que se ha vuelto loco. El capitán deberá ir navegar por el río hasta el corazón de la selva, donde parece ser que Kurtz reina como un buda despótico sobre los miembros de la tribu Montagnard, que le adoran como a un dios. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 343
Críticas ordenadas por utilidad
22 de enero de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Han pasado mas de 30 años de esta compleja película anti belicista, curiosamente con escenas usadas para motivación de tropas. En esta gran obra de arte con grandiosos actores que llevaron la locura de la guerra y el ser humano a la máxima expresión junto con un trabajo de dirección, montaje, logística y producción excelente. Destacar la fotografía y la música, que vista con el paso del tiempo es todavía mas valiosa ( obviando algunos planos detalle y primera persona un poco forzados). Obra mayuscula imprescindible para comprender las penurias del ser humano e intentar evitarlas.
Raúl Jimenez
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18 de febrero de 2013
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo cierto es que pocas películas de guerra he visto, no me gustan, me hacen odiar a todos los estadounidenses (y esta no ha sido una excepción en ese aspecto). Horrorizado, sí, es como estoy.

No podía dejar de preguntarme cómo tantas personas han sido capaces de trabajar en esta película sin meter cada 5 minutos una puñalada al sistema de señores de la guerra que Estados Unidos maneja. Debo pensar que son puñaladas sutiles. Debo pensar que Coppola odia realmente la guerra y hace prácticamente un ejercicio de masoquismo durante todo un año para retratarla como es.

Porque como piense que no le ha debido resultar difícil grabar esto y que incluso ha disfrutado, con sus surferos y su música de Wagner con olor a napalm; como piense que la pasividad de Willard ante los actos de su gente es como creen que debe ser un soldado; como piense que una sola persona adora esta película como muestra de lo gloriosas que son las guerras en las que uno de los bandos no tiene ninguna oportunidad... me escindiría de la raza humana.

Un auténtico descenso al infierno, peli de terror, retrato del lado oscuro del ser humano. No veáis esta película para disfrutar, porque no creo que tal cosa pueda hacerse.
Dayman
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12 de julio de 2013
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1979, Francis Ford Coppola entregó el espectáculo más abrumador, espeluznante y, si se quiere, extravagante, jamás filmado. El director echó el resto en este trabajo. Todo su trabajo, todo su talento y su prestigio se puso en juego durante un rodaje en Filipinas lleno de baches, falta de presupuesto y problemas diversos por doquier. Y el resultado fue una excelente película que, sin duda, está entre las mejores de toda la historia.
Francis Ford Coppola y John Milius escribieron el guión adaptando (muy libremente) El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad. Otra época, otra trama, pero manteniendo buena parte de la esencia del relato. ¿Cuál es esa esencia? Fundamentalmente, el regreso del hombre a su estado más primitivo puesto que todos somos lo mismo desde que el ser humano lo es, aunque disfracemos nuestra existencia de una forma u otra. Coppola traslada la historia de Conrad a la guerra de Vietnam, una guerra terrible en la que todo lo que sucede se confunde y termina siendo una misma cosa. La diferencia es el maquillaje, ese disfraz que justifica una crueldad o lo convierte en un acto atroz y punible.
Pero, también, del mismo modo que ocurre en El corazón de las tinieblas, el entorno es un personaje más, con su propia vida, con su coherencia, con su propio latido. Esto es algo que no puede olvidar el espectador.
El guión es espléndido. Alterna momentos de acción con otros de cierta tranquilidad, pero sin perder la tensión en ningún instante. Porque el personaje del coronel Kurtz (Marlon Brando) se va desarrollando sin aparecer hasta el final. Porque la evolución del resto de personajes va desarrollándose a la par. No se puede entender al coronel sin entender y atender a todos los que van apareciendo en pantalla. A todo lo que se enseña.
Desde el principio, Coppola hace una declaración de intenciones. El capitán Willard está siempre en el mismo lugar. Bien porque lo desea, bien porque lo sueña, bien porque, efectivamente, se encuentra allí. Replegado sobre sí mismo, ardiendo en su propio infierno. En él. Un hombre que se asoma al abismo de lo que es -Willard lo ha hecho- jamás regresa. Un abismo en el que todos tenemos parte o la totalidad. Lo sepamos o no.
Una fotografía impecable, una banda sonora convertida en símbolo y un despliegue de medios descomunal y bien gestionado son las señas de identidad de la película. La partitura de Carmine Coppola es inquietante, profunda; se salpica con temas de The Doors, Flash Cadillac, Richard Wagner y de The Rolling Stones, entre otros. La fotografía de Vittorio Storaro logra una conjunción perfecta entre luces, sombras y nieblas, que resaltan los estados de ánimo de los personajes a la perfección. Por otra parte el montaje de Richard Marks, Walter Murch y Gerald B. Greenberg (esta versión Redux la montó Murch) es una clase magistral. Por ejemplo, cómo presenta las escenas que van del ataque al barco en el que muere uno de los personajes hasta la salida de la plantación francesa, es extraordinario.
En Apocalypse Now Redux encontramos escenas inolvidables que ya están colocadas entre las más importantes de la historia del cine. También otras que no parecen ser entendidas del todo y son criticadas por romper el ritmo del conjunto sin aportar nada. Un ejemplo de las primeras es el ataque del regimiento de caballería. Helicópteros, música de Wagner y, sobre todo, el coronel Kilgore al frente de sus hombres. Robert Duvall interpreta el papel aportando una credibilidad impresionante. Y su personaje es el que aclara a Willard (encarnado por un Martin Sheen extraordinario) y al espectador algo fundamental: Si Kilgore está al frente de un regimiento nadie puede acusar a otro de estar loco o de ser un asesino (cosa que ocurre con Kurtz). Kilgore es capaz de arrasar una aldea para que sus hombres puedan practicar surf, no permite que un combatiente sea dejado a su suerte salvo que su propio interés aparezca y todo se reduzca a sí mismo. Es un ser cruel y terrible. Todos en Vietnam son así. Esta escena de la carga con helicópteros está rodada con maestría. Pocas películas bélicas han llegado a este nivel de claridad expositiva y de sentido en las escenas violentas.
(Sigue en spoiler por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
lavidadelreves
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10 de septiembre de 2013
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El horror de la guerra en una obra maestra absoluta con una de las escenas más memorables de la historia del cine: la del ataque de los helicópteros bajo los acordes de la música de Wagner La cabalgata de las Walkirias. Alucinante de principio a fin. Atención a la aparición del Coronel Kurtz-Brando. 10 de 10
Mats
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4 de marzo de 2014
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Obra cumbre de la cinematografía contemporánea.
Francis Ford Coppola, mezcla los diferentes elementos, tanto técnicos (fotografía, sonido, música, iluminación, etc.), cómo narrativos e interpretativos, con una maestría superior.
La guerra, con toda su crudeza, salvajismo irracionalidad, se presenta en éste caso como el entorno necesario y justificador, para el desarrollo de cada uno de los personajes, ...quizás también para el mismo. El terror psicológico, la redención, los rasgos megalomaniaticos, el querer "jugar a ser Dios" (cosa no muy difícil dentro de éste infierno), el cumplimiento del deber (por muy enfermizo que éste sea), el poder sobre la vida de los demás, codicionan, muchas veces hasta la irracionalidad el desarrollo dramático de cada uno de los personajes, ...lo reitero, no excluyo al director dentro de ésta situación.
Quizás, al final del rio y dentro de esta irracional, absurda y apocalíptica fiesta del sin sentido, el personaje más cuerdo y claro, sea el mismísimo Coronel Kurtz.
pabloamh
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