Peter Pan

No me canso de verla a lo largo de mi vida creo que es la película que más veces he visto, entretenida, divertida y entrañable, sin duda nadie puede quedarse sin ver esta película en algún momento de su vida, a los más peques seguro que no les enganchara tanto como a los grandes, creo que es ideal para ver a partir de una edad, una edad en la que ya eres adulto pero te niegas a enterrar por completo el niño que todavía llevas dentro, otra cosa positiva es la música, no molesta como en otras pelis Disney, los temas son divertidos no muy largos y acompañan bien a la película, no como en otras que la parte musical se lleva todo el protagonismo.
Una peli que tardaron mucho en hacer, pero que el resultado no pudo ser mejor, Peter Pan era una de las historias favoritas de Walt Disney, y en 1935 tenía la intención de que se convirtiera en su segundo clásico después de Blanca nieves y los Siete Enanos. Sin embargo este fue el largometraje número 14 de Disney.

Clásico entre los clásicos Disney, una de esas películas de toda la vida que todos hemos visto.

Es esta una brillante adaptación de la historia de Peter Pan (la mejor de todas las que se han hecho), a la que le añade los elementos necesarios para convertirla en una película sumamente entretenida y divertida.

La animación es magnífica, todo el apartado visual está realmente bien realizado. Se hizo un gran trabajo tanto con la caracterización y el movimiento de los personajes como con la recreación de Londres y la creación de Nunca Jamás.

Hay personajes inolvidables. Tenemos como protagonista y héroe a un Peter Pan que recuerda al típico niño americano de los años 50 (deseado por todas las chicas de la película). En el otro bando se encuentra uno de los villanos Disney más famosos y divertidos, el Capitán Garfio (quien guarda un gran parecido con Iñigo Montoya).

Y por supuesto tenemos la música, esas magníficas canciones que no solo encajan perfectamente con la historia (al contrario de lo que sucede en otras películas animadas cuando se meten los momentos musicales con calzador) si no que engrandecen enormemente la historia y la película. La magnífica escena sobrevolando Londres al son de Volarás es inolvidable.

"Peter Pan" es uno de esos clásicos imprescindibles en cualquier estantería de videoteca dedicada a la factoría Disney. Rodada en delicioso Technicolor, es una oda a la infancia y un tesoro para generaciones de espectadores. No obstante, creo que son correctas las apreciaciones de quienes inciden en que la compañía cometió un error al compartimentar a tantos equipos creativos el proyectos para secciones diversas. El resultado es descompensado.

La banda sonora es maravillosa y además muy pegadiza, destacando además que el equipo de doblaje norteamericano estuvo escogido a conciencia. En lengua castellana hay también una muy acertada adaptación. A pesar del encanto de la Isla de Nunca Jamás y la tropa de Peter, Campanilla incluida, tal vez quien se lleva la palma es el Capitán Garfio, un villano que habría que inventar de no haber existido.

A diferencia del texto original, le falta un toque de amargura. Aunque suene a provocación, suele ser conveniente en obras para toda la familia. Por ejemplo, durante los últimos años Pixar ha demostrado que una obra alegre y juvenil no está exenta de reflexiones profundas sobre el paso del tiempo y perdida de la inocencia. La propia Disney exhibía esa característica en "Blancanieves" y "Pinocho", por citar dos de los puntales.

Peter Pan escapa como de su sombra de ese cometido. Lo malo es que no resulta accidental o una laguna. Es totalmente intencionado. Eso no le resta nada como film entretenidísimo y carismático, pero si me impide darle el rango de obra maestra.

¿Quién no ha querido alguna vez ser Niño Perdido y vivir aventuras maravillosas en Nunca Jamás, permaneciendo joven para siempre?
El encanto de Peter Pan es inmortal y atemporal, y en gran parte debe su popularidad a esta película (aunque es imprescindible leer también la novela o la obra de teatro de JM Barrie). A pesar de que, comprensiblemente, no se respetara el final original que le dio su autor a esta historia, es un cuento maravilloso sobre el paso de la niñez a la adolescencia, sobre el paso del tiempo y sobre la importancia de ser uno mismo hasta el final.
Gran película de aventuras también, por cierto, y con personajes inolvidables.

De la productora Disney salió en 1953 otra de esas entrañables películas para niños, Peter Pan, cinta de animación dirigida con excelencia por Clyde Geromini, Hamilton Luske y Jack Kinney, con un guión escrito por varios autores donde se recrea la historia creada por por el escritor escocés James Matthew Barrie para una obra de teatro que se estrenó en 1904 en Londres.

La historia es la de Peter Pan como niño que nunca crece, que tiene diez años y no gusta del mundo de los adultos. Pan va siempre acompañado de de su hada Campanilla que desprende un polvo estelar que hace que el personaje pueda volar indefinidamente. Pan vive en el país de Nunca Jamás, una isla emocionante atestada de piratas al mando del capitán Garfio, sirenas, hadas, donde vivirá aventuras con sus amigos los Niños Perdidos.

Esta es una de esas películas que a un niño le queda grabada a fuego. Es emocionante, fantástica, divertida y además a mí me encantaba Campanilla o ‘Tinker Bell’ en la que veía el amor de mis sueños con esas alitas, tan mona y cinturita de avispa (buena).

Con el tiempo he caído en la cuenta que algunos críticos puristas denuncian que este clásico Disney pierde una parte importante del lado más oscuro del cuento escrito por Barrie, pero bueno, no lo veo mal. Ya sabemos que la historia de Peter Pan tiene incluso lecturas amargas, negacionistas o el fracso ‘psi’ de un niño que se resiste a crecer, etc. O sea, todo esto tiene muchas interpretaciones, correcto. Pero no hay que olvidar que esta película está pensada para un público infantil en una época, la de los cincuenta, donde no estaba el horno para la mínima truculencia o desvío moral. De manera que lo que para algunos es detestable, para mí es una virtud Disney, pues la cinta no está pensada para un Congreso de Sociología o un encuentro de psicoanalistas.

En definitiva, animación facinante con melodías cadenciosas y bonitas, Technicolor (no hay que olvidar este extremo que era entonces un avance), y que introduce al espectador en un mundo de alegría y estimulante imaginación.