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Cleopatra

Drama El victorioso general Julio César se ve obligado a visitar Egipto para evitar la guerra civil provocada por la falta de entendimiento entre Cleopatra y su hermano Tolomeo, que comparten el poder en Egipto. César, cautivado por la inteligencia y belleza de la joven, la proclama reina indiscutible de Egipto, y tras el nacimiento de su hijo, Cesarión, la convierte en su esposa. (FILMAFFINITY)
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Críticas 58
Críticas ordenadas por utilidad
21 de mayo de 2013
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El primer director de Cleopatra fue Rouben Mamoulian, quien llegó a dirigir algunas escenas, antes de que los productores se percatasen de un error descomunal: habían reconstruido las cálidas tierras egipcias en pleno invierno inglés, esto, unido a las legendarias enfermedades (meningitis, neumonía) de la protagonista, Liz Taylor, provocó tal pérdida de días de rodaje que se convirtió en el film más caro de la Historia aún antes de que existiera una secuencia entera. Cuando la Fox decidió llevarse los gigantescos decorados a los estudios romanos de Cinecittá, se apearon del proyecto los protagonistas masculinos Stephen Boyd (Marco Antonio) y Peter Finch (Julio César). Fueron sustituidos por Richard Burton y Rex Harrison. En cuanto a Mamoulian, la Taylor presionó para sustituirlo por Mankiewicz que había trabajado antes con la diva en “Suddenly last summer”, quien decidió llevar la obra a su terreno, un retrato intimista de la reina de Egipto, basando el guión en escritos de Plutarco, Shakespeare y Bernard Show, pese a que la productora dejó bien claro que quería una superproducción en toda regla.

Esta disparidad de criterios convierte a Cleopatra en una suntuosa paradoja. Mankiewicz pretende realizar un retrato serio y riguroso de la reina y su circunstancia; por otro lado, los magnates de la Fox imponen las exigencias de colosalismo a ultranza típicas del género: por lo menos una secuencia concreta y famosa, la entrada de Cleopatra en Roma, cumple la vieja máxima del “péplum”, dar al espectador un espectáculo descomunal. Posterirmente hemos sabido que con las dos partes, separadas por el intermedio reglamentario, Mankiewicz pretendía haber montado dos películas de tres horas cada una: la primera (César y Cleopatra) y la segunda (Marco Antonio y Cleopatra). La magnitud del proyecto explica que aparezcan en el mercado del coleccionismo fotos de escenas rodadas pero jamás montadas, escenas que, lamentablemente ya no ha sido posible localizar para la restauración más reciente de 243 minutos.

El director propone una visión de Cleopatra como mujer de Estado que utiliza sus atributos femeninos para conseguir sus propósitos, del mismo modo que lo es su condición de madre, se potencia la figura de Cesarión hijo de Julio César y supuesto heredero. Según afirma la historia, Cleopatra no era bella pero sí agradable, políglota, hábil e inteligente, Bernard show escribió: era tan ambiciosa como su larga nariz; Shakespeare la denominó “La serpiente del Nilo”. Mankiewicz extrae lo mejor de los actores, con unos diálogos soberbios en la continuidad de su estilo, desde la penetración psicológica. El cineasta consiguió el equilibrio entre la épica y el intimismo, aunque él se lamentaba, que nunca hizo la Cleopatra que quiso y siempre repudió la que “hicieron”, pues fue castrada en gran parte por el magnate Darryl F. Zanuck de la Fox.

Con todo, el resultado, y sobre todo la última restauración de cuatro horas que hoy conocemos, es un coloso del cine que aúna al mismo tiempo el gran espectáculo con una lúcida reflexión sobre la historia, sobre el poder y las pasiones amorosas. Fastuosa la dirección artística, el vestuario, espléndida la fotografía de Leon Shamroy (en Tood-Ao y Color “de luxe”), magistral la partitura de Alex North y del todo punto perfecto el trío protagonista, con una Liz Taylor que de la mano del director alcanzó sus mejores momentos. Un film legendario e imperecedero.
Antonio Morales
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13 de mayo de 2011
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos encontramos ante uno de los grandes clásicos del cine y como tal debe tratarse. En su día fue la película más cara de la historia del cine, hasta que en los años 90 llegó "Titanic" y la desbancó. Pero durante décadas, ningún film fue capaz de igualarla en las cifras millonarias.
Hay que reconocer que el dinero se nota en la ambientación del film. Los escenarios, vesturario, decorados... Todo está cuidado hasta el más mínimo detalle y tratado con una gran majestuosidad.
Memorable es la escena de la entrada de Cleopatra en Roma. Una escena única que impacta en uno y se le ponen los pelos de punta. Que una película de los años 60 sin utilización de los efectos especiales fuera capaz de crear las ciudades de Roma, Alejandría y el palacio de Cleopatra en esas dimensionas, hace que te quedes con la boca abierta.
Elizabeth Taylor consiguió con este film que todo el mundo memorizara en su mente la cara de la reina de Egipto con la suya. Uno piensa en este personaje, y automáticamente te viene el rostro de esta bellísima actriz. Ella realiza un magnífico trabajo, al que se unen un formidable Richard Burton y un buen Rex Harrison. Los tres forman un trío que ha marcado la historia del cine.
He de reconocer que la película está bien, pero sus 4 horas de duración resultan en algunos momentos un poco pesadas. Creo que a su director se le fue la mano alargando la historia en demasía, resultando una obra faraónica pero con algunos pasajes nada apetecibles.
En fin, película imprescindible de ver para todos los amantes del cine que disfrutarán con el auge y la caída de un imperio, y de como una mujer tuvo a su merced a la primera potencia mundial de la época. Una gran película que entretiene y que está llena de escenas memorables y únicas que no se olvidarán.
icaro_81
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10 de abril de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
No ha habido caso igual: una película que trascendió lo puramente cinematográfico, convirtiéndose en un azaroso culebrón con repercusiones sociales, políticas y económicas, que salpicó al mundo durante los tres primeros años de la década de los sesenta. La historia es compleja, plagada de sucesos rocambolescos, tragedias incluso (el director de producción murió de infarto durante el rodaje), dimisiones, expulsiones, actos de sabotaje, huelgas, avatares de todo tipo, imposible de resumir aquí. Baste recordar que todo comenzó con la pretensión de la Fox de conseguir un gran éxito comercial que sacara a la compañía de una prolongada crisis. Se acababan de estrenar dos películas “de romanos” con descomunal éxito: “Ben-Hur” y “Espartaco”. La Fox se fijó en la “Cleopatra” de 1934 y se propuso hacer un remake que la curara de sus penurias. A partir de entonces se inició un rosario de turbulencias: el presupuesto de 2 millones se convirtió en 44; Elizabeth Taylor enfermó gravemente, obligando a interrumpir el rodaje en varias ocasiones; los escenarios iniciales, construidos en Inglaterra, tuvieron que trasladarse a los estudios Cinecittá de Roma, después de haberse filmado algunas escenas; el reparto original fue totalmente modificado; los gastos se dispararon, el rodaje se volvió caótico, incontrolado, la compañía estuvo al borde de la ruina total; antes de final, se despidió al productor y alma del proyecto, el gran Walter Wanger. Todo ello aderezado, además, con el sonado romance Taylor-Burton, quienes acabaron separándose de sus respectivas parejas y casándose. Cuando, tras casi tres años, Joseph L. Mankiewicz tuvo lista su obra, en dos películas de tres horas cada una, llegó el sustituto de Wanger, Darryl F. Zanuck, se negó a que surgieran dos filmes y ordenó un nuevo montaje que cortaba en más de dos horas el original, naturalmente con la oposición de Mankiewicz, estrenándose una copia de algo más de tres horas. Posteriormente se ha logrado ampliar el metraje a 243 minutos para su edición en DVD. Ahora se afanan por rescatar esas dos horas perdidas, ya que el soporte audiovisual moderno sí permite otros formatos más largos y flexibles. Pero tal vez sea tarde y parte del material puede haberse perdido.
Mankiewicz trabajó duramente en la considerada “la película más cara de la Historia”, escribiendo la casi totalidad del guión, aparte de dirigir, y al final sufrió la terrible decepción de tener que contemplar una obra mutilada. Perdió parte de su salud y, hasta su muerte, manifestó la aversión que le producía el resultado final. Con todo, fue un grandioso éxito y aunque al principio no logró recuperar los 44 millones, a los pocos años sí lo consiguió.
¿Qué es “Cleopatra” tras todo aquel maremágnum? Pues, naturalmente, un gran película, en donde brillan excepcionales interpretaciones (sobre todo la de Rex Harrison, que compone un Julio César inolvidable), diálogos magistrales, intimistas e inteligentes, una sutil y aguda crítica del poder político (generador de miserias para los desfavorecidos), escenas espectaculares, una música inspiradísima de Alex North, los retratos profundos y carismáticos de tres personajes históricos que se dejan llevar por sus pasiones, un trabajo magistral de Mankiewicz, que nos lega momentos sublimes, como el desfile de la llegada de Cleopatra a Roma o el travelling final. Es, al mismo tiempo, una crónica histórica y una historia de amor a tres bandas.
¿Qué imposibilita que sea una obra maestra? Pues, en mi opinión, la salvaje mutilación y manipulación a la que fue sometida (que ha impedido que conozcamos la película tal y como Mankiewicz la creó), la visión maniqueísta, convencional e idealizadora que da del mundo antiguo y algunos errores históricos, no graves.
No obstante, pese a todo, “Cleopatra” es una fascinante obra, genialmente dirigida, con elegantes planos, magníficas secuencias, grandiosas escenas coloristas de exteriores e interesantes diálogos. Confiemos que algún día se restaure en su totalidad y podamos, al fin, disfrutar la película tal y como fue concebida.
gomezhueso
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29 de septiembre de 2019
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película es más larga que un día sin pan, pero además del reparto extraordinario, los decorados magníficos, y el cine clásico (mejor que el teatro), cuando vi la película acababa de leer 'Historia de Roma' de Indro Montanelli, y pude comprobar que la película es muy fiel a la historia. Esto último unido al talento de los actores contribuyó a una película excepcional.

Me atrevo a decir que junto a 'Espartaco' de Stanley Kubrick, y la serie 'Yo, Claudio' de la BBC, es de lo mejor sobre la época romana.
Claudio
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23 de mayo de 2008
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las películas históricas son geniales porque te cuentan algo real de una manera muy entretenida.... aunque en este caso, son 4 horas de entretenimiento. Más vale saberlo de antemano, por si se ha quedado a posteriori. Cleopatra vale la pena verla, ella está estupenda y también Rex Harrisson, Richard Burton..... bueno, pues vale, si tenía que salir.... parece igual de panoli que Marco Antonio en la película, así que a lo mejor era a propósito.

La verdad es que la magnificencia de la puesta en escena y del personaje de Cleopatra, con todo su poder, su seducción, sus dotes de manipulación y su belleza, vale la pena ser vista, aunque sea durante cuatro horas.
missjones
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