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Lo mejor de Eva

Thriller. Drama Eva, una juez íntegra y rigurosa, se enfrenta al proceso judicial más importante de su carrera: el asesinato de una joven de Europa del Este, en el que está implicado un poderoso empresario. La presencia de un irresistible testigo, gigoló de profesión y amigo de la víctima, la sitúa frente a un espinoso dilema: resistirse o dejarse seducir, traspasando los límites de la ley. (FILMAFFINITY)
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Críticas 33
Críticas ordenadas por utilidad
19 de septiembre de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los que llegaron al final, pues sabrán a qué refiere el título. Barroso fue astuto: dejó todo servido en bandeja (estamos ante un thriller con pocas luces argumentales) para luego distraer con una dirección de puta madre. Se sostienen los actores, por separado y por acción de conjunto y se sostiene una intriga increíble. Increíble porque como espectadores tenderemos a olvidar un breve diálogo entre el acusado y su abogado: "¿Pero...esta mujer no tiene novio, ni pareja, ni nada?"
Más tarde aparecerá el gigoló "como caído del cielo" y la trama se bifurcará por otros derroteros.

Para ese entonces, haremos la plancha porque el devenir argumental puede ser predecible pero no denso, se deja ver y va a buen ritmo. Construcción de una relación con buenas fricciones y el caso judicial que está ahí, como visto de reojo. Y todos sabemos que las fichas se unirán en consagrado final con una vuelta de tuerca que se caía de madura y sin embargo... y sin embargo olvidamos esas breves preguntas entre el abogado y el acusado.

Lo mejor de Eva no es su confesión final, de tufillo netamente didáctico/espiritual/ético, sino la construcción de una historia que de tan predecible terminamos por dejarla pasar hasta sus secuencias finales. Ahí recordamos que el thriller debía tomar forma, y mientras más evidente mejor, porque lo esperábamos incluso cuando ya lo habíamos olvidado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Juan Rúas
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30 de enero de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un film muy irregular sólo mantenido por el carácter y el buen hacer de Leonor Watling que demuestra una vez más su gran dualidad de cantante-actriz.
Una trama muy simple que se ve emborronada por la figura de Miguel Ángel Silvestre, que tiene demasiado protagonismo en la película y no permite conocer la realidad de los demás personajes del caso, a los que sólo vemos en su superficie.
El caso se va sucediendo de manera muy general teniendo más protagonismo el pasado que lo que sucede. Queda todo muy oscuro.
Es una filmación pasable salvada por Watling, brillante por momentos aunque también fuerza mucho su personaje de juez lo que hacer perder mucho valor.
ajacast
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29 de julio de 2013
6 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Os cuento el principio de la película y tal vez podáis comprender por qué sólo pude soportar la primera media hora.

Para ello os pido que os pongáis en situación, hagáis un ejercicio de abstracción y os imaginéis lo siguiente:

Una juez muy guapa (Leonor Watling) se ve envuelta en un caso de asesinato. Una noche de lluvia aparece en su casa un chulazo todo mojadito (Miguel Ángel Silvestre, el Duque) que se presenta como prostituto, se ofrece a hacerle un trabajito y a continuación le dice tal que así:

"Toma mi tarjeta, y si quieres hacer justicia de verdad en el caso X llámame".

"Oye, oye, qué has querido decir con eso", pregunta ella.

"Llámame y lo sabrás".

Ahí de momento termina la cosa. Pero claro, la juez, como el caso no avanza y se ha quedado un poco pillada con el chulazo, termina buscándolo. Y ahí es ya donde los diálogos son de auténtica traca:

"Necesito que me digas lo que sabes"

"Si quieres que te lo cuente me tienes que invitar a cenar a tu casa"

"Oye, yo no te voy a invitar a mi casa a cenar. Tienes que someterte a un careo con el acusado"

"Pues sin cena no cuento nada, ea. Y además voy al careo si durante la cena no hablamos del caso y hablamos sólo de las cosas que hablan un hombre y una mujer"

"Bueeeeeeeeno, vaaaaaaale"

Y hasta aquí pude llegar. O sea, no sé si me entendéis. Imaginad a la juez Alaya, que es también muy mona y estilosa, diciéndole al interventor del caso de los ERE: "tiene usted que testificar", y al interventor contestando: "Ni pensarlo, no testifico a no ser que me invites a tu casa a cenar y que no hablemos del caso. Que sólo hablemos de lo que hablan un hombre y una mujer". Pues claro, de repente me entraron las siete cosas, pero para concretar:

Muchíiiiiiiiisima vergüenza ajena. Me puse supercolorada, plan amapola y tal.

Muchíiiiiiiiiiiisima incredulidad. Porque Mariano Barroso no puede haber escrito esto.

Muchíiiiiiiiiiiisimo horror. Cómo pueden llegar estos diálogos hasta una pantalla de cine.

Sí, ya sé que podía haberme dado por descojonarme y haberla visto hasta el final partiéndome el culo de la risa, pero qué queréis, a una le pilla el cuerpo como le pilla, y a mí me pilló retorcía, porque ni siquiera fui capaz de seguir para verle el culo a Silvestre, que me imagino que era lo que venía en la escena siguiente. Pero ni por ésas. Simplemente dije HASTA AQUÍ HEMOS LLEGADO y me pasé a Intereconomía. Uffffff, qué alivio.
Talía666
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1 de julio de 2012
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo peor de Eva es Eva misma.
La cinta en sí no deja de ser un mero producto entretenido de sobremesa, sin nada importante que destacar. Una trama que a veces deja de ser verosímil y unos personajes absolutamente planos, que poco tienen que decir.
El argumento narra la vida de Eva, una chica juez, que ha dedicado toda su vida a conseguir ejercer su profesión, descuidando las relaciones sociales. Un caso de asesinato hará tambalearse su mundo. Los engaños, las relaciones entre los personajes,... serán los ingredientes de este producto fallido.
Leonor Watling no hace su mejor papel. El resto del elenco está correcto (a excepción de Nathalie Poza y Adriana Ugarte, que están francamente mal, sobre todo la primera). Leonor nos presenta a una protagonista excesivamente nerviosa, dubitativa, con excesivos tics faciales, algo que llega a cansar y que roza la sobreactuación. El secreto que esconde la protagonista y que hace que muestre dicho comportamiento sólo se intuye, pero en ningún momento (creo que desacertadamente) se nos descubre.
Lenta, previsible, aburrida por momentos. Mejor no ver.
ammuel
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27 de enero de 2013
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine español tiene más calidad que hace una década, pero por desgracia aún hacemos unos truños de órdago. Este es uno de ellos. Se presentaba esta película como una especie de thriller erótico pero ya le gustaría, porque de thriller tiene más bien poco porque el final se sabe desde el minuto diez de proyección. Uno cuando se pone a ver una película (o a leer un libro) asume que el director va a manipularle pero a mí me gusta que esa manipulación sea sutil, que uno no se dé cuenta, tal y como hizo Vigalondo en “Extraterrestre”, no que se haga de una forma tan burda como en esta película. Hay un momento del metraje en el que el director quiere dar un giro de guión, quiere sorprendernos, lo que no sospecha es que ya se intuía lo que iba a pasar desde el principio, por lo que cae en el ridículo. Tanto es así que yo esperaba una sorpresa, aunque fuera increíbe, porque no me podía creer que fuera tan predecible. A Barroso le falta talento para embaucarnos.
Si habéis leído la sinopsis ya sabéis todo de la película. Así, de thriller tiene más bien poquito. De erótico, pues sí tiene bastante porque Silvestre y la Watling nos enseñan sus cuerpazos serranos en varias ocasiones en no pocas escenas de sexo. Yo pensaba que ya habíamos superado la fase de intentar atraer a la gente al cine sólo a base de desnudos pero parece que por desgracia algunos directores no piensan así. De hecho, si quitamos las escenas de sexo, la película se queda en casi nada lo que demuestra la importancia que Barroso les da a los cuerpos del Duque y la Marlanga. Y eso que la película podía haber dado, al menos, como drama de personajes, lo que ocurre es que el director no siente interés por ellos: simplemente los describe con dos esbozos y da la sensación de que tienen una historia detrás pero esta se obvia por completo. Y cuando habla de ellos, la explicación que se da es para morirse de la risa. El personaje de la hermana de Leonor Watling no se sabe qué pinta, el del hombre de negocios poderoso podía haber dado mucho más de sí y se pasa de puntillas de una forma increíble, los protagonistas, se cree, tienen una historia detrás pero se deja atrás, la mujer del hombre de negocios es un esperpento de personaje… y el personaje de la Watling está reprimida porque se ha dedicado a opositar y no ha disfrutado de la vida… coño, yo he opositado media vida y no soy un amargado como ella, porque la relación entre ella y su padre (siempre el padre es el malo) se trata por encima y ahí parece que está el meollo de la cuestión. Todo se soluciona con un final que parece de risa, de lo más flojito que uno se pueda imaginar* que ya hace que terminemos de lamentar el habernos puesto a ver semejante bodrio.
Para rematar la faena, una insoportable voz en off y una machacona banda sonora que más remarcar, estorba.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ford Farleine
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