Camino a la perdición

Camino a la perdición es un film de gàngsters a la vieja usanza con todos los elementos del cine moderno y con un estilo visual que muy pocos films tienen, posiblemente sea valorada todavía más a medida que pasa el tiempo, por ser una película de cine negro clásico y por su valentía visual por tener una sensibilidad especial en cada plano, la película tiene una gran banda sonora de Thomas Newman. Una obra muy importante.

Película inexplicablemente olvidada, relegada a filmes de segunda clase y que no tiene absolutamente nada que envidiar a otras obras maestras del neo-noir como la triología del Padrino, Chinatown o LA Confidential.

Con un magnífico elenco de actores como Paul Newman, inconmensurable en uno de sus últimos papeles, Jude Law, de cuyo curioso personaje se podría realizar un muy buen spin-off, o Tom Hanks, que en mi opinión, sin realizar una mala interpretación, me cuesta creerme su trabajo como asesino o chantajista a sueldo.

Envuelta en una cinematografía perfecta, con ambientaciones, iluminación y fotografía sobresaliente, la historia paterno-filial que subyace a la trama principal, está bastante mejor lograda y es mucho más emotiva que la mayoría de filmes que se centran en una relación semejante.

En resumen, Sam Mendes demuestra su gran habilidad como director en un filme cuyo ritmo no decae en ningún momento y del que me he quedado con ganas de más metraje.

Resulta muy complicado encajar a Tom Hanks, que es uno de los hombres más queridos del planeta Tierra, en la piel de un asesino frío y calculador; y el más difícil todavía es hacerlo si ese asesino lleva un rosario en el bolsillo, bendice la mesa y se postra delante de una imagen de San Antonio. O de otra del Sagrado Corazón. Supongo, en fin, que era una prueba de hombría que se impuso Sam Mendes. Que quiso Sam Mendes doblar esa curva, vaya.
Soy de la opinión, con independencia de lo apuntado, que lo peor de la edición que de la película se lanzó en España es el doblaje: no sólo por las voces espectrales un poco a lo Benjamin Button del niño viejo y de la amable señora de la granja, sino porque también se me hace complicado escuchar al habitualmente histriónico, atinado y genial Jordi Brau en este registro de reverendo padre Sullivan. Fuera de ello, la maravillosa ambientación, la oscarizada y sublime fotografía, las extraordinarias interpretaciones de los siempre extraordinarios Daniel Craig y Jude Law y la crepuscular aparición de Paul Newman, una persona angelical que miraba claro incluso cuando el mundo estaba ciego, hacen de CAMINO A LA PERDICIÓN una obra grande y espléndida. Y un ejemplo de recordatorio: los guionistas no quisieron que olvidásemos que no puede haber nadie que no desee para sus hijos, ya sean sus hijos curiosos o no lo sean, un itinerario que a la vuelta de muchos años los permita ver el cielo.

Lo que más me ha llamado la atención es la evolución y la relación entre padre e hijo y cómo se narra esa relación. Primero con silencios incómodos, con distanciamiento, con frialdad y a medida que se van conociendo uno a otro se ve latente la cercanía, el amor que los une y el intento del padre de salvar a su hijo.

Un punto clave para explicar la salvación que quiere Sullivan para su hijo es cuando su jefe le dice "estamos entre asesinos, ambos iremos al infierno". Y él contesta "Michael no".

Muy buena, fotografía excelente, planos maravillosos y digna de ver.

Magnifíca película, gracias, sobre todo a la actuación de grandes actores como Tom Hanks, Paul Newman o Jude Law en ese papel curioso que tiene. A mí me gustó mucho.