Noé

¿La peor película de Aronofsky? Sin duda.
¿Una mala película? Depende del cristal con que se mire.
Le van a llover críticas y la van a inundar con halagos, creo que a partes iguales. Yo personalmente nado en un mar de indiferencia. Y es que inocentemente esperaba ver una mas de las obras del director, pero Aronofsky no está, o al menos su esencia brilla por su ausencia. No está mal dirigida, ni tampoco mal interpretada en su conjunto, pero no está a la altura de las anteriores obras de su "creador".
Comienza con fuerza, narrada de forma mas que correcta y entretiene... al principio. Tras la primera hora de metraje todo se vuelve anodino y aburrido. Va dando saltos entre la èpica fantastica, la aventura y el drama familiar sin que ninguno de esos géneros llegue a cuajar del todo. Con todo ello consigue ser una obra visual muy aceptable, pero no mucho mas.
Es de agradecer las licencias que se toman a la hora de cambiar aspectos de la historia bíblica que de haber sido contados de forma fiel habrían convertido la película en algo totalmente ridículo y caricaturesco. Véanse los gigantes de piedra, que en mi opinión son un acierto muy notable que le dan al relato una credibilidad (credibilidad narrativa nada mas) bastante necesaria.
Sin mucho mas que añadir invito a todo el mundo a ir a verla, pero eso si, los fans de Aronofsky olvídense de quien es el director, pues para nada estamos ante una obra digna de sus predecesoras.
Lo mejor: El apartado visual, el relato gráfico y algo ambiguo de la creación y como no, Jennifer Connelly.
Lo peor: El personaje de Hopkins (Matusalen) y la última hora de película... Y la endogamia.

Película basada en la historia bíblica de Noah (Russell Crowe), un hombre que en un mundo perdido por el pecado recibe mediante unas revelaciones la misión de construir un arca para salvar a todos los animales de la creación, afrontar el diluvio universal y de esa forma, limpiar la tierra de todo pecado y básicamente empezar desde cero.

Noah lo pensaba como un film llamativo e interesante, por ver como un realizador con el talento y la visión de Aronofsky presenta esta historia, como reconstruye los dogmas, los simbolismos y todo lo referente a ella, siendo uno de los hechos más resaltantes dentro de lo que está escrito en la biblia.

Visualmente la película cumple a cabalidad, aunque es cierto que las secuencias de los animales no son lo más refinadas, pero hay que ser consciente de lo complicado que debió ser haberlas hecho. Hay cosas que me parecieron muy atractivas, como las secuencias cuando se cuentan ciertas historias, por ejemplo.

En mi punto de vista, la película puede resultar correcta para el público no tan exigente y donde sus creencias no afecten la percepción, pero a los fans más acérrimos de este director y para un público más exigente, Noah quedará debiendo, en especial en la segunda parte del film, ese embrollo que se arma dentro del arca no me ha gustado nada.

Las interpretaciones del elenco son buenas pero nada destacable, la musicalización de Clint Mansell es de lo mejor, aunque en algunos momentos se abusa de su utilización, el film me parece que se alarga de más, es que inicia bien pero cuando inicia el diluvio la película tambalea y se intenta reforzar la trama mediante un lío familiar que se antoja muy forzado.

Noah se aleja mucho de las mejores películas de Darren Aronofsky, que no logra concretar ni dejar su huella de forma bien marcada (apenas algunas cuestiones visuales pero nada más), es un buen film pero que pudo aspirar a ser quizá menos épico y más personal del director en cuanto a la propuesta.

He de reconocer que no tenía muy claro lo que me iba a encontrar con esta adaptación de una historia bíblica por todo el mundo conocida con un director como Darren Aronofsky detrás, lo que si tenía claro era que no vería una película al estilo clásico como otras de temática similar (Los diez mandamientos, Ben-Hur, etc…) ni un blockbuster veraniego lleno de acción y efectivamente lo que nos trae este particular Director en una versión que se situaría entre medias de ambas opciones con varios aspectos muy particulares y sorprendentes.

Lo primero que nos llama la atención a los pocos minutos de empezar la película es la irrupción de seres y situaciones fantásticas pero que conforme el metraje avanza nos damos cuenta que se utilizan de forma como metáfora algo parecido a lo que hizo este mismo director con su última película “El cisne Negro” para enseñarnos la evolución de la protagonista.

Claramente la película está dividida en dos partes, una primera que se centra en la historia que todos conocemos de la fabricación del arca y la llegada de todos los animales hasta el diluvio y otra segunda en la que se muestra las consecuencias de estos hechos y algunos otros sobre Noé y su familia, esta segunda aunque sea menos espectacular y más dramática es la que resulta más interesante y la menos conocida para el gran público.

Pero este director ha sido inteligente y ha sabido darle a una historia por todos conocida un trasfondo diferente y trasmitirnos una idea que nos hará preguntarnos durante toda la película si de verdad el hombre merece ser salvado o no y hay en donde está el verdadero argumento dejando la respuesta a criterio de cada espectador.

Por lo que estamos ante una producción que afronta una historia conocida por todos de una forma diferente tomándose algunas libertades que quizás no gusten a todo el mundo pero que te hará pensar y que te muestra más de lo que un principio se podría esperar de una historia así.

Por si alguien echa en falta algún fragmento bíblico en la nueva película de Darren Aronofsky, ahí les dejo un mínimo detalle, aunque lo mas recomendable en ese sentido, es dedicarse a la lectura del gran libro, porque buscar un rastro católico en esta, su nueva película, puede ser incluso más complejo que salvarse del diluvio universal sin ser tripulante del famoso Arca.

El realizador norteamericano ha fijado su mirada en una historia de toda la vida, sobradamente universalizada, para volver a reiniciar su carrera desde un punto en el que ya sembró en el pasado, mucho antes de regalarnos un par de magníficos réquiems, con los que se consagró definitivamente como una de las mejores figuras del cine contemporáneo.

El misticismo que rodea "Noé", ya estaba presente en "La fuente de la vida", estrenada en 2006, un film menor que contenía algunos hallazgos, sobre todo en su planteamiento estético, y que desarrollaba una linea de trabajo que encuentra nuevamente continuidad, repitiendo los aciertos y defectos de aquella a partes iguales.

Lo primero que hay que agradecer a Aronofsky, es haber obviado en todo momento a Dios, a quien se refiere como "El Creador" y al que incluso se atreve a cuestionar, encadenando una sucesión de reveladoras imágenes que rinden pleitesía a la teoría evolutiva Darwinista, posicionado su discurso mas claramente cercano a lo científico que a lo divino.

Por contra, esa fusión entre cine épico y discurso de autor, ha quedado inconexo, ciertamente posee esa garra narrativa marca de la casa, pero el desconcierto reina también en más de una secuencia, quizá por lo apabullante de su torrente creativo, que lo lleva a algunas decisiones erróneas, pese a que la historia se sitúa en un terreno de máxima libertad creativa, que permite, protegido bajo esa realidad, el desarrollo de incontables excesos visuales.

En la parte interpretativa, destaca la química entre Russell Crowe y Jennifer Connelly, que vuelven a compartir experiencia como pareja de baile tras la mediocre "Un mente maravillosa", y la sorpresa de Emma Watson, creciendo como actriz en la dirección correcta. Cierran el veterano Anthony Hopkins y Ray Winstone, un actor que es ejemplo de solvencia. Como anexo, abandonar este apartado sin premiar el esfuerzo de la Connelly, resulta francamente imposible, que gran placer es disfrutar de su interpretación, siempre elegante y convincente, capaz de salvar una escena con la sola presencia de su gesto y su magnética mirada.

Como conclusión, la recomendación de esta epopeya queda justificada en aquella gran verdad que dice que el buen cine debe ser un vehículo para la evasión, en eso Aronofsky no falla, y por mucho que no estemos ante uno de sus títulos mas memorables, tampoco hablamos de un film prescindible, porque al menos, sabe ser original y atrevido en su exposición, algo que ya le ha valido la prohibición en varios países de esos llamados fundamentalistas, lo que seguramente, provocara un efecto inverso, ayudando a una mayor y mejor difusión de la cinta.



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Me cuesta buscar la causa del problema en Noé y de este bajón que supone en la filmografía de Darren Aronofsky. Si uno se fija el problema no atañe ni a guión (los mismos que en El luchador, 2008) ni a la banda sonora, con Mansell de nuevo a la cabeza de la orquestra. Tampoco el problema recae en el reparto en el que repite con Jennifer Connely (los años de más no le sientan bien). Así pues, ¿Qué falla aquí? Sin dudarlo es la trama y el modo en que el director enfoca la historia. Se nota que aquí la mano hollywoodiense ha estado más involucrada de lo habitual, ya que nos encontramos quizás ante el peor trabajo hasta el momento de Aronofsky. Vistas todos sus films, los cuales siempre te provocan una cierta reflexión o alguna que otra imagen para el recuerdo, en Noé no hay absolutamente nada que me llame la atención más allá de lo común. El film como tal funciona y es efectivo, eso está claro, y el tema que trata también, pero no sé, me esperaba más. Quizás una crudeza más palpable y más angustiosa como en La pasión de Cristo (2004) que hiciera que el espectador tuviera aún en la retina las imágenes del film. Pero no, mire por donde mire, la única olor que se me ha quedado impregnada tras ver Noé es la de producto destinado a tener un propósito mas recaudatorio que concienciador. Por eso vuelvo a recalcar el hecho del bajón del estadounidense, el cual siempre ha hecho cintas con ese propósito y aquí me es difícil encontrarlo. Quizás el problema sea mío, pero a día de hoy, me sigo decantando por un film de antaño, en los que sí, su duración puede sobrepasar los 200 minutos, pero quizás las historias se contaban mejor. También es verdad que eran otros tiempos y que Noé ha tenido que adaptarse lo mejor que ha podido en 2014 para intentar llegar a todos los públicos, por eso dentro de lo que cabe, parte de mérito tiene el asunto. Quedémonos pues con lo importante, ya que dentro de lo que cabe, te guste la religión o no, te evades un rato de la realidad.