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De dioses y hombres

Drama A finales del siglo pasado, en un monasterio situado en las montañas del Magreb, ocho monjes cistercienses viven en perfecta armonía con sus hermanos musulmanes. Pero una ola de violencia y terror se apodera lentamente de la región. A pesar del creciente peligro que los rodea y de las amenazas de los terroristas, los monjes deciden quedarse y resistir. (FILMAFFINITY)
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Críticas 88
Críticas ordenadas por utilidad
18 de enero de 2011
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al contrario que las típicas películas basadas en hechos reales, "De Dioses y hombres" no se conforma con la simple reconstrucción de los hechos y aprovecha para hablar de algo más. Su tema es la fidelidad a las creencias, a la comunidad y a los amigos.

A cada hora que pasa el tiempo de los monjes se agota, ellos bien lo saben, mas no se apresuran y respetan el orden habitual de sus ritos, reservando el diálogo para su reunión semanal. E incluso entonces no ceden a la urgencia y aguardan su turno.

En sus oraciones y sus himnos se oyen palabras sobre el sacrificio y la fe y al final ha llegado el momento de demostrar, de inhibir los instintos animales de supervivencia y hacer prevalecer el raciocinio, algo puramente humano.

Los que se plantean marcharse se preguntan qué harían después, entonces se dan cuenta que sus compañeros de orden también son sus amigos, parte esencial de su existencia, y que, desde el momento que se hicieron monjes y se marcharon a ese apartado lugar, ya entregaron su vida, que no llegaron ahí porque fuera lo más cómodo, que por lo tanto permanecer con la gente del pueblo y los demás monjes es una consecuencia directa de sus elecciones.

Admirable como no se incurre en golpe bajo alguno. No se introduce ninguna escena sensiblera (ya saben, por ejemplo, una niña enfermita que diga lo evidente y les agradezca que se queden porque son sus amiguitos) que multiplique artificialmente la emoción y genere una falsa impresión de impacto. También renuncia a crear suspense mostrando cómo se desarrollan las intrigas político-religiosas. A excepción de la escena de los croatas, el punto de vista no se desvía de los monjes y el peligro se desarrolla en elipsis. Esta historia es sobre su entereza y su coraje, no sobre la situación del país. No cabe duda que Beauvois decidió enfundarse el hábito y mantener el rigor del planteamiento y no ceder a las demandas de la comercialidad. En ese sentido, el único reproche que se le puede hacer es que caiga en algún contraste efectista y monte una escena que empieza con un golpe seco después de otra silenciosa.

Aparte de eso, su hacer como director es magistral. La forma se contagia de esa dicotomía entre divino y humano y, así, se muestra contrastes entre la calma del monasterio y la agitación vida en el exterior (con escenas vitalistas como la de la boda o duras como el post tiroteo), las creencias musulmanas y cristianas, las dudas y las certezas, la solemnidad del zen cristiano y la espontaneidad de algunos golpes de humor, que en algunos casos son negrísimos (*); la amenaza de los fanáticos y la del ejército (emocionante escena del helicóptero) o el ascetismo del realismo estricto y la elevación del realismo poético de la escena de la cena con “El lago de los Cisnes” de fondo. Dónde no hay división posible es en la nobleza que finalmente se impone en todos ellos y así se demuestra que en este mundo hay lugar para algo más que el cinismo o el rancio pragmatismo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jean Ra
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24 de junio de 2011
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La nueva propuesta de Xavier Beauvois habla de hombres y de dioses, del huevo y la gallina, de la fe, la ideología y las personas. Filma con sumo cariño la rutina y rituales de unos monjes franceses que viven en un monasterio de la Argelia convulsa, una acción kamikaze que muchos describirían como poco cinematográfica. La película transcurre entre cánticos y diálogos enriquecedores, y el director trata a sus personajes con respeto, con la misma tolerancia y comprensión que demuestran los monjes: ellos, reunidos en una mesa de formas bíblicas, deciden y votan uno a uno si, tras una serie de asesinatos por parte de radicales musulmanes, deben abandonar o no sus tierras y volver a Francia.

Como agnóstico, De dioses y hombres propone la posibilidad de 'otra religión' que trabaje y vele por la comunidad, que esté al tanto de lo que se cuece en las calles, que viva su fe desde la más estricta humildad, sin sermones adoctrinadores ni falsas consignas. De dioses y hombres habla de la solidaridad entre seres humanos y para ello diseña una trama entre la calma de los rezos y la amenaza extramuros de una revuelta sanguinaria. Sabe, además, tratar a sus personajes con las medidas cuotas de heroicidad, intentando distanciarlos de los verdaderos monjes que, en el año 1996, fueron asesinados por causas que aún se desconocen.

De dioses y hombres es una reflexión sobre la moral, un ejemplo de tenacidad en tiempos de crisis (algo que convierte la película en una propuesta de rabiosa actualidad), una sutil historia que abre debates pero nunca ampollas. La prueba del oficio de Beauvois se demuestra a cada plano. La cámara filma las caras de los monjes de forma que cada uno goza de una personalidad reconocible, con sus miedos e inquietudes, y al mismo tiempo todos ellos forman un colectivo, una esencia, una unidad regida por el respeto y la democracia.

El compromiso, la firmeza y la elegancia del film se completan con un final poético, nada escabroso, nueva muestra de que la película es más un elemento de paz que un arma de fuego, una propuesta que titubea con el cine político, social y religioso para acabar fuera de toda etiqueta. Quizás Beauvois se excede en la duración de algunas escenas, pero De dioses y hombres tiene la fuerza de ese cine que no se olvida después de abandonar la sala. Ejemplo de excelente cine europeo que llega cada año, casi siempre desde Cannes, y casi siempre a cuentagotas, para recordarnos que el cine de verdad todavía no ha muerto: resiste, austero pero potente, como los monjes del film y la encrucijada moral que representan.

Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities, http://cachecine.blogspot.com
Xavier Vidal
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17 de enero de 2011
15 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
No puedo añadir novedades a lo que la mayoría de los demás han escrito, pero yo la he visto tres veces para poder captar los pequeños detalles, la evolución de los personajes, los juegos de miradas, los diálogos (espaciados, serenos o dramáticos).

Me ha parecido excelente el que se haya contado tan bien esta historia (que yo había olvidado).
Y es un hecho entre tantos otros, pero me doy cuenta del bien que puede hacer el cine: difundir, con toda la calidad del buen profesional, un mensaje esperanzador. El ser humano es capaz de amar hasta dar la vida (parece increíble). Yo he salido mejorada. Sé que no es una crítica propiamente cinematográifica, no me importa. Me parece muy recomendable en estos tiempos de locura colectiva.
amaya
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7 de abril de 2011
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mi primer encuentro con Xabier Beauvois fue agradable y sorprendente con su Villa Amalia. En ella su protagonista iniciaba un camino desesperado despojándose de todo para encontrar su lugar en el mundo. Aquí Beauvois nos propone el sentido inverso, el de aquellos que lo encontraron y fieles a sus convicciones no quieren abandonarlo aún a costa de su vida. Lo que en Villa Amalia era un ritmo trepidante aquí se torna pausado, lento, quizás demasiado con repeticiones de las rutinas de los monjes que si bien definen su forma de vida alargan el metraje innecesariamente.
Esta comunidad de monjes cistercienses y su peripecia vital ocurrida a finales de los 90 en Argelia le sirve al director para introducirnos en un microcosmos de seres marginales aferrados a una fe que no entiende de otra realidad que no sea su propio mundo y la ayuda al necesitado sea cual sea su raza, color o religión.
Hay serenidad en las imágenes que consiguen que formemos en mayor o menor medida parte de esta comunidad durante algunos minutos, hay amor por una tierra espléndidamente fotografiada y hay un gran trabajo actoral apoyado en primeros planos de unos rostros esculpidos para la ocasión.... pero también hay trampa con una planificación que juega con ventaja y sabedora del final prepara demasiado la jugada y fuerza escenas buscando un clímax emocional (la última cena) donde la cámara toma demasiada presencia detrás de cada plano que pretende ser intimo y personal.
El abandono de una mayor profundización en el entorno socio político resta puntos de vista y fuerza dramática a los hechos y lo que pretende ser una visión neutral acaba por tomar partido. Me quedo con los pequeños detalles, con las escenas mínimas que recorren la cinta donde el amor de estos hombres queda reflejado en los consejos del medico (soberbio Michel Lonsdale) o un Lambert Wilson retirando las gafas y el libro, una vez dormido, a uno de sus hermanos en la fe. Los dioses que mueven los hilos de unos y otros parecen ocupados en asuntos mas celestiales.
jcelziete.blogspot.com
ELZIETE
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10 de noviembre de 2010
12 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha chiflado la película en cuestión. Me ha parecido magistral esta historia sobre los moradores de un monasterio en África del Norte y la situación de estos ante la irrupción del integrismo árabe en la zona.

El filme está contado con un tempo maravilloso, jalonado estupendamente por momentos de reflexión/tranquilidad donde los rezos y los coros que conforman casi la totalidad de la banda sonora del filme de forma muy acertada se ven irrumpidos por la acción violenta y la precipitación de los agentes externos del monasterio y que va a haciendo mella en los integrantes del monasterio de desigual manera así como en el pueblo.

A pesar de una inusitada autocomplacencia y autoindulgencia para con los monjes (extensible al resto de la película) en la escena del tema musical de ‘El lago de los cines’ me pareció un auténtico prodigio de catarsis excelentemente planificado y rodado.

Como he dicho antes, el filme puede pecar de algo partidista en su enfoque al tomar parte por el propio espectador pero en resumidas cuentas me parece un filme muy estimable y una sonora ‘guantá’ a aquellas personas que despotrican contra un pueblo por culpa de unos pocos, a los gobiernos corruptos como a esa aberración llamada integrismo.
Maestro de Marionetas
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