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Agosto

Drama Los Weston viven en una gran mansión en las afueras de Pawhuska, en Oklahoma. La desaparición del padre en extrañas circunstancias hace que la familia se reúna y que todas sus miserias salgan a la luz. Adaptación al cine de la obra de teatro homónima ganadora de un Tony, que a su vez adapta una novela ganadora del Premio Pulitzer en 2008. (FILMAFFINITY)
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Críticas 132
Críticas ordenadas por utilidad
7 de enero de 2014
15 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las reuniones familiares siempre han sido una tentación para los narradores del mundo. Agosto nos muestra el reencuentro de la familia americana Weston. La desaparición del padre por causas desconocidas provoca que las hijas acudan a la casa donde se criaron y a la realidad familiar de la que huyeron. Allí su madre, enferma y adicta a las pastillas, las espera con artillería pesada. “Vamos girando alrededor de un cactus”, afirma el padre antes de desaparecer. La madre, poco a poco, irá convenciendo al espectador de su condición vegetal. Pinchando, con ingenio y mucha mala baba, a quien se acerque lo mas mínimo.

Lo que podría ser una cena agradable resulta ser un festín de emociones que nunca llegan a resolverse. Consiguiendo esa sensación de apetito, deseo o hambre. Todo sinónimos de una misma condición ansiosa. El espectador deviene un carnívoro que quiere más a cada escena y, en cierta forma, la matriarca sirve los platos cada vez más pesados. Durante el banquete, la nieta de 14 años afirma ser vegetariana, argumentando que “comer carne es comerse el miedo del animal antes de matarlo”, todos ríen, incluso el público le parece absurda la afirmación. Pero lo cierto es que el miedo está en cada uno de los comensales y rige las vidas de todos ellos, de forma protagonista. La sentencia de la niña, así como el cáncer de boca de la madre o el desierto o el asfixiante calor, se suman a la lista de guiños metafóricos que Tracy Letts mete en un guión para saborear varias veces. Diálogos, pausas y monólogos van en perfecta sintonía con las dinámicas emocionales de cada instante. La armonía del texto, así como la rítmica del film, son de Oscar. Cabe añadir que estamos ante un matriarcado turbador sobre tres hijas de carácter. Aquí los hombres, desbordados por su compañía, quedan en un tercer lugar de estudio. Se puede afirmar que la obra supera, y con creces, el test de Bechdel, donde mujeres, con nombres, no hablan de hombres.

Pero todo eso es teatro. Ahora, vamos al film.

Algo de tacto, ciertas pausas, buena luz y algo de música agradable conforman los hallazgos de un director-encargo más preocupado por las estatuillas que por un cine que apueste por algo. Porque no estamos ante una buena película, estamos ante una fabulosa obra de teatro filmada. Aquí el diálogo o asociación entre imágenes es inexistente. Solo importa el texto y lo que se dice, y como se dice, y quién lo dice. Las imágenes, aquello que configura la propia naturaleza del cine, aquí solo participan a modo de maquillaje para el gran engaño. Por mucho que nos pese, Agosto es otra victoria del teatro en el cine. Pero eso si, un gran teatro. Sea como sea, la producción tiene muy claro su objetivo: ser "Candidata a los Oscars" (ya un género en si mismo, con criterios, políticas, normas y marketing propios), pero la falta de firma, de carácter, de riesgo, o de esencia misma nos impide un último aplauso. Ese perfectísimo repelente de productos hechos con cronómetros y estadísticas y estudios de mercado sirve para ganar dinero, pero no para ahondar en las conciencias de los espectadores. Es imposible no compararla con otras reuniones familiares fílmicas, como por ejemplo, “Celebración”, de Thomas Vinterberg (director que si apuesta); donde la familia europea trata de temas mucho más dramáticos que la soledad o la falta de amor o el maltrato educativo entre madres e hijas, que para qué engañarnos, no son carne roja. Con Agosto, sea como sea, uno se queda con hambre.
Rodolfo Lasparri
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27 de enero de 2014
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay veces que un buen guión queda lastrado por diferentes razones. en este caso ocurre ésto por la falta de un director con garra, que sepa hacerse con las riendas de un reparto de campanillas, con unos principales, y sobre todo unos secundarios excelentes, y cuando digo todos digo todos, especialmente Margo Martindale, Chris Cooper, Benedict cumbernach, o las tres hermanas: Roberts, J. Nicholson (menudo descubrimiento) y J.Lewis ( ¿por que ha estado desaparecida tanto tiempo esta actriz?).

La omnipresencia de una Streep desbocada en esta película hace que se eche de menos a un director que la pusiese firme, la supiera contener, y hacer de su interpretación una gran interpretación. se me ocurre Stephen Daldry o el mismo C.Eastwood.

Mientras la veía no podía pensar en tantas actrices coetáneas de la Streep a las que se les podía haber dado la oportunidad de lucirse en este papel ( Susan Sarandon, Sally Field, Sissy Spaceck, o las algo más mayores pero también excelentes Ellen Burstyn o Gena Rowland). Me da la impresión que el todopoderoso Weinstein prefirió el tirón popular de la protagonista de Memorias de Africa...

PD ¿Cuanto hace que Streep no se pone a las órdenes de directores de primera línea? Tipo Daldry, Eastwood, Pollack, ¡ ¿para cuando un papel con Scorsesse por ejemplo?!
studio54
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21 de octubre de 2014
19 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
John Wells realiza esta adaptación de la obra teatral del mismo título escrita por el dramaturgo Tracy Letts, que por cierto también firma el guión. La obra ganó el Pulitzer en 2008 y por lo visto fue un exitazo en Broadway, así que me imagino que Wells decidió aprovechar el tirón y apostar a caballo ganador.

Por lo general me suelen gustar bastante estas historias de reuniones familiares porque me recuerdan mucho a algunas familias que conozco y casi le puedo poner nombres y apellidos de personas reales a cada personaje. Lo que ocurre en esta ocasión es que están todos tan sumamente tarados que es imposible encontrar en ninguna familia un ramillete tan completo de piramientos varios: la madre drogata, el padre alcohólico, las hijas a cuál más perjudicada, los yernos para echarlos a los marranos, y la única nieta sale vegetariana porque dice que si comes carne comes el miedo de los animales. Vamos, línea y bingo.

Pero la cosa no queda ahí, qué va. Si fuera sólo eso, tendría un pase. Pero es que para colmo no paran de soltar secretos de familia; cada cinco minutos un secretillo, que si éste no es hijo de su padre sino de su tío, que si la otra sacó furtivamente la pasta de la caja fuerte, que si tal que si cual… Total, una familia que no gana para sustos y sorpresas. Y claro, ya tanto conflicto familiar como que mosquea un poco y resulta, no ya poco verosímil, sino directamente el despiporre.

Y por si todo esto fuera poco, la protagonista es una Meryl Streep más paroxísmica que nunca; un auténtico dechado de tics y aspavientos sin fin. A ella, que no le hace falta tampoco mucho para darle al baile de San Vito, encima se pone a interpretar a una pastillera con tendencia a la histeria, toma ya, os podéis hacer una idea. Por supuesto, la tropegésima nominación al Oscar estaba cantada.

En desconcertante contraste, Julia Roberts no mueve un solo músculo de la cara en las dos horas que dura la película. El mismo gesto desde el minuto uno hasta el final. Y claro, ves a la una pegando botes todo el rato y con la cara de niña del exorcista que se le pone a la Streep cuando le da el telele, y a la otra con la cara de palo, y es una paranoia.

Dicen que Tracy Letts es el niño malo malote de la dramaturgia americana contemporánea, pero yo, si esto es una muestra de lo que este tío sabe hacer, lo veo más como un caricaturista con oficio. Quienes lo comparan con Tennessee Williams, sinceramente, creo que no tienen ni puta idea.
Talía666
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12 de enero de 2014
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué indigestión! Me siento como después de una pantagruélica comida de Navidad después de haber visto Agosto, la película de J. Wells. La verdad es que, no conociendo la aclamada obra de teatro en la que se basa, me he sentado en la butaca del cine convencido de que vería un film, sobretodo, de actores y actrices en estado de gracia, pero no pensaba encontrarme con un cúmulo tan grande de excesos concentrado en el microcosmos de una família del Medio Oeste Americano que parece llegada directamente de Marte. Es como si el autor pensara resucitar a T. Williams pero actualizándolo con elementos de una serie venzolana concentrados en un par de horas. O es que alguien puede tragarse que una familia así exista y pueda ser el retrato de algo más que un potaje en el que el cocinero ha ido metiendo ingredientes picantes y fuertes que dejen atónito al espectador o que provoquen su vómito. Ahí va!
Ah, se me olvidaba: efectivamente, los actores estan todos espléndidos.
Joan Peitx
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15 de febrero de 2014
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando era niño ya me costaba conciliar el sueño y lo conseguía escuchando el extraordinario programa “POVO DE ESTRELLAS” del inolvidable y grandísimo CARLOS PUMARES. Una de las cosas de las tantas que recuerdo era su odio exacerbado hacia dos actores, uno era Robin Williams y la segunda no era otra que la tan laureada MERYL STREEP. Quizá por esa influencia o bien porque realmente estoy de acuerdo con el maestro, no puedo con ellos. Si a eso unimos que no me interesan para nada las películas realizadas para el lucimiento de uno de sus actores, el resultado es que Agosto no me atraía para nada. Y una vez visionada me reafirmo en que la STREEP es una actriz sobrevalorada, que sólo trabaja para su propio triunfo y dejando de lado las películas en las que actúa. En AGOSTO todo lo que comento sobrepasa los límites.

El film dirigido por el televisivo JOHN WELLS está basado en la muy premiada obra de teatro AUGUST: OSAGE COUNTY de TRACY LETTS . Un drama familiar ambientado en Oklahoma. El director realiza un buen trabajo si los excesos de “la susodicha” no dieran sombra a todo lo que acontece.

Con todo lo expuesto puede resultar extraño que mi puntuación sea de “6”. El motivo es que el elenco de actores secundarios que forman la trama está realmente muy bien. JULIA ROBERTS está sobresaliente, con una fuerza impresionante, con una ruda belleza y dándole un millón de vueltas a “la susodicha”. Los demás secundarios, en especial JULIETTE LEWIS (una debilidad), CHRIS COOPER y todos los demás, realizan un extraordinario trabajo. Además, las tramas que rodean a la principal son realmente interesantes y muy bien tratadas, consiguiendo que siempre y cuando no aparezca en escena la STREEP, se mantenga un interés muy destacado.

Interesantes las menciones que se hacen de los “nativos americanos” y sobresalientes los chispazos de humor que dentro de un drama de este calibre se dan en la escena del banquete.

En definitiva, AGOSTO es un film que si no fuera por las exageraciones y búsqueda de una nueva estatuilla de su actriz principal habría sido una buena película. Muy destacable el trabajo de JULIA ROBERTS.
WATUSI
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