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Scaramouche

Aventuras Scaramouche fue el espadachín más famoso y charlatán del siglo XVIII. Su vida estuvo llena de aventuras y amoríos. Era hijo de un noble francés que tenía motivos para ocultarle su identidad, razón por la cual Scaramouche ignoraba sus orígenes. Su padre adoptivo, muy amigo de su padre biológico, era Philip de Valmorín, a quien tuvo que ayudar a huir de los hombres del Rey que lo acusaban de sedición... (FILMAFFINITY)
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Críticas 46
Críticas ordenadas por utilidad
19 de noviembre de 2012
11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Maravilloso ballet que nos lleva volando por palacios, bosques, teatrillos...por un París lujoso y refinado, con un ritmo alado y una alegría de vivir que se contagia irremisiblemente. Cine en estado puro, que no pierde tiempo en devaneos metafísicos. Tiene gracia, precisión rítmica a lo largo de todo el metraje; una dirección artística sin sorpresas de decorador que va de protagonista, pero con todo el inmenso talento artesano del gran Cedric Gibbons; tiene el technicolor de los que ahora somos mayores pero recordamos que con él pintaban algunos de nuestros sueños de niños. Tiene una partitura perfecta de Victor Young, especialmente la ensoñadora pavana; tiene romanticismo, honorabilidad y hombría, la dosis justa de ingenuidad, unos ojos húmedos y soñadores de Janet Leigh, un malvado sin fisuras, una Eleanor Parker que rezuma sexualidad y un Stewart Granger teatral y socarrón; todos están inconmensurables: saben las fuerzas de las que disponen y las ajustan al empeño sin querer ni pretender otra cosa. Del duelo de esgrima, uno no entiende cómo no atraviesan en algún momento a una cámara con alas que es la responsable de que dos espadachines vuelen. Inigualable en su teatralidad, junto a un epílogo más teatral aún y melodramático, desarrolladas ambas escenas, (no podía ser de otro modo), en la escena y las bambalinas de un teatro de comedia parisino. Puro espectáculo romántico, extenuante en su catálogo de bellezas cinematográficas, que los "modelnos" formados en la generación de los efectos digitales y de la cámara de 360 grados quizá no lleguen a comprender.
berenice
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25 de abril de 2010
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si de pequeño siempre quería disfrazarme en carnaval con un traje que tuviera espada, zorro, pirata, mosquetero, el que fuera, era por Scaramouche, mi personaje preferido. El mejor duelo de espadas en una película divertida y con mucha acción, llena de valores universales.

Marcus Brutus defendía la igualdad, libertad y fraternidad, Scaramouche defiende el honor de su mejor amigo y la promesa de su venganza ante el malvado Maques Noel de Maynes.


Genial! si algún día tengo un hijo está película se la presentaré como algo muy especial.
DAVIDLINUS
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6 de marzo de 2012
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Maravilloso capa y espada que nos recuerda porqué el cine es la más universal de las artes. O lo era, a la vista de los bodrios con que se nos viene agrediendo de unos años a esta parte, circunstancias éstas que conducen dicha labor recordatoria hasta las fronteras mismas de la ayuda humanitaria. Envidio al espectador que por vez primera se siente frente a esta obra maestra, comprendo al que lo haga por enésima. Porque "Scaramouche" es una película redonda, en la que prácticamente nada está fuera de lugar, desde la, en apariencia, más inocente línea de diálogo hasta el último extra.
Fotografiada en hermosos escenarios naturales salpicados con decorados realizados con tal mimo que cuesta discernir cartón de realidad - qué es el cine si no-, estalla el technicolor fastuoso en los hilarantes planos que recrean la Asamblea Nacional, en la flamígera cabellera de Eleanor Parker, y, sobretodo, en la inolvidable escena final, que, además, da a luz al que probablemente sea el mejor duelo de la Historia del Cine. Con mayúsculas.
Citaba al comienzo de la reseña, como de pasada, el diálogo. Pues permítanme reincidir en él. Porque cada palabra que sale de la boca de cada uno de los personajes es de una agudeza pocas veces escuchada. O que éste, su humilde servidor, ha visto demasiado poco cine, todavía. Que también ensalzase hasta al último de los extras no es casual, y donde digo extras quizá quiera decir especialistas: esa galopada que abre la película o la persecución de André Moreau en la que el especialista de turno se parece a Stewart Granger lo que un huevo a una castaña, y, sin embargo, qué encantador.
(Sigue en el spoiler por exceso de palabras)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Carorpar
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14 de marzo de 2008
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Scaramouche fue el espadachín más famoso del siglo XVIII, que lucha y actúa como un charlatán en medio de amores y aventuras. André es hijo de un noble francés desconocido y muy amigo de Philip de Valmorín, a quien ayuda a huir de los hombres del Rey que lo acusan de sedición.
Scaramouche, 1952. Basada en el libro homónimo de Rafael Sabatini -aunque con algunas diferencias, remake de la versión de 1923 de Rex Ingram protagonizada por Ramón Novarro y clásico de aventuras por méritos propios. Estamos en la convulsa Francia prerevolucionaria, bajo el reinado de Maria Antonieta y las ideas de la Revolución plasmadas en el lema "Igualdad, Libertad y Fraternidad". Todo muy romántico.
Las historias de estos clásicos del género eran muy sencillas, para que nadie, ni los niños, se perdieran, pero tenían una solidez y, sobre todo, un entusiasmo y una inventiva visual que dejaban a nuestros padres y abuelos con la boca abierta. Divertimento puro de una época donde las películas se hacían con cariño y los espectadores eran bastante más ingenuos que ahora. Había muchos duelos había para elegir: Errol Flynn y Basil Rathbone en Las aventuras de Robin hood, Stewart Granger y James Mason en El prisionero de Zenda y incluso el final de Las aventuras de Quentin Durward. Pero el de Scaramouche...
La escena del duelo final en que Granger y Mel Ferrer recorren esgrimiendo un vasto espacio hecho de espacios es un momento de cine de acción pura y ligera, una delicia. Esa lucha a muerte ante los estirados espectadores del teatro, sin dobles... es soberbia, espectacular y memorable. Como la sorpresa que nos aguarda, como la mirada que Scaramouche dedica a Leonor (bella Eleanor Parker) -no desvelaré nada más-. Absolutamente mágica.
Amor, aventuras, espadachines, mucho humor, y de propina, una melancólica reflexión sobre el mundo de la farándula, el fingimiento y la venganza. Hora y media de colorido y grandes actuaciones, espectaculares escenas. Scaramouche ha envejecido, sí, pero con dignidad. Dedicada a aquellos que, como niños, les gusta volver a luchar con espadas de madera.
Naran
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7 de septiembre de 2009
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Scaramouche" de George Sidney, extraordinario director de la época dorada de Hollywood, autor de obras como "Magnolia", firmó esta auténtica maravilla del cine de aventuras que, junto a "Los tres mosqueteros" y "El conde de Montecristo", es uno de los máximos exponentes del cine de capa y espada.
Dirigida en 1952, es una de las mejores adaptaciones de una novela de aventuras, en este caso de Rafael Sabatini. Cuenta la historia de André (divertidísimo Stewart Granger), mujeriego y alegre petimetre de la época pre-revolucionaria. Cuando su mejor amigo muere a manos del marqués De la Tour (Mel Ferrer en uno de sus más inolvidables papeles), decide vengarse del implacable aristócrata, con el pequeño inconveniente de que su enemigo es un maestro en el arte de la esgrima y él no sabe apenas cómo manejar una espada. La acción está aderezada por amorios varios, todo presentado con un colorido exuberante y una alegría de vivir contagiosa y exultante.
George Sidney, un maestro artesano de la MGM, le imprime un brío narrativo, una fluidez a la acción, que sólo los mejores directores son capaces de mostrar sin ápice de vanidad autoral. Stewart Granger, uno de esos actores ágiles y muy simpáticos, está excelente en el papel de Scaramouche, al igual que Mel ferrer, el marqués De la Tour. Ambos comparten, sin lugar a dudas, uno de los duelos más largos y mejor rodados en la historia del cine, una verdadera gozada acrobática, cumbre de esta obra maestra de aventuras de todos los tiempos.
La fotografía, exuberante en su cromática luminosidad, y la B:S.O , memorable, ponen la guinda a ese magnífico "Scaramouche".
janto
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