La flor del mal

El título basta. Cuesta introducirse en un drama tan hondo y personal, cuando lo consigues, mediada ya la película, te empiezas a dar cuenta de que todo, absolutamente todo, gira en torno a las vibrantes y poderosas interpretaciones del elenco femenino protagonista. Nunca hubo película con tal grado de desprecio hacia los actores masculinos, ni siquiera son accesorios, podría construirse el drama sin ellos. Magnética Michelle Pfeiffer, convincente Renée Zellweger, un descubrimiento Alison Lohman, sorprendente Robin Wright.

Sin más, un drama que destaca por su reparto.

Esta película me encanta, es una de las mejores películas que he visto en mucho tiempo. El argumento en sí, es muy interesante, pero lo mas atractivo es la forma de contarlo, como lo cuentan los personajes, como piensan los personajes, como son los personajes, en definitiva;los personajes. Son geniales, los actores, son muy realistas y transmiten un mensaje, saben espresar sus sentimientos de una forma muy creible. Quizá, como fallo o defecto, diría que es una historia muy larga y que la cuentan en muy poco tiempo, quizá se tendrian que haber extendido un poco más en la película y dar mas detalles. Pero yo sin duda, os la recomiendo.

La flor del mal se postula como una película sobre las relaciones entre madre e hija. Una relación basada en la obsesión, el rencor y el secretismo. Una relación de amor-odio-admiración-repulsión llevada al límite cuando el crimen entra en el juego.
Parece interesante. Ahí hay una buena historia, tal vez un poco extremista, pero que con un guión pulido y un buen puñado de intérpretes puede dar buen resultado. Lo segundo lo tenemos: el plantel de actrices, incluida la jovencísima Alison Lohman, están magníficas, cada una interpretando a mujeres totalmente diferentes entre sí. Lo primero ya es más discutible. El principal problema lo veo yo en su tono pseudointelectualoide, en su constante predisposición hacia la filosofada, hacia el discurso tipo "lección de la vida". Los personajes pierden mucha naturalidad cuando se ponen en ese plan, y eso es peligroso para una película que juega con tantos temas espinosos: crimen, adolescencia, marginación, odio generacional, etc. Al final puede dar la sensación de película un poco tremendista, un poco pasada de rosca.
El principal lastre del film es ése. Adolece de cierta pretenciosidad que la hace por momentos odiosa. Además, su desarrollo, conforme avanza la película, se vuelve rutinario, con una estructura narrativa muy repetitiva y que termina por estancar a una historia que no era mala del todo.
Me quedo con las interpretaciones. El planteamiento, ya lo he dicho, me parece erróneo, por pedante y pretencioso. En general, mejorable.

Veo que muchos de aquí califican la película mejor que yo, pero coinciden en que tiene partes aburridas. No es mi caso, que la encontré entretenida en todo momento.

Estamos delante de un drama en el que una niña de diez años ve entrar a su madre a la cárcel y se ve obligada a tomar contacto con varios entornos a lo largo de su adolescencia, varias familias de acogida y un tiempo en el orfanato. El atractivo de la película pasa por observar las relaciones entre los distintos personajes y su evolución. Y en este sentido en mi opinión falla, pues pretende dar por materializados ciertos sentimientos pero se ve incapaz de describirlos con las escenas. El espectador tiene que dar muchas cosas por sentado y admitir que 'esto es así porque se nos lo deja intuir', pero por su propia cuenta el espectador no podría averiguarlo. Muchas de las secuencias tienen un tono ambiguo y anodino, carente de la determinación necesaria como para que una escena hable por sí sola con claridad, así como un carácter oportunista. Gran parte de los personajes secundarios son pobres, ni la faceta del de Robin Wright está explayada con el suficiente lujo de detalles, ni el de su pareja masculina (Cole Hauser) tampoco tiene demasiado recorrido como para el hecho de que Astrid (una insulsa Alison Lohman) viviera con ellos más de seis meses (como se especifica en la ¡¡segunda!! escena que Cole y Astrid comparten juntos) ni mucho menos como para que tuvieran esa especie de romance, más insinuado y sugerido que escenificado. Por no hablar de la locura que asalta a Robin, y como ella y su pareja desaparecen de la función sin más. Nada creíble. El personaje de Renée, una apacible actriz televisiva tampoco enamora lo suficiente por lo rápido que la identifica (para el espectador) y 'elimina', ese torrente de personaje que es Michelle, la madre presa, a decir verdad la única con la que logras empatizar. Es fuerte, salvaje, impredecible y posee un aura que evoca al libertinaje. No me gusta la manera de la que están construidas sus relaciones con su hija, son aleatorias, imprecisas, poco trabajadas. Cuando Astrid habla con la madre a veces parece como si no la adorase, pero al instante siguiente trata de ser como ella. Si por aquel entonces le gusta la manera de ver el mundo de su madre, ¿por qué los espectadores no vemos fluir el cariño materno-filial sin escollos? Luego se 'enemistan'. Risible la postura de Astrid, loable la de la madre, siempre contenida, seca, decidida y coherente. El colmo del disparate llega cuando Astrid la empieza a odiar hasta tal punto que no quiere testificar a su favor para que pueda salir de la cárcel. Eso no es creíble, absurdo y patético. Luego sí, pero al final es la madre la que opta por hacer lo que su hija la ha pedido, salir de su vida. Pero a los dos años la manda una carta... ¿prefería estar en la cárcel entonces a sabiendas que en libertad no podrá tener unas buenas relaciones con su hija? Absurdo, pero proviniendo de ella, un personaje que se puede admirar, pues como que se puede pasar, teniendo en cuenta que la película dice que 'encontró la inspiración necesaria para seguir creando desde la cárcel'.

Enternecedora y hermosa historia sobre la vida Astrid (Alison Lohman), una chica adolescente, alejada de su madre (Michelle Pfeiffer). Su madre acusada de asesinato acaba con sus huesos en prisión y ella acaba en centros de acogida o bien con una familia que desee tenerla durante un tiempo. La hermosura y enseñanzas de su madre no le hacen ningún bien a la cría y desde su primera familia de acogida (una mujer de vida disoluta pero que extrañamente es cristiana creyente) hasta la última mujer que acaba acogiéndola (una rusa con ciertos toques de maldad, que lleva tras de si el cuidado de dos chicas más que la sirven en su negocio de mercadillo), suponen una enseñanza y varían el carácter de esta joven que nunca pudo disfrutar de un verdadero hogar por dar con una madre (Michelle Pfeiffer) que nunca supo darle cariño, trasmitir bondad o dar un simple toque de ternura a una buena y talentosa, porque podía dibujar como los ángeles; hija que sólo quería cariño de una buena madre.

En la última conversación entre madre e hija se puede oír tanto la finalización de todo este embrollo como la sensación que el personaje de la cría tiene sobre su relación con su madre. "Siempre te estuve esperando. Eso ha sido una constante en mi vida. Tras la muerte de Claire (Zellweger) aprendí lo peligroso que podía ser amar a alguien". Más o menos dice esto. Me gustó el tiempo en que se la veía realmente feliz con la alegre Zellweger y creí que podía ser el último lugar para la desgraciada chavala. Sin embargo; no fue así y la cosa se tornó de otra manera.

Es una película singular, con fuerza. Que me pareció, en un primer momento; un telefilm barato y me sorprendió para bien. Alison Lohman hace un papel muy bueno y Pfeiffer, aunque de mala malísima no me pone, hace su trabajo muy bien. Como siempre. No pude encontrar una mejor película para iniciar este 2013. Una película que nos habla de un cambio de vida, de sobrevivir ante las dificultades y de ser duro. Precisamente lo que podría ser mi "leit-motiv" en mi vida durante este año. Fíjate si me gustó; que estuve despierto hasta las 2 viéndola. Te la recomiendo amable amante del séptimo arte.