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Infancia clandestina

Drama Después de vivir en el exilio, Juan, un niño de doce años, regresa con su familia a Argentina, donde todavía gobierna la Junta militar que les obligó a huir por ser montoneros. Aunque Juan es testigo de la actitud combativa de sus padres, intenta llevar una vida normal, en la que el colegio, las fiestas, las acampadas, las bromas y las risas con mamá también tienen su lugar. El principal apoyo del niño es su querido tío Beto (Ernesto ... [+]
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Críticas 25
Críticas ordenadas por utilidad
6 de noviembre de 2012
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La autobiográfica primera película del argentino Benjamín Ávila contiene dos tramas. La primera, la interior, aborda un amor preadolescente. La segunda, el contexto histórico en el que tuvo lugar: Argentina 1979, una sociedad militarizada.

Este segundo aspecto, ocupando un menor metraje, es junto a la reseñable actuación de Ernesto Alterio, el más interesante. La clandestinidad está muy bien ambientada, con el miedo como permanente compañero.

El dilema que el director plantea es la validez de elegir la proyección social, aquí representada por los montoneros, la guerrilla de la resistencia, frente a la atención a los cercanos.

Los militares abandonaron el poder oficialmente en 1983. Treinta años después, el tema sigue candente. El interés suscitado ha provocado un muy buen resultado en taquilla en aquel país y la nominación del film a los Oscar.
Inaki Lancelot
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13 de febrero de 2019
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es legítimo que un director quiera contar su vida de hijo de una guerrillera desaparecida y transmitir sus vivencias de niño. Es legítimo y hasta puede ser interesante. Pero no necesariamente puedo estar de acuerdo con la valoración que él hace de ese mundo que vivió.
La película a mi modo de ver está bien filmada, bien contada y en general, bien actuada. No pierde la tensión a lo largo de su casi dos horas.
Pero lo que no convence es que, bajo una aparente dicotomía de exponer o no a niños a una vida de guerrilleros clandestinos, dicotomía que se observa claramente en la discusión con la abuela, la película en ese momento definitivamente da a entender lo que viene mostrando: una declarada muestra a favor de ese tipo de vida guerrillera, una clara simpatía de la actividad de Montoneros en el país. En fin, una mirada 'militante' y política de aquellos años.
La película es, en el fondo, una atractiva justificación de la lucha armada, bastante maniquea y simplista por cierto, donde los guerrilleros (gente dura e impiadosa con propios y extraños) son patriotas comprometidos, honestos, sensibles, casi tipos comunes, dulces, simpáticos, familieros... que solo se diferencian de los demás en que se juegan el pellejo por causas nobles, no como los otros que tienen miedo (la abuela) o no se comprometen (los personajes de alrededor, vecinos, maestras) que siguen sus tibias vidas, sin ver al enemigo opresor y malo (los militares, los torturadores, las fuerzas de la ley). Todo visto con ojos de niño. Y esto se confirma en que los dilemas del niño de hacer su vida normal o clandestina están esbozados, pero claramente el niño toma partido por sus padres. Hay alguna rebeldía, pero finalmente, a su edad, toma partido. Es un pequeño guerrillero. La enseñanza de la violencia y esos ideales que han sido trasmitidos por el ejemplo y con la prédica, han germinado. Es quizás lo que el director quiere expresar de su vida y lo que quiere trasmitir. Hoy no lo hará con un fusil, pero justifica todo lo hecho. La guerrilla montonera merece sus monumentos en las plazas del país.
Y la película está filmada en 2012, donde el proyecto político de ese momento en el país es de clara reivindicación a esa lucha armada guerrillera, una evocación romántica heroica a aquellos varones y mujeres que empuñaron las armas. Lo que se llamó 'militancia'. Defender al gobierno desde cualquier medio (político, periodístico, educativo, era una tarea patriótica, era ser 'militante'. Y hubo miradas históricas 'militantes' Y cine 'militante'. Todo coincide: el discurso político del gobierno del momento (en los créditos hay amplios apoyos económicos de entidades gubernamentales y asociaciones de Derechos Humanos que reivindican sin autocríticas la lucha armada) y la visión del director de su propia vida, absolutamente respetable, pero con la cual uno puede no estar de acuerdo, ¿no?
La bajada de línea es evidente. Y hay algo más: la pareja de los padres, sus rostros, sus aspectos trae en un flashback las imágenes de la pareja presidencial cuando eran jóvenes, que en su relato político insistieron en demostrar que fueron de la juventud que tomó las armas 'para cambiar el mundo', argumento criticado desde muchos lados de la sociedad argentina, tanto de derecha, centro e izquierda.
En conclusión, creo la película es una trampa: en lo superficial pareciera querer debatir lo que ve un niño en una situación compleja de los padres, y muchos espectadores quedaron en ese aspecto (curiosamente, con una mirada poco complaciente a los padres), pero en realidad es una muestra edulcorada de una vida de violencia e ilegitimidad que tuvo su responsabilidad en el drama sangriento argentino de los 70 y 80, coincidente con el gobierno de ese momento. Porque si en lugar de combatientes políticos los padres hubieran sido simples secuestradores o narcotraficantes, ¿la película se plantearía de la misma manera, romántica y simpática?
Con ojos más distantes y menos comprometidos, el debate hubiera sido interesante. La 'militancia' lo esterilizó.
marcospeliculas
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25 de noviembre de 2012
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con parte de tinte autobiográfico, el novel Benjamín Ávila dirige un sólido drama gracias al juego al que da lugar un guión que se mueve con ritmo entre el claroscuro según se decante por la recreación de la infancia de Juan, llena del brillo que refleja la cara inocente de un niño que empieza a descubrir el amor, o de la sombra grisácea que se cierne sobre una familia de guerrilleros cuya lucha no puede acabar bien.

Infancia clandestina retrata las vivencias, los anhelos y los descubrimientos de una infancia que aspira a ser normal (con su primeras experimentaciones, sus primeras sensaciones y sus primeras decepciones), pero que no puede llegar a serlo nunca por completo por el modo de vida clandestino que le ha tocado en suerte a Juan, debido a los ideales y las acciones de sus padres durante la dictadura de Videla. Y el film lo hace tomándose su tiempo para adentrarnos en la vida del protagonista, intercalando las escenas cándidas acordes con los sentimientos que afloran en Juan, con otras que mezclan el peligro intangible que flota en el aire en las reuniones entre camaradas, para "suavizar" las escenas más duras (quizá como autocensura en los momentos más crueles, quizá por falta de presupuesto) como la escena de inicio y la de la granada. También hay momentos para relajarse, casi siempre protagonizados por Tío Beto (genial Ernesto Alterio en un papel simpático y muy divertido), como la genial pelea entre éste y Daniel por la suegra. Y, como cierre, un final que le sienta a la perfección al film, sin respuestas, como tantas y tantas familias siguen viviendo muchos años después de desaparecidas las dictaduras que se llevaron a sus seres queridos.
samanosuke
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19 de diciembre de 2012
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Infancia Clandestina es una drama político ambientado en la dictatura argentina. Pero el punto de vista que nos presenta su director y coguionista es el de un niño. Esto le permite distanciarse de los hechos, mostarlos con dureza pero sin decantarse claramente. Evidentemente es una película crítica con el poder de la dictadura, pero aquí lo realmente importante, lo que hace que el espectador se mueva en su butaca no son los ideales o las injusticias, sino los sentimientos, el corazón de un niño al que le “esconden” su infancia. El hilo vertebrador de toda la historia se centra y nos llega especialmente con la relación con su tio Beto. Beto es un luchador, un soñador y, a la vez, un hombre que quiere disfrutar el presente. La química entre él y su sobrino es cautivadora. Se convierte en su referente. Los padres no lo han abandonado jamás, están pendientes de él, pero la lucha armada, la vida clandestina les absorve.

El argumento nos presenta unos hechos que, si bien están muy próximos en el tiempo, aquí pueden parecer más lejanos, con el paralelismo que guarda con la lucha de los maquis contra nuestro propio régimen militar tras la Guerra Civil española. Las imagenes se presentan con contundencia y la fotografía está muy cuidada. El uso de imágenes de cómic (gran trabajo el de Andy Riva) en las escenas más violentas nos ponen en la piel del pequeño Juan/Ernesto.
El director conjuga muy bien los dos mundos, de los adultos y de los niños, buscando conmover sin recurrir a la lágrima fácil. Y para el final se reserva un pequeño cameo, el papel de un policía “del bando contrario”. Es una intervención breve pero en la que demuestra que sabe moverse a ambos lados de la cámara. Es el primer largometraje de Benjamín Ávila, un retrato semi-autobiográfico sobre un tema que ya había tratado en cortos y documentales.

La cinta es la candidata a los Oscar por Argentina y está nominada a los Goya 2013 como Mejor Película Iberoamericana. Se estrena en España el próximo 21 de diciembre.
Rafa_G
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24 de julio de 2013
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo creo que estamos aquí ante lo que en Argentina se sigue considerando una película de prestigio, del tipo de cine que se puede mandar a festivales más o menos receptivos al cine sudamericano de calidad festivalera (Cannes y Toronto), y ello concuerda con los nombres que hay detrás del film, en labores de producción, como Luis Puenzo y Tristán Bauer. La película dirigida por Benjamín Ávila no resulta satisfactoria, en general, pero posee un aliento poético que no tienen todas las películas argentinas sobre la represión durante la última dictadura militar. La historia tiene la fuerza propia de una historia basada en hechos reales: una familia de militantes montoneros que se marcha a Cuba a mediados de los años 70, vuelve a la Argentina en 1979, pero con identidades falsas y de manera clandestina, para continuar la lucha revolucionaria. Sin embargo...(sigo abajo)

Los fragmentos en los que se recurre a la animación para contar la historia, situados en momentos de mucha violencia, de mucho drama, están muy bien y son de lo mejor de este film.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Pedro Triguero_Lizana
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