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Dolor y dinero

Comedia. Acción Miami, años 90. Daniel Lugo y Adrian Doorbal entrenan muy duro en el gimnasio cada día. Debido a su profesión como culturistas, dedican más tiempo a atender su cuerpo que a cualquier otra faceta que suponga un esfuerzo mental. Daniel adora el fitness, pero es un trabajo que no da mucho dinero, y pensar que toda su vida se dedicará a ello le agobia, por lo que decide pasar a la acción y dar un gran golpe. Los dos, junto con Paul, un ex ... [+]
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Críticas 135
Críticas ordenadas por utilidad
3 de enero de 2014
14 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desconozco si Michael Bay quería tratar en “Dolor y dinero” la estupidez implícita en el sueño americano o simplemente se ha puesto nostálgico y ansiaba desvincularse de las entregas de “Transformers” que han marcado su camino cinematográfico desde 2007. La realidad que se ha encargado de plasmar el séptimo arte es que el sueño americano ha mutado desde cualquiera de las adaptaciones de “El gran Gatsby” de F. Scott Fitzgerald a “Todo por un sueño” de Gus Van Sant. En el Siglo XXI, “Scream 4”, “Kick-Ass: Listo para machacar” o “La red social” nos ha recordado los resortes del triunfo y la fama son afiladamente virtuales y tan oscuros como las pantallas que los exponen; una transcripción que Charlie Brooker tan sobresalientemente ha representado en “Black Mirror”. Pero tiempo atrás, no existía internet… salvo los lóbregos fulgores de la televisión y, por supuesto, el dinero. Los mecanismos de la codicia del sueño americano han sido enflaquecidos desde rebajados a «ganar, sea como sea» si eres americano jugando con la doble moral y las trampas. Los héroes de las infancias de los protagonistas de “Dolor y Dinero” seguramente fueran los mismos que los de Chris Bell, autor del documental “Bigger, Stronger, Faster*” (2008), que podría servirnos como articulación hacia aquello que nos plantea en parte el director de “Dos policías rebeldes”. Las aspiraciones proyectadas en tubos de imagen, esteroides y muñecos de plástico iconizados pasan por una intersección entre “Los tres chiflados” y “Scarface” sobre una guionización de unos artículos publicados en 1999 en el Miami New Times. Efectivamente fueron tiempos donde la fama costaba y el precio iba incluso más allá del simple sudor…

Trabajar duro o atajar por la vía fácil para conseguir el sueño americano es el enésimo planteamiento interno de una eterna historia de fines, finales y antihéroes que ha replicado a lo largo también de la historia del cine. El extremismo de ser un hacedor o no-hacedor marca y señala una comedia negra donde la víctima puede ser confundida con el verdugo. No hay grises entre el éxito o el fracaso, entra la razón y la idiotez, parece indicarnos Michael Bay. Los grandes hombres tratan de alcanzar lo inalcanzable, nos recuerda Daniel Lugo (Mark Wahlberg), dejando claro que el fin justifica los medios. La simplificación del american-way-of-life a la burla y la sátira perfilada sobre el dinero como motor del éxito se lleva a cabo desde el título remarcando el ‘dolor’, como pago tanto metaficcional como moral, para sus musculados personajes. Bay mete su sexo cinematográfico de nuevo por nuestras ya escasamente virginales y lubricadas retinas. Nos da un repaso y magreo de ralentíes, escupitajos renderizados y babas pixelizadas al vapor de insertos, que bien pudieran estimular la entrepierna más guy-ritchieiana; el montaje desea ser tan sudado como visiblemente remarcado y muscular siguiendo la supra-hormonización de sus protagonistas.

Bay se ha rodeado de secundarios netamente cómicos como Tony Shalhoub, Rob Corddry, Rebel Wilson o Ken Jeong como placer del ridículo y enjuto del teatro de toda obra que cede a la auto-parodia. Los puntos de vista se suceden como narradores tiene la historia pero uno de ellos, la voz de la razón encarnada por Ed Harris, nos recuerda que desafortunadamente aquello que vamos a ver está basado en hechos reales. He aquí parte de la lucha interna del filme por estabilizarse entre un sujeto de la conciencia y honestidad contra otras voces manchadas de la parafernalia de la insensatez. Un enfrentamiento intrínseco que establece el propio cineasta entre lo superficial y el espíritu crítico (y cínico) para ejercitar una película tan perspicaz como netamente estúpida. Que la bandera estadounidense se muestre como radiografía y evolución de la puesta en escena, quedando finalmente atrapada entre la misma maraña de rejas y espinosos alambres que su protagonista, no deja de ser un síntoma de que habita inteligencia detrás de esa cortina de idiotez. También, una lucha aprisionada entre los dos principales narradores como simbiosis de la mentalidad del pueblo americano ostentada en un libre albedrío, tan manipulado como conducido directamente al fracaso ante un engaño retorcido llamado cultura del éxito. Así es el sueño americano, donde la creencia irracional, firme y directa al mismo es sinónimo de una sentencia de muerte.
Maldito Bastardo
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10 de diciembre de 2014
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre he considerado a Michael Bay un director con talento malgastado. Pocos tienen un sentido del espectáculo como el que tiene él y muchos de sus encuadres en películas de acción son dignos de elogio. Pero a Michael Bay le pierde el consumo por el consumo y las grandes producciones. Le odio (casi a muerte) por culpa de sus saga ‘Transformers’ (las dos últimas entregas eran para pegarse un tiro) y me huele que cuando salga la cuarta entrega le volveré a odiar. Ahora estrena ‘Dolor y Dinero’ y llamadme loco pero quizás los astros se han alineado y han hecho que recupere la fe, pues es su mejor película desde ‘La Roca’.

Con el aliciente de estar contándonos una historia real y manejándose con muy poco presupuesto (los 25 millones resultan escandalosamente pequeños frente a los 200 que suele manejar), Michael Bay te muestra sus mejores virtudes en una película sobre la estupidez en la condición humana. Tres culturistas de gimnasio que llevan la máxima “Creo en el fitness” tatuada en el corazón y que son primos hermanos del Brad Pitt de ‘Quemar después de leer’, quieren dar el golpe perfecto (no en vano, han visto muchas películas) para vivir por fin el sueño americano. Y solo en un país como en los Estados Unidos, podrían estar a punto de conseguirlo.

Y funciona todo tan bien que te quedas pasmado viendo lo que sucede en pantalla. El metraje corre sin que te des cuenta mientras el film te recuerda que “aún sigue estando basado en hechos reales”. Funciona porque a Mark Wahlberg no le pide excesos que no sabe dar y se deja llevar por su personaje genialmente escrito en el guión de Christopher Markus y Stephen McFeely. A quien si que se lo podemos pedir es a Dwayne “The Rock” Johnson, con un papel que es capaz de sacar de él lo mejor que sabe en una actuación encomiable (resulta gracioso, quieras o no, ver a un grandullón como él ponerse a llorar en pleno juicio). ‘Dolor y Dinero’ es la enésima razón por la que redescubrir a Ed Harris, uno de los mejores actores de la historia del cine.

Es una película sobradamente estúpida sobre gente que lo es aún más, y es por eso que acaba resultando hipnótica y genial. Es demencial, tiene frases de guión (¿Sabes?, ¡Jesucristo me dio muchos dones, entre ellos, la habilidad de noquear a la gente!) memorables y te dará algo de que hablar con los amigos. ¿Qué más se puede pedir?

Más en: https://alquimistacinefilo.wordpress.com
Hickeystyle
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19 de agosto de 2013
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Michael Bay decidió tras "Transformers 3: El lado oscuro de la luna" (2011) que era el momento de sacar adelante uno de los proyectos largamente retrasados de su carrera, una buddy movie sobre unos culturistas que decidían secuestrar a un millonario para sacarle la pasta y así poder vivir la 'american way of life". De esta idea nace "Dolor y dinero" (Pain and Gain, 2013) una comedia negra que demuestra varias cosas. La primera, que Bay puede rodar con actores de verdad y no sólo amasijos de hierro digital. Y la segunda, que esta historia -y guión- merecía -como poco- a los hermanos Coen. Y la prueba fue "Quemar después de leer".

No es que la película esté completamente desaprovechada, pero desde luego su trazo grueso no ayuda ni en lo referente al guión y ciertas acciones que son totalmente inverosímiles, ni tampoco a la dirección, con unos primeros planos, ralentis y cámaras en mano que distorsionan absolutamente cualquier logro conseguido con anterioridad. Bay es Bay, a fin de cuentas, y lo que toca es dejarlo todo lo más mascado posible para que la sátira se salga de lo permisible para convertirse en una parodia de sí misma. Si luego encima descubrimos que gran parte de las tonterías de la trama son invenciones de los guionistas (el hecho básico ocurrió de verdad), pues la cosa da un poco más de pena. Por lo que podía haber sido (una comedia descacharrante sobre unos fracasados con ambiciones) y lo que ha terminado siendo: una cinta muy entretenida, fácil de ver, y enormemente olvidable.

No se trata de buscarle longevidad a cualquier experiencia cinematográfica, conste, es sólo que esto podía haberse hecho mucho mejor. No obstante, está por encima del último engrendro que me tocó sufrir de Bay, "Transformers 2". Si os gustó "Dos policías rebeldes", imaginad algo parecido pero con muchas menos explosiones y un The Rock muy divertido en un papel inesperado. Una vez más, es otra de esas películas que se ven y se pasa el rato mientas duran, pero que no van más allá.
Caith_Sith
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31 de agosto de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película entretenida tipo comedia de criminales, en el camino de Guy Ritchie (Lock & Stock, RocknRolla, Snatch cerdos y diamantes...) pero sin llegar al nivel de éste.

Tres adictos a las pesas y a sustancias "musculantes", hacen uso de su reducido intelecto para comenzar a cometer crímenes y salir así de sus mundanas vidas. Hay situaciones divertidas y alguna un poco absurda. Según avanza la película la credibilidad de la historia parece no sujetarse pero eso es lo más asombroso ya que está basada en una historia real.

Actuaciones correctas menos Dwayne La Roca Johnson que no es más que eso... una roca

Se sacan dos conclusiones: la realidad muchas veces supera la ficción y hasta dónde puede llegar el grado de estupidez humana.

Alcanza el 6 por los pelos... y por incluir a Ed Harris en el reparto.
charleslaughton
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4 de septiembre de 2013
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay una cosa clara con Michael Bay: nunca ha engañado a nadie. Su cine siempre ha sido machista, testoesterónico, visualmente desmelenado, explosivo (literalmente), machista, a menudo también racista, grosero a ratos y casi siempre adornado por un sentido del "God bless America" estragante.

Lamentablemente, los aspectos más agradables del cine de Bay han sido limados tras hacer tres filmes de robots transformables, dejando su estilo en algo mucho más PG friendly.

Sin embargo, inesperadamente, hete aqui que Bay se ha descolgado con un film mucho más barato de lo que es habitual, por lo que le han quitado la correa. Lo cual se nota.

"Pain & Gain" es su film más puñetero, políticamente incorrecto y divertido desde "Bad Boys II", a la cual supera con mucho durante casi medio metraje.

La primera mitad de "Dolor y dinero" es, literalmente, lo mejor que ha rodado Bay en su vida: una desmelenada crónica de las aventuras de una panda de descerebrados de categoría narrada con el ya conocido pulso clipero bayiano, aderezada con una cantidad de estupidez y humor bestia que a ratos alcanzan niveles dignos del mejor Sacha Baron Cohen.

Sin embargo, el film luego decae (es lo que tiene que una comedia dure cerca de DOS MALDITAS HORAS CON DIEZ MINUTOS), aunque se sale de la sala con sensaciones mejores de lo habitual, gracias a un "The Rock" más atinado de lo normal, un Wahlberg ajustado, el trabajo del siempre impecable Harris y un guión con no pocos puntos atinados.

Y uno saca varias conclusiones:

1. El terreno de Bay es la comedia para mayores de 18 años, sin duda.

2. Este cineasta es capaz de hablar sobre la estupidez y el patriotismo que inundan su cine de manera más lateral y crítica si se pone a ello.

3. El tipo sigue sin entender que sus películas deberían ser más cortas de lo que son.

4. Tampoco entiende que no debería enfatizar visualmente TODO lo que aparece en pantalla.

Pero bueno. Las cosas son lo que son. Bay es Bay y no va a cambiar a estas alturas.

Aunque se podrá refugiar en la comedia de presupuesto razonable cuando se harte de tanto blockbuster....
metabaron
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