Verbo

Sorpresa es la palabra más adecuada para esta película. Sorpresa es lo que uno siente nada más empezar a verla por la originalidad del tema y, sobre todo, de su tratamiento. Sorpresa es tambien su bella factura en una ópera prima. Sorpresa es, para mí, atreverse -en los tiempos que corren- a hacer una película que no responde a los estereotipos comerciales sino a los intereses y preocupaciones del realizador. Y sorpresa, y bien recibida, es que tengamos una película así en los cines y podamos disfrutarla.

Fumar perjudica seriamente la salud, esto ya lo sabemos. Al deportista le viene mal, pierde rendimiento; al común de la gente también le viene mal porque produce innumerables enfermedades y además merma la economía doméstica. Al señor Chapero-Jackson fumar, creo que cigarritos de la risa u otras cosas le afecta también a la hora de hacer un guión tan bodrio y petardo como Verbo (pongo lo de los cigarritos de la risa y otras cosas porque semejante parida narrativa tiene que salir de lo muy muy profundo, o estar muy muy fumado).

Dudo que a cualquier persona normal esto le parezca normal: tomadura de pelo, bodrio infumable, castaña pilonga, etc, etc, etc. A veces nos toman el pelo con muchas cosas, pero esto pasa de castaño oscuro. Y si encima si la película va dirigida a un público adolescente, el tema ya es de juzgado de guardia.

Que un novel director de cine tenga una idea muy arriesgada e intente hacer una apuesta fuerte puedo llegar a entenderlo; si pega el pelotazo ¡Subidón subidón!, si se da el ostiazo pelillos a la mar y siempre tendremos una segunda, tercera o cuarta oportunidad; pero que una productora de televisión apueste por semejante bazofia es muy fuerte. Hay escasez de ideas, pero también hay gente muy buena con muy buenas ideas.

A todo esto le sumamos un reparto más o menos figurón, porque sino es que creo que pasa al vídeo club del tirón, si es que queda alguno, y hacemos una página web chachi piruli, para tirar ya la casa por la ventana y ya esta, un nuevo bodrio más a costa de telecinco y del Ministerio de Cultura; subvenciones a tuti plen y danos y danos hasta que nos caigamos.

¿SEÑOR CHAPERO, UN POQUITO DE POR FAVOR!

No cabe la menor duda de que Eduardo Chapero-Jackson tiene esa fuerza visual que tanto echamos de menos en nuestro cine. Como así lo demuestra en su primer largometraje, una película de espíritu juvenil pero de razonamiento adulto, que no deja indiferente a nadie. En ‘Verbo’ se fusionan la animación japonesa, el rap, el skate y los grafitis, que a modo de videojuego se van descubriendo los distintos niveles de la vida. Esos pasos que hay que dar en la vida, sin miedo alguno y tomar la difícil decisión de cual camino escoger, aunque ambos caminos lleven al mismo lugar.

Las típicas frustraciones y angustias adolescentes, la incomunicación paternofilial y las sociedades multiculturales, se mezclan con una atmósfera de cómic fantástico, que a veces se pierde en su propia estética y no sabe por donde salir. La película es un viaje interior en busca de los anhelos, de aquellos sueños olvidados o rotos que no pudimos cumplir. Su mensaje es entendible, desea transmitir: el acabar con tus miedos, enfrentarte a la vida con valor, la búsqueda de la identidad, la superación y la maduración personal.

Un filme que peca de ser demasiado oportunista, que va dirigido a una clase de público que le gusta el rap, los grafitis y el skate. Trepidante en su forma y en su ritmo, arriesgada en su manera pero que falla en el intento.

Lo mejor: su mensaje, más positivo no puede ser.

Lo peor: un guión que a veces roza lo absurdo.

Guau, no me lo creo. De verdad que me aún me cuesta creer que haya encontrado dentro del cine español una patochada más vomitiva que “A tres metros sobre el cielo”. Pero mira, sí, con un poco esfuerzo, mucha desvergüenza y escasos escrúpulos el amigo Eduardo Chapero-Jackson (tócate los cojones con el nombre, aunque no haré comentarios) nos sorprende con un esperpéntico Matrix de barrio glorificador de la juventud ni-ni de hoy, de chavales que no valoran la suerte que tienen de acceder a una educación, de tener unos padres con trabajo o el simple hecho de tener una familia.

No, amigos, Sara (la prota) es una cabeza vacía que se siente llamada a grandes cosas porque lo ha visto en un cómic, en la letra de una canción o en un artículo de la Cosmo. Lo quiere todo y lo quiere ahora. Ella tiene que ser la cabeza de una revuelta, de una rebelión contra toda forma de autoridad que le diga que tiene que hacer algo que ella no quiere, una autoridad que puede tomar formas tan diversas como un profesor que te dice que leas el Quijote, el busero que te dice que pagues el bonobús, tu madre que te dice que tomes el yogur o el desprecio más absoluto hacia tus padres que trabajan como negros para pagar cosas mundanas como ropa, casa o teléfono.

Sara siente la llamada de Matrix, Matrix la posee, pero en lugar de tener a Morfeo como guía espiritual, su mentor en el viaje a ese mundo de Peter Pan (donde no hay jefes ni profesores ni autoridad) es un grupo de raperos perroflautas de dudoso talento y discutilble orientación sexual dirigidos por Miguel Ángel Silvestre con la Juani como lugarteniente. Ah, que no se me olvide: van maquillados y vestidos de Robin Hood y con palos de luz comprados en el chino haciendo de sables láser. Telita, mucha telita. ¿Recordais la maravillosa “Cyrano de Bergerac” de Depardieu con dos horas de gente hablando en verso con absoluta naturalidad? Pues Chapero-Jackson intenta hacer lo mismo con resultados como: «El peligro acecha con una flecha» o «Yo soy la grieta en el techo / que transforma el dicho en hecho»… efectivamente, más cerca de rimas del Payo Juan Manuel que de Cyrano. Pero sin duda mi favorita es:

«La palabra vuela como las gárgolas
La palabra es la bala directa hacia las mandíbulas
Es la plaga
que se propaga
como el Ëbola
Es la felcha en el arco de Légolas»

Sí, sin duda ya habréis notado que lo de hablar en verso es más una directriz que una obligación (de lo de cuadrar el número de sílabas ya ni hablamos). Cuando la rima no es complicada, rimamos y cuando no, hablamos normal. Vamos, un poco haciendo lo que nos sale de los cojones, que para eso la película va de luchar contra la autoridad. Y tampoco esperéis a García Lorca ni mensajes vitales… casi todos son diálogos filosóficos escritos a partir de mensajes de galletas chinas de la suerte, efectos especiales de quinta categoría y unas interpretaciones mediocres tirando a malas tirando a muy malas (decepcionantes en algunos casos)… Nivel de truño:

Este bodrio es un truño,
es como coger una mierda del terruño,
si lo sé me mato a golpes con el puño
vaya mierda de actores de nuevo cuño.

En cuanto al contenido, tiene un grito desgarrador al cambio de las relaciones intergeneracionales conseguido con un lenguaje moderno, capaz. Un canto a la búsqueda del optimismo en uno mismo y encontrar sentido a lo que nos rodea.
En cuanto al continente, creo que es acertada en el ambiente la atmósfera y la música.

Sorprendente,llega a tu interior y creo que es una pelicula que te hace recapacitar y te mantiene absorto hasta el final.
!Genial Eduardo Chapero, siento no haberla visto antes.