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Queimada

Drama William Walker, un agente inglés, es enviado a Queimada, isla imaginaria del Caribe, para fomentar una revuelta contra los portugueses. Sin embargo, el objetivo de esta operación no es apoyar la independencia de los nativos, sino que Inglaterra sustituya a Portugal como potencia colonialista. (FILMAFFINITY)
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Críticas 29
Críticas ordenadas por utilidad
30 de enero de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empezare mi critica expresando que la película Queimada en cuanto a la historia que se desarrolla en ella, es aplicable a muchos de los países latinoamericanos del siglo XVIII y XIX donde el desplome de régimen absolutista monárquico, se confunde con la guerra de los diferentes potencias de la época por la obtención del dominio económico dentro de las antiguas colonias, convertidas en nuevas repúblicas.

Además es necesario señalar que la actuación de Marlon Brando y de todo el elenco en general es excelente. También es preciso decir que la ambientación y el desarrollo de los efectos especiales para recrear el Caribe en XIX es digna de admiración sobre todo teniendo en cuenta que esta película se estreno en 1969. Para finalizar tengo que expresar que esta obra cinematográfica es excelente y la recomiendo para su disfrute.
Davis16mpj
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17 de febrero de 2006
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Genial reflejo del paso del mercantilismo al capitalismo, de la exclavitud gratuita a la asalariada. Una historia profunda y humana que ofrece también una valiosa reflexión sobre que la unión hace la fuerza y, sin embargo, la falta de una clara onciencia política puede hacer que esa fuerza se quede en nada.

Destaca una actuación soberbia de Marlon Brando, mostrándonos en su propio personaje las contradicciones del capitalismo.

Buena dirección de Gillo Pontecorvo (aunque se hace algo lento el film en ocasiones), director que nunca dejó indiferente con sus productos ("La Batalla de Argel", "Operación Ogro"). Ésta se hace una cinta imprescindible en el cine político.
Yago Rojo
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10 de abril de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Queimada de Gillo Pontecorvo es una película del año 1969 que trata de la historia en torno a la misión de William Walker, un agente inglés que es enviado a Queimada (una isla ficticia en el Caribe) para fomentar una revuelta contra los portugueses. Sin embargo, el objetivo de esta operación no es apoyar la independencia de los nativos, sino que Inglaterra sustituya a Portugal como potencia colonial. Cualquier parecido con los procesos independentistas o conflictos internos de varios países latinoamericanos no es pura coincidencia y es que si una potencia mundial se muestra muy interesada en la libertad de tu nación algo busca o un beneficio saca de ello. Es destacable el esfuerzo realizado por ambientar la película considerando la época en la que se realizó. En cuanto a los actores, me gusto el trabajo del elenco pero en especial el de Marlon Brando.
andrescm92
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12 de febrero de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Queimada" es cine político-didáctico de izquierdas, en la línea del que cultivaría con más acierto Costa Gavras, con títulos como "Z" y "Estado de sitio". Su intención, en el revolucionario ambiente de los años sesenta y setenta, es ilustrar al espectador medio de modo claro y ameno sobre las maniobras del capitalismo a la hora de acceder a las materias primas de los paises pobres. Basada en un hecho real en el imperio español del Caribe del siglo XVI, la acción fue trasladada al XIX, por ser más adecuado para desenmascarar las miserias de la revolución industrial. España fue reemplazada por Portugal por la presión del régimen de Franco, que no toleraba el menor roce al prestigio de la historia de España (todo lo contrario que hoy). Pero en realidad la crítica se refiere, sobre todo, a los procedimientos ingleses para apoderarse de las colonias de otras potencias con la farsa de la independencia de las mismas. Dicho método es idéntico al empleado posteriormente por los norteamericanos en lugares como Cuba, Filipinas, Irán, Irak, etc. Se levanta a la población sometida contra un tirano, se instala en el poder a un gobierno títere y, en la trastienda, la potencia liberadora se convierte en un nuevo tirano, más despótico aún.
El film, muy bien escrito y dirigido, tiene el aire de una lección elemental de socialismo. Pontecorvo militaba en esa ideología, no era un moralista imparcial, de modo que los negros de la historia, símbolo del pueblo, aparecen sólo como víctimas, nunca como verdugos. El líder revolucionario (Evaristo Márquez) es formado por un maquiavélico agente inglés (Marlon Brando), que tiene la virtud de resultar humano y simpático, hasta el extremo de cumplir con su misión como un simple modo de ganarse la vida, es decir, sin vocación ni el menor patriotismo.
El duelo entre estos dos personajes, el ignorante, pero noble negro, y el cultivado, pero inmoral inglés, constituye el eje argumental de la película. Se trata de oponer al frío egoísmo el generoso idealismo. Y tal y como se nos plantea en el film no hay más remedio que estar con José Dolores, mártir de la libertad de su pueblo.
Lo que ocurre es que ese planteamiento resulta cuestionable si lo confrontamos con la realidad histórica. Todas las rebeliones de cualquier signo, desde Espartaco a la Unión Soviética y Cuba, pasando por la revolución francesa, acaban en una nueva dictadura. Gladiadores, jacobinos o comunistas reemplazan un poder por otro sin con ello establecer una sociedad solidaria y libre. Igual que la República francesa trajo el terror y el imperio napoleónico, el comunismo ha generado represiones y dictaduras.
No obstante en el ambiente, lleno de fe, de finales de los sesenta, Pontecorvo o Gavras creían poder cambiar con el cine la historia. Hoy vemos que no fue así. Que los héroes de izquierdas, como los de derechas, sólo existen en las novelas y las películas; que la política y la economía reales, por desgracia, sirven perpetuamente al capitalismo, por injusto que sea; que el comunismo ha fracasado como Estado y se ha quedado en retórica cultural.
No hay que preocuparse, lo mismo le ocurrió antes al catolicismo, al protestantismo, al anarquismo y demás ismos. Las sociedades humanas, sea cual sea su signo ideológico, son egoistas. No defienden los derechos humanos, sino los del poder de turno. Así ha sido siempre y así será.
Luis
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7 de noviembre de 2010
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ambicioso filme de Pontecorvo que aborda un proceso histórico tan complejo como la independencia de los países americanos y la abolición de la esclavitud, circunstancia que afecta decisivamente el resultado final, que muestra algunas carencias.

No obstante la película resulta siempre sugerente, y como no podía ser de otra manera tratándose de Pontecorvo, comprometida; el realizador se esfuerza por transmitir los diferentes niveles e intereses subyacentes al proceso histórico, delimitando las motivaciones y acciones de los sectores sociales implicados: los antiguos colonizadores, la élite criolla, una potencia extranjera, las compañías propietarias de las plantaciones azucareras, y por último, los esclavos de origen africano. El personaje interpretado por Brando es el eje o nexo entre todos estos grupos; es un profesional, un "conseguidor", y salvando los años y los métodos, sus actividades no difieren en exceso de las que hoy realizan los representantes de los lobbys financieros y empresariales. Frente a él se contrapone la figura de José Dolores (Evaristo Márquez), que encarna al líder revolucionario salido de la nada, manipulado en primera instancia, transformado después en héroe popular, y finalmente en mito.

La película tiene un inconfundible aroma cubano (la revolución castrista cumplía diez años), no sólo por desarrollar su argumento en una isla antillana con esclavos negros, plantaciones azucareras, un colonizador decadente y una potencia pujante interesada, sino también por la forma en que se muestra el proceso de toma de conciencia revolucionaria, así como los métodos de la guerrilla, que se refugia en una inventada Sierra Madre que cabe suponer muy cercana, en su concepción, a la Sierra Maestra cubana. Tampoco son arbitrarias las referencias a una gran compañía extranjera que monopoliza la producción y comercio del azúcar, llegando a adquirir el poder suficiente como para determinar los acontecimientos políticos de la isla.

Es precisamente el carácter ambicioso de la película el factor que más perjudica su desarrollo, especialmente en el aspecto narrativo, que resulta excesivamente esquemático y mecánico; ello se debe a que explicar procesos históricos de este calibre en menos de dos horas es algo realmente complejo. Del mismo modo los personajes, quizá con la única excepción del interpretado por Brando, están regularmente dibujados, si es que lo están de algún modo. La realización es bastante plana, con la excepción del tramo final del filme, que tiene algunas secuencias atractivas, siempre realzadas por la música del maestro Morricone. Pese a estos problemas, la película merece la pena, resulta siempre interesante, y apunta directamente al núcleo duro de las sociedades capitalistas.
Quatermain80
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