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Noé

Fantástico. Aventuras. Drama En un mundo asolado por los pecados humanos, Noé, un hombre pacífico que sólo desea vivir tranquilo con su familia, recibe una misión divina: construir un Arca para salvar al mundo del inminente diluvio. Todas las noches tiene una pesadilla recurrente en la que puede ver la catástrofe provocada por ese diluvio, pero después el sueño termina con la reaparición de la vida en la Tierra. (FILMAFFINITY)
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Críticas 220
Críticas ordenadas por utilidad
5 de abril de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine bíblico nunca me ha llamado la atención. El hecho de que “Jesucristo Superstar”, de Norman Jewison, sea mi largometraje favorito del género (gracias, sin duda, a la magnífica banda sonora del compositor Andrew Lloyd Webber) demuestra a las claras que no es un subgénero que despierte mi interés. De hecho, soy de los que defienden que “Los Diez Mandamientos” es un film mediocre y que Cecil B. DeMille quedó desautorizado como cineasta después de dirigirla. En mi opinión, cintas como “La túnica sagrada” o “La historia más grande jamás contada” representan una forma demasiado artificial de rodar películas, sustentada en interpretaciones muy teatralizadas, recreaciones acartonadas y narraciones poco convincentes. Por ello, comencé a ver “Noé” pleno de reparos, con la única esperanza de contar con el estimulante Darren Aronofsky detrás de la cámara.
Y es que, si algo caracteriza a este realizador, es su especialidad en rodar filmes intensos y extraños. Desde su debut con “Pi”, en alusión al símbolo matemático, ha rodado trabajos en los que plasma su particular universo, peculiar, agobiante y poblado por seres que transitan entre el tormento y la extravagancia. Títulos como “Réquiem por un sueño”, “El luchador” y “Cisne negro” (su mejor obra hasta la fecha) integran una filmografía que rebosa energía y brillantez. Pocos directores han rodado viajes interiores como él, desplegando tales dosis de intriga, pasión y locura. Sin embargo, no reconozco a Aronofsky en la mayor parte de las escenas de “Noé”. Me temo que, quizá desbordado por la envergadura de esta millonaria superproducción, ha tratado de recuperar la inversión valiéndose de una extraña mezcla de géneros (aventuras, místico, fantástico y familiar), lo que ha dado como desenlace un producto desnortado y mediatizado en exceso por su repercusión.
Destacan dos aspectos positivos. El primero es su impecable factura técnica. El segundo, un excelente reparto formado por grandes intérpretes, a cuya cabeza se sitúa un imponente Russell Crowe, figura clave de cada uno de sus fotogramas. La abrumadora presencia del actor neozelandés traspasa la pantalla. Desde sus sobresalientes actuaciones en “L.A. Confidential”, “El dilema” o “Gladiator”, Crowe ha ascendido a ese nivel superior en el que su mera participación en una secuencia la dota de mayor calidad. En “Noé”, pese a no dar vida a un personaje con tantas posibilidades para deslumbrar, consigue que de su porte y de la profundidad de su mirada brote toda la intensidad mística sobre la que el realizador pretende construir su historia.
En el apartado negativo, el eclecticismo de la narración termina por desorientar al espectador. Tan pronto ofrece una batalla que recuerda a “El señor de los anillos” como un plano conmovedor, más propio de un ingenuo cuento infantil. Parece como si quisiera rendir homenaje a diversas maneras de entender el Séptimo Arte, desde la grandilocuencia hueca de Jerry Bruckheimer al estilo poético y filosófico de Terrence Malick. Sin embargo, esa mezcolanza deriva en un resultado, cuando menos, confuso.
Participan asimismo en el elenco Jennifer Connelly, Emma Watson, Anthony Hopkins y Nick Nolte. Las estrellas de esta superproducción acumulan tres Oscar de Hollywood y diez nominaciones a la estatuilla dorada y desempeñan una labor correcta, aunque siempre a la sombra del eficaz e indiscutible Russell Crowe.
www.cineenpantallagrande.blogspot.com
@gerardo_perez_s
gerardops
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5 de abril de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Biblia, dejando de lado interpretaciones teológicas e implicaciones religiosas, y enfocando su carácter desde el punto de vista más literario posible, sobre todo en los pasajes del Antiguo Testamento, se nos ha presentado como una serie de relatos cargados de misticismo, fantasía, personajes de presencia sobrenatural y supraterrenal, y una gran importancia de la épica en sus narraciones. Muchas de sus historias, están protagonizadas por auténticos héroes, que incluso en más de una ocasión, presentan poderes, al más puro estilo cómic de la actualidad. Y pese a que pueda resultar atrevida esta última comparación, no creo que sea equivocada, pues si bien en muchas de las viñetas más famosas de nuestro siglo se ha planteado la dicotomía héroe-deidad (con casos como el de Superman), muchas de las adaptaciones para la gran pantalla del libro sobre el que se sustentan dos de las religiones más poderosas de la historia, abordan ese problema desde una vertiente más humana.

En ese punto entre el Dios y el hombre en que la comunicación parece romperse se sitúa la última película de Darren Aronofsky. Adaptando para la gran pantalla el mito de Noé y el diluvio universal que sirvió para purgar a la humanidad del mal que la estaba corrompiendo, tema que cobra vigencia en nuestro turbio presente, el realizador aborda su primera superproducción de una manera titubeante, quedándose a medio camino entre su particular estilo, y el blockbuster al uso.

Echando la vista atrás y recordando otras adaptaciones de distintos episodios del Antiguo Testamento, resulta fácil observar una serie de patrones que en la época dorada de este género, se repitieron con mejores o peores resultados, siendo el mejor ejemplo de este género la legendaria "Los diez mandamientos" de Cecil B. Demille con Charlton Heston en el papel de Moisés. Estamos hablando de superproducciones de presupuestos desorbitados, con diseños de producción sobrecogedores, un marcado carácter épico, un gran sentido del espectáculo y poca implicación moral en los resquicios del relato. "Noé" en muchos momentos de su metraje, pretende seguir estos cánones, convirtiendo su propuesta en un exagerado ejercicio de entretenimiento que copia o plagia elementos de otros grandes blockbusters actuales sin piedad, buscando conseguir una película hormonada acorde a los tiempos que corren en los grandes taquillazos de los últimos años. Un paso en falso para un Aronofsky que no termina de dominar ese género ostentoso en recursos y medios. Pues si bien la cinta se muestra grandiosa y poderosa, es en los momentos de mayor pretendida épica, cuando la película llega a rozar el ridículo en algunos compases.

Mucho más cómodo se encuentra el director de "Cisne Negro" en la vertiente más personal de la cinta. En un tono más cercano a sus anteriores películas, el drama familiar y moral que se desarrolla alrededor de Noé, consigue elaborar imágenes de una hermosa plasticidad y una bien pretendida evocación mística en las que el realizador consigue poner sobre el papel algunos dilemas éticos e incluso algunos planteamientos religiosos más que interesantes. En la cercanía de unas interpretaciones correctas como la de Russell Crowe o Logan Lerman, o maravillosas como las de las bellas Jennifer Connelly y Emma Watson, es cuando la película gana puntos y llega a presentar escenas tan maravillosas como la visión personal del director sobre el mito de la creación, uno de los mejores momentos del filme para el que esto suscribe.

Es en la lucha personal del individuo con Dios cuando Aronofsky más convence, dejando una impresión artificial y fría cuando enfrenta al colectivo contra los elementos. "Noé" se salva por las tragedias de sus protagonistas y hace aguas en su sentido más épico. Y es que estamos ante una película que pese a tener a un director grande detrás, que por momentos sabe lo que quiere, no puede evitar que su barco se descompense en las mal pretendidas aras de la gloria. Así que no queda más que agradecer ese tono intimista de muchos momentos del film, y pedir a un director de demostrada maestría, que evite en la medida de lo posible futuras incursiones en un cine despersonalizado que no le sienta nada bien a su particular y personal estilo.
EuTheRocker
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5 de abril de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No se si ver esta película como cine espectáculo o como una libre adaptación del episodio bíblico que retratan. Más bien funciona como lo primero que como lo segundo, pues no creo que ningun no creyente le venga la fe una vez vista la película o que ningún creyente vaya a perderla por lo mismo.
Como cine espectáculo da lo que se le pide a ese tipo de cine, con un diluvio universal que parece eso, universal.

La entrada de los animales en el arca, puede que algunos canten un poco los efectos, me recordaban a Jumanji, pero en general están bastante logrados. Me falla bastante el episodio de la creación con esa serpiente que si que es Jumanji total.
Por cierto, el episodio de la creación, que parece copia del episodio de la creación del universo de El árbol de la vida, si está bien metido en la película, no como en aquella. Otra cosa sería el resultado visual entre uno y otro y el de Noe pierde bastante con esa serpiente tan de ordenador y esos Adán y Eva tan fosforitos.

Los vigilantes, que no recuerdo si aparecían en la Biblia pero creo que no, no estarían mal puestos si no fuera porque me recuerdan demasiado a los Transformers o a los árboles andantes de El señor de los anillos, lo que hace que la película pierda credibilidad. Al hablar de credibilidad me refiero a que puedo creerme el diluvio y lo del arca pues está bien contado. Otra cosa es que me crea que los Transformers ayudaran a construirla.

Como adaptación del episodio del arca creo que se pasa un poco poniendo un Noé que es poco menos que un psicópata, queriendo matar a todo quisqui ya que Dios se lo ordena.

En el terreno interpretativo, salvo a Emma watson, la única alumna de Hogwarts a la que de momento le funcionó la varita de mago, el resto, incluida Jennifer Connelly, están bastante anulados.
El malo, Ray Wistone, funciona como antagonista, ya que todo héroe necesita su némesis. Siempre y cuando se pueda ver a Noe como un héroe pues muchas de sus decisiones no son lo que se dice muy éticas.
Matusalen, (Anthony Hopkins) obsesionado con comer bayas, está como elemento cómico. Aunque pensándolo bien si no es por él habría que ver como Noé construía su arca.
Y en Russell Crowe no veo en ningún momento a Noé. Será que estoy demasiado acostumbrado a las versiones bíblicas de los años 50 donde todos eran muy buenos o muy malos sin término medio.
jesus
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6 de abril de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace poco pensaba que la Biblia era una buena fuente para rehacer historia, y el cine es una forma mas que efectiva de darla a conocer, Noah con todo y sus respetables licencias creativas trata de hacer esto, la visión del hasta ahora aceptable Aronosfky es una entrega extraña que se debate entre el cine de guerra, religioso y un condicionado género apocalíptico tintado de una extraña ciencia ficción, esto en concepto de personajes, las actuaciones están pasables, sobre todo la de los protagonistas, eso si los secundarios juveniles quedan debiendo y bastante, y en ella incluyo una esforzada pero no encontrada Emma Watson. La libertad con que el director toma la Historia no me resulta molesto, esto lo hablo desde un concepto de guión, al final lo que se quiere es eso siempre, contar historias, el problema con Noah es que en su planteamiento de conflictos argumentales la resolución resulta terriblemente risible, algunos personajes están realmente mal delineados y no me convencen en base a lo que se cuenta, Hopkins si nos da buenos momentos, (tal vez lo peor esos decepticon convertidos en piedra), Darren da su visión de los hechos y llena de excesos una historia que lo ocupaba era simpleza, eso si como es común en estos blockbusters los efectos en su mayoría son buenos, y el filme no se hace tan aburrido apesar de sus 20 min finales innecesarios, eso si hay unas secuencias que valen la pena, sobre todo la de los sueños, Noah es una rara mezcla, que parece haberse ahogado en el mar en donde abunda la pretensión, el cine comercial y un extraño cine de autor y visión de la creación
CINELOCURA
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7 de abril de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Darren Aronofsky nos cuenta una fábula en la que los hombres somos castigado por la esencia de nuestra propia naturaleza, sin encontrar respuesta en un Dios (Creador) caprichoso que hace y deshace con el destino de la humanidad lo que le apetece.
La cinta no es aburrida y su metraje no se nota excesivo. Sujeta a un primer acto lleno de una belleza visual desmesurada, logra llegar a un público sea o no religioso llenando de efectos especiales y grandes actuaciones, entre ellas la última parte de Russell Crowe como hombre perturbado, y su esposa en la cinta Jennifer Connelly. Toda una película que pone en duda constantemente el destino de los que la protagonizan. Hace ya mas de cincuenta años Hollywood descubrió que existía un descomunal potencial de público católico en su comunidad, y que estos añoraban la presencia de la Biblia en una cultura americana cada vez más moderna y mestiza de religión. Así que engendró numerosas obras donde el mensaje católico y la majestuosidad de Hollywood se fundían, y funcionó. Hoy , en plena crisis del cine y creatividad, la industria del cine vuelve a meter la mano en la hucha de nuestras conciencias.No es cuestión de fe...es cuestión de dinero.
EDUMALAGA
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