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Hable con ella

Drama. Romance Benigno es un enfermero que se enamora de una bailarina a la que no conoce. Tras un accidente, ella entra en coma y acaba bajo su cuidado. Cuando una torera sufre una cogida y cae en coma, es llevada a la misma sala, y Benigno entabla amistad con su acompañante, Marcos. Dentro de la clínica, la vida de los cuatro personajes fluye en todas las direcciones, pasado, presente y futuro, arrastrando a los cuatro a un destino insospechado. (FILMAFFINIY) [+]
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Críticas 133
Críticas ordenadas por utilidad
30 de septiembre de 2023
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Se levanta el telón en la sala e irrumpen dos mujeres bailando al compás de “O let me weep, for ever weep” de Henry Purcell. En medio de una decena de sillas de madera, un hombre las persigue intentando tocarlas. Una de ellas cae muerta, y la otra, en cuestión de segundos, como en un ritual ya preestablecido, hace lo mismo.

En la primera fila de la sala, dos hombres están sentados, uno al lado del otro. Uno de ellos no puede evitar llorar como un niño ante el estupor que le produce la interpretación de los artistas. El otro, lo mira de reojo, no pudiendo creer que un hombre pueda llorar con un sentimiento tal. Ambos no se conocen, pero el destino escrito de antemano como un designio de oráculo griego, será el encargado de hacer que se unan en una particular amistad que perdurará por el resto de la historia.

El hombre de las lágrimas es Marco (Darío Grandinetti) un periodista argentino que escribe una columna para el diario “El País”. El otro, es Benigno (Javier Cámara), un joven madrileño de 30 años, enfermero y que aún no ha conocido el amor.

Marco deberá conseguir una entrevista con Lidia Gonzáles (Rosario Flores) una torera sevillana que acaba de romper con el matador “El niño de Valencia”, con quien compartió las primeras planas de las revistas del corazón. Lidia se niega a otorgar entrevistas a aquellos que sabe que la van a interrogar acerca de su vida privada, pero ante una inesperada ayuda que le brinda el periodista, decide a modo de compensación, brindarle el reportaje.
Mundotechnicolor
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4 de marzo de 2024
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Estamos ante mi película favorita de uno de mis cineastas favoritos de todos los tiempos, Pedro Almodóvar. Estamos ante la sublimación absoluta y cerrada de todas las convenciones caligráficas de su cine, uno de los más personales y perfectos formal y temáticamente del mundo. Estamos, más allá de la propia historia, ante una fiesta de la cultura por todos los artistas que se van asomando, con más o menos notoriedad o como mero cameo, ante una de las películas más redondas del siglo XXI.

Ante una cámara manejada con el oficio de uno de los más personales y reconocibles creadores del planeta, el film respira lo almodovariano de principio a fin, tanto en sus momentos melodramáticos, como en los cómicos, que también los hay y en su justa y perfecta medida, sin abusar de ellos. Pero más allá del festival para los sentidos que siempre es el cine de Almodóvar, por su exacto metraje de 112 minutos desfilan lo mejor de la cultura mundial: desde Pina Bausch (con cuya desesperada danza apertura el film) hasta Caetano Veloso interpretando de manera mágica “Cucurrucucú paloma” en presencia de Cecilia Roth y Marisa Paredes, pasando por la danza de Malou Airaudo para cerrar la historia.

Entre medias, y sintiéndose pletórico y rey del mundo cinematográfico como Almodóvar es, el manchego se permite introducir en mitad de la película un corto mudo y en blanco y negro titulado “El amante menguante”, gozosamente provocador y valientemente esperpéntico, interpretados por unos fantásticos Paz Vega y Fele Martínez. Pura gozada dentro de una de las mejores películas de la historia jugando con los tiempos narrativos, donde pasado y presente se van entremezclando sabiamente para ir conformando una historia irrepetible por mágica.

Pero, para poder alcanzar la perfección fílmica ante la que nos encontramos y convertirla en un templo del cine, Almodóvar cuenta, más allá de su personal caligrafía visual y su guión apabullante, con dos poderosos aliados, afortunadamente ineludibles en su cine: la portentosa dirección de fotografía de Javier Aguirresarobe y la mágica partitura musical del genial Alberto Iglesias. Ambos se superan a sí mismos en “Hable con ella” e impulsan hasta el mismísimo cielo sus límites artísticos en esta obra maestra.

Lógicamente, para que la máquina funcione a este nivel de perfección, tiene que estar engrasada con unas interpretaciones a la altura de las circunstancias y también en eso la película está sobrada: en la primera película en la que Almodóvar se centra en personajes masculinos por encima de los femeninos, el derroche profesional de Javier Cámara y Darío Grandinetti es de los que quedan escritos en los anales del cine. Notables por su dificultad y sus inmensos resultados las aportaciones de Leonor Watling y Rosario Flores, así como el imán inacabable que siempre supone la presencia en cualquier cinta de mi idolatrada Geraldine Chaplin. A todos ellos les acompaña un rosario de cameos inabarcable que subraya mi sensación de que estamos ante una fiesta de la cultura.

Semejante historia merecía ganar el Oscar al Guión Original y así ocurrió en la edición de 2002, como también el Globo de Oro a la Mejor Película Extranjera, Premio Bafta, Premio César, cinco Premios del Cine Europeo… todo es poco para reconocer a una de las grandes obras de arte de nuestro tiempo.

Una historia que bascula entre los despiertos y los dormidos, entre los que sufren una vida supuestamente normal y los que están en coma, entre el amor y el desamor, entre la pasión y la lujuria, entre lo retorcido y lo sincero, entre la homosexualidad y la heterosexualidad, entre los prejuicios y la necesidad de romper barreras… Todo, está todo, porque “Hable con ella” es sencillamente perfecta.
Sergio Berbel
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19 de marzo de 2024
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Retorcida y original historia de amores, con ritmo tranquilo en exceso y una pareja protagonista compleja, cuyas encarnaciones son estupendas, así como sus acompañantes. Planos buenos en general y ocasionalmente característicos y armoniosos, con un contado protagonismo musical perfecto. Explora el rechazo y el amor, con una exploración entre contradictoria y enfermiza.
Am0r
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24 de octubre de 2006
17 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aprovechando el imparable filón comercial a nivel internacional de sus películas en la última década, Almodóvar nos la da con queso perpetrando otra de sus exageradas historias de pasiones y amores al límite, que no es sino un culebrón hospitalario disfrazado de "obra de arte", un ejercicio pretencioso y casi onanista protagonizado por bellas durmientes y enfermeros violadores que encuentra su punto álgido en una historieta en blanco y negro del todo ridícula. Nada que ver con la deliciosa "Volver".
Wasteland
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29 de octubre de 2006
9 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
La siguiente película de Almódovar tras su rotundo e indiscutible triunfo con "Todo sobre mi madre" (lo de menos fue el Oscar) es un drama de cuatro personajes (dos masculinos y dos femeninos): los masculinos (magistral Cámara y magnífico Grandinetti) son los personajes activos. Javier Cámara es Benigno, un enfermero meticuloso y agradable que lleva cuidando durante cuatro años a una hermosa joven, ex-bailarina de ballet (Watling), que está en coma y de la que está profundamente enamorado. Grandinetti es un escritor melancólico (llora y se emociona con asiduidad) que conoce a Benigno en la clínica dónde éste trabaja al tener una grave cogida su novia, una torera (Flores), que la deja también en coma. Los personajes femeninos son los pasivos, dado su propio carácter.
Almódovar diseña dos historias paralelas y lo hace prosiguiendo el camino hallado en "Carne trémula": su cine se ha hecho más maduro, sereno y reposado, pero también más triste y pesimista, quedando muy pocos retazos de su típico y original humor.
Almódovar adopta un estilo de detallista realización, sublimando el significado e importancia de los objetos y acercándose a temas francamente humanos y melodramáticos: la soledad, la solidaridad en el dolor, las heridas del alma, el amor puro que es profanado por otro acto de amor que lo ensucia, pero por el cual se invierten los términos y la profanación da doble vida al casimuerto y entierra al vivo (y hay que escribirlo así, casi en clave, para el que no haya visto la película).
Hay poco humor, como ya he indicado, en este Almódovar maduro, practicamente sabio, y mucho dolor pero el humor que hay es muy original, fresco y convincente: inserta el manchego un cortometraje inventado de cine mudo, interpretado por Fele Martínez y Ana Álvarez, de lo más atractivo, divertido e ingenioso.
"Hable con ella" es una película emocional pero serena, la más madura de su autor, un cineasta incorruptible, de espléndida dirección de actores como siempre y con un final indesvelable por lo que supone de giro en la historia. Colaboración especial de Caetano Veloso cantando su "Paloma blanca" de manera irresistible y personal.
kafka
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