Hable con ella

Es injusto realizar una escala de las mejores películas de Almodóvar, pero "hable con ella" merece este título. Posiblemente es una de las películas más conmovedoras, inteligentes, polémicas y bella de todos los tiempos. Sus ritmos, sus escenas, su música y sobre todo su historia son totalmente inigualables. No hay mucho más para decir, tan solo véala y guárdela en su lista de películas favoritas. Y, vez en cuando, en aquellos momentos en donde necesites volver a sentir, a emocionarte y a utilizar el cine para aprender, simplemente volvé a verla.

Almodóvar crea una película sobre la soledad, los sentimientos y la amistad, con un guión muy acertado que crece durante toda la película.

La película a nivel mundial recogió premios, recaudación y tuvo buenas críticas tanto de prensa como de público.

Javier Cámara y Darío Grandinetti muy bien, dos personajes opuestos, unidos por el destino.

Lo mejor: Como crece la historia.
Lo peor: Caetano Veloso metido a calzador cantando.

La soledad. Ese amargo sentimiento que te consume por dentro. El ‘zoon politikón’ de Aristóteles se eleva, etéreo, a través de la desolada mirada de un Almodóvar maduro que destruye al hombre con la ausencia de la mujer. Hable con ella es la expresión, desfigurada y lírica, de la nostalgia de los abrazos, de las caricias, del amor que fue y, aun siguiendo siendo, ya no será. Con un elenco de estrellas donde la cantante nacional Rosario Flores brilla inesperadamente, el genio manchego da la bienvenida al nuevo siglo con su etapa más pesimista y oscura donde los sentimientos, a flor de piel, se consumen como una fogata en medio de la tundra. Estos sentimientos quedan presos en los personajes de Benigno Martín (Javier Cámara) y Marco Zuluaga (Darío Grandinetti), las costillas rotas de dos Evas en coma que luchan, incansables, contra el olvido, la soledad y la muerte.

El maestro de Ciudad Real nos habla de la importancia de ellas, las mujeres, desde la deconstrucción a la que se somete a sus dos protagonistas, condenados por los aciagos vientos del abandono. El primero, Benigno, reputado enfermero del hospital ‘El Bosque’, está a cuidado de Alicia (Leonor Waitling), su Bella que permanece Durmiente durante cuatro años desde un accidente de coche. El segundo, Marco, periodista, reaviva la llama apagada de la pasión gracias a una torera cordobesa llamada Lydia González (Rosario) atrapada en el cruel mundo de los hombres. Sin descuidar sus temas predilectos como la maternidad o las perversiones sexuales, Pedro Almodóvar nos ofrece un huracán inclemente de emociones con nombre de mujer que zarandea un mundo destinado a los hombres, demostrando, una vez más, que sin ellas la vida no tiene sentido.

La prodigiosa narrativa del director, minuciosamente perfeccionada con el inicio de siglo y también apreciable en su posterior La mala educación (2004) es capaz de crear todo un universo de misterios a través de los tiempos de sus protagonistas, ordenados estratégicamente con el fin de hacer del intimismo un elemento indispensable para comprender a sus animales, Benigno y Marco, atrapados y heridos por el cepo de la melancolía en el sombrío bosque de la desesperación. Dos hombres doblemente abandonados por las mujeres que cabalgan juntos a lomos de la confidencia, de unos diálogos que consuelan su prometeica tortura con una de las amistades más sinceras del cine nacional. Pedro Almodóvar se encarga personalmente de que entremos en su mundo, de que nos cobijemos entre esas paredes de colores apagados y depresivos del hospital para encontrar el calor en las gentiles manos de Benigno y Marco de una manera tan dolorosa como tierna.

Y es que resulta imposible no entrar en el mundo que Almodóvar plantea porque, al fin y al cabo, ¿quién no se ha sentido solo alguna vez? ¿Quién no ha sufrido el latigazo del amor? ¿Quién, como Benigno o Marco, no añora a alguien? La humanidad y el realismo con los que el director brea a sus dos protagonistas descubren la necesidad del amor como un sentimiento perversamente bello, como esa encarnación del amor muerto que son Alicia y Lydia, dos Ofelias ahogadas en el río del destino.

El reparto es una redonda congregación de estrellas donde Almodóvar apuesta por nuevas caras para su cine, como el inestimable Javier Cámara que llena de bondad e ingenuidad a su personaje y que repetiría en producciones posteriores, sin olvidarse de sus viejas conocidas como la entrañable Chus Lampreave dando vida a esa vecina cotilla o Loles León que, aunque sea por poco tiempo, dejan ese sello inconfundible entre el horterismo y el ruralismo del cotilleo y la prensa rosa tan característico en el cine del maestro. Por otro lado, e inesperado para mí, Rosario Flores encaja como un guante en su papel de Lydia González, no amedrentándose ante la cámara y llenando la pantalla con esa mirada de cordero, asustada ante la adversidad, pero fuerte y salvaje como un toro. Por último, la sensibilidad que Darío Grandinetti da a Marco, con esa falsa compostura y fascinante presencia en escena, hacen de su personaje la expresión máxima de la desolación del hombre abandonado por la suerte, abandonado por el amor, abandonado por ellas, siempre acompañado del sentimentalismo artístico que Almodóvar emana en todas sus películas gracias a la preciosa banda sonora de Alberto Iglesias.

Hable con ella es la forma con la que Pedro Almodóvar nos cuenta, para no olvidarnos, lo importante que son las mujeres en este mundo de hombres, como tantas veces ha expuesto en su filmografía, pero nunca de una forma tan íntegra y personal, y la importancia de la comunicación para poder consolar esa enfermedad que cada vez nos afecta más, sobre todo en los tiempos que corremos, llamada Soledad.

Me atrevería a decir que esta película (y Carne Trémula si me apuran) son los únicos filmes del manchego prodigio que NO ME PROVOCAN UNA INMEDIATA SENSACIÓN DE ESTUPOR, ALERGÍA y en CASOS GRAVES hemorroides.

Y es que le casca un siete al filme, alguien que desde luego no cuadra con el estilo de Pedrito. Alguien cuyos chistes de pollas y supuesto humor no encuentra, alguien al que las conversaciones y los personajes supuestamente estilísticos le resultan más raros y paródicos que otra cosa...alguien que no entiende su cine vamos.

Pero coño, que me den si Hable con ella no le ha salido redonda. Ni universo masculino, ni femenino ni leches. Un retrato seco, áspero y directo a la sien de la soledad, la desesperación, la enfermedad y en menor medida del amor.

Una de las palabras que más se utiliza en el proyecto en cuestión es CONTENIDO. Y no es de extrañar pues aquí se evitan las habituales salidas de tono del manchego. Tampoco hay humor en sí (salvo quizás alguna conversación de Grandinetti y Cámara).

Con lo cuál esto se trata de un drama en MAYÚSCULAS.

Y cuenta con cuatro actores inmensos. Destacaría a Darío Grandinetti por encima de todos ellos junto con Rosario Flores.

La historia se cuenta con ritmo y prosigue paralelamente dos historias de cariño y amor. Una de ellas dando un giro sobre la desolación ante el estado en coma de un ser querido, la otra en un giro más perverso, que cuadra con los personajes.

Y eso por no hablar del espléndido segmento de Fele Martínez y Paz Vega que a un servidor le parece cojonudo.

Y todo apoyado por una trama realista y directa, que trata el tema de los pacientes en estado comatoso desde el punto de vista de aquellas personas que sin quererlo ni beberlo se encuentran con que una persona a la que quieren y estiman no puede hacer nada, y a los médicos solitarios que cuidan de las pacientes.

En fin, un film que para mi sorpresa SÍ RECOMENDARÍA a todo el mundo.

PS: No sé que le ha pasado a Pedrito en los últimos años, pero antes le echaba más narices a las películas, se arriesgaba más. Me cuesta creer que en una de sus películitas de hoy día convirtiese a uno de sus personajes en una torera famosa.

Hable con ella es una película bastante buena, un drama donde el conflicto principal es un amor loco…si un amor de locura de esos tormentosos y tóxicos. Aunque la película tiene un ritmo lento y no contiene las excentricidades clásicas del cine de Almodóvar, el desarrollo de una idea compleja y llamativa está latente a través de personajes profundamente solitarios que simplemente quieren experimentar el amor en cualquiera de sus formas. Hable con ella es una película que dejara un hueco de emociones conmovedoras en el espectador.