Las vírgenes suicidas

Debut cinematográfico de una directora muy interesante. Esta cinta tiene buenas pretensiones, pero no me acabó de llenar del todo. Está muy bien rodada, tiene actores excelsos, una trama muy interesante, y a medida que avanza parece que mejora en el interés que le presto pero no sé qué la veo que no me agrada. Las temáticas infantiles y juveniles no me suelen gustar. Pero no sólo esta, sino todas. Especialmente las de niños, que no es el caso de ésta. Es dulce e intenta conectar con esa realidad infantil y juvenil tan difícil de plasmar en una película.
El intento de suicidio de la niña está tratado con una cierta frivolidad y ligereza, sobre todo los padres y las hermanas. No sé si pretende construir así una crítica política a los movimientos conservadores.
El padre parece perdido en su propio mecanismo menta, y las preocupaciones domésticas de la madre no alcanzan a comprender la necesidad de atención que requiere su hija. La relación con las hermanas no está especialmente bien tratada, y no sé muy bien y si no habría ahí un tema fructífero para indagar.
Lo inevitable sucede y el acontecimiento marca, por supuesto, la vida de todos los protagonistas, familiares, amigos y compañeros de instituto.
No sé cuál es la pretensión de la directora, pero probablemente sea la necesidad de comprender una realidad que a veces no se le presta la atención necesaria. Los signos externos que las hermanas muestras volviendo al colegio no permitir vislumbrar las razones o los motivos que impulsaron a la hermana pequeña a hacer lo que hizo. Probablemente no hay explicación, sin más. Intentamos racionalizar incluso aquellas cosas que no se sujetan a la razón. La intuición, la emotividad, y la corporeidad de las cosas explica muchas cosas, sin necesidad de acudir a argumentaciones basadas en la razón. Por eso se desliza desde un hecho dramático -el suicidio-, a una historia alegre -el enamoramiento de la hermana.
Al final la cinta tiene algo, seguramente la recordaré con los años. Tiene mejor desarrollo que principio.

En pocas ocasiones uno se topa con una película que sea una opera prima pero que no lo parezca. Sofia Coppola nació, se crió y creció en el cine como testigo de lujo de la carrera de su padre. Luego, despegó su carrera con actuaciones en películas de su progenitor, a continuación participó en el guion de "New York Stories" compartiendo el libreto con nada menos que Scorcese y Allen; por último, dio su gran salto al dirigir un corto de 14 minutos con temática adolescente, el cual le dio pie suficiente como para dirigir su primer filme.

"Las vírgenes suicidas" es una película atravesada por la angustia adolescente y eso se demuestra en su tono bivalente: es un drama y posee conflictos intensos, no obstante, exprime las emociones mezclados de estos adolescentes y nos inserta en sus vidas con una calidez alegre y vibrante. Las imágenes de Coppola son hipnóticas, sugestivas, afectadas y bellas. Quién diría que Corine Day trabajaría solo en una película en toda su carrera y lo haría de maravilla.

En este punto podríamos hacer mención de lo destacado de esta película, sin embargo, no es mi mayor deseo en este momento. Mi experiencia viendo a Coppola me ha traído películas de calidad, "Lost in Translation" o "Marie Antoniette", por ahora.

En ambas cintas Coppola tiene una capacidad destacada de ser donairosa y deprimente con un mismo régimen repetido: vidas insatisfactorias entre el hastío y la opresión. Sus personajes se trazan en torno a contextos fastidiosos, molestos, hasta llegan a ser ridículos. En "Las vírgenes suicidas" podemos señalar ese contexto característico mediante el barrio ostentoso, los adultos chismosos o la escuela corriente.

Ese contexto no es la única fuente de exasperación, pues, aunque se muestra poco, la represión doméstica y la rigidez religiosa de los Lisbon son el verdadero problema y funciona a través de sugerencias narrativas. Un aspecto que imprime más interés incluso en esa procedencia familiar es, precisamente, ese estilo de narración. Pese a que esta es la historia de las hermanas Lisbon, la sinopsis dicta que esto va acerca de cinco chicos que se obsesionan con ellas. El narrador no está clarificado, por eso, las intimidades están tan bien contadas.

El motor narrativo de hechos de esta película se inspira por lo que se conoce de fuera de esa casa, no de dentro. Siempre se nos cuenta con sugestiones de invitados: el alumno de Richard, la periodista, los taladores, Trip, las ventanas de la casa, etc. Es como estuvieras contando la historia de tu vecino, la perspectiva induce con ingenio a la duda.

El mundo exterior es el precipicio desde el que se nos muestra la vida de esta familia, parece casi el relato de una maldición, de una época lejana, de historias desconocidas que uno desee conocer. Parece como prender "Investigation discovery" y escuchar los relatos de los vecinos.

En paralelo, se van narrando los encuentros amorosos de las hermanas, quienes empiezan a ser deseadas por su belleza. Todo se narra de afuera hacia adentro otra vez, no llegamos a conocer aspectos de la intimidad. Pero lo que sucede fuera parece un acto reflejo de lo que ocurre adentro (zona spoiler *2). La trama de amor adolescente será lo más cercano a algo visto con anterioridad que cualquiera puede notar en esta película, pero en este filme no es de la misma manera.

Para este punto, ahora sí, destacar las interpretaciones de todo el elenco. Desde jóvenes hasta adultos, todos cumplen su función como bloques de una comunidad en crisis, tóxica, con morbo e incomprensión sobre la angustia y el sufrir adolescentes. El portal al mundillo que crea Coppola nunca se sintió tan cerca como en su opera prima, la cual no lo parece. Dunst y Hall entregan trabajos memorables, con retratismo y sentimiento, con miradas turbadoras.

El empleo etéreo del color y la música de la época utilizada de esa forma tan directa pueden funcionar como un punto más, un punto más de atmósfera para este precioso filme. La dirección de Coppola es medida al detalle y funciona muy bien con el estilo de narración de la película.

Pueden haber errores técnicos con respecto al montaje y a la decisión de mostrar ciertas cosas a medias. A veces, se nota una indecisión de la realizadora por mostrar con detalle u omitir lo gráfico en sus escenas, esto termina confundiendo a veces, porque son escenas que suceden muy rápido.

A último momento, Coppola toma ciertas decisiones que resultan inconsistentes en su guion, pero no evitan que éste esté armado con habilidad e ingenio. La idea de romper la trama de Trip y agregarle una explicación en retrospectiva tiene poco mérito, quizás hubiese funcionado mejor (zona spoiler *1).

Las pocas intromisiones en la casa de los Lisbon son prudentes para el guion, sin embargo, aunque hubiesen extendido más el filme, uno se queda con ganas de más y más escenas de intimidad. Por ejemplo, podrían haberle agregado peso al cura de Scott Glenn, eso queda en la nada.

En esa extraña sensación de opresión, amor adolescente y tragedia, "Las vírgenes suicidas" termina siendo una obra indispensable, con atmósfera, hipnosis, música acoplada e imágenes bellas. La narración es un viaje de la memoria y crece poco a poco en nuestras cabezas cuando vemos el final. Coppola impone experiencia donde no la habría.


8,3/10

Cargada de lirismo y de simbología, la primera película de Sofia Coppola es una rareza de una estética muy particular y con una historia familiar que parece una maldición caída sobre ellas. Con un reparto en el que aparecen caras tan conocidas como Kirsten Dunst, Kathleen Turner, James Woods, Josh Harnett o Danny DeVito, y una forma de narrar muy particular, "Las vírgenes suicidas" está lejos de los mejores trabajos de la directora, pero ya deja ver que hay una autora con sello desde los inicios de su carrera.

Parece que para algunos críticos basta un enfoque distinto, un mínimo toque de reposo respecto a lo habitual para que un relato con las mismas frases, los mismos lugares y los mismos complejos de siempre parezca bueno. Debe ser que si se crea una atmósfera sutil y un pausado transcurrir ya no hace falta pensar. Entonces los personajes pasan a ser esclavos de esta ambientación envolvente y ya no importa si están pésimamente dibujados, si sus diálogos son ridículos y previsibles y si no hay ni un mínimo esfuerzo neuronal para intentar profundizar en sus actitudes.

El problema no es que la cinta no sea verosímil, sino que no lo es en beneficio de nada. Sólo vive para contar esos detalles, los pequeños gestos y los pormenores casuales que tanto gustan a los finos paladares. Pero ni siquiera con esto tiene éxito, ya que, lejos de deslumbrar por su sensibilidad, algunas escenas bordean más bien la cursilería en su gama más risible y hueca. Y la historia queda abandonada, contada con descuido, de forma tan liviana que incluso provoca antipatía. Finalmente a uno le queda la sensación de que lo que ha visto no mejora en demasía cualquier telesiesta de adolescentes y sus lloriqueos en el seno de una próspera familia americana.

Nada que ver con ‘Lost in translation’, siguiente obra de Sofia Coppola, mucho más honesta y poderosa.

No repetiré opiniones que comparto al cien por cien: personajes planos, cuidada imagen, previsible, insulsa y decepcionante.

En España, me entenderían si dijera que es "una peli de Antena 3 de después de comer". Para aquellos que no pisan mi mismo país, aclarar que la considero la típica película estadounidense para televisión, perfecta para hacer la digestión: la sangre concentrada en el estómago y ningún estímulo que la desvíe hacia la cabeza.
Aderezada, si bien recuerdo, con una fotografía con gusto por la sobreexposición (ver el cartel), perdura una sensación de cursilería.

Aconsejo pasarla por alto y dirigirse directamente a "Lost in translation".