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Matar a un ruiseñor

Drama Adaptación de la novela homónima de Harper Lee. En la época de la Gran Depresión, en una población sureña, Atticus Finch (Gregory Peck) es un abogado que defiende a un hombre negro acusado de haber violado a una mujer blanca. Aunque la inocencia del hombre resulta evidente, el veredicto del jurado es tan previsible que ningún abogado aceptaría el caso, excepto Atticus Finch, el ciudadano más respetable de la ciudad. Su compasiva y ... [+]
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Críticas 199
Críticas ordenadas por utilidad
1 de septiembre de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La novela de Harper Lee, ganadora del Premio Pulitzer en 1961 y cuya autora (Nacida en 1925) escribió basándose en su infancia durante la era de la Gran Depresión fue llevada a manos del siempre respetado Robert Mulligan (uno de los grandes maestros del drama contemporáneo que incluso recurrió al género de terror con su inolvidable “El Otro” (The Other, 1973)) y que contó con la inolvidable interpretación de Gregory Peck en su papel del abogado, viudo y padre de familia Atticus Finch, o un joven Robert Duvall en el rol de Boo Radley, un ser marginado y aislado, verdadera razón de los miedos infantiles que se ciernen en unos niños notablemente interpretados por Mary Badham y Phillip Alford (como los hijos de Atticus).

Un incidente racial compromete a Atticus a defender a un hombre de color (Brock Peters) acusado de abusar a la hija de un granjero de la zona. Mientras los niños curiosean en la casa de los misteriosos vecinos Radley, la inocencia desaparece en el verdadero reto que tiene que enfrentarse el bueno de Atticus en una causa judicial muy delicada en esos tiempos (y en los que se editó como libro y estrenó como película en los sesenta con los Derechos Civiles a punta de cañón).

Gran clásico que fue producido por Alan J. Pakula y cuya fotografía en blanco y negro va a cargo de Russell Harlan. Un escenario, en dps diferentes, marcado por la incredulidad de unos niños y una turbia realidad de unos mayores que solo Mulligan supo llevar a cabo en la gran pantalla para demostrar que la sencillez de llevar a cabo una tierna historia llena a la vez de crueldad se podía compensar con la maestría de una narración sobresaliente y atractiva al espectador sin la necesidad de tener que caer en fatalidades propia de un drama adverso. Imprescindible.
Natxo Borràs
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21 de abril de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Scout, una mujer adulta crecida en una pequeña ciudad de Alabama, cuenta su historia de niñez, donde es testigo de una sentencia sesgada por prejuicios racistas.

Con excesiva maestría, Robert Mulligan juega con la forma de hacer cine. Combina con soberbia distintos estilos para servirlos en un plato propio de un perfecto manjar. Y aunque la historia dé una vuelta completa para demostrar la justicia del cielo, todo el andamiaje permanece fuertemente en pie y queda grabado en la memoria para siempre. Hermosa hasta el final.
draco
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4 de mayo de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando era pequeño miraba los programas de los grandes magos e ilusionistas y me asombraba de ver el espectáculo que entregaban a su público; pero obviamente sabía en ese entonces que eran solo trucos e ilusiones, porque la verdadera magia no existe. No se puede levitar, ni hacer desaparecer nada, porque es físicamente imposible. Pero en los andares de la vida uno se da cuenta que la magia si existe. Existe en el cine, precisamente en películas como Matar a un Ruiseñor, existe.

Basada en una novela de Harper Lee, trata de un drama judicial. Atticus Finch defiende a un Hombre negro acusado de haber violado a una mujer blanca, y como esta historia afectará a sus hijos y a su propia vida.
La grandeza de Matar a un Ruiseñor no se puede expresar con palabras, es una experiencia única la que vive el cinéfilo cuando se encuentra con ella por primera vez; el éxtasis infinito es poco, porque esta obra tiene un “algo”, que la hace diferente a las demás, ese “algo” que no puede filmarse, ni escribirse en un guion, ni interpretarse; ese “algo” que resulta probablemente de la unión de todas las proezas artísticas, técnicas y todas sus virtudes centradas en un solo momento y en un solo lugar; quizá impulsado por una fuerza inexplicable o divina; pero es “algo” que la hace especial y única, esa debe ser la verdadera “magia” en el mundo, una verdadera fuerza que emerge dentro de sus 129 minutos de metraje que no puede ser explicada pero que marca para siempre y deja huella eterna.

Esta obra lo tiene todo (y aún mas) lo que se le puede pedir a una película, porque ante una suprema y perfecta historia humana, sincera y conmovedora, se le suma un argumento prodigioso, una fotografía exquisita, y un conjunto interpretativo alucinante y soberbio. Además es una película que sirve para aprender a valorar a la familia, enseña a ser humano y a compadecerse de los demás.
Atticus es “El Padre” del cine, el padre que todo el mundo ansía tener y recordar, nunca antes se ha descrito la figura paterna de forma tan perfecta. La nobleza, la valentía, la bondad y la moral representadas en un héroe; en el mayor héroe indiscutible de la historia del cine (primer lugar en la lista de la AFI)

Los hijos Scout y Jem, atraviesan una metamorfosis durante la película luego de vivir la injusticia y la dura vida sureña de los años 20 – 30; pero la admiración por defender los valores morales de su padre hará que sus vidas cambien para siempre. Personajes como Boo Radley (primera aparición en pantalla de un joven Robert Duvall) y frases como “Miss Jean Louis póngase de pie, su padre está pasando” demuestran como si existe la verdadera magia en el mundo.
A la par de todo este prodigio narrativo, se destaca un despliegue artístico y técnico alucinante, con una fotografía admirable, un trabajo de edición perfecto y sobre todo una composición musical de Elmer Bernstein colosal y extraordinaria que resonará en la memoria del espectador durante toda su vida.

Las interpretaciones vienen de otro mundo, en primer lugar tenemos al ganador del Oscar Gregory Peck regalándonos un Atticus Finch que se queda impregnado en nuestros corazones, que inspira y maravilla con cada momento que aparece en pantalla; además “Matar a un Ruiseñor” nos otorga a Mary Badham, que asombra y conmueve con su brillante, encantadora y magnifica “Scout”; una de las tres mejores interpretaciones infantiles de todos los tiempos. Mientras que el resto de sus actores hilvanan un elenco de primera y digno de todo tipo de mención.
Es una obra intensa, apasionante, conmovedora, inspiradora, emocionante hasta las lágrimas, es única e irrepetible.

ES LA MAGIA EN EL CINE. Impuntuable e infinita
NOSTROM
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10 de mayo de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé bien a quien le acabo poniendo la nota, si a la película o a Atticus.
Si a la deliciosa manera de contar una historia a través de los ojos de los niños, que viven sus aventuras, entre las cuales se va filtrando la historia principal de los mayores, los odios, el racismo. O a un hombre honorable, digno, un padre maravilloso que habla con honestidad y ternura a sus dos hijos. Un hombre noble que cree en la virtud, en el deber y en la justicia, que se sitúa muy por encima de ese tribunal, que se encuentra en el respeto de quien se pone de pie en su honor, en la admiración de unos hijos que adoran a su padre.
La mirada de los niños, entre los cuales destaca la pequeña Scout, dulce, atrevida, fabulosa, nos proporciona una historia compleja, sutil y nada sentimentaloide. Donde Gregory Peck resulta irresistible, con una potencia que va mucho más allá de su belleza.
No podré, ni sabré desligar a Atticus de la valoración total del film. A veces el cine proporciona modelos a imitar, pocos tan dignos como Atticus, y hay que agradecerlo.
sbarres
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11 de enero de 2022
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me pareció una película ejemplar en cuanto a valores morales y de justicia (la ideal; no la justicia que hay sobre la Tierra que, como manifiesta el largometraje, dista de ser perfecta). Es también una película entrañable, emocional, y con unos caracteres admirables, como el del abogado Atticus y su hija pequeña.

Lo que más me recuerda el hecho de que las sociedades cambian poco es la actitud de las masas de linchar al que no está con ellas: ya no sólo en la evidente exclusión de los negros (el racismo es un tema importante aquí, pero quizá no el más importante), sino hacia el propio abogado y sus hijos, por atreverse a apartarse de la moralidad impuesta por las mayorías opresoras. Una y otra vez en la historia se oye la misma canción: cazas de brujas con distintos buenos y malos y con distintos "leitmotiv", pero que se asemejan en la irracionalidad de unas masas furibundas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Martín López Corredoira
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