Léolo

Léolo, grandísima película,triste pero puro sentimiento y poesía, cine en el sentido más extenso de la palabra. Una gran persona me la recomendó y yo la recomiendo a todo el mundo.
No tengo nada más que decir, porque hay cosas, como las sensaciones que este filme produce, que no se pueden explicar con palabras. SIMPLEMENTE VERLA.

Ese es el hobby preferido de nuestro protagonista: darle a la zambomba el mayor tiempo posible, y es que Léolo a parte de tener una imaginación desbordante se lo pasa en grande practicando sexo, y eso que es sólo un niño... A pesar de esto, la considero una buena película de autor por la crítica mordaz que hace a la sociedad en la que hoy en día vivimos, a la mala o nula educación que los padres transmiten a sus hijos y en lo que ésta puede desembocar: en una paulatina locura.

Qué película más linda. Llena de frases maravillosas, de metáforas, de imágenes poderosas, de una música que es parte de la historia, en fin, una película hermosa que nadie debería perderse. Y no se confunda: no es una película difícil, que exige un esfuerzo para disfrutarla. Usted sólo relájese, y déjese llevar por Leolo en su viaje entre la realidad de la vida y los sueños. Todos nos hemos dormido en nuestra Italia particular y nos hemos despertado en un maldito lunes.

El film es un fracasado intento de hacer una mezcla entre poesía oscura y realista.
¿El resultado? Una película grotesca que, durante más de hora y media, nos invita a dejar de verla a causa de sus continuas y repugnantes escenas.

El autor trata actos de la bajeza más absoluta como si de actos ordinarios se tratase y baña todo con un toque de demencia desconcertante.

Sin duda alguna me hubiese ahorrado el verla de saber lo que me esperaba.

Fantasiosa y nihilista, en un principio pensaba que se trataría de una comedia absurda, pero pronto se vé que el desarrollo de la película va por otros derroteros.

El guión avanza a trompicones, con pasajes inconexos y tortuosos y unidos con colzador, los cuales están narrados de la manera más melosa posible a través de voz en off.

No veo yo la pretendida poética de la película, que según avanza se convierte en una amalgama de escenas hacia un mundo sórdido, con fragmentos con mucha imaginación, lo más positivo de la película. Precisamente lo que encuentro más infantil y absurdo es buscar algún elemento de trascendencia, cuando resulta ser un ejercicio puramente onanista y estomagante, rellenada con abundantes pajas mentales.

Repetitiva, a partir del primer cuarto de hora, aburre, y aunque terminé de verla, no es una película que me interese.

Una pelicula plasta.