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El doble del diablo

Acción. Drama Película basada en las memorias del doble de Uday Hussein, hijo del dictador de Irak Saddam Hussein, que relata cómo se vio obligado a integrarse en la vida del clan Hussein en el país islámico. (FILMAFFINITY)
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Críticas 22
Críticas ordenadas por utilidad
8 de junio de 2013
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las reglas de oro que no hay que olvidar para poder contar historias es saber qué quieres decir. Esto podría parecer obvio, algo inevitable en cualquier caso. Sin embargo, no lo es. Unas veces por falta de ideas, otras por exceso de ellas; otras más, por desastres o deficiencias técnicas; el objetivo, que es claro, se queda lejos del trabajo del autor y no hay forma de acercarlo al lugar debido.
Eso pasa en El doble del diablo (The Devil’s double) del realizador Lee Tamahori. Tampoco es ninguna sorpresa tratándose de este hombre. Cada, toma, cada escena, se queda en tierra de nadie o, lo que es igual, en la superficie. En la de los personajes, en la de las relaciones de estos, en la de la crítica social, en la de la propia historia. Nada se agarra y se disecciona. Nada. La cosa queda en peliculilla de acción con una buena interpretación del actor principal y poco más. Porque Dominic Cooper lo hace bien y le echa una buena dosis de entusiasmo. El guión hace aguas en sus diálogos y en sus elipsis exageradas que terminan centrando todo en la vida sexual de Uday Hussein (hijo del dictador iraquí). Todo queda prendido con alfileres. Tal vez la primera parte de la película pudiera salvarse del suspenso, pero la segunda es tan desastrosa que tira por tierra lo logrado. Vamos de lo entretenido a lo cutre, a lo desastroso.
La banda sonora no está mal aunque resulta algo repetitiva. Se libra por los pelos. Igual que los efectos especiales. Justitos aunque aprobados.
Además de todo esto, es destacable que durante un momento concreto, todo se desliza hacia la mala caricatura y lo que trata de ser un drama horrible, se convierte en un circo descontrolado. Mucho gemelo, mucha acción que de extravagante parece un chiste.
Tamahori intercala imágenes reales que tratan de ilustrar el momento histórico. Creo yo que busca más decir al espectador que está ante la historia real de Latif Yahia para que se trague todo sin poner pegas. Se intenta apoyar en algo que nunca termina de funcionar salvo que el trabajo sea bueno. El que es malo no se arregla con cuatro imágenes de telediario.
Prescindible. Una posibilidad como otra cualquiera para cubrir una tarde aburrida de domingo. Eso sí, si tiene algo mejor que hacer, ni se lo piense. Ya tendrá tiempo de perder el tiempo con El doble del diablo.
inventodeldemonio.es/blog
lavidadelreves
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15 de diciembre de 2018
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras una vida dedicada a Hollywood casi por completo (desde su debut en el 94 con Guerreros de antaño no había salido de los USA o aldeaños para rodar, excepto cuando se puso tras las cámaras para hacer su aportación a la saga 007 con Muere otro día), Lee Tamahori vuelve con un trabajo que, pese a contar con más de un año de existencia, llega ahora a las pantallas españolas (es lo que tiene no estar bajo el yugo de Hollywood, pues la ha rodado sin producción estadounidense en Bélgica).

Se trata de El doble del diablo, film en que se acoge a la figura de Uday Hussein (hijo de Sadam) y un percance que este tuvo en 1996 para justificar un «Basado en hechos reales» que, obviamente y como suele ser habitual, no parece tener demasiado de certero. Y aunque Tamahori se basa en las memorias del doble de Uday, Latif Yahia, que es sobre quien trata el film en cuestión, lo cierto es que como siempre hay pequeños detalles que desmontan esa realidad, aunque sea lo de menos teniendo en cuenta que su director siempre ha tenido cierta predilección por el cine de acción (hecho que, aquí, sorprendentemente, evita con buen pulso).

El film empieza con un coche dirigiéndose hacía la residencia de Uday Hussein donde, efectivamente, viaja el que será su doble, Latif Yahia. Es curioso y muy interesante que desde un buen principio el cineasta neozelandés decida evitar detalles con respecto a la vida personal (aunque más adelante vaya a romper esa dinámica con un par de aportaciones, de primeras sólo hallamos un pequeño comentario en el primer encuentro entre ambos personajes) que llevaba Yahia en ese momento, quizá para desproveer su trabajo de un halo ciertamente dramático que pudiese capitalizar lo que viene siendo un thriller en toda regla. Tras esos primeros minutos acompañados de imágenes de archivo, Uday realiza una petición que, como se preumía, Latif no podrá rechazar.

En El doble del diablo Hussein es retratado como un personaje excéntrico y caprichoso, que toma lo que quiere cuando quiere, y a quien nadie le niega nada a no ser que se quiera atener a las consecuencias de otorgar un no como respuesta al hijo de Sadam. Cuando el propio Latif responde a la petición de Uday con un «Me pides que me extinga a mi mismo» ya podemos comprender la naturaleza voluble del hijo del ex-presidente irakí, además del proceso de despersonalización al que se someterá su doble de aceptar.

La palabra psicópata no desentona, pues, dirigida a este anárquico personaje con el que Latif tendrá un desencuentro de buenas a primeras: no comparte ni su modo de vida ni su forma de actuar cada vez que se le antoja cualquier cosa, fomentando así un enfrentamiento psicológico que Tamahori no termina de aprovechar como debería, pero que en ocasiones da el contrapunto adecuado a un film que posee menos acción de la que cualquiera podría imaginar en un principio, más si tenemos en cuenta ante el director que nos hallamos, quien venía de dirigir cintas como Next o xXx2.

Obviamente, y ante un panorama así, las cosas no tardarán en salirse de madre en un último tramo donde el neozelandés sí recurre a algún tic más habitual de su cine en una cinta que por momentos peca de abusar en exceso del cliché Hollywoodiense: es lógico tras tanto tiempo inmerso en la industria, pero quizá empaña el resultado final, ya que ni el extremo lujo ni la extravagancia del personaje son capaces de justificar alguna que otra escena.

La labor de Dominic Cooper al frente de un doble papel como el que se le presenta resulta notable, sabiendo interpretar a la perfección las dos caras de la moneda: tanto los excesos (con la consiguiente sobreactuación por momentos) de Uday Hussein, como la mesura y el porte del que parece hacer gala Latif Yahia, consiguiendo así una de las mejores interpretaciones de una carrera que quién sabe si podría despegar gracias a El doble del diablo. Acompaña una Ludivine Sagnier no demasiado entonada y el esperado cierre (intertítulos mediante) que concluye un relato de lo más particular que tampoco está destinado a ofrecer clases de historia (no deja de ser una peli de Tamahori), pero si un grato entretenimiento que convencerá a quien espere lo que verdaderamente la película ofrece. A Tamahori parece haberle convencido la experiencia, pues continúa en Bélgica con la pre-producción a cuestas de su próxima obra, Emperor, firmada incluso por el mismo guionista de la cinta que nos ocupa. ¿Será un resurgir para su carrera?


Crítica para www.cinemaldito.com
@CineMaldito
Grandine
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15 de mayo de 2013
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con una línea intensa desde el principio, que te cautiva por su amplio abanico de posibilidades y alternativas a desplegar, sin embargo, baja en intensidad conforme avanza por escoger las más morbosa pero también la más endeble; y aún con todo, este relato del despropósito -por ser educada- de vida de uno de los hijos de Sadam Hussein que se busca un doble forzoso para poder seguir llevando la pecaminosa vida de lujuria y descontrol que vive es impactante, magnífica y digna -incluso necesaria- de verse. Con una soberbia, espléndida interpretación del protagonista Dominic Cooper cuya fuerza potente mantiene el nivel de toda la película, Tamahori deja de lado la vertiente política y militar para centrarse en la moral, en el morbo sexual, en los excesos, abusos y desmadres personales de un personaje que se queda corto comparado con el diablo; un pequeño tesoro descubierto, una realidad que sale a la luz y que sorprende profundamente. De ritmo rápido, recorrido frenético, colosal en su exposición de unos hechos reales que explotarían -por vergüenza- al propio Lucifer, se vuelve un poco repetitiva al insistir en exponer la clase de animal que era el protagonista; cruel, loco, repugnante, repulsivo, inmundo..., todo se queda corto para describir una forma de vida sin limites donde todo se permite; todo, todo, todo lo que una menta sucia y enferma pueda imaginar. Con una gran técnica artística, la dirección es acorde a la fuerza del guión y a la oculta historia que rebela, que dada la ignorancia del ciudadano de a pie, es insufrible hasta niveles inimaginables.
lourdes lulu lou
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15 de septiembre de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
A Dominic Cooper ya lo hemos visto pasar por diversos filmes: es el padre de Iron Man en Capitán América, es un rockero estrella en Tamara Drewe y salió recientemente como un peón de matones en Dead Man Down. Por donde aparezca es un joven actor hecho para durar en nuestras mentes. Pero de todos los papeles, el que se jala en The Devil's Double es fuera de serie. Que no alcanzara para una nominación de nada o de algo dice mucho de los actuales sistemas de nominación de los festivales y concursos de cine, porque esta es una actuación para refugiar en los tesoros de la actuación reciente. Hay que verla, hay que exagerarla, porque como todo lo que ocurre en la vida de los Hussein, parece demasiado irreal para ser terrenal.
Valetamayo
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25 de agosto de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
"El doble del diablo" tiene el elemento clave para construir una buena película, una historia muy atractiva a priori, y más atractiva todavía a medida que se va desarrollando. Y digo que es el elemento clave porque es el que se encarga de atrapar al espectador, una vez conseguido eso todo lo demás viene solo. Luego, al film de Lee Tamahori se le puede achacar el carecer de ciertos elementos, e incluso se la puede tildar de sensacionalista, pero eso es otro tema. Por lo pronto, el film ha captado mi interés, que no es poco.
Seguramente a la cinta le sobre abusar de ciertos clichés, como por ejemplo el papel de Ludivine Sagnier de "mujer florero". O también el film podría haber sido más ambicioso en su conjunto, bebiendo más de los acontecimientos históricos en que esta ambientada la historia, lo que la habría hecho más realista y no una mera cinta de accion. Me queda la horrible sensación de que los que hicieron el film no depositaron muchas esperanzas en las posibilidades de la cinta, craso error. Pero todo ello para mi queda en segundo plano, gracias a lo interesante de la propuesta. Y porque no decirlo, también gracias a la magnifica labor de Dominic Cooper construyendo un papel doble magnifico.
"El doble del diablo" es un film muy digno, que mereció más suerte de la que tuvo durante su vida útil, y muy seguramente más halagos de los que recibió.
Isaac Paskual
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