Los niños salvajes

Existe en ella un ánimo latente por apurar el latido del joven que se sabe perdedor. Durante su metraje te enfrentas a escenas que combinan con habilidad la miseria interior, el fracaso, e incluso la humillación; allí donde alguno de ellos es despojado incluso de su dignidad.

Produce emociones, que se van transformando a medida que avanza: Pena, desánimo, indignación... apoyados por un sentimiento de cotidianidad malsano, que de alguna manera atrapa... Y atrapa, porque Patricia Ferreira, resulta una habilidosa conductora de emociones; conoce y manejan los resortes que visualmente debe tocar, para introducir en el espectador la carga dramática necesaria.

Marina Comas, Àlex Monner, Albert Baró, Aina Clotet, traducen todo ello a través de una sensibilidad serena que conmueve. A pesar de sus muchos acierto no resulta un producto fácil, ni con guión bien armado.

Las películas sobre adolescentes las escriben los adultos, y quizás por eso muchas historias de jóvenes conflictivos y problemas familiares acaban sucumbiendo al cliché. En Els nens salvatges no hay rastro de condescendencia o miserabilismo, no hay descripciones de brocha gorda ni margen para la crispación. Habrá gente que no sienta ningún tipo de interés por un cine social que siendo ficción intenta reflejar la realidad, algo que en verdad define el cometido del séptimo arte. Habrá gente que entienda que Els nens salvatges podría ser un documental, y que la parcela de la ficción debería ser ocupada por otras propuestas más lúdicas. Pues bien: esa gente se llevará una grata sorpresa con la nueva película de Patricia Ferreira. Una película que respeta al adolescente sin defenderle y sin demonizarlo. Una película que retrata el mundo de los institutos de forma muy acertada. Una película que aprovecha el marco de los tres niños salvajes para explicar tres modelos de familia diferentes, todos ellos parte de la sociedad de la Cataluña de aquí y de ahora.

Els nens salvatges funciona en sus momentos aparentemente muertos: la carrera en los grandes almacenes, la escapada a la playa o la tarde en el parque. El choque entre el mundo de los adultos y los adolescentes está tratado con mucho mimo. El problema es que a ratos Els nens salvatges llega tan desnuda al espectador que pueden verse sus costuras. La impostura visual a la hora de presentar a los protagonistas, enmarcados en una misma pelea, no acaba de casar con la buscada espontaneidad del conjunto. El discurso sobre cómo debemos educar a nuestros pequeños y el conflicto que ello genera acaba por resultar un tanto obvio. Y la intención de Ferreira por dotar de tensión el relato funciona hasta que desvela el secreto de la historia, porque Els nens salvatges, de forma innecesaria, acaba convertida en una película con spoiler incluido. Ferreira controla los tiempos pero no los tonos: la subtrama sobre posibles malos tratos resulta del todo innecesaria, sobrecargando la historia y en parte echando a perder todo lo conseguido en la escueta pero valiosa descripción de los padres.

Els nens salvatges, sin ser perfecta, acaba como un documento engrandecido por sus tres actores y un tanto efectista al generar un thriller final del todo gratuito. Al menos estamos ante una pelicula que los mayores verán con interés mientras los pequeños se verán asombrosamente reflejados en sus imágenes, suficiente para que Els nens salvatges nos reconcilie de una vez por todas con el injustamente denostado cine social español.

Cinoscar & Rarities, Xavier Vidal

Es el título de una película que se estrenó el viernes 25 de mayo en bastantes ciudades de España (http://elsnenssalvatges.wordpress.com/on-veure-els-nens-salvatges/).
El argumento: sucesos sueltos en la vida de tres adolescentes; de entrada, sin ningún interés.
El guión: el mejor del Festival de Cine de Málaga. Excelente.
La película: la mejor del Festival de Cine de Málaga
Los actores: dos premios en el mismo Festival de Málaga.
Algo tendrá la película.
Tuve la suerte de verla el pasado domingo durante un pase para familiares y amigos. Cuando terminó, me dirigí a la directora -Patricia Ferreira, vocal de Dirección en la Junta de la Academia de Cine Español- y le dije: "Gracias por hacer esta película".
Un buen amigo asistió a la proyección en Málaga y me describió su parecer: "Es buena, te coge, pero no me gusta el mensaje: los chicos son buenos, como el buen salvaje de Rousseau, y son los padres, profesores y la sociedad quienes no les comprenden. No me acabó de convencer"
Los amigos no siempre están de acuedo en todo; este es un caso.
No le pregunté a la directora qué mensaje quería lanzar al público. Sí le conté el que me había llegado a mí: "una emoción muy grande al comprobar que hay personas que se dan cuenta -y lo cuentan con imágenes- que el mal de nuestra sociedad es la falta de comprensión, de escucharnos unos a otros, de perdonar, de disculpar; que no siempre hay que buscar fuera de nosotros mismos a los culpables de lo que nos ocurre, que no todo es una historia de buenos y malos...". Creo que le gustó lo que le dije. Sé de qué hablo porque yo también he sido adolescente, profesor y orientador de jóvenes.

Recomiendo ir a verla al cine o verla en dvd cuando salga. Especialmente a padres con hijos adolescentes, a profesores y maestros y, por qué no, a los propios adolescentes. Pienso que a todos nos va a hacer reflexionar y quizá nos ayude a cambiar ciertos planteamientos o clichés que tenemos.
Y recuerdo algo importante: no busquemos buenos y malos en esta película (el mismo "Bacterio", profesor de Biología, es defendido por la directora; no lo considera el malo de la película, ni mucho menos)

http://www.enesemundoperfecto.com/2012/05/los-ninos-salvajes.html

Sin conseguir una obra redonda, Patricia Ferreira hace que nos interesemos por un tema que aunque en la historia del cine ha sido tratado en muchísimas ocasiones desde unas u otras ópticas, siempre aporta algo nuevo en función del momento social en que se está produciendo. Los niños salvajes (Els nens salvatges) habla de la adolescencia, esa difícil edad de cambios y rebeldías y de su imposible encaje en un mundo que juega a otra cosa, y que considera a estos extraterrestres de Girona, Murcia o Albacete, bichos raros que mascullan idiomas más complejos que el euskera.

No habrá sido fácil para la directora, y su ayudante en el guión (Victoria Yagüe), coleguear con una generación que siempre nos ha parecido tan retirada e inaccesible. Por momentos se aproxima a ellos, mientras sestean felices tras abrevar, poco antes de que demuestren, una vez más huyendo en estampida, que son gacelas indómitas.Los padres, los profesores, los psicoterapeutas de la película, que somos los mismos que estamos sentados en la sala de cine, nos sorprendemos de su comportamiento moviendo negativamente la cabeza de león que corona nuestro disfraz.

La madrileña-gallega con sus flashbacks aclaratorios e intérpretes idóneos y misteriosos (cosa esta, la del misterio, imprescindible a los diecisiete años), nos introduce en una atmósfera de thriller y de insospechado final que hace más ligera una narración que es, sin duda, trascendental.
No acudan a "Los niños salvajes", buscando soluciones, explicaciones o ayuda alguna si tienen algún alienígena (próximo o dentro de la segunda quincena) en su casa, ni siquiera si están en el perfil de estos seres inclasificables. La obra es solo una exposición; eso sí, saldrán avisados, los unos y los otros, de los efectos secundarios.

'Los niños salvajes' podría pasar por un retrato generacional, un retrato de adolescentes de hoy en día, que responden a 3 estereotipos bien diferenciados: el rebelde, la pija y el estudioso/deportista. La crisis económica, los conflictos escolares, la violencia, el escaso entendimiento entre padres e hijos, dilemas de los padres y profesores y/o educadores o orientadores... son algunos de los ingredientes que mezcla este drama social que tiene su punto fuerte en el buen trabajo de los actores y, especialmente, de sus tres protagonistas (Marina Comas, Àlex Monner y Albert Baró), siendo con diferencia lo más destacado, haciendo que el resto se quede a medio gas. Lo planteado, y bien planteado, acaba con un final precipitado y que pretende dar una respuesta consecuente, sin mucha suerte, a lo inicialmente propuesto. Muy apreciable la estética de la película.