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King Kong

Aventuras. Fantástico. Terror Un equipo de cine van a rodar una película a la misteriosa isla de Teschio, al este de Sumatra. Allí los recién llegados descubren la existencia de una civilización prehistórica y de una tribu ancestral que secuestra a la atractiva Ann, la actriz protagonista, para ofrecerla en sacrificio ritual a King, un gigantesco gorila. (FILMAFFINITY)
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Críticas 83
Críticas ordenadas por utilidad
19 de septiembre de 2005
34 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si dijera que la he visto unas 300 veces me quedaría corto. De niño fue la primera película que grabé en VHS y me la veía todos los días dos veces. Y así estuve durante casi dos años, hasta que se me estropeó el vídeo.

La película ha envejecido inevitablemente, pero aun así conserva algo mágico que no ha sido igualado por muchas, no ya de género fantástico sino de cualquiera.

He visto los trailers del nuevo remake de Peter Jackson y, sorprendentemente, me ha parecido menos espectacular que esta versión de 1933. La nueva la veo demasiado luminosa, no tiene ese juego de luces y sombras que hacía a esa selva de cuento tan inquietante. En parte comprendo la obsesión que desde niño tenía Peter con este proyecto, pero si yo me hubiera encontrado en su situación no lo habría hecho por respeto a un clásico inmejorable. Los remakes deben hacerse para mejorar obras peores, pero no para añadirles color, ni porque te haya gustado la original, ni para forrarse; eso es faltar al respeto.
jastarloa
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5 de julio de 2007
19 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Poco podré añadir a estas alturas sobre este clásico indiscutible. ¿Quién no ha visto alguna vez en su vida esta película, o ha visto documentales o leído críticas y curiosidades sobre la misma?
Sorprendente y brillante por su calidad técnica. Sobre todo una fotografía encomiable, que incluye unos efectos especiales que debieron de suponer todo un reto en aquella época. Jugando con los enfoques de cámara, con maquetas y miniaturas y utilizando técnicas por entonces bastante novedosas de superposición de planos y animación de las criaturas, se consiguieron unos resultados que hoy día puede envidiar cualquiera que se dedique a la animación. Por aquel entonces, los efectos especiales se basaban en muchos trucos artesanales, en crear ilusiones ópticas y en utilizar limitados recursos con mucha inventiva.
Y así nació King Kong, el gorila más grande, poderoso y gentil que vino a deslumbrar y sacudir las pantallas de cine de todo el mundo y se convirtió en un coloso mítico.
King Kong, además, supone el enfrentamiento de las fuerzas de la naturaleza con el mundo artificial construido por los humanos; es una alegoría del afán de la humanidad por someter a la naturaleza, sin llegar a lograrlo del todo.
También aparece el tema recurrente de la bestia que tiene sentimientos y se enamora de una mujer bella. La bestia en realidad no es tan fiera ni tan malvada como la quieren pintar; son los propios humanos, con su despiadada codicia y su crueldad, los que avivan el odio y el miedo en el animal, el cual ha sido arrancado de su hábitat para ser convertido en un mono de feria, vituperado y expuesto ante las multitudes, mientras el pobre animal lo único que anhela es regresar a su tranquila vida y estar cerca de su amada.
Una película con un hermoso y duro mensaje subyacente, que ofrece todos los ingredientes para ser un gran drama repleto de romanticismo, acción y tensión.
Vivoleyendo
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13 de julio de 2009
17 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando una película realizada hace 76 años consigue captar plenamente nuestra atención y mantenernos absortos ante el televisor, eso quiere decir algo. Es un fenómeno que no resulta nada fácil entender y mucho menos explicarlo.

Yo mismo me asombro cómo, después de haber conocido ampliamente la fauna antediluviana de Spielberg en Jurasic Park, aún me impacte este desfile de dinosaurios, serpientes gigantes y pseudos monstruos del lago Ness. Desfile sin apenas adornos y con unos efectos fotográficos absolutamente trabajados pero en blanco y negro, no lo olvidemos. Y tampoco disminuye mi capacidad de sorpresa, aun después de las ciento y la madre veces que habré visto la mano de tamaña bestia sujetar dulcemente a la bella. Y me tienen que llamar dos veces, cuando estoy extasiado ante la escena irrepetible, por mucho que la hayan repetido, del Empire State Building, aviones y manotazos incluidos.

Es King Kong. La película que se hace nueva cada vez que se vuelve a ver. Es, por poner un símil, como esos comics aventureros de Tintín, que te apasionan y te seducen todas y cada una de las veces que se leen. Lo que importa no es como termina, eso lo saben incluso los que no han visto la película. Hasta el proverbio árabe lo anuncia. Lo importante es la aventura. Lo que importan son las peripecias, la empalizada gigante, el baile de los indígenas, los rituales, el misterio de la selva, el pánico, el heroísmo. Lo importante es la música. Lo importante es Fay Wray, tan imitada y tan única.

Al final, acabo por concluir que mientras siga viendo King Kong con los ojos muy abiertos y con las capacidades sorpresivas poco deterioradas, podré seguir sintiéndome niño. Una especie de niño grande, tipo King Kong y con experiencias acumuladas de todo tipo. Pero niño en definitiva. Y en los tiempos que corren, en que nos acorazamos por dentro y por fuera, también tiene su valor...
FATHER CAPRIO
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10 de septiembre de 2008
16 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1933, y siguiendo un argumento de Merian C. Cooper y Edgar Wallace, irrumpía como un huracán en las pantallas de todo el mundo "King Kong". Un clásico imperecedero donde los haya, que aún hoy continúa cautivando a generaciones de chavales que descubren que el cine es algo más que palomitas y caras guapas. Un mito que fascina por su forma, conmueve por su encanto y sorprende por su ejecución.

Una expedición formada por un grupo de cineastas parte rumbo a la Isla de la Calavera bajo la supuesta meta de rodar una película. Pero hay más: el codicioso director, un Carl Denham encarnado por Robert Armstrong, pretende capturar a un gorila gigante que se dice que habita esas desconocidas tierras. Fay Wray en uno de los papeles de su vida interpretando a la frágil actriz Ann Darrow y Bruce Cabot como el capitán del barco Jack Driscol forman la pareja protagonista.

Sin embargo, quien roba todas las miradas y se convierte en el centro de atención (y con derecho) es el imponente Kong, el rey de una selva (en la realidad un pequeño muñeco) por la que deambulan criaturas prehistóricas, desde dinosaurios hasta serpientes gigantes. La técnica de stop-motion fue utilizada para dar vida a todas ellas y simular los espectaculares combates que marcaron época.

Pero si hay algo que convierte a King Kong en un referente para todo amante del cinematógrafo es su capacidad para emocionarnos, más allá de las escenas que comparte con bichos varios, en aquellas en las que, por un momento, la relación entre un gorila y una mujer se nos presenta posible ante nuestras atentas miradas.

Su final ha entrado ya a formar parte de la historia del cine y de la historia en general, apoteósico desenlace en la cumbre del Empire State Building donde Kong trata de defenderse de un mundo que pasa de glorificarle cuando está prisionero a temerle y odiarle cuando libre.

-Continúa en "King Kong" (1976)-
Franky_23
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11 de noviembre de 2005
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine empezó a gustarme viendo, con cinco años, películas de Tarzán con Johnny Weissmuller y Lex Barker, una película de Frankenstein y algunas otras de Walt Disney. Pero cuando vi "King Kong", con seis años, es cuando empecé a amar el cine con locura.

Es una de las películas que me dejó completamente marcado. Había esperado 10 años para volver a verla, lo cual era todo un suplicio. Me gustó muchísimo más la versión integra que la censurada.

Es una obra maestra total, absoluta, inmarchitable, imperecedera...

Todo en ello resulta impresionante, el gigantesco mono, los demás monstruos (en especial el tiranosaurio), la extraordinaria música de Max Steiner, la selva, los efectos especiales...

Es verdad que a muchos les pueden parecer muy vieja y pobre de efectos especiales a este clásico de 1933. Bueno, cuestión de opiniones. A mí me gustan mucho más los monstruos, el blanco y negro, y los efectos especiales de este "King Kong" que los de "Parque Jurásico" y demás películas de ahora.

Es una película de aventuras, es también una película de terror, está llena de poesía... Estaría escribiendo horas y horas para alabar a esta película.

Para terminar: Es una de las más altas cimas del Arte de todos los siglos.

También recomiendo una de las secuelas: "El gran gorila" de 1949, que es casi tan maravillosa como "King Kong". Hay muchas películas de monstruos que me gustan, como "Simbad y la princesa", "Japón bajo el terror del monstruo", "Gorgo", las demás películas japonesas de Godzilla, "Cuando los dinosaurios dominaban la Tierra", etc.
Robin
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