Mongol

Dicen los tópicos que nunca hay que preguntar a un gallego si sube o baja una escalera, porque su respuesta siempre será otra pregunta, y no se sacará nada en claro. En esta peli se cumple el precepto, y gracias a un montaje repugnante -y a una elección de escenas sietemesina- cuestiones claves quedan sin respuesta, y la pregunta que más veces uno se hace -¿pero que ha pasado?- se acumula una y otra vez sin solución de continuidad.

En cambio, escenas anodinas, con diálogos tabernarios de after, se alargan hasta la eternidad y más allá, provocando el típico chirriar de butacas que producen los culos inquietos buscando ansiosos la mejor postura. Eso si, matemáticamente hay simetria entre los minutos cacas que no llevan a ningún lugar, y los omitidos que darian respuesta a cuestiones básicas en el relato.

Lo mejor, sin duda, son las escasas escenas de acción -en las que hay más gente que en casa de la Preysler el dia del padre-, con luchas bastante bien logradas y creibles. Aunque son pocas y breves, y suelen servir de excusa para mostrar una faceta del otrora temible Temujin, desconocida por un servidor, que no es otra que su santidad y bondad meliflua y ecuánime.
Todo un santo varón el Gengis, al que solo le falta multiplicar penes y paces mientras suelta alguna de sus frases vacuas poniendo cara de estreñido.

Realmente los únicos que se ganaron el sueldo fueron los foteros, plasmando con eficiente arte parajes de belleza alucinante. Aunque eso lo llevan haciendo los de National Geographic desde hace muchos años, y con metrajes más adecuados para ello.

En resumen, un bello tostón exótico que aburre cosa mala, en el que se nos manipula a un conquistador para mostrarlo como mesias, y con una historia simple pero patosamente contada. Espero ansioso un biopic de Hitler en el que le veamos fundando los Boys Scouts.

Si alguno esperaba encontrar aquí a Brad Pitt blandiendo el sable y tirando de arco he de comentarle que Temujin tenía los ojos rasgados. Que quiso a su mujer y esta película lo muestra maravillosamente: "ese es mi hijo"; que las batallas no son nada del otro jueves y por ello la película posee un alma propia alejada de las acciones superfluas. Un hombre que unió a todas las tribus y clanes de la infinita estepa mongola nunca lo pudo conseguir bajo el yugo de la espada. Y como Sergei Bodrov no bebe daikiris en alguna mansión de mala muerte de LA, centró su obra en la peculiar y carismática personalidad del gran Khan con singular acierto. Donde otros hubiesen rodado batallitas de relleno, él se centró en las relaciones de los que rodearon a Temujin y las consecuencias de estas familiaridades. Se nos muestra una bella historia de amor sin fin y un sentido del honor y del mundo muy lejanos para los tiempos que corren aunque muy auténticos y certeros en su fondo. Mongol es una obra romántica, y como tal, debe ser considerada y respetada. Notable.

Que sí, que la banderita es chulísima, pero esto no deja de ser otro ñordete publicitado por la Academísima.
Eso sí, el pastel tiene todo lo que gusta para conseguir acérrimos y que, gracias a su vertiente academicista, pueda lograr a agradar: Buenos emplazamientos, una historia sencilla, sin complicaciones y que vira en todo momento sobre el mismo eje, interpretaciones adecuadas a lo demandado (es decir, que no muevan un puto músculo de la cara), batallitas megaépicas para que los flipadetes de turno (hola Caith) disfruten un poco de sus 7 euros y una musiquilla resultona que no estorbe pero tampoco se ponga por encima de la labor del tal Bodrov, aunque ésta no sea especialmente lúcida.

Lo peor de todo, es ver aquí a un actor de la talla de Tadanobu Asano, realizando un papel que parece estar construído sólo en base a un maquillaje medio decente y un vestuario corrientillo, de lo más normal, porque los ejes principales son de guasa. Esos diálogos de barraca de feria, que de tópicos se caen a pedazos, y de ridículos provocan risa, esas reacciones repletas de convicción (remarco ironía) que no sabes si se deben a un trastorno bipolar del guionista o a que ni el propio director se aclaraba en el momento de dar forma a su personaje, esas relaciones alzadas entorno a momentos sacados de la manguísima (Lo de cómo ser hermano de sangre de alguien en 2 min. es de traca. A partir de ahora iré cortándome la mano cada vez que encuentre a alguien por la calle. Vaya cracks) y tantas otras cosas que no mento porque mi memoria tiene un límite. Más si es para recordar cosas así.

Para colmo, el montaje es bastante chapucero. No sólo hay escenas que sobran por obvias o innecesarias, sino también cortes que parecen metidos aquí o allá a mano alzada, por no hablar del esperpéntico uso de las elipsis, donde se unen de forma demencial períodos que van de la infancia a la adolescencia como si nada, enlazando en todo momento secuencias reiterativas que simple y llanamente intentan incorporar de nuevo la acción donde se había dejado, para dar a entender que todo continúa igual que estaba. Opino que hay que ser sumamente incompetente para tratar al espectador como alguien tan estúpido de forma tan descarada. Pero mucho.

Sinceramente, lo único que sube algún punto son sus batallas, por las que servidor siempre ha sentido debilidad y que, pese a gozar de cierta inverosimilitud, tienen gancho gracias a esa fotografía y al enérgico cauce que toman, aun y la resolución propuesta en algunos puntos, que es irrisoria como poco. Aunque dentro de un film como "Mongol", lo irrisorio ya no es que desentone demasiado, para qué mentir.

¿Pero cómo se puede ser tan irrespetuoso con la historia y transformar a uno de los caudillos más sanguinarios de la historia en un buen hombre que lucha por su amada y sus hijos?

Esto es una vergüenza y un insulto. Genghis arrasó a todo el que no se postraba ante él, no respetando ni mujeres ni niños ni nada. No dejando bicho viviente en cualquier pueblo que no lo jurará lealtad.
Las invasiones mongolas de Genghis y sus hijos están consideradas como la tercera catástrofe humana después de la 1ª y 2ª Guerra Mundial.
Pero en la película solo vemos a un buen hombre, fiel a su mujer, enamorado y jugando con sus hijos (pese a que en la vida real se casara por interés y a parte del matrimonio legítimo tuviera decenas de otras mujeres).
Un hombre de estado que sólo buscaba el bien de su pueblo (aunque tuviera que exterminar a 9 de cada 10 detalle escabroso que mejor obviar).

Prescindiendo del rigor histórico, la película tiene grandes paisajes, una estupenda ambientación, y una historia que va a saltos y que tiene algunos episodios mejores y otros más aburridos.

Lo mejor que se puede decir para iniciar esta crítica es que a pesar de rodarse en unos paisajes maravillosos y tener una estupenda fotografía, esto no es ni mucho menos lo mejor de la película, porque tiene mucho más.

El guión es redondo, a pesar de que he leído algunas críticas al respecto debido a que se sale de la repetidísima fórmula norteamericana (la cual por otra parte aburre ya hasta a las ovejas). Me encanta como presenta poco a poco las virtudes del personaje, es vulnerable (sobretodo de pequeño) pero tenaz, no es ni mucho menos infalible pero su voluntad es inquebrantable. Y goza de muchas virtudes que comienzan a ser rara avis en las películas como la fidelidad, el honor y la honestidad.

Es un gran guerrero pero tampoco es un absurdo Rambo omnipotente y la prueba es que recibe más de una humillación a lo largo de la película. Al tiempo te presentan también valores de los mongoles que no sólo le afectan a él. Me encanta la faceta de que para ellos su hermano o su hijo es aquel al que escogen y aceptan, independientemente de que lo sean realmente.

Y redundando sobre ello, las relaciones que aparecen en la película son de 10. La de su hermano es tremenda, porque ambos aspiran a ser el Khan del otro y eso implica una tensión máxima, que sin embargo nunca olvida esa relación sagrada establecida entre ambos. La de su mujer no se queda atrás, es fantástico ver como le sostiene, orienta y aconseja toda la película, independientemente de lo que estén pasando nunca olvidan el enfoque de que más allá se encuentra su pareja.

Recordemos que se trata de un personaje histórico y que a pesar de que lo glorifiquen, lo hacen de una manera a mi juicio perfecta. Porque no queda ni mucho menos exagerada, es un hombre, a pesar de ser uno de los 10 personajes más importantes del último milenio.

Las escenas de batalla se alejan de ese videoclip estúpido tan de moda en el que no ves absolutamente nada de lo que pasa. Las escenas de amistad y amor son muy buenas y cortas, por lo que nunca empalagan sino que enriquecen la historia.

En definitiva un 9 para este pedazo de película. Que define la vida de Temudjin con la cita del comienzo "No desprecies nunca a un cachorro débil, porque puede convertirse en un tigre feroz"

Y espero que continúen la historia...