La fuente de las mujeres

Hubo una época no demasiado lejana en la que se puso de moda llegar tarde a las fiestas. No solo porque así uno se aseguraba no aportar absolutamente nada a las siempre engorrosas tareas de montaje de la celebración en cuestión, sino además porque se suponía que atrasar la llegada hacía que aumentaran las ganas de ver al invitado de momento ausente. Claro... ¿qué podría estar haciendo a parte de estar en la estupenda celebración? ¿Le había surgido un plan mejor? Sería eso... de modo que cuando apareciera, tocaría un interrogatorio masivo para averiguar en qué había ocupado su tiempo. A más tardanza, más popularidad. Esta regla que parecía cumplirse en toda reunión social, no acostumbra a verse correspondida en los festivales de cine.

Cannes no es la excepción, al menos en su edición del 2011, ya que la película encargada de clausurar la Sección Oficial a Competición recogió el abucheo más sonado registrado a lo largo de todo el certamen, por parte de la crítica especializada. Y eso que el director que la amparaba es un auténtico revienta-festivales, al haber conseguido éste premios gordos tanto en Venecia, como en Berlín, como en Sundance. Su asignatura pendiente está en La Croisette, y de momento, así seguirá siendo. Muchas ganas había de ver lo nuevo del franco-rumano Radu Mihaileanu, autor de la que fuera una de las mayores sorpresas del cine europeo hará ya dos años: 'El concierto', estimable filme en el que un grupo de músicos judíos, antiguas estrellas del Bolchoï buscaban una última oportunidad de alcanzar la gloria... ahora en el Teatro del Châtelet de París.

Tanto ésta, como 'Vete y vive' y 'El tren de la vida', tenían como principal punto en común la elección de personajes judíos para llevar el peso de las historias, todos ellos cargando con dramas humanos de emotividad demostrada. Virtuosos de instrumentos musicales que malvivían en Rusia, emigrantes etíopes que llegaban a Israel, o un pueblo entero que intentaba huir de la amenaza nazi montado en un tren que debía llevarles a la tierra prometida. Un cineasta fiel a sus orígenes... unas raíces que en 'La fuente de las mujeres' son dejadas de lado, al centrarse ahora la acción en un pueblo norteafricano, en el que los credos hebreos quedan muy lejos. Quizás sea por esto (porque el cineasta se encuentre desubicado) que podemos hablar claramente de su primer trabajo decepcionante en la que de momento era una notable carrera cinematográfica.

Si atendemos a lo que está pasando en muchos países árabes y del Magreb en los últimos meses, es fácil deducir que algo está cambiando en el Islam.

"La fuente de las mujeres" es una película islámica que cuenta una historia de cambio (rebelión) que, no obstante, pretende mostrar la "cara amable" de unas gentes ancladas en una anacrónica pero al mismo tiempo real Edad Media, con televisor y teléfono móvil.

Es ésta una suerte de motín sexual, cuya posible carga metafórica no carece de suavidad en el tratamiento de unos personajes (hombres) aferrados a una absurda tradición cómodamente malinterpretada, que victimiza a otros (mujeres).

La sencilla formalidad, no exenta de evidentes pretensiones apaciguadoras, con que Radu Mihaileanu cuenta esta historia que incluso no abandona cierta comicidad en su planteamiento básico, conduce al espectador a más de 2 horas de entretenida curiosidad, aderezada por la ya típica exhibición de ésa cultura diferente que, sin embargo, no carece de los nexos comunes que, a todo humano, hace reaccionar de un modo u otro.

En resumen: un buen rato de entretenimiento exótico.

Excelente película, que reconcilia con el cine cuando se sale, como aquí, de lo trillado, lo mil veces visto, la falsedad.
Es una buena historia, muy bien interpretada y con un guión que avanza a buen paso,manteniendo el interés, a pesar de que el final sea previsible.
El intento de dar una visión distinta del trato de las mujeres en el Islam es más que loable, aunque no sea del todo realista. Hacen falta muchas Leilas para que, al menos en algunos países islámicos -no en todos- la mujer sea tratada como lo que es, persona humana en nada inferior al hombre.
Por lo demás, lo de la huelga de amor es muy antiguo, ya se le ocurrió a Aristófanes en Lisístrata.
Pero aquí también funciona.

...es lo que parece ha hecho el director con este interesante film.
Un grupo de mujeres de toda edad de una población remota de la región del Magreb bajo la órbita del Islam, que tienen que realizar contidianamente el sacrificio de trasladarse por la montaña hasta la única fuente de agua próxima a su pueblo, deciden hacer - tras arduas discusiones - una huelga de piernas cruzadas*, de modo de presionar a sus escasamente ocupados esposos para que las reemplacen en la tarea, cosa a la cual éstos se niegan con argumentos religiosos, costumbristas, etc.
El tema, potente en sí mismo, despierta interés, aunque un dispar guión, algunas actuaciones poco convincentes y una edición imperfecta, no favorecen la empatía con los personajes. El film mantiene atento, pero "no emociona". Es intenso y al mismo tiempo "algo frío".
Pero quizás su principal defecto sea haber puesto en boca de pueblerinas sometidas - muchas de ellas analfabetas - un conjunto de argumentos propio de las mejores elaboraciones intelectuales de feministas occidentales de primer orden. Y lamentablemente eso - la subversión del nivel de lenguaje en sentido antropológico-social -, ridiculiza a los personajes y degrada la calidad de la película, aunque afortunadamente la banda sonora de Armand Amar la realce continuamente.
En síntesis: tema interesante, tratamiento desparejo. Pero se puede ver, ya que trata más o menos bien una cuestión de derechos humanos de alcance universal.

*Este recurso ya fue usado en su momento en una de sus novelas por Jorge Amado, el gran escritor de Salvador, Brasil.

Es cierto que tanto romaticismo hace que la película sea poco creible y empalagosa, pero la historia que cuenta es la historia cotidiana de muchas mujeres del mundo, que tienen que dedicar muchas horas de su día en la obtención del agua. En muchos lugares, estos recorridos son además muy peligrosos porque las mujeres son acosadas y violadas, o incluso, asesinadas.

Por eso me gusta, porque cuenta de forma muy clara cuales son las reinvidicaciones de las mujeres, dejando paso a la esperanza de que las cosas pueden cambiar mediante nuestra lucha. Quisiera ver esta película con muchas mujeres más.