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Señales

Ciencia ficción. Fantástico. Intriga. Terror Graham Hess (Mel Gibson) es un pastor protestante viudo que vive con sus dos hijos (Rory Culkin y Abigail Breslin) y con su hermano Merrill (Joaquin Phoenix), una antigua estrella del béisbol que trabaja en una gasolinera. Tras la muerte de su esposa en un accidente de tráfico, Graham pierde la fe y, en consecuencia, abandona a sus feligreses. Una mañana, al despertarse, se encuentra con que sus hijos han hecho un descubrimiento ... [+]
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Críticas 163
Críticas ordenadas por utilidad
23 de febrero de 2012
21 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como las grandes historias de misterio, Señales está contada de una perspectiva tan insignificante, tan cotidiana en apariencia, que me digo, hombre, así es como seguramente pasará, si es que pasa. Es la invasión alienígena más realista, bien contada y terrorífica que he visto. Pero no es su propósito ser una peli de extraterrestres, que para mí es su gran virtud, de la misma manera que Magnolia no es una película que trata del día en que llovieron ranas. Señales es la historia de una familia rota por un suceso terrible. Sus miembros han decidido aislarse de su alrededor, cerrarle la puerta al mundo. Y aquí se cuenta la historia de cómo recuperan la fe, de cómo ven que hay alguien que vela por ellos, de que no están solos en el mundo. Es una historia que exige magia, cosas imposibles. La invasión extraterrestre no es esa magia, sino una excusa para contar la historia. Como en Magnolia lo es la lluvia de ranas. Un maravilloso catalizador.

No me importa si los extraterrestres no se sacaron la carrera de invadir planetas. Yo me lo creo todo y me dejo llevar por esa atmósfera tan desconcertante que crea Shyamalan, a quien desde el Sexto Sentido vienen a ver sus pelis intentando adivinarles el final, la trama, etc. Así no hay manera, hombre. La originalidad en estos días es como un trabajo en España; no hay quien lo encuentre. ¡No lo menosprecies!

Total, que me encanta Señales. Me encanta sentir cómo sucesos incomprensibles perturban mi apacible existencia en una casa en el campo. Me encanta que me dejen a mí imaginar qué es lo que está aporreando al otro lado de la puerta; qué son esas sombras que corren por el patio, por qué deja de ladrar el perro. Me encanta esa sensación de aislamiento, de indefensión ante lo que ocurre. Me encanta que no aparezca el FBI, porque Señales es una historia que podría pasar en Soria, por ejemplo. Y me encanta que paralelamente me cuenten una historia bonita de personas que recuperan la fe en que algo maravilloso puede, en efecto, ocurrir.

¿Entonces crees en las señales, o crees que todo son meras coincidencias?
Herr Jasper
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14 de febrero de 2008
51 de 89 usuarios han encontrado esta crítica útil
Iré por partes. En primer lugar, evocaré ciertas sensaciones y recuerdos que esta película me ha despertado.
Miércoles, 20 de diciembre de 1989. Yo tenía 13 años. 5:15 am. Algo me despertó. Una sensación extraña. En ese momento, todos los perros del vecindario se pusieron a ladrar frenéticamente, los pájaros piaban de terror y los gatos lanzaban a la noche sus maullidos salvajes. Una dosis de adrenalina debió de verterse en mi sangre, porque mi corazón se disparó. Yo esperaba algo... No sabía qué. Y entonces, comenzó el rumor. Un ruido sordo y remoto que parecía proceder de las entrañas de la tierra. Y la quietud se quebró. Mi cuerpo se movía en contra de mi voluntad. Mi cama, los muebles, todo se agitaba, produciendo un sonido que no olvidaré jamás. Las alarmas antirrobo de los comercios de la calle aullaban cacofónicamente.
Estaba en mitad de un terremoto.
El miedo me atenazó, pero el sentido común de algún modo se abrió camino por mi mente y me instó a permanecer inmóvil. Si hubiera tratado de levantarme, la fuerza del temblor me habría arrojado al suelo y podría haberme lastimado. Supongo que dicha intuición pasó por mi cerebro en apenas un fracción ínfima de segundo. Esperé, en los que fueron algunos de los peores segundos de mi vida. El rumor tardó unos segundos en acallarse y los muebles se aquietaron. Entonces me levanté y tanteé la pared en busca del interruptor. No había electricidad. El terremoto debía de haber afectado al alumbrado. En completa oscuridad, con el corazón batiéndome, me dirigí hacia el dormitorio de mis hermanos. Se habían despertado y hablaban. Les dije: "ha habido un terremoto". Mi hermano pequeño, al oírme, se asustó y empezó a gritar de puro miedo. Apareció mi madre, nos dijo que nos dirigiéramos a la puerta de casa y habló a mi hermano (tenía 7 años) para calmarlo. Ni siquiera sentí pasar a mi padre, de la rapidez con que actuó. Alguien empezó a atronar con golpes en la puerta principal. Mi padre abrió y era mi tía, que vivía en el primer piso del edificio. Estaba muy asustada. Ella había sentido el temblor con más fuerza que nosotros. Mi padre nos apremió para que saliéramos al portal, porque nos íbamos a ir en el coche a un sitio descampado, a algún terraplén sin construcciones para evitar el peligro de posibles derrumbamientos. La oscuridad era total y nos movíamos por instinto. En la calle, muchas personas en ropas de dormir portaban linternas. El ambiente de nerviosismo se respiraba. A la tenebrosa luz de las linternas, todo parecía normal, en su sitio. Mis peores terrores fueron descartados. No habían sucedido derrumbamientos. La garra de mi pecho se aflojó. Por mi mente habían pasado escenas dantescas, y un pensamiento me perseguía: "mi familia, mi familia, mi familia..."
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vivoleyendo
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29 de julio de 2013
16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de los mejores comienzos que mi cinéfila mente recuerda. Mucha intriga... un ruido despierta a Mel Gibson... más intriga... perro con rabia... la intriga sigue creciendo... mucha intriga... demasiada intriga... el campo ha sido podado.

Shayamalan vuelve a la receta de la sugestión, sugerir antes que mostrar, se centra en el detalle y la expectativa para construir un film de suspenso con toques de terror que poco -y mucho- tiene que ver con el fin del mundo. Cuenta el apocalipsis sin la grandilocuencia de efectos visuales, sin invasiones, ataques o guerras explícitas, simplemente se concentra en mostrarnos como una familia se enfrenta al hecho, es tan ahorrativa que vemos un alien recién al final. Pero sobre todo, el tema de la invasión extraterrestre es una excusa -y aquí lo que realmente importa- para contarnos una historia sobre la guerra interna que sufre un hombre que ha perdido la fe. El hindú se arriesga en un viaje con tintes similares a "Ordet" (Carl Theodor Dreyer, 1955), y salvando las enormes diferencias, nos muestra la evolución de este personaje que ha perdido la fe en Dios pero que se da cuenta de lo mucho que la necesita -el momento en que le cuenta a Phoenix sobre los dos tipos de personas en el mundo es imponente-.

La película no es un drama sobre religión -aunque se acerca- pero tampoco es un film de terror. Tiene más peso la crisis interna de Gibson que la invasión alienígena, pero no por eso deja de jugar con la intriga y el terror -la mano cortada, la pierna entre los maizales-.

Shayamalan es mejor director que actor, no sé porque todavía intenta seguir honrándonos con su presencia, su escena es la peor de todo el film, un auténtico recital para los Razzies. Pero como director me saco el sombrero, los encuadres son perfectos, la fotografía no podría estar más cuidada y el montaje -a excepción de los flashbacks- es portentoso. La BSO debe estar en el top 5 de terror junto a la de Hermann para "Psicosis" (1960), Williams en "Tiburón" (1975), Nitzsche por "El exorcista" (1973) y Snow con el silbido de "Los expedientes secretos X".

Como principales defectos le hallo su raro sentido del humor, me recuerda un poco a lo disparatado de Spielberg, no es que sea malo, de hecho da gracia, pero cuando estás entrando en clima y te estás adentrando en el drama te salta una escena de lo más graciosa como los cascos de aluminio que destroza al atmósfera. También está el personaje de la chica de la farmacia que es bastante chistoso y que aporta bien poco a la trama.

Echo en falta un personaje más escéptico que no se trague el tema de la invasión. Phoenix es demasiado sugestivo, ve el video del cumpleaños en Brasil y no duda ni por un segundo que no sea una farsa -cualquiera se puede disfrazar de alien-, en contraposición el niño es demasiado inteligente.

Me sobran los flashbacks, es decir, la historia del accidente es importante pero contarla a través de recuerdos no aporta. Hubiera preferido que simplemente se insinuara con diálogos.

Lo mejor: la introspección en el personaje de Gibson y su crisis de fe.
Lo peor: un sentido del humor torpe.
Ketty Analfer D
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14 de febrero de 2009
66 de 123 usuarios han encontrado esta crítica útil
La recordaba como una película mala, pero nada mejor que volver a verla una tarde aburrida de resaca para cambiar de opinión: es MUY mala.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
h_biberman
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12 de mayo de 2006
37 de 65 usuarios han encontrado esta crítica útil
El llamado nuevo geniecillo del cine no es santo de mi devoción, aunque creo, fanatismos aparte, que merece la duda que le aportarán unos cuantos años más de rodaje. Ni es malo ni es la hostia en vinagre. Me da la sensación de que el tipo aprende despacio porque va interiorizado en su personalidad. ¿Y saca partido de sus films? Publicitariamente es indudable. Cinematográficamente es cuestionable.

Acierta en el intimista tratamiento de la paranoia al prescindir de pixels espaciales.
También por plagiar el talón de aquiles de los simpáticos marcianos de la original película llamada Alien Nation, una obra del género colegas con James Caan y un ET como compañeros de fatigas. Los tíos vivían alejados del mar y se emborrachaban con leche agria. Me gustó esa película pre-silicótica.
También atina en la contratación de Joaquin Phoenix (odiado por muchos e idolatrado por mí desde su papel de Comodo) como contrapeso del amigo meloncete, un actor pésimo en cualquier registro interpretativo si exceptuamos el de poli sicópata.
El fino sentido del humor (el tío y los dos sobrinos con el papel albal en la cabeza) es de mi agrado.
Su utilización de la cámara ídem.
"Señales nos cuenta La guerra de los mundos desde una atalaya minúscula." Jordi Costas (fotogramas). Estoy de acuerdo.

Pero como ya expusiera en su obra El bosque, el camino es muy largo y me da la sensación de que Shyamalan es más un sprinter que piensa que es corredor de fondo, que un maratoniano de tomo y lomo. Supongo que será fruto de la juventud.
Falla en las reacciones poco creíbles de los dos adultos y sobre todo cuando éstas pivotan sobre Gibson. El tonito "beato-cool", aunque sea del agrado de meloncete, suena a tontería supina.
Sobraba la secuencia beisbolística de Comodo. Una glaudius hispaniensis hubiera sido más acertado.
Tampoco es de recibo que con la supuesta tecnología que manejan los tipos hechos de cieno, no sepan abrir una puerta o parezcan cro-magnones por ir en pelotas y carecer de las normas elementales del combate cuerpo a cuerpo, cuando se supone que son una raza depredadora. La gaseosa sola no basta. No es nada creíble, y por esta razón, creo que de suficiente peso, debería haberse ahorrado la presentación de semejantes fulanos, aunque reconozca en mi fuero interno que he preferido verlos a imaginarlos (cosas de la sugestión).
Contratar a meloncete es un pecado fruto de la juventud y la idolatría.

Resumiendo, que tiene "cosas" apetecibles si no te la tomas en serio. Si lo haces y eres mínimamente agudo con la propuesta... la peli naufraga mucho. Un saludo.
Txarly
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