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Taxi Driver

Drama Para sobrellevar el insomnio crónico que sufre desde su regreso de Vietnam, Travis Bickle (Robert De Niro) trabaja como taxista nocturno en Nueva York. Es un hombre insociable que apenas tiene contacto con los demás, se pasa los días en el cine y vive prendado de Betsy (Cybill Shepherd), una atractiva rubia que trabaja como voluntaria en una campaña política. Pero lo que realmente obsesiona a Travis es comprobar cómo la violencia, la ... [+]
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Críticas 386
Críticas ordenadas por utilidad
5 de abril de 2013
91 de 114 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque es difícil pensar en dos autores más distintos, Paul Schrader y Martin Scorsese coinciden en cuestiones muy determinadas: una visión épica de la religiosidad, la creencia en el poder liberador de la violencia y la obsesión por una película, “Centauros del desierto”, y un personaje, Ethan Edwards. “Taxi Driver” es el compendio de esas coincidencias.

Si se mira bien, “Taxi Driver” puede ser una confesión aterradoramente íntima sobre el propio rechazo y la manera de no asumirlo de Paul Schrader. Estaba realmente perturbado –en algún grado siempre lo ha estado, la verdad- al escribir esta historia, de forma que mucho de lo que cuenta procede de su experiencia y de las fantasías para superar esa experiencia. Sin embargo, debido a su temperamento, Schrader tiende a la introspección y el infierno que concibió es interior, parecido al de “Hardcore” –otra versión de “Centauros del desierto”- mientras que Scorsese es pura vehemencia expresiva. Es interesante cómo Scorsese tiende a alargar y buscar la improvisación en escenas que Schrader ha concebido para filmarse de manera austera y concisa. Y también esa forma de rodar, que combina neorrealismo y estilización, me resulta hoy atractiva; después de ver tantas veces y en tantas épocas de mi vida “Taxi Driver” he acabado por aceptarla.

Los problemas que los no fanáticos de esta película tenemos con ella surgen de la dificultad para hacer coincidir nuestra visión del personaje de Travis Bickle con la que tienen Schrader y Scorsese. Al personaje de Travis le viene muy grande ser un ángel exterminador, o un santo airado, o Lot en Sodoma, o Dante en Nueva York. Le viene grande autocalificarse como hombre solitario de Dios. Travis es un desequilibrado que fracasa en su intento de relacionarse y termina culpando de ello a todo lo que se mueve. Se ve todos los días en el telediario y la única novedad es la forma tan tonta de demostrar su incapacidad de ser una persona normal. Ni siquiera a los aspirantes a Travis Bickle que personalmente conozco se les ocurriría llevar a la rubia a una porno. No sé si el problema es que no entiendo al personaje o todo lo contrario, que lo entiendo demasiado bien.

De cualquier forma, intentando no despeñarme por el barranco de la descalificación, es obvio que Travis carece de la dimensión mítica de Ethan Edwards, y su viaje no es una aventura de autoconocimiento, sino de descomposición, y que él mismo es un producto tan urbano como la suciedad que pretende limpiar. Para mí está claro que, aunque su personalidad externa y la singularidad de su comportamiento en cada situación la marcan nítidamente Scorsese y De Niro, su recorrido global y por tanto su significado como supuesta figura trágica es Paul Schrader quien lo traza.
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Talibán
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8 de noviembre de 2007
103 de 143 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando me preguntan por mis películas favoritas, irremediablemente se me vienen a la cabeza dos en concreto que destacan sobre las demás; dos cintas que aunque sé de sobra que no son de diez técnicamente hablando (aún siendo geniales), logran sin embargo hacer que me estremezca cada vez que las veo. Esas dos cintas son Hana-Bi de Kitano, y Taxi Driver de Scorsese. De Hana-Bi hablaré más adelante; así que vayamos primero con Taxi Driver.

Y es que, cuántas veces me habré sentido como Travis Bickle; cuántas he deseado no tener que codearme por huevos con tanta basura, ni tener que vivir rodeado de tanto hijo de puta suelto... Definidme sin reparos como una persona que odia; os doy pié a que lo hagáis. Que nadie se haga falsas ideas sobre mí porque seguramente saldrá defraudado. ¿Acaso no se ve el hastío permanente marcado en mi cara?; yo soy el eterno asqueado; yo soy ese rencoroso lleno de odio. Me jode veros felices chapoteando en el barro; no sé ni qué coño es lo que os mueve, ni en qué pensáis al hacer lo que hacéis; cada vez me cuesta más creer en nadie. ¿Quién puede hacerlo teniendo que respirar aguantando la arcada que produce semejante pozo de miserias?. Lo siento, pero yo no... a un desengañado no se le piden ese tipo de cosas.

Demasiadas veces he buscado un apoyo en alguien o en algo, y las menos he podido encontrarlo; la gente es egoísmo y pocas veces amor; es desquiciante lo difícil que resulta encontrar a alguien que merezca la pena. No sé si ese lado sociópata siempre estuvo en mí o me lo habéis creado vosotros, esa será mi eterna duda, pero lo cierto es que hasta eso me importa ya un carajo; el vacío es tal que ya puede explotar el mundo con todos sus cabronazos dentro, y si se me lleva a mí por delante, mejor; otro cabrón menos.

Si bien estas reflexiones lo mismo suenan chocantes, las escribo porque son la explicación más sincera que os puedo dar sobre por qué Taxi Driver viene a ser mi película preferida, y es que son tantas veces las que me he visto en la vacía mirada de Travis, o en su cansada voz, que más que una película se convierte en algo personal. Aún así, y gracias a lo que sea; dentro de esta agobiante jaula de asfalto, tengo mis pequeños Oasis personales; mi propia redención la encuentro en el cine, en los libros, en la música; en algunos amigos fieles... Pero sobre todo, mi gran panacea está en que por fin, de una puta vez y desde hace casi tres años ya, siento que amo y me aman de verdad.

Es gracias a todo eso, que ahora escribo desde un punto de vista más "lejano" unos sentimientos que bien podía haber escrito en cualquier papel hace unos pocos de años; entonces, no tenía nada de lo que ahora me hace sentir, y fue entonces cuando Taxi Driver me ayudó a tragarme esa bilis con menos dificultad. Por eso mismo, hoy más que una crítica le hago un pequeño homenaje.

Disfruten de esta joya del cine; pues tiene desde buenas actuaciones hasta un guión espléndido. Los que aún puedan sentir, la entenderán.
HEIFER
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2 de marzo de 2010
75 de 89 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los sociólogos llaman ‘anomia’ a la situación en que se encuentra una sociedad carente de leyes y en proceso de degradación.
Así es el Nueva York al que regresa de Vietnam Travis Bickle, joven veterano, tocado. Se apunta al turno de noche como taxista, para estar ocupado durante el insomnio crónico.
Está llamado a ser la respuesta visceral a la anomia.

Entre parrafadas de un saxo envolvente (música a cargo del gran Herrmann, muerto nada más terminar), suena en off el lacónico diario de Travis. Patrulla entre lluvia, fumarolas de alcantarillas, semáforos, neones de clubs y locales, luminosos multicolores de Broadway y Times Square. Observa en silencio el trasiego de putas y macarras en las aceras, se mosquea instintivamente con los negros, estudia por el retrovisor a los pasajeros, limpia luego estoicamente del asiento trasero los flujos corporales.

Maneja una elemental decencia de cowboy que va por costumbre a los cines porno con las botas lustradas. No bebe alcohol. Toma muchas pastillas sin determinar. Trata a fría distancia a sus colegas.
Su soledad es absoluta. La ciudad superpoblada la multiplica.
Pretende torpemente a una chica con clase que le retrata como contradictorio. Lo que en realidad ha notado es desequilibrio mental, patente.

La incógnita sobre el alcance de ese desequilibrio, hasta dónde llevará a Travis, cada noche más crispado a bordo del taxi, será el potente motor de la película, que apenas sale de su cabeza, en aturdido e incesante rodar entre Harlem y Manhattan, Brooklyn y el Bronx.

A través de un personaje a quien encarna, un pasajero exaltado, Scorsese en persona atizará el proceso al introducir la idea de las armas en la coctelera que es la cabeza de Travis.

Schrader da su calvinista esencia personal en el guión, compacto e intenso. Exhibe la devoción bressoniana en los acercamientos a “Pickpocket” (la soledad desafiante del protagonista frente a la sociedad, la búsqueda ciega de un camino de salvación, el tinte trascendente del sentimiento amoroso) y toca temas de purificación, catarsis y redención (el intento con la prostituta adolescente).
Con la densidad de las imágenes filmadas en el Nueva York nocturno, un selvático microcosmos de asfalto, la dirección de Scorsese logra una perfecta conversión a cine del soberbio guión.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Archilupo
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8 de abril de 2008
56 de 72 usuarios han encontrado esta crítica útil
Taxi Driver (menos mal que no lo tradujeron...) examina nuestras conciencias con ese drama/thriller sobre las injusticias, las quimeras, las ilusiones y desilusiones, la voluntad y la violencia... una mezcla de nuestro interior en reacción con lo que nos rodea.
El excelente guión de Paul Schrader no trata superficialmente todos estos temas, sino que los atraviesa al igual que una lanza que te traspasa de lado a lado. No juzga los hechos, los presenta, nos adentra en ellos y deja que formemos parte de ellos. Las conclusiones las deja para el post-visionado.
Scorsese por su parte recoge tan magnífico guión y lo transforma en desgarradoras e impactantes imágenes, en un clima de melancolía perenne. Desde luego este hombre sabe como hablar sin palabras...
Y bajo este atractivo y prometedor cuadro, encontramos a los que le dan el color definitivo para catalogarla como obra de culto, unas interpretaciones de quitarse el sombrero.
Una jovencísima e irreconocible Jodie Foster, ya apuntando maneras y un correcto y curioso Harvey Keitel en un papel para lucirse.
Y me he dejado lo mejor para el final, ese personaje tan bien caracterizado representado por un joven Robert De Niro, demostrando el porqué de su merecida fama. Aunque en verdad Robert De Niro no interpreta a Travis, es Travis quien hace de De Niro, Travis hace de Schrader, hace Martin Scorsese, hace de mí mismo, hace de la sociedad entera. Pues, en verdad, Travis somos todos.
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Dragondave
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21 de noviembre de 2011
44 de 55 usuarios han encontrado esta crítica útil
Existen algunos obras, cuyo significado se eleva por encima de sus pretensiones; obras que quizá solo puedan nacer fruto del azar, del determinismo que provoca que un conjunto de grandes maestros estén unido en la única e inconmensurable labor de crear algo mágico, trascendente; algo que llegue al alma, al corazón; algo que se meta en tu mente y te perturbe por los siglos de los siglos. Algo como “Taxi Driver”.

Porque “Taxi Driver” es uno de esos “algos” que se eleva por encima de su embriagadora e inolvidable dirección – trabajo de Martin Scorsese -, de su ambientación, o de su resonante banda sonora para contarnos una historia -guionizada por Paul Schrader- de un hombre solitario, inocente; alguien que no encuentra su lugar en un mundo de caos y desorden. Toda la película es Travis – Robert de Niro en pleno apogeo-, él es el “taxi driver”.

Aqui la excusa del veterano de Vietnam asocial para vendernos la moto no resulta válida, porque ¿Quién no se ha sentido Travis alguna vez? ¿Quién no se ha sentido frustrado por el dolor, la soledad, el desamor, la perdida y la incomprensión? ¿Quién no se ha levantado alguna mañana con ganas de mandar esta mierda de vida a tomar por culo? Si usted, lector, no ha sentido eso, solo puede significar dos cosas:
1) Es usted alguien MUY afortunado, por lo que le felicito.
2) No es usted más que otro ladrillo de la lacra de este mundo.

Este film es ante todo, una película que promulga los peligros del aburrimiento y la necesidad humana de encontrar una motivación. La omnisciente y necesaria voz en off de Robert de Niro nos narra el calvario de Travis por encontrar una esperanza, un propósito por el que valga la pena vivir, y su posterior descenso a los infiernos, tras la incomprensión y el rechazo de una mujer. Muchos nos hemos sentido y nos seguimos sintiendo identificados con este taxista de Nueva York; seguimos estando solos e incomprendidos, sufriendo hechos que no buscamos ni nos merecemos; levantándonos de los palos que una y otra vez nos da la vida; aguantando al mismo tiempo, la indiferencia y el silencio que los demás hacen llegar a nuestra necesidad de dar lo mejor de nosotros mismos, necesitando constantemente el reconocimiento de los demás, mientras que ese sentimiento de resignación que nos invade, hace que se nos pasen cosas horribles por la cabeza. Y lo peor de todo, es, en esa soledad, pensar que ya no te quedan motivos para seguir adelante… y eso duele, cada día más que el anterior.

Hoy no he escrito una crítica convencional; no he hablado de cine, pero al fin y al cabo, “Taxi Driver”… es más que cine.


-David Caride Films-
DavidCarideS
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