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Convoy

Acción Un grupo de camioneros forman una larga caravana para protestar contra un despótico y arbitrario sheriff que ha arrestado a uno de los suyos. (FILMAFFINITY)
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Críticas 19
Críticas ordenadas por utilidad
9 de mayo de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Road movie de encargo dirigida por Peckinpah en el ocaso de su carrera que cosechó mediocres críticas pero buenos resultados en taquilla. A excepción del montaje fragmentado y la cámara lenta en las escenas de acción el resto del material es ajeno al director que se limita a cumplir con el expediente. Se trata de una comedia de acción protagonizada por rudos camioneros que forman un enorme convoy para protestar contra los abusos de un sheriff corrupto. Pronto llaman la atención de la prensa y de los políticos que al estar en año de elecciones pretenden valerse de ellos para ganar votos.

La película es bastante floja argumentalmente pero al menos resulta entretenida. Contiene algunas buenas escenas de acción y peleas al igual que una crítica al sensacionalismo de los medios de comunicación y a la hipocresía de los políticos. Destacaría también la colorista fotografía de Harry Stradling y una divertida banda sonora tipo country. Los protagonistas están a la altura y dan el pego a pesar de lo insustancial de la trama. Kris Kristofferson es un carismático camionero llamado el pato que lidera el convoy y se las trae con el duro sheriff encarnado por Ernest Borgnine. Ali MacGraw es una autoestopista que acompaña al pato en su trailer. (Por cierto que el corte de pelo de MacGraw no le favorece nada, le da un aspecto de sucia en las antípodas de sus papeles en Love story o La huida).

Este tipo de películas estaban muy de moda a finales de los setenta. Se trata de comedias gamberras y tontorronas plagadas de peleas y persecuciones protagonizadas por tipos duros en la línea de Duro de pelar o Hooper, el increíble. Seguramente el resultado habría sido peor en manos de otro director. A mí me ha gustado más ahora que cuando la vi en su día.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Harold Angel
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9 de julio de 2012
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
150/04(08/07/12) Posiblemente la peor película de un Sam Peckinpah en decadencia, su penúltima realización es un despropósito de road-movie sin pies ni cabeza que deja traslucir que tras las cámaras no estaba un Bloody Sam en forma, era un hombre alcoholizado y drogado que no podía apenas mantenerse en pie, de hecho gran parte del film lo rodó el director de segunda unidad, su amigo James Coburn, mientras Sam se recluía en la caravana a pasar las horas. Martin ‘Rubber Duck’ Penwald (inane Kris Kristopherson) es un camionero que conduce un Mack con materias explosivas, tras varios problemas de abuso de poder con un arrogante sheriff, ‘Dirty Lyle’ Wallace (pasado Ernest Borgnine), se tiene que poner en fuga por el estado de Arizona hacia Nuevo México, a él se le van uniendo otros camioneros, formando un convoy interminable de camiones, una caravana de rebeldes sin causa que se convierten en un fenómeno nacional con gran cobertura mediática, a los que el ambicioso gobernador de Nuevo México quiere manejar en año de elecciones. Está basado el relato en una canción country de 1975 de W. C. McCall y Davis Chip acerca de un enfrentamiento entre unos camioneros y la ley. Tiene señas de identidad del cine de Peckinpah, un western moderno, donde los vaqueros cambian los caballos por camiones, los desiertos polvorientos por carreteras interminables, con violencia, sexo y dosis de humor, donde los temas de la amistad, la lealtad, el espíritu libre de la individualidad, la misoginia, la crítica al poder establecido están envueltos en el nihilismo de sus protagonistas, hay escenas a cámara lenta, un homenaje parodia al final de ‘Grupo Salvaje’ cuando varios camiones se ponen en paralelo para enfrentarse al enemigo, pero todo esto está puesto al servicio de un guión penoso de B. W. L. Norton, tanto fue así que Peckinpah animó a los actores a improvisar para dar frescura, y es que el desarrollo resulta confuso, no se entiende nada del comportamiento de nadie, no se sabe que es lo que reclama el convoy, no se sabe lo que ofrece el gobernador, pretenden huir todos a México como si tal cosa, como si aún estuviéramos en el Salvaje Oeste y solo con cruzar Río Grande los problemas de justicia se acabaran, patético, los personajes son clichés sin alma, empezando por Kristopherson, siguiendo por una desaprovechada Ali McGraw, que un Mack le pasara por lo merecería el lumbreras que le aconsejó ese horrendo look, aparte de hacer de mujer florero y solo sirve para apuntar la misoginia de Peck. Las escenas de acción se suceden en un carrusel mediocre por lo que es de esperar del genio que alumbró ‘Grupo Salvaje’, ‘La Huída’ o ‘Pat garret & Billy The Kid’, la estrafalaria pelea en el bar, la cómica persecución por los caminos donde los coches de la policía son manejados por incompetentes, el ridículo rescate de calabozo de un camionero y por supuesto su bufonesco final, y todo a cámara lenta cargante. (Continua en spoiler sin)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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1 de febrero de 2017
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Casi nadie se acuerda ya de esta gran película, ensombrecida por Grupo Salvaje, pero es un prodigioso ejercicio de realización y montaje, con un inmenso Ernest Borgnine que se come al resto, e imágenes espectaculares. La canción principal es pegadiza y única, y hasta los títulos de crédito finales son originales. Ya no se hace cine así.
Alfonso
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13 de junio de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"'Cause we got a great big convoy rockin' through the night! Yeah!, we got a great big convoy, ain't she a beautiful sight?! Come on and join our convoy, ain't nothing gonna get in our way! We gonna roll this truckin' convoy 'cross the U.S.A.!...".
¡Sí, señor!, rodemos a través de la noche cruzando todo el jodido Estado siguiendo a ese duro rebelde de las polvorientas carreteras llamado Martin "Rubber Duck" Penwald, porque, demonios, ¡parece que tenemos un convoy!

Ay, los '70 y las "road movies" que uno se encontraba, y es que en ninguna otra época como aquella pegó tan fuerte el amor por el automóvil, estableciéndose una cultura que ya es sinónima de la década; pues uno de esos autos de los que era fácil quedarse prendado era el camión, y no hablo de nuestros Pegaso, sino de aquellas bestias de cientos de ruedas y miles de ejes que poblaban las desérticas vías de EE.UU.. Tanto apego se les cogió que en el cine gozaron de un buen tributo, con films inundando las pantallas desde mediados de los '70, algunos alcanzando el estatus de obras de culto, como "Infierno en la Carretera" o aquella mítica "Los Caraduras".
Divertidas y que encantaban al público, lo que las hacía muy lucrativas...eso es precisamente lo que buscaba Sam Peckinpah: hacer una película que reventase la taquilla como ocurriera seis años antes con "La Huida", ya que por aquellas fechas el éxito no llamaba a su puerta. "La Cruz de Hierro" es una gran película bélica, eso está claro, pero sus beneficios fueron más bien discretos (a ver, se puso en competencia con "Star Wars"); el director decidió ponerse al mando del guión de B.W.L. Norton, que no le gustó nada, por cierto, inspirado en la épica canción de Bill Fries y Chip Davis (cuyas guerreras y rebeldes letras son de lo más significativas).

Aunque, según pensaban sus colaboradores, ello se debió a lo mal que discurría por culpa de su adicción al alcohol, que iba en aumento, y a la cocaína, que descubrió gracias a James Caan. De hecho, dirigió "Convoy" entre borracheras y trifulcas, como de costumbre, echándole James Coburn una mano como director de la 2.ª unidad (aunque acabó dirigiendo él más que Peckinpah). La historia sigue a "Rubber Duck", un caradura amante de la libertad que se siente poderoso al volante de su Mack RS7 12LST, atravesando carreteras sin descanso junto a sus compañeros Bobby "Love Machine" (o "Pig Pen") y "Spider" Mike.
Pero la tranquilidad se les va a acabar cuando se crucen con el sheriff Wallace, cuya única meta va a ser joderles. Tras unas palabritas acompañadas de unos cuantos golpes, Wallace pone en alerta a toda la policía del Estado, iniciándose una persecución en la que tomarán parte no sólo los amigos de "Rubber Duck", sino todos los camioneros del territorio. Será una alocada cacería de proporciones colosales que nadie olvidará, y para los que pensaban encontrar una película muy original, con una trama compleja o unos diálogos muy profundos, que metan la primera y se vayan por ahí, qué coño.

"Convoy" es, simple y llanamente, una aventura frenética y 100% americana que nos lleva por abruptos caminos e interminables carreteras sin parar un minuto entre polvo, humo y olor a caucho, sangre y gasolina, siguiendo a un puñado de tiparracos tan pendencieros como simpáticos comandados por ese gran "Rubber Duck", cuyo destino no es otro que Nuevo Mexico (lugar preferido de Sam Peckinpah, como bien se sabe ya). Diversión asegurada, señoras y señores, sobre todo para aquellos que sepan apreciar la belleza y magnificencia de los camiones estadounidenses y su imparable rugir.
A pesar de hallarse elementos característicos de sus películas, como la amistad y sus peligros, el sentimiento de libertad y rebeldía, la crítica a la sociedad, siempre presentada de la forma más cínica posible, y las grandes dosis de violencia, sin olvidar las impactantes secuencias rodadas a cámara lenta, "Convoy" es considerada el punto más bajo en la carrera de su director y un mero vehículo para ganar dinero...lo cual consiguió, embolsándose más de 40 millones de dólares frente a un presupuesto de 12, quedando así como su mayor éxito. Pero esto se la trajo muy floja ya que renegó de ella, y el motivo fue una pelea de órdago con los productores que terminó en despido para él y en una revisión completa del montaje (el original duraba más de tres horas y media...y eso no gustó a los ejecutivos).

A la cabeza de este divertido y entrañable despropósito tenemos a los geniales Kris Kristofferson, Ernest Borgnine, en uno de sus papeles más odiosos, Burt Young y Ali MacGraw, todos ellos habiendo colaborado anteriormente con el director, sin olvidarnos de Madge Sinclair, Franklyn Ajaye y el impagable Donnie Fritts; hasta podemos ver a Peckinpah haciendo un cameo de lo más curioso (es el que se ocupa del sonido cuando Arnoldi entrevista a "Rubber Duck").
Para los amantes de los camiones, las "road movies" y las películas de los '70, "Convoy" será toda una joya; de acuerdo, desde el punto de vista cinematográfico es uno de los más flojos esfuerzos del director, pero como producto de entretenimiento es del todo infalible. Ah, y todos atentos al mítico pato que adorna el capó del camión de "Rubber Duck", porque Tarantino lo pondría sobre el Dodge de "Stuntman" Mike en "Death Proof".
Chris Jiménez
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7 de agosto de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En su última etapa profesional y a años vista de haber realizado obras maestras como "Grupo Salvaje" (The Wild Bunch, 1969) o "Quiero la cabeza de Alfredo García" (Bring me the head of Alfredo Garcia, 1974), ambos films considerados westerns modernos en esencia y con un detallado mensaje de la violencia que saltaba a la vista por su desesperado tono crepuscular, Sam Peckinpah iniciaba su debacle profesional con una serie de films menores pero no menos ambicioso en que empezaba a escasear la rigidez de un argumento en pro de un uso de la acción más proclive, acorde a la nueva oleada de los thrillers de acción sobre ruedas y persecuciones.

Como un western moderno pero acentuado por su escasez de valores que lo podrían haber puesto en un listón tan alto como en las sobresalientes películas de carretera al estilo de "Punto Límite Cero" (Vanishing Point, 1971) de Richard C. Sarafian o "El Diablo sobre Ruedas" (Duel, 1972) de Steven Spielberg, el "Convoy" de Peckinpah sugiere por distintas razones la necesidad de calificarse como un entretenimiento desquiciado al uso. Con una historia tan simplista como la de un grupo de camioneros perseguidos por un sheriff sin escrúpulos interpretado por Ernest Borgnine a lo largo de estados tan soleados y calurosos como Arizona, Texas o Nuevo México. El jefe de la comitiva es Rubber Duck (Kris Kristofferson) y su séquito de colegas de carretera. Una simple persecución sin fin por una multa severa acaba desencadenando en una marcha reivindicativa en que Melissa (Ali MacGraw) una viajera de paso, es testigo en primer plano de lo que sucede en las polvorientas carreteras.

Es innegable sus elaboradas escenas de acción apripiadas para un film de éste tipo, insisto, muy alejado de la retórica de un director que había asombrado por su reinvención del género del western y un particular uso de la violencia, amparada aquí en el arraso y destrozo de todo lo que se encuentre por delante.
Natxo Borràs
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