Arrástrame al infierno

Cuando era pequeña me sentaba con mi hermana todos los martes a ver "Alucine" en la 2. Luego emitieron "Noche de lobos" y ahí que nos tragábamos las dos todas las pelis de terror posibles de la época... Cuando Freddy Krueger estaba en todo su esplendor, dos crías de 6 y 9 años ya se habían convertido en fans indiscutibles del cine de este género.

Hoy, con 25 años, es muy difícil que una peli de miedo pueda asustarme... De hecho yo soy de las que se encierra en casa sola, apaga todas las luces y se prepara valiente para sufrir... La decepción de los últimos años, salvo algunas excepciones que supongo que habrá pero ahora no recuerdo, me hizo no esperar demasiado de esta película -sobre todo después de leer el título-.

Me equivoqué! No es que temblara en el sofá mientras la veía, pero algún que otro salto pegué. La vi en V.O.S y -aunque yo no sé mucho de cine y nunca he entendido muy bien si un actor es bueno o malo- creo que la Lohman lo borda. El papel de Justin Long es menos creíble... no por nada, si no porque este actor tiene 31 años y el pobre parece que tiene 14... y claro... oirle coger el teléfono y decir "Dr..." me resultó bastante raro.

En cuanto a la historia... fantástica o no, está estupendamente desarrollada... Un terror casi gore, casi cómico, pero que no me dejó respirar ni un segundo... Es curioso que si lees la sinopsis ya sepas de qué va la película... quiero decir que lo que ésta cuenta, sucede en las primeras escenas... y yo, mientras la estaba viendo subestimé y pensé "bueno, ya ha pasado eso, ¿y ahora qué va a contar?" Y vaya si cuenta!!

No me enrrollo más para explicar el título de mi crítica... Cuando la peli estaba de lo más interesante, la paré un momento para ir al servicio... La casa estaba a oscuras, yo no me quitaba la última escena de la cabeza y estaba deseando volver al sofá... Entonces mi madre, que me oyó, me reprochó el estar tan tarde levantada con un grito que me estampó contra la pared del baño del susto, hacía tiempo que no me asustaba tanto!! Ya ya os digo... no suelo ser asustadiza, sólo me imaginé por un momento a la buena señora de la película dándome las buenas noches.

Vedla.

¡Por Belcebú! Sam se ha reencarnado en el Raimi de la serie B con estilo y nos ha regalado puro entretenimiento casposo que nos retrotrae a los gloriosos tiempos de joyazas de la sangre y el cachondeo como "El caballero del diablo" o "Jóvenes y brujas". Con la excusa de una vil maldición gitana (se echaba de menos este macguffin, desechado por la serie A por facilón y hortera), tenemos a Alison Lohmann amenazada por los jugueteos infernales de una criatura del averno que por supuesto quiere su alma. Toneladas de diversión, de sangre, de carcajadas, de escenarios macabros, tópicos de serie B maravillosamente reinventados para encarar el nuevo milenio con la fehaciente demostración de que hay cadáveres que por más que los maten nunca mueren del todo: "Arrástrame al infierno" es una especie en peligro de extinción, una película que por pudor ya no se fabrica. Pero entonces, nos encontramos de bruces en el cine con esta gozada en pantalla grande y su total carencia de prejuicios a la hora de apañar un material mil veces explotado y comúnmente despreciado por la serie A, nos promete un reencuentro genial con una forma de diversión tan fresca como si acabara de salir de una tumba abierta...

Genial regreso de Raimi a sus orígenes. Me gustó más que la trilogía de El ejército de las tinieblas.

Tremendamente sobrevalorada, sin dudas que la crítica especializada le perdona todos sus baches porque este proyecto está firmado por el apellido Raimi y porque entienden que el director establece una oferta semejante al tipo de cine que realizaba antes de rodar tanques cinematográficos.

Y no me digan que este engendro sin pies ni cabeza homenajea la serie B, o que tiene algo que ver con la saga Evil Dead, porque es una blasfemia cinéfila.

Por empezar, no tiene la solvencia ni la fuerza suficiente como para entusiasmar desde lo fantasioso, el desarrollo del conflicto abusa de tópicos adocenados dentro del género del horror, el delirio jocoso y repugnante no encaja nunca ya que la cinta tiene todo el aspecto externo de ser un producto sobrio y aplomado, y por si fuera poco el “títere” Justin Long deambula perdido dentro del relato dando vida sin enjundia a un personaje plano y vacuo.

La cinta es inverosímil y volada de principio a fin (choca porque uno no espera un esperpento, sino terror puro), pero además está trazada textualmente en forma tosca y hasta con groserías de principiante.
Parece increíble que este producto convencional y tópico de terror moderno estuviera dirigido por un cineasta experimentado, el cual lograra otrora grandes éxitos, ya que hablamos de un Sam Raimi que dirigió clásicos nostálgicos perennes en efectividad y que supo sacar adelante con maestría grandes películas mainstream.

Bueno, esta floja película pierde ya al principio la sobriedad, se despliega en forma vulgar buscando sobresaltar con subidones de orquesta y sustillos fáciles, y no resulta para nada simpática en su bizarra exageración ni en su alocado despliegue de situaciones. Por ende, digo que Raimi se olvida de cómo se hace cine gamberro.

La propuesta argumental es pueril, el desarrollo de personajes muy limitado, la trampa final es bastante previsible, si es que hay una propuesta cómica paralela la misma no encaja nunca dentro de la onda del filme, lo gamberro dentro del contexto argumental de la cinta no funciona ya que queda demasiado ambiguo al no saber si es intencional o son tosquedades narrativas muy descuidadas las que se esgrimen.

A favor hay que mencionar todo el aspecto estético que recubre a esta propuesta, aquí sí vemos cómo Raimi sabe manejar el “eyes candy” para que el espectador caiga encandilado ante la pirotecnia visual, el desenlace –aunque es previsible- me deja un buen sabor de boca ya que tiene su atractivo, bien por las actrices del filme (tanto la protagonista Alison Lohman como la villana Lorna Raver), y nada más.


Sigo sin contar nada que no deba saberse

¡¡La madre del cordero!!
La que ha liado Raimi... Puede parecer poco si has visto la saga Evil Dead o muchas otras de terror de serie B con gore de casquería fina, pero aquí los logros del tío Sam (el que no lleva sombrero) son otros.

Navegando intermitentemente entre la risa y el susto, la carcajada y el grito de pánico, Sam Raimi confiere a su última película un aura de autoparodia englobando todos aquellos clichés del género que conoce de sobra y les añade una vuelta de tuerca más, algo así como diciendo "si quieres sopa, toma tres tazas".
Así que si se escucha el chirrido de una puerta de metal vieja, lo oirás cinco veces, si quieres vientos misteriosos los tendrás por toda la casa y danzando con toda la cubertería, si te molan los planos super cerrados te los regala paso a paso, hasta que puedas besar a la mosca y hacerle carantoñas. Y nunca queda en duda de si se ha pasado de rosca por gamberro o por puro ofico. Es por ambas. Y todo ello le otorga nueva savia a un género que lo tenían asfixiado en tantas leyes no escritas y tópicos manidos y desgastados.
Y ahí nace el humor, entre el negro y el rojo visceral para no dar respiro alguno al espectador.
Y cuando se junta todo esto en varias escenas se crean los gags que recordarás días y días después de haberla visto, de los cuales no mencionaré ninguno para no destripar lo mejor del film.
Objetos y situaciones aparentemente normales, Raimi las convierte en grandes puntos a favor para su película: botones, tirones de pelo, moscas, grapadoras, pañuelos, cabras...

En definitiva, una gran apuesta tanto si se quiere pasar miedo como reirse y pasar un buen rato, siempre y cuando no te importe reir entre casquería y casquería.

Fantástica combinación entre la calidad técnica, visual y narrativa de Spiderman, y el cine de terror de palomitas, sangriento y escatológico de la saga Evil Dead.

Saimi se ha superado a sí mismo, a vuelto a sus orígenes, aprovechando la experiencia de sus últimas películas de alto presupuesto, consiguiendo un cine fácil, divertido y sangriento, a la vez que de alta calidad visual, especialmente recomendado para los amantes del género...

Ni un sólo minuto de descanso nos permite la visualización de este fantástico film, tan agradecido entre la abundante mediocridad presente entre la oferta terrorífica.. Los sustos, a pesar de ser a veces predecibles (por el sonido, o la falta del mismo), sorprenden, te mantienen en vilo toda la película, y no son nada gratuitos: nada de adolescentes desnudas en cabañas de bosque, o asesinos enmascarados que al final son el que "menos esperas"...

Un aplauso para Sam, en mi opinión, ha dado en el clavo, y es justo lo que quería ver..