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Mátalos suavemente

Cine negro. Thriller Dos ex-convictos no demasiado brillantes son contratados para asaltar una lucrativa partida ilegal de poker. Las culpas recaerán sobre el organizador del juego y los ladrones podrán empezar una nueva vida. Por desgracia, el dinero robado pertenece a la mafia, que se pone en contacto con el investigador y asesino Jackie Cogan para encontrar a los culpables. (FILMAFFINITY)
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Críticas 190
Críticas ordenadas por utilidad
18 de septiembre de 2012
51 de 81 usuarios han encontrado esta crítica útil
La pauta agónica de 'KILLING THEM SOFTLY' ('MÁTALOS SUAVEMENTE') viene marcada desde los créditos de inicio y se acentúa de forma progresiva mediante recursos sonoros que hacen referencia al entorno negro y ensordecedor del paripé político-económico de los EE.UU.

El inicio de la nueva película del director y guionista neozelandés Andrew Dominik (responsable de las muy dignas 'Chopper'y 'The Assassination of Jesse James By The Coward Robert Ford') es demoledor gracias a unos buenos personajes y diálogos sabiamente envueltos en una atmósfera tan fría como magnética.

El equipo de producción cuida cada aspecto hasta el más mínimo detalle: desde la jerga de algunos personajes hasta todas y cada una de las localizaciones. Quizá esto último sea el mayor acierto de una película tan elegantemente sucia, embriagadora y perfecta que, si bien para unos significará un delirio de lo más satisfactorio, para otros solo será una molestia transitoria e incluso una excentricidad poética de efectos visuales innecesarios.

Pero por encima de cualquier afirmación sobrevuela (una vez más) Brad Pitt, un actor que sigue creciendo a un ritmo desorbitado y que gana enteros cada vez que se rodea de otros pesos pesados. Y cuidado porque en esta ocasión le acompaña la armada invencible: Richard Jenkins, Ray Liotta y James Gandolfini son palabras mayores.

Cada duelo dialéctico que Pitt mantiene con Jenkins es más redondo que el anterior, pero hay dos diálogos con el señor Gandolfini que permanecerán grabados en nuestra memoria. Si no quedaran tan lejos en el tiempo, los Oscar serían pan comido para ambos.

El tempo de acción es lento, pausado, calmado. El justo y necesario. Certero en definitiva. 'Killing them softly' propina una patada brutal e incontestable al comportamiento hipócrita de la sociedad norteamericana en general y de la mafia en particular.
Melón tajá en mano
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22 de septiembre de 2012
34 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Mátalos Suavemente" es una excelente película que ha hecho que la espera de su estreno haya merecido la pena. En sus 104 minutos de duración podemos destacar momentos en los que se produce una gran tensión gracias a unos silencios que hacen que el espectador no pueda dejar de mirar la pantalla. Además, la película nos regala buenas dosis de violencia y diálogos realmente geniales. Muchos de esos diálogos suelen estar acompañados de un humor negro en el que destaca James Gandolfini. Pero especial atención merece la interpretación de Brad Pitt como Jackie Cogan. Este actor vuelve a demostrar que está entre los grandes del cine, junto a Pacino, De Niro...

Por otro lado, aunque sea demasiado pronto para decirlo, hay que reconocer que Andrew Dominik va por buen camino para conseguir estar entre los mejores. Hay que apostar por nuevos talentos como Paul Thomas Anderson, Daniel Monzón o el propio Dominik.

La película contiene algunas escenas cuya elegancia en sus planos serán difíciles de olvidar, como la primera ejecución de Brad Pitt. En definitiva, creo que presenciar esta obra es una de las mejores opciones para aquella gente que le guste el cine de crimen y mafia.
Alien
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23 de septiembre de 2012
47 de 81 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como saben...yo no soy de estos que analizan el paisaje, la iluminación y todo eso. Respeto a los que opinan haciendo una teoría de cada cosa... pero yo soy "publico". Soy normal, de carne y hueso y soy una mente "media".

En fin, ya hecha mi introducción..... la película es una mierda. Lenta, aburrida y un argumento que no aporta nada nuevo. Todo para que al final se diga una frase pedorra que parece sacada del facebook?.

Si es verdad, hay una o dos escenas en camara lenta bien hechas... esta modita matrix de hace tiempo. Pero por esos 10 segundos no vale la pena el letargo.

HE VISTO COMO LA GENTE SE LEVANTABA Y SE IBA DEL CINE.... y no uno, dos o cinco... más!. Hacía tiempo que no veía algo así. No vale la pena ni esperar el DVD.
algodenada
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2 de septiembre de 2012
21 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primero nos inmiscuyó en el periplo vital de uno de los mayores psicópatas que ha pululado por Australia, luego nos contó el relato sobre un muchacho que, en su afán por ser leyenda, mató a su propio tótem, y ahora llega para presentarnos un thriller contextualizado en plena crisis económica y enmarcado en el cambio que se produjo en Estados Unidos cuando, por primera vez en su historia, un afroamericano pasó a ser presidente. Parece que Andrew Dominik quiere seguir azuzando y, a juzgar por el soliloquio final del personaje de Brad Pitt, la cosa no va a quedar aquí. Es desde sus títulos de crédito, de hecho, cuando Dominik ya nos empieza a advertir de lo que encontraremos en Mátalos suavamente: los fotogramas en negro que coartan la continuidad tanto del yermo territorio en que nos sumerge como de su acompañamiento en forma de discurso electoral ya nos advierten que tras sus hechuras de thriller nos toparemos con un discurso convulso que refracta perfectamente con la historia que engarza el cineasta neozelandés; el de unos parias, unos perdedores sin oficio ni beneficio que no interesan a nadie y que están sumidos en un agujero del que parece que no les sacará ni la mayor de las suertes.

Es ahí donde entra precisamente el personaje de Brad Pitt como elemento disuasorio para ofrecer un claro mensaje a todos aquellos que quieran jugársela a sus “superiores” —entrecomillo para dar a entender la retórica que supone una palabra así en el contexto en que se nos sitúa, tanto de su superficie como de su fondo—, entroncando así con un contenido que invade la atmósfera mediante alocuciones que complementan un panorama, ese donde nos sitúa Dominik, tan desolador como sumergido en la más absoluta miseria. Una miseria que también se palpa en los andares de sus protagonistas —Frankie y Russell—, en sus cochambrosos harapos, en el impasible rostro grasiento… características éstas que definen a la perfección ese halo de penuria en el que la salida más tangible parece la que conduce a la perdición.

En contraposición, la definición del universo en el que se mueve Jackie Cogan (al que da vida Brad Pitt), da de frente con coches de lujo, amigos con vicios que se satisfacen en el hall de hoteles de lujo o en su habitación del mismo hotel donde malviven e, incluso, la posibilidad de tutear a quien le ha contratado y, si es menester, fumarse un cigarrillo en sus narices ante la negativa de éste. Todo ello, se ve reforzado por diálogos que extirpan la banalidad para caer en la descripción de personajes cuya necesidad parece ser mero capricho, y que pretenden delimitar las reglas del propio terreno en el que juegan, incluso viciándolas, aunque de ello dependa el pago de una cuantiosa suma. Nada parece, pues, suficiente para satisfacet el antojo más baladí y obtener así una respuesta, más que complaciente, alentadora.

En esos diálogos, donde más parece redundar Dominik, acierta sin embargo al describir un ambiente que en ocasiones se crispa hasta niveles insospechados y nos lleva a la crudeza de un universo al que complementan esas calles desoladas y la incesante presencia del sonido radiofónico que amplifica la percepción de un discurso en el que, como ya le sucediera en la portentosa El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford, redunda en exceso y al que termina recurriendo en demasía a juzgar por el tono de un thriller en el que está integrado a la perfección, pero en ocasiones parece pisotear el propio núcleo del relato en lugar de querer ejercer de apéndice. No obstante, con Mátalos suavemente consigue un film compacto, tan equilibrado como compensado que sabe explotar las virtudes de una historia tan mínima que incluso se podría calificar de suceso y en el que Dominik no rehuye ciertos momentos de lucimiento personal que quizá quedan más impostados que en su anterior trabajo —cuya excelsa planificación hacía olvidar cualquier ardid—, pero no deslucen un conjunto en el que Brad Pitt vuelve a estar magistral —ojo a la magnífica modulación de su timbre de voz— al lado de un cineasta que parece sacar lo mejor de los intérpretes con los que trabaja (no olvidemos la brutal interpretación de Eric Bana en Chooper, o el escalofriante papel de Casey Affleck en El asesinato de Jesse James…) y logra que su cine lata con fuerza y posea momentos tan prodigiosos como el ya mentado soliloquio final, que le deja a uno pegado en la butaca sin la total seguridad de que lo que ha acabado de ver es oro en estado puro o la farsa de un realizador que sabe imprimir todo lo que quiere y como quiere en pantalla con una potencia y envite inauditos.


Crítica para www.cinemaldito.com
@CineMaldito
Grandine
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1 de octubre de 2012
17 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra oportunidad más para contemplar una excelente labor de ese pedazo de actor que es Brad Pitt. Incluso sólo oírle conversar con Richard Jenkins en el coche con esas insistentes y vacías noticias radiofónicas que se escuchan de fondo es de una tensión bárbara, entre divertida y curiosa. Richard Jeckins es otro grandísimo actor que cumple un papel misterioso, pieza clave de lo que nos quieren contar.

La música de lejanas décadas se suma a este plan que salta a consecuencia de un golpe en una timba y se alterna con continuas noticias actuales de la crisis. Una sarcástica e irónica comparación entre oír hablar de la ciudadanía por los presidentes de turno y mientras asistir al mundo de la mafia, la parte oculta de la realidad. Oyes de fondo los discursitos de Obama y demás gerifaltes alabando al pueblo y proclamando que hay que recuperar el poder adquisitivo para salir de la crisis y demás pamplinas del estilo, los discursos de siempre, vacíos e hipócritas, repetidos mil veces en bocas distintas, se escuchan como un rumor, un soniquete necesario que la gente acepta sin más, sabiendo que surgen inefablemente cada equis tiempo, el tiempo de las elecciones. Es el gran acierto de la película, un ambiente social de campaña política alejado totalmente de la realidad.

El personaje de Richard Jenkins tiene contacto con esas altas esferas, es un eslabón entre los dos mundos que te dice que los los capos del crimen también controlan su parcela política para un mejor manejo mafioso; hay que hacer dinero rápida y sustancialmente; ahí están, pero esos no hablan, no les gusta figurar. Todo es hipocresía y manipulación. A mí no me engañan, América no es un pueblo, es un negocio, y el presidente Jefferson fue un cabrón que decía unas cosas muy bonitas sobre la libertad mientras se tiraba a su criada negra. No sabemos, pero igual era así.

Decir que George V. Higgins, fue ayudante del fiscal y autor de novelas negras de gran éxito, como la que da pie a esta película y también la de El confidente (1973), película igual muy recomendable.

Una historia fácil de seguir el hilo y excelentemente ambientada, como se puede comprobar; mejor, imposible. En conclusión: Una gran película demoledora que una mayoría no querrá entender, con un gran acierto en los diálogos entre unos personajes espléndidamente retratados, auténticos, una película llena de matices con una violencia que se masca en el ambiente de continuo.
floïd blue
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