Vacaciones en el infierno

Sólo se me ocurre una palabra para definir este film: PELICULÓN. Al principio, se te hace raro ver a Gibson en un papel al margen de la ley, él , que siempre ha sido un policía, loquito , pero con buenos sentimientos.

La recreación de la prisión es realista y también la fotografía ocre es un acierto para transmitirnos la idea de bochorno y suciedad en la que están inmersos los presos, hacinados en una especie de pueblito de delincuentes rodeados de policías.

La interpretación del niño Kevin también es clave en el éxito del film: hace creíbles sentimientos muy fuertes en un pequeño, sentimientos más propios de adultos, que son difíciles de transmitir, pero el chaval consigue la empatía del espectador en su situación dramática.

Basada en un fondo histórico real, la existencia de esa cárcel-ciudad que acabó desmantelando el gobierno mexicano en el 2.002, el film combina buenas dosis de acción, intriga, humor, y sobre todo una excelente interpretación de Gibson que un director nobel maneja con pulso firme y ritmos adecuados a cada secuencia. Habrá que seguir vigilando su trayectoria por el rabillo del ojo...

Eso es lo que interpreta magistralmente una vez más el amigo Gibson. Es cierto que no se trata de lo mejor de su filmografía y eso se ve a primera vista, pero poco importa cuando una vez más Gibson es Gibson en pantalla. La historia no cuenta nada nuevo y es bastante manida, pero tiene ciertas cualidades que hacen que merezca un visionado, como por ejemplo ver defenderse a Mel en un aceptable español, y un puñado de escenas de acción que reiteran lo que ya dije una vez: A Gibson le queda una pistola en la mano como a Picasso un pincel. Eso es tener porte.

Por lo demás, tenemos a un preso americano en una infame cárcel mexicana de la frontera llena de la peor calaña que se pueda imaginar, una amistad que surge de forma inesperada, unos cuantos tiros y granadas y un par de chistes del bueno de Mel. Eso es suficiente para pasar un rato agradable, no sin antes recomendar la V.O. encarecidamente para apreciar ciertos detalles en el idioma. Merece la pena ver como el personaje se desenvuelve en el ambiente carcelario y desarrolla una especial amistad con un niño que le irá desentramando los secretos que esconde una cárcel como en la que se encuentra recluido. La historia se cierra a la vieja usanza y aquí paz y después gloria.

Y que Dios guarde a Mel y su pistola por muchos años más, pues aunque las arrugas de su frente amenazan hace tiempo su rostro, también dan mas empaque a un actor que lo borda en este tipo de films, a pesar de no tener la brillantez de otras producciones. Semper Fidelis, Mel.

Ni caso a otro desastre más al poner el título en el idioma de Cervantes.
El mejor Gibson ha vuelto y está en plena forma. Con más años pero con el mismo espíritu de "Arma letal".
La acción no satura la obra dejando paso a un argumento divertido e interesante.
Las actuaciones todas logran un gran nivel demostrando el talento que hay en el país natal del tequila.
En conjunto tenemos a un anti héroe pensado para Gibson en una historia con puntos de acción, emoción y humor.
Un gran entretenimiento que refresca una parrilla en el cine que está de capa caída últimamente. Y sin ser SPOILER dos detalles:
-La canción del final te saca una sonrisa
-En el bar el póster que pone "No es borbón... es bourbon". Muy grande.

No falla; cuando en una historia de tipo sin nombre repartiendo estopa del que tan solo se puede intuir su pasado, el encargado de dar vida a ese hombre es uno de esos contados actores al que los personajes de tipos duros les viene pintiparado, la cosa suele dar como resultado algo como mínimo bastante entretenido. Pues bien, eso y bastante más es que lo que ofrece este recio film.

Mel Gibson volviendo por esos fueros en los que da gusto verle, una historia de amistad y compañerismo entre tipo duro y niño con todos lo tópicos habidos y por haber con cárceles mejicanas de por medio, elevados a la máxima potencia, malos cuasi de opereta pidiendo a gritos que Gibson les de su merecido, donantes de órganos a la fuerza, mafiosos reclamando el dinero que se les ha robado (al mas puro estilo setentero), y hasta su resultona historia romántico/accidentada, todo ello acompañado de acertadas y bien filmadas escenas de acción, y de un desarrollo de la trama que crece en suspense y tensión hasta prácticamente el ultimo fotograma de su ajustado metraje (poco mas de 90 minutos).

Súmese un puñado de buenos y resultones actores acompañando dignamente la función, y a mi juicio lo mas importante y fundamental para el buen resultado del conjunto: Adrian Grunberg, reputado y buen director de segunda unidad de algunos de los eclecticamente mas recios y disfrutables films de los últimos tiempos, debutando en la dirección a lo grande, trasladando a la pantalla todo lo aprendido al lado de lo mas granado en cuanto a directores de los últimos años (joer, y es que si me apuran hay escenas que recuerdan al mas inspirado Samuel Peckinpah), y tenemos un buen y entretenido film, que sin engañar con aspiraciones de auteur, y tirando de todos los tópicos que ustedes quieran, hace pasar un rato verdaderamente entretenido y se merece con toda justicia ser considerada como una buena película.

Cuando sales del cine invadido de una gran satisfacción, comienzas a analizar el porqué y, en este caso, la tarea no es fácil. Acabas de ver un espectáculo lleno buenas dosis de comedia, tragedia, realismo, histrionismo, cinismo, humorismo, gore, western, ritmo, color, historia, interpretación, música. Y ese revoltijo, sabiamente dirigido y con un guión estupendamente elaborado, te ha sabido a gloria.

Un placer. Tiene algo de Eastwood -incluso parodia- pero también de R. Rodriguez, Tarantino o Sam Peckinpah. El reparto es una delicia mexicana, con un niño Kevin Hernández maravilloso, y dando Mel Gibson lo mejor de sí mismo. Que no siempre ocurre.

La fotografia, entre ocre, sepia y algo de grano, realza el cruterío de la penitenciaría hasta extremos gloriosos. La estupenda banda sonora, imprescindible, con música de A. Pinto, engarza como anillo al dedo, apoyada en encantadores complementos de Aurita Castillo, Jaime López, El Coyote y su banda Tierra Santa, AK-Bron De Kike Giles; entre otros.

En fin, que quieren que les diga, una delicia de zarzuela fílmica donde incluso aparece un cartel de nuestro Rey en la pared, corrigiendo con Bourbon donde dice Borbón.

Brillante y compleja combinación de géneros que logra el disfrute del espectador [8 sobre 10]

El quicio de la mancebía [EQM]
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