The Visitor

Es sabido que recurrir a los sentimientos es algo que hacen no solo los políticos, los vendedores o incluso los ladronzuelos. También lo hacen los cineastas. Y en este caso huele mucho, muchísimo.

Esta curiosa película, vista de forma relajada, sin tratar de pensar en nada, dejándose llevar, tiene una apariencia de drama humano conmovedor y profundo que remueve cosas en nuestro interior, un canto a las buenas intenciones y de lo necesaria que es la solidaridad en el mundo -concretamente para con los inmigrantes, que es de lo que se trata en este caso-.

El problema -gran problema- de esta cinta es que, en el momento en que queremos razonarla, nos encontramos ante un grave dilema: ¿debemos saltar por encima del estado de Derecho de nuestro país para satisfacer así nuestras necesidades de realizarnos como seres humanos bondadosos y solidarios? ¿Son nuestras leyes injustas y malvadas o solamente están ahí para protegernos? ¿A qué lado está realmente la justicia o la injusticia?

Porque, aunque es cierto que, como dije antes, esta es una de esas películas que remueven nuestra sensibilidad interior, por contra parece el envoltorio de un guión con "intenciones", es decir, una película al servicio de una idea. Y cuando se ahonda en esa idea nos encontramos con una especie de lobo con piel de cordero. Es cine políticamente correcto, demasiado, mucho buen rollito, mucha oda a la bondad, la interculturalidad y esas cosas....muy al estilo Alianza de Civilizaciones, pero camuflada.

De hecho, el primer contacto del deprimido profesor con los inmigrantes no es precisamente pacífico ni edificante. Ni lo son sus delictivas circunstancias. Pero para el guionista-director, no parece ser importante que tus vecinos, inquilinos o quien sea vivan en la más absoluta ilegalidad, lleven vidas erráticas, practiquen la "okupación" de viviendas, etc. etc. Y, de hecho, la bonita historia del señor mayor que enriquece su vida gracias a su encuentro con otras culturas tiene la pinta, a ratos, de ser más bien el drama de un pobre infeliz con problemas de depresión y cuya ayuda le viene de perillas a unos inquilinos con problemas, en gran parte gracias a ellos mismos y sus conflictos con la ley.

Si tenemos esto en cuenta, ver al profesor tocando los bongos rodeado de africanos, es, cuando menos, hilarante. En realidad, aunque pretende ser metáfora rosa, resulta ser a ratos surrealista.

Pero esta es la virtud de esta cinta: está hecha de tal manera que sus muchos defectos de fondo y forma apenas se notan en el primer momento, porque el trabajo de los actores es impecable y el transcurso de la trama está rodado con sensibilidad y emotividad. Pero claro, la emotividad dura un tiempo; después viene la cruda realidad. Dudo que cualquier hijo de vecino, en parecidas circunstancias a las del protagonista entablase una relación idílica con los recién llegados; más bien llamaría a la policía. Y después ya veríamos...

Una situación accidental y fortuita, logra renacer lo mejor del interior de un viudo deprimido y hastiado de la vida. Este es, muy resumidamente, por supuesto, la trama del film.
La visión del problema de la inmigración ilegal y la integración social de los mismos, se ve en un plan demasiado idilico, se ve que los inmigrantes chungos y delincuentes vienen exclusivamente a España.
Coctel de sentimientos y experiencias: inmigración, soledad, reivindicaciones sociales, el hastío de la vida a ciertas edades, depresión, segundas oportunidades, el amor en la edad madura, etc....
Lo mejor, la actuación memorable de Jenkins y la moraleja.
Moraleja: Cualquier nimiedad de la vida, si se nos presenta en el momento oportuno y sabemos hacernos eco de ello, puede cambiarnos la vida sorprendentemente.

McCarthy llena el guión de esta película con chorretones de salsa agria procedente del Shawarma que se zampaba mientras lo escribía, lo que hace que esta peliculita deje un sabor de boca no demasiado desagradable.

Drama sobre la inmigración mas previsible que Berlusconi en una mansion llena de macizas y canto a favor de la alianza de civilizaciones y de paso sopapo para las autoridades americanas y su política de inmigración (con los árabes, claro) post 11-S.

Personalmente estoy a favor de la Alianza de Civilizaciones, me gusta comprarle mandanga a mi colega Moha, comerme un Shawarma despues de una noche de farra, llamar a mi contacto Boliviano desde el locutorio y contemplar las sinuosas curvas que se menean en la esquina de mi calle y el brillante destello del diente de oro de un rumano sonriendo mientras atraca a una ancianita o da una paliza a José Luis Moreno.

Primero, esa nueva moda de no traducir los títulos, como si todos supieramos inglés o incluso sabiéndolo.

Genial interpretación de Richard Jenkins, impresionante. Cine naturalista bien elaborado.

La historia es de un dulce que produce arcadas. Un señor que se ha ganado la prejubilación a base de curre, se dedica a cobijar simpáticos trotamundos okupas que viven en la alegalidad. Cuando uno de ellos se situa en la ilegalidad, la tirana policía estadounidense le quiere poner de patitas en la calle. Como la inteligencia en el indivíduo siempre es selectiva, el señor está mayor y torpe para aprender música clasica y descubre lo fácil que es quedar bien dándole al tambor. El señor esta más solo que la una y se encariña con una señora que no mira más que por su hijo. Etc.


De cómo una histórica interpretación de Richard Jenkins y una buena dirección intimista puede echarse a perder a causa de un guión digno del buenismo de la Alianza de Civilizaciones.


El quicio de la mancebía [EQM]

Me ha dejado preocupado lo que pienso:

¿Película o documental?
¿Cine político?
¿Derecho injusto?

Mi vida se basa en estar sólo haciendo que escribo libros, dando una hora de clase a la semana y mi mujer se ha muerto. No le veo sentido a la vida. Estoy viviendo un modelo de vida.

Basé mi vida en aprender, cuando lo que debía de hacer es olvidarme de todo (Tocar sin pensar). Vivan los derechos y la libertad individual. (Pero no se vive de los sentimientos ni de la ideología)

Todo es un invento del ser humano. Hay reglas. El hombre es su propio esclavo por naturaleza y el límite de sí mismo está en los demás.

Injusto sería si fuera un inmigrante legal. Injusto sería si no primara la seguridad jurídica.
Injusto sería si nunca pudieras cambiar de clase social o que nunca pudieras entrar en el país conforme al Derecho vigente.

¿Relexión?

Una historia. La misma que la del personaje del libro del protagonista.

Vacía.

Es un debate en el que la respuesta ya es anterior a la pregunta. Sólo podría cambiarse esta.

Bien que el cine es arte, pero en él busco ideas, evadirnos de la vida, para crear la vida en ti. Porque una vida normal era la de aquel profesor universitario. Aquella persona que ayudaba a los demás...

Pero para ayudar primero hay que Ser algo. ¿O el piso se compró solo?

Si tanto le importara habría hecho algo más que despedirse. No sólo hay que aplaudir un aplauso de libertad por ser un sonido ejemplar.

¿Desde cuando un guarda de seguridad hace o aplica la ley? Es un contrato. No te pagan para que pienses.

Detalles es lo quiero no que me conteis algo que ya he visto: cosas que sintais con esta película


La estatua de la libertad
Torres Gemelas
Metro
Cuando borra el papel con el tipex y cambia el año reflejando la rutina de su vida.

Con eso me quedo. Pero es mera simbología.

Es muy triste ver la vida pasar. Igual que pasa esta película.

Para mi ese no es el camino.