Mi vecino Totoro

Cómo no hablar de esta película, del mensaje que da nuestro director nipón favorito...Quien sea adicto o le guste ver películas de él, sabrá los elementos más presentes en sus películas, y son :
-Cuidado del medio ambiente
-Los jóvenes como esperanza de la sociedad, adultos egoístas y ancianos sabios.
-Predominio de las heorinas.
-Trabajo y perseverancia como elemento base de la vida
Y es que en esta película,el cuidado del medio ambiente es el protagonista.
Esta película es una de las más populares del director, y no es raro que hayan surgido tantos eventos relacionados con esta, como por ejemplo, tres libros en cuyo título aparece el nombre de Totoro, que surgen con la iniciativa de un organismo cuyo objetivo es cuidar y mantener las montañas de Sayama, cerca de Tokio y además concienciar a la gente sobre el cuidado del medio ambiente.
Hay una "continuación" si se puede llamar así de esta película, que se hizo debido a la fama y a la gran cantidad de merchandising que tuvo la película, un cortometraje de Mei (la hermana menor) y los espíritus del bosque.
Y sinceramente es una de las muchas películas de este director con las que he disfrutado desde pequeña

Hayao Miyazaki hizo en 1988 una película genial, fantástica, en la que los niños despiertan su imaginación con Totoro y compañía. Logró abrirme el corazón con su fantasía, y sus personajes originales.
Su animación, perfecta como en todas las películas del Studio Ghibli...
Otra vez, la animación japonesa vuelve a ganar, como innumerables veces lo ha hecho Ghibli.

Los duendes del polvo, el gatobús y por supuesto Totoro, estos son algunos de los personajes de fantasía creados para la ocasión por el genio fantasioso por excelencia Miyazaki. Una ubicación pura, natural y por encima de todo utópica, en medio de la campiña japonesa (con sus arrozales, praderas y bosques intrínsecos) sitúan a una familia protagonizada por, como no podía ser de otra manera, dos niñas imaginativas y soñadoras, curiosas y fisgonas, tiernas e inocentes. Todo un alarde de creatividad por parte del realizador, que nos sumerge en su mundo en apenas hora y media y logra transmitir esa importancia y vitalidad al medio natural, a los orígenes de la sociedad, esa en la que todos arrimábamos el hombro por el vecino y en la que la tranquilidad era una constante.
Pasando al apartado técnico, el estudio Ghibli lo logra de nuevo, haciendo de la película un espectáculo visual y colorido, donde cada escena es especial, única y fresca.
Por último, la banda sonora. Este es mi apartado más sobresaliente ya que relaja al espectador y a la vez resulta un ingrediente fundamental del film debido a que no es meramente ambiental, ni mucho menos. A ratos, resulta enriquecedor cerrar los ojos y disfrutar de la combinación de piano y chelo que nos propone el magnífico Joe Hisaishi. "Kaze No Tori Machi", por ejemplo, está a la altura de cualquiera de las mejores composiciones hechas para el cine.
Mi veredicto es rotundo, esta es una de esas escasas películas que tanto niños como adultos agradecen. Los niños soñarán, emularán sus aventuras y vivirán una experiencia inestimable. Los adultos reflexionarán, verán su trasfondo y les devolverá a la época en la que la malicia reinante de una sociedad cambiada todavía no había calado ni en sus mentes ni en sus corazones.

“Mi vecino Totoro” es una película de animación dirigida en el año 1988 por Hayao Miyazaki. La acción nos lleva al Japón de los años 50, concretamente en el seno de una familia que se acaba de mudar al campo para estar cerca del sanatorio rural en el que se encuentra la madre de las niñas protagonistas. Las pequeñas tienen una mente estimulada por las historias que les cuenta su padre, un profesor universitario con una gran imaginación, y no tardarán en darse cuenta de la presencia de los espíritus del bosque, que sólo pueden ser vistos por seres humanos con el corazón puro.

Como en todas las películas del gran Miyazaki, nos encontramos con protagonistas femeninas inocentes, de mente pura, en armonía con la naturaleza y los paisajes llenos de vida; aquí el agua tiene vitalidad, el viento se mueve y puedes sentirlo, y los maravillosos bosques siempre nos están hablando de un modo u otro. Tienen sentimientos.

Los primeros 45 minutos son una clase maestra de cómo introducir a dos personajes, tanto a Mei, la pequeña de 5 años, como a Satsuki, de 11 años y muy madura a su edad debido a la enfermedad de su madre, pero no por eso menos curiosa. A pesar de encontrarnos con animación clásica, reconocible en toda la obra de Miyazaki, no es impedimento para creernos absolutamente a esas dos niñas y su mundo; su expresividad; su lenguaje corporal; las alegrías y penas que viven durante el film son un mensaje directo al corazón. Empatizas y sientes como ellas.

Nos encontramos con claras referencias a la obra de Lewis Carroll (Alicia en el país de las maravillas), palpables en las escenas por ejemplo de la caída dentro del árbol y primer encuentro con el Totoro mayor, o en el “Gatobus” que aparece y desaparece.

Comentar que la película fue estrenada junto a otra gran obra de la animación Japonesa como es “La tumba de las luciérnagas”, un film durísimo, pero que complementaba las dos caras de la moneda. Todo un éxito que sirvió para seguir financiando al estudio.

Destacar como siempre la música obra de Joe Hisaishi, pieza básica en las películas de Miyazaki, y unos de los mejores compositores de la historia del cine.

Como últimos datos, destacar la repercusión que obtuvo el muñeco “Totoro”, convirtiéndose en una auténtica fiebre de masas en Japón. Tal fue el éxito, que se convirtió en el logo de los estudios “Ghibli”. El guiño que John Lasseter hizo a Miyazaki al incluir a Totoro como uno de los muñecos que aparecián en “Toy Story 3”. Y por ultimo, reseñar que la película no llego en cines a España hasta el año 2009.

Una película para sentirse vivo, inocente, y sentir todos los elementos de ese gran maestro del cine y la vida como es Hayao Miyazaki.

Cuando era pequeño, Hayao Miyazaki y sus hermanos, sufrieron mucho cuando su querida madre enfermó de tuberculosis, padecimiento que la afectó durante casi una década en la que pasó gran parte de este tiempo hospitalizada. Al momento de buscar ideas para el que sería su 5° largometraje animado, este doloroso hecho vino a su mente, pero, Miyazaki decidió transformar su personaje en una chica para darle otro aire a las situaciones. Lo que, en principio, iba a ser una sola niña (alter ego del realizador), de repente se convirtió en dos hermanitas cuando, el escritor y director, decidió añadir un cierto suspenso a la trama. Esta es la razón por la que los nombres de ambas está relacionado con el mes de Mayo. Satsuki es Mayo en japonés antiguo; y Mei es la pronunciación de may (mayo en inglés).

Así, la historia nos habla de dos niñas que, junto con su padre, llegan a vivir a una casa campestre para estar más cerca de la madre que se encuentra hospitalizada. Aquí, iniciarán una relación de suma confraternidad y un grato disfrute de la naturaleza… más, luego de conocer a los llamados Duendes del Polvo, entrarán en contacto con los Espíritus del Bosque a los que, la pequeña Mei llamará, Totoro, queriendo decir Tororu (ser extraño o sobrenatural > troll).

El gran Totoro, es una suerte de conejo gigante con quien las niñas irán entrando gradualmente en una especial amistad… y así la historia irá ganando un tinte poético, esotérico y espiritual, que nos atrapa irremediablemente.

<<MI VECINO TOTORO>>, confirma el enorme talento que haría de, Hayao Miyazaki, el director de animación japonés por excelencia, y aunque su estilo un tanto pausado y reflexivo, inicialmente generara cierto choque con los chicos acostumbrados al cine de Disney (más físico y divertido), pronto ésta barrera fue superada y el producido mundial de la película llegó a alcanzar los 30 millones de dólares, además de que fue nominada a numerosos premios internacionales.

Cada personaje tiene un encanto especial… y grandes valores como la solidaridad, el respeto, el compromiso con la vida humana y la naturaleza, fluyen como un cauce inagotable, permitiéndonos comprobar que todo alrededor cobra sentido y nos devuelve la esperanza.

Totoro es encantador; el gatobús es muy simpático e ingenioso; las niñas son un derroche de gracia y de ternura; el padre es un hombre comprometido y espontáneo; la abuela Granny es sabia y diligente… y hasta Kanta, el niño de la vecindad, sabe lo que tiene que hacer cuando de verdad lo necesitan.

Lo mejor de la película, es para mi gusto, esa sensación de placidez que se genera en nosotros mientras vemos el sabio comportamiento de cada miembro de ese plácido lugar donde los riesgos son, fundamentalmente, oportunidades de aprendizaje, porque, como dice la abuela: “Si somos felices, los duendes se marcharán”.

Terminado de ver, <<MI VECINO TOTORO>>, se queda con verdaderas ganas de seguir viendo el cine de Hayao Miyazaki. La cultura oriental tiene muchas cosas que enseñarnos.