12 años de esclavitud

El género esclavitud, en el cine, ha dado bastantes metros de bobinas ensangrentadas: grilletes en el cuello, tiras de piel arrancadas a latigazos, hijos separados de sus padres como cachorros de perro, violaciones monstruosas, escapadas heróicas, pocilgas para seres inferiores...Desde el bondadoso, folletinesco y puritano Tío Tom que vió la luz en 1852 de la mano de Harriet Beecher Stowe, hasta el combativo y justiciero Django de Tarantino, pasando por el luchador negro Mandingo (Ken Norton) de Richard Fleischer y los amotinados africanos de Spielberg en Amistad; y mil ejemplos más que aún hoy, en USA, 149 años después de la prohibición oficial de la trata de esclavos, siguen llenando las páginas de la gran enciclopedia de la discriminación y el racismo.....Demasiados rollos de iniquidad, como para pensar que a estas alturas alguien pueda aportar algo más a esta roja pirámide de la injusticia y la maldad intrínseca del ser humano desde la atalaya del séptimo arte. Pues sí, el londinense Steve McQueen (1969) lo consigue y nos cuenta lo que ya nos había conmovido en otras ocasiones y algo más.

Steve McQueen no es un director cualquiera que hable sobre el mayor ataque a la libertad, es un negro que coge el guión de un escritor, también negro, John Ridley (Milwaukee, 1965) y en lugar de entregarse a la comprensible causa de la ira, enfría la cabeza y plantea la historia desde el punto de vista de un afro-americano neoyorquino libre, culto y bien situado (Solomon Northup) que allá por 1850 pasa, de la noche a la mañana, a vivir la auténtica pesadilla que llevan tanto tiempo sufriendo sus hermanos del Sur. El punto de partida, la visión del protagonista, nos hace estar mucho más cerca de la tragedia; y nos salpica también por omisión, no sólo el olvido o la condescendencia histórica de aquellos antepasados con poca conciencia. Hoy, 18 de Marzo del 2014, se está dando trato degradante y esclavista a millones de desafortunados y pobres seres que habitan el submundo: talleres subterráneos, fronteras sembradas de vallas que mutilan, minas para domar niños, pudrideros de carretera para jóvenes mujeres del Este....... Vertederos de libertad que enriquecen a unos cuantos y proporcionan al resto bálsamos baratos que calman la picazón de nuestras delicadas vidas.Esas víctimas, nos viene a decir el buen realizador inglés, son también tus víctimas.

Steve McQueen incomoda y eso es de agradecer en estos tiempos de modorra en los que la Declaración Universal de los Derechos Humanos (París, 10 de diciembre de 1948) solo sirve para hacer cucuruchos en los que echar castañas asadas, torrados, chochos salados, grasientos churros y todo aquello propio de una feria, incluido un gancho de carnicero para insertar la dignidad.

Asunto repugnante pero, desgraciadamente, muy real y creíble. Aún en las modernas "democracias", existiendo teórica igualdad ante la ley y todo eso, hay continuos abusos de los más fuertes sobre los débiles en todas las áreas, incluida la Empresa a todos los niveles, pues están jerarquizadas casi militarmente, y se dan desde odios y envidias, zancadillas, trepas sin escrúpulos, ojerizas de un mando a un subordinado por el motivo que sea, tratamiento de trabajadores como si fueran muebles de quita y pon, etc., hasta los altos directivos que organizan despidos masivos... De hecho, el estado ideal para un sistema productivo es el de la esclavitud. Llegó un momento en que la esclavitud humana ya no estaba bien vista y quedó prohibida, y los trabajadores fueron formando organizaciones que pedían derechos. La respuesta de los amos de la producción fue, en un proceso que aún sigue, y de forma cada vez más acelerada, sustituir a los trabajadores por lo que antes se llamaba maquinaria, y ahora tecnología. Marx, que, al margen de su filosofía, fue un notable analista económico, ya predijo que cada vez trabajarían menos, pero más. Y esto se está viendo en la actualidad, cuando el moderno Capitalismo post-industrial, ayudado por sus instituciones internacionales, está impulsando una especie de neo-esclavitud: ya no hay latigazos, pero se quieren imponer legalmente, y ya no sólo de hecho, cosas como la dedicación plena, las movilidades geográfica y funcional, la individualización de los méritos productivos (especie de destajo), el despido libre y barato... Todo eso para los que tienen la suerte de seguir aún con un trabajo.
¿Qué no se puede esperar, entonces, cuando hay una relación de amos y esclavos que son una propiedad, y a los que ni siquiera se reconoce oficialmente el status de personas? A destacar en esta película el hincapié en la repugnante hipocresía religiosa, porque las mismas bestias que cometen esos actos incalificables, resulta que han leído la Biblia y van a la iglesia, y hasta hacen ceremonias religiosas. Psicológicamente, son gente de una vida interior muy pobre, nula; están completamente vacíos, sin inquietudes culturales ni perspectivas de ningún tipo, y se reafirman maltratando brutalmente a los que pueden, a los más débiles. Todo esto está también muy bien tratado en la película cubana de 1976 "La última cena". Y hay otras figuras aún más repugnantes (repito el adjetivo) que los amos, si cabe, que son los perros guardianes, los lacayos brutales que también se desahogan con los aún más débiles.
Hay que recordar que la Esclavitud ha existido durante toda la Historia en todas partes. La cuna de la democracia, la antigua Grecia, también tenía esclavos, y más aún su sucesora, Roma. Durante la época del tráfico de esclavos africanos, ya en la edad Contemporánea, la postura de las Iglesias más representativas fue, más o menos, la de no mover un dedo al respecto. Y los padres fundadores de la democracia y los derechos de la nueva nación estadounidense, Jefferson, etc., también tenían esclavos, aunque se supone que no debían ser las bestias inmundas que aparecen en esta película.

Basado en la novela escrita por el mismo protagonista de este apasionante film, retrato de una esclavitud creada y originada por la sociedad que hemos formado ; sucia, clasista, discriminatoria y muchas veces infame e inhumana.

Quién pensaría siglos atrás de la esclavización negra, y discriminación de la raza, que acabaríamos esclavizando a nuestro prójimo y despreciandoles con un odio abrumante. 12 años de esclavitud para un músico de alta clase, respetado en su ciudad y reconocido por muchos. Pero de nueva esta sociedad deplorable, arrebata vidas y simplemente le secuestran para esclavizarlo. Un relato impactante, un desgarrador grito de auxilio cuando relató su vida en páginas de un libro, y más tarde adaptado excelentemente a la gran pantalla por Steve McQueen ( director). La historia de Solomon Northup, muestra la sociedad que hemos creado, arrebatándole su vida y su futuro. Pero como Solomon Northup, miles de casos fueron esparcidos por el sur de Estados Unidos. Familias la gran mayoría humildes, conllevando su vida, conviviendo. Empero llegaba un par de cabrones y les echaban por tierra el resto de sus años. 12 años para Solomon, para otros los años eran perpetuos, hasta su muerte.

Ahora hablemos de las grandísimas actuaciones presentes en este pez gordo del ejemplo, de lo que era el horrible esclavismo. Un Chiwetel Ejiofor sublime, magnífico interpretando los duros doce años de Solomon como esclavo. Una descripción perfecta de la crudeza de esos años, muestra perfectamente el dolor, y sufrimiento. Una actuación masculina inolvidable, como un jarro de agua fría por la mañana, despierta todos tus sentidos. Michael Fassbender hace de "dueño" de los esclavos, una actuación cruel y buena a su vez, acorde a su personaje ( al ser basado en hechos reales, existió, se llamaba Edwin Epps). Aparte de esas 2 grandes actuaciones, otros como Benedict Cumberbach no destacan tanto, cuando se esperaba mucho más.

Con todas estas ventajas la película parece que va a ser un 10, pero no fans de los dieces, este film por varias razones no es un sobresaliente. Es un filme muy notable, diría que un 8,4 pero insuficiente para un 9 o 10. Está claro que quieren relatar los mil y un horrores que vivió Solomon junto a sus seres, pero por una razón que desconozco, la película por momentos está muy forzada y a veces sobrecargada. Rebaja claramente la intensidad, y se hace menos emotiva y más tediosa. Sin embargo esas desventajas no oscurecen el gran film que hay detrás,

Momentos que han impactado, hemos sido espectadores de lo sucia, inhumana y deplorable que llegó a ser la sociedad. Por suerte el esclavismo negro ya ha sido sepultado, pero la discriminación continúa hoy en día, con actos brutales de los policías, asi que no bajemos la guardia.

El racismo fusionado con el esclavismo, dos componentos letales capaces de destruir vidas. Un relato desgarrador de Solomon Northup. Un día saludas a tus amigos de New York, tocas tu violín y observas a la gente por la calle, hablando, discutiendo, jugando...Y al día siguiente estás en un campo de algodón, pasando calor, sufriendo y lamentàndote de lo que podrías haber sido. Un reflejo del verdadero terror que miles de negros tuvieron que soportar durante decádas, y siglos.

A ver. Que sí, que la historia es real, muy trágica, bien ambientada, con bonita iluminación, buena fotografía, aceptable banda sonora, y tal y tal. ¿Pero nadie se ha dado cuenta de que se hace más larga que los 12 años de esclavitud que sufrió el pobre Sr. Solomon?

La historia se podía haber contado en la mitad de tiempo y aún hubieran podido poner lo que pasó después de que fuera liberado. En pocas películas miro el reloj pero en esta no paré, aparte de ver como la gente se rascaba la cabeza y se revolvía en sus asientos,

Una cosa tengo clara, si se lleva algún Oscar, será por el "buenismo" de los votantes y por hacerle la pelota al presidente de USA.

Hay tema pero falla la película. Fallos: primeros planos con pesadez visual; actuaciones del montón de los actores; banda sonora de escasa calidad; un montaje sin intensidad - como ahora se dice hasta en el fútbol -; más metraje del adecuado y ...(esto es lo peor) tantos premios descabellados y críticas hipócritas. En fin, no emociona en ningún momento. Por tanto, la crisis actual del séptimo arte esta servida.