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El último concierto

Drama Tras 25 años cosechando éxitos y gozar de fama mundial, y en plena preparación de un concierto para celebrar su cuarto de siglo profesional, el futuro de un cuarteto de cuerda de Nueva York recibe un duro golpe que puede poner en entredicho su supervivencia. El violonchelista de la formación está padeciendo los primeros síntomas del Párkinson, una enfermedad que en poco tiempo pondrá fin a su carrera como intérprete. La incertidumbre ... [+]
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Críticas 67
Críticas ordenadas por utilidad
31 de agosto de 2013
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Excelente película, pese a todo (como profesional, no acabo de ver reflejado, en ningún film, el esfuerzo cotidiano y arduo de los músicos ni su experiencia obsesiva).
Nos regalan hermosos instantes musicales y aquello que hay tras la presencia impecable de un cuarteto: La vida misma con sus dramas, sus enfermedades, sus conflictos, sus amores y desamores.
La chica aparece como el contrapunto a los dramas del cuarteto. Irrumpe como un elefante en una cacharrería, egoista, fresca, irrespetuosa y desparpajuda.
Una película muy recomendable.
Wien
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22 de febrero de 2016
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Esta es una película muy bien estructurada, digamos que muy bien orquestada...con grandes intérpretes; y la idea no está mal...salvo por un pequeño detalle: su enorme falta de ritmo.
Aburre, literalmente.
Es plana.
Repito, la película no está mal, es una pequeña gran cinta; que sin grandes expectativas narra bien el guión...pero girando su argumento en torno a la música, se echa de menos un compás un poquito más vivo.
Txus1998
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13 de mayo de 2016
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Independientemente de todas las críticas sobre la película y de la enorme sensibilidad con que está hecha, quiero detenerme en la interpretación de los cuatro genios actorales.Componer a un músico, convencer de que están tocando (de pie señores por el couch instrumental), emocionar con las miradas de complicidad, sospecha, desconcierto, duda, atención al compañero de cuerdas y otras tantas señales entre los cuatro músicos, es parte de un guión sin palabras que es superior al escrito. El clima entre los cuatro músicos es impenetrable. Sólo podemos asistir como espectadores, como público. Sólo de a poco detectamos los secretos que se guardan, los mensajes de miradas. El cuarteto como dice uno de los personajes en un momento del film... el cuarteto. Toda la película es el cuarteto, como una entidad superior a la suma de las partes. Una entidad en si misma que tiene que curarse a sí misma. Walken paternal, Keenar guía sensible, Ivanir macho alfa obseso y manipulador, Hoffmann macho beta relegado y ambicioso. El cuarteto. Todo y nada más que el cuarteto.
Alberto
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21 de junio de 2016
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Yaron Ziberman construye un galimatías emocional sobre el transfondo de uno de los últimos cuartetos de Beethoven (sin lugar a dudas, una de las cumbres de la denominada "música clásica"). La película está filmada sin emoción, ni por la música, ni por los sentimientos de los personajes, los cuales se mueven en relaciones que exigen un esfuerzo de fe por parte del espectador para creérselas.
Hueca en forma y contenido, desaprovecha lo que podría ser un buen material de partida.
La presencia de Christopher Walken y los ojos de Imogen Poots son los pilares del 5.
fredsonic
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26 de octubre de 2016
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Muchas veces suelo hablar de esas películas que, a priori, contienen todos los ingredientes necesarios para triunfar, pero que luego fracasan estrepitosamente. Pues hoy nos topamos con un caso a la inversa, esos films que de buenas a primeras sus ingredientes no terminan de seducirte, pero que al final terminas arrodillado ante ellos. “El último concierto” se puede incluir en dicho grupo, selecto grupo por cierto. En un primer vistazo, la película de Yaron Zilberman tiene una serie de ingredientes que no llaman demasiado la atención, pero que una vez que te abres de par en par a la cinta resulta una gozada.
“El último concierto” narra las vicisitudes de un cuarteto de cuerda neoyorquino en vísperas de su disolución, propiciada por los repentinos primeros síntomas de una enfermedad degenerativa en uno de sus miembros. Craso error ya que eso solo es el detonante de otro problema mucho más banal y mucho más mortífero, la perdida del aprecio entre ellos fruto de plantar la semilla del miedo. Bajo esa sencilla pero compleja premisa, Yaron Zilberman nos ofrece una sofisticada radiografia sobre la amistad y sus consecuencias, lo complejo que es crearla y cimentarla, y lo relativamente sencillo que es derruirla. En ese aspecto la película ofrece una masterclass de sentimientos basada en dos pilares fundamentales: un guion esculpido con sumo cuidado, y cuatro actores que se mimetizan con sus personajes. A partir de ahí “El último concierto” te atrapa de principio a fin, y te emociona en todo momento.
Seguramente el mayor inconveniente de la película sea conectar con unos personajes de clase alta que no demuestran estar muy pegados a la realidad. Y mi mayor punto de discordia respecto a lo anterior radica en el personaje interpretado por Imogen Poots, la hija de dos miembros del cuarteto. La chica se ha independizado de sus padres y vive en un apartamento estupendo, también va a sus pertinentes clases de violín, todo muy cool pero en ningún momento se menciona que trabaje; lo que me lleva a formularme un par de preguntas, ¿cómo mantiene ese tren de vida?, ¿se lo mantienen papá y mamá?... No sé, son cosas que tienen fácil solución ya desde el guion, pero Yaron Zilberman ha preferido pasar del asunto y dejar un agujero bastante visible. Que los protagonistas de “El último concierto” sean de clase alta no implica que todo suceda por arte de magia, una explicación a tiempo vale más que mil conjeturas irreales, y este personaje en concreto le resta credibilidad al film. Incluso llegaré más lejos, creo que el personaje de Imogen Poots es una concesión innecesaria al público joven, el cual tengo mis dudas de que se abra a este tipo de película.
En definitiva, “El último concierto” es un engranaje genial, con algún tornillo un poco flojo, pero genial.
Isaac Paskual
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