Amor

Hacía tiempo que no salía del cine tan desolado como he salido tras ver esta película. Tanto, que he tardado un rato en recomponerme y hacerme una idea de lo que había visto.

Quiero que estas palabras sirvan para elogiar el magistral trabajo que ha logrado Haneke con 'Amour', apretando donde más duele con una precisión quirúrgica y sin caer en sentimentalismos. Es sorprendente ver lo humano y sobrio de la puesta en escena que propone Haneke para narrar la historia, todo resulta muy natural y palpable.

Como retrato de la vejez y del amor hasta sus últimas consecuencias, 'Amour' es una obra maestra incontestable. Prueba de ello es su contenida y fría puesta en escena, con multitud de planos tan estáticos como la cama en la que convalece la pobre mujer anciana, victima de una enfermedad degenerativa que sentimos tanto como su sufrido marido. Muy acertadas resultan también algunas escenas que revelan el desgaste psicológico que supone para el marido tener que soportar la carga de velar día a día por su mujer. La fotografía del gran Darius Khondji resulta acertadísima y ayuda muchísimo a transmitir la angustia y el dolor patente en toda la historia.

Punto y aparte para las interpretaciones de los dos protagonistas, grande Jean-Louis Trintignant pero aun mejor está Emmanuelle Riva, una maravilla. Resulta impresionante como ambos actores logran llevar el peso de sus personajes con semejante soltura y naturalidad sin caer en ningún momento en la fácil sobreactuación ni en grandes florituras.

En definitiva, 'Amour' resulta ser un auténtico peliculón, en mi opinión la obra maestra de Michael Haneke. Dolorosa y desoladora como una enfermedad degenerativa pero también conmovedora e inspiradora como el amor. Imprescindible.

Haneke nunca nos deja indiferentes y en esta cinta tampoco.
Duro retrato de la enfermedad, la vejez, la vergüenza y la muerte, a la que nadie podemos escapar, pero también de la dignidad y del amor.
Algunos la han tachado de fría, pero yo veo sobriedad y contención.
No es una película fácil de ver porque sabemos que, de una manera u otra, a todos nos llegará el fin.
Creo que nos plantea un interrogante: ¿tenemos la libertad de elegir este final?.

Vayan por delante mis respetos por el tema de la película y por los motivos que han podido llevar a Haneke a realizar la obra. También destacar el plano técnico y las interpretaciones de los protagonistas, impecables.

Ahora bien, el director renuncia a cualquier trama en la película para tratar que sean los sentimientos que intentan transmitir los personajes los que conduzcan la obra. Entiendo que es una cuestión de "feeling", si consigue absorverte, pasas unas dos horas con los sentimientos a flor de piel; si por contra no consigues congeniar se hace muy larga la película.

No quisiera restar heroicidad al personaje de Trintignant, pero puestos a exponer la dimensión de la situación, quizá me hubiese llegado más verla en una família con menos recursos económicos, incapaz de llegar a comprar las cremas, de estar todo el día pendiente, de contratar tres personas y esperando las promesas de la ley de la dependencia.

Ayer me dispuse a ver esta prometedora película, me dije: la crítica es unánime, todo el mundo la pone por las nubes, tiene gran cantidad de premios y en FA se marca un 7,6, no puede ser mala...

Y ahora, después de verla, lanzo una pregunta: ¿en serio nadie ha notado que es más bien mala? Por favor, si por lo único que le he puesto esta nota es por Emmanuelle Riva, me parece que realiza una interpretación alucinante, y debido a la dificultad del papel tiene más mérito aún. Pero, ya está, asumidlo, esta película es soporífera, demasiado lenta y no tiene ningún interés.

Cuando la empecé a ver, quería que el film me pudiera transmitir esa sensación de angustia, ese sufrimiento que experimentan las personas que han pasado por esta terrible situación. Y cual es mi sorpresa al descubrir que no consigo empatizar en ningún momento con los personajes, la sensación es de indiferencia, pero una indiferencia tal, que te obliga a salir unos instantes de la película y así poder distraerte con cualquier otra cosa para coger fuerza y poder seguir aguantando ese aire de sopor y tedio que acompaña al film. Porque si fuera original. al menos. tendría un pase, pero no. Esta es una situación que ha vivido mucha gente y veo innecesaria una película donde se retrate esto sin más sentido que ver cómo la protagonista muere poco a poco, porque la vida real tampoco es así.

Pero, sobre todo, a la película le falta alma y le sobran demasiados minutos; minutos que se van, entre otras cosas, en escenas sin sentido narrativo en las que el director pone la cámara a grabar y se le olvida que la película tiene que continuar de algún modo más...como decirlo, interesante. Por eso, para estas escenas interminables que, seguramente, sirvan para dotar de "profundidad" a la película, yo recomiendo tener a mano un crucigrama, una tanda de anuncios de antena 3 o "Festín de cuervos"(quién se lo haya leído entenderá de lo que hablo, eso si que es aburrirse), que seguramente serán más interesantes que los 10 minutos que le sobran a la escena en cuestión. Eso sí, quiero dejar muy claro que me encantan los planos largos, pero cuando estos tienen sentido y sirven para que la película avance de un modo distinto, pero que avance, por favor, que avance y no de la sensación de tedio y sopor que consigue Haneke abusando de este recurso. Por cierto, Haneke, yo que tú hablaba con Richard Linklater, a ver si te puede dar una masterclass o algo, y si tienes tiempo, visiona "Antes del amanecer" o sus secuelas, te aseguro que ahí podrás encontrar mucho más AMOR que en esta película tuya.

Y es por esto por lo que mi crítica tiene ese título. ¿Un 7,6?, venga, va, ¿dónde está la cámara oculta? A, que no es una broma, que lo creéis de verdad. Bueno, pues entonces quiero que pidáis disculpas a los siguientes peliculones: Kill Bill (Vol, 1 y 2), American Gangster, El lobo de Wall Street, Drácula de Bram Stoker, El hombre que sabía demasiado, El club de los poetas muertos, El exorcista, La vida de Adéle... y un largo etcétera. Y os preguntaréis: ¿Por qué?, pues porque todas estas películas tienen un 7,6 y a mi me daría vergüenza compararlas con esto, así que un poco de respeto, por favor, que solo porque sea de Haneke y Europea no es buena por definición.

Y quisiera acabar mi crítica diciendo que no odio a Haneke, Funny games me gustó y seguramente me gusten otras obras suyas, pero esto no lo puedo considerar bueno.

Pocas veces el director danés se implica emocionalmente con aquello que narra, resultando una realización fría y acusada de distante. En cierto modo, este hecho hace que las sensaciones que suscita la obra recaigan directamente en el espectador, que acude a la cita en cierto modo "virgen", sin ningún tipo de manipulación (si no tenemos en cuenta ciertos recursos metafóricos como por ejemplo el uso del mando a distancia para rebobinar la cinta en la intensa "Funny Games").

Pero por primera vez en su filmografía, Haneke muestra cierta cercanía sobre sus personajes. Sin ningún tipo de adorno fílmico, muestra la cruda realidad del proceso degenerativo de una pareja de ancianos a la cual se le diagnostica, a uno de los conyuges, un enfermedad irreversible. La naturalidad con la que relata el proceso, sin resarcirse en el sufrimiento ajeno, destacando por igual momentos emotivos y momentos de autentica dureza, la soledad que refleja en la pareja una vez deben hacer frente a su nueva situación, son razones más que suficientes para que el director no añada nada de su propia cosecha para transmitir su mensaje.

El uso de la palabra "amor" en su título es ya toda una declaración de intenciones. Aquí no habla del amor "fou", no es ese amor pasional y carnal que acontece en la adolescencia y, en algunos casos, en la madurez. Nos muestra un amor que solo aquellos que han estado toda una vida juntos, uno al lado del otro, entienden y que, ante el declive físico de uno y el desgaste emocional del otro, se acabe tomando una terrible decisión como último acto de amor entre ambos (los que hayan visto el film sabrán de lo que se habla).

Es significativo el hecho que durante el relato, la única escena que sucede fuera de las paredes del apartamento sea al principio de la cinta, donde se nos muestra, mediante sus famosos planos generales, la cotidianidad del día a día de la pareja, hasta que la calamidad entra en escena con el primer síntoma de enfermedad. Después, ningún otro momento se contempla el exterior, las estancia se transforman en la metafórica cárcel emocional en la que se convierten sus vidas, mostrando la paulatina dependencia física y psíquica. Hace especial hincapié en el proceso de humillación por parte del enfermo al verse impedido de realizar las tareas más sencillas de su vida cotidiana, magistralmente reflejado en el rostro de la actriz Emmanuelle Riva cada vez que es atendida en su dependencia.

Aunque parezca irrelevante, el personaje que interpreta por Isabelle Huppert representa esa otra realidad, conectada a la situación dramática, que adquiere conocimiento de causa cuando se sumerge en ella y desaparece, acompañado de cierto alivio culpable, una vez que se vuelve a la vida propia. Es este personaje, junto con el de las asistentas, el que refleja la soledad a la que es abocada la pareja, enfrentándose sola a su realidad.

Distando mucho de la obra maestra que pretende ser, nos encontramos con un film crudo y evocador, melancólico a la par que áspero, fiel reflejo de la realidad, que por desgracia, muchos hemos tenido que vivir.

Lo mejor; El tour de force interpretativo entre los dos protagonistas.

Lo peor; Es tan amarga que pocos visionados resiste.