La isla mínima

Los más futboleros se acordarán de un jugador brasileño del Real Madrid, Robinho, del que, antes de ficharlo, decían en su país que era el nuevo Pelé... Luego llegó a España, comenzó a jugar, y al final dijeron de él que era el jugador "triatlón", porque corre, hace bicicletas y al final... nada.

Pues este film es una "película Robinho"; una gran fotografía, una inquietante banda sonora, un crimen que hay que resolver, un montón de pistas sembradas y subtramas que esperas que al final encajen, permaneces a la espera del giro de guion que te haga entenderlo todo, y al final... NADA.

La película está muy bien, muy pero que muy bien, pero lamentablemente, cuando está a punto de cruzar la meta para convertirse en una peli perfecta, pam!, se la pega en la última curva. El director nos ha tomado a todos por superdotatos y, en lugar de explicarnos cómo aconteció todo, prefiere que lo atemos nosotros mismos con mensajes encriptados que él (imagino) habrá incluido a lo largo de la filmación.

Y aquí estoy yo, un par de horas después de ver la película, intentando averiguar qué pasó.

Pero la aconsejo firmemente, es un PELICULÓN.

¿Queréis hacer una buena película de suspense? Muy bien. Pues, aunque el nombre engañe, hacer una película de suspense no es "hacer suspense". Es hacer un buen final, justo lo que esta película no tiene.
No hay ni un sólo detalle que no te hayas visto venir. Personajes poco definidos y rozando el cliché. No me gusta criticar a mi propio país pero, desde luego, comparado con el hitchcock estadounidense y el Firtz Lang alemán, somos el hazmerreír internacional.

...hay algo que se me escapa porque al acabar esta peli me he quedado con cara de calamar total. Pero no, no se me escapa nada. Es que es así.Es un guión a trompicones, muchas veces totalmente inútil, con situaciones o detalles que no conducen a nada...el final...mejor ni hablar. Fotografía es el único Goya que le hubiera dado. Y el poli facha también es bueno.

Un ambiente tenso y denso es que se refleja esta obra cinematográfica de un director para mí hasta ahora desconocido. Antes que nada, decir que parece que no haya pasado el tiempo, quiero decir que ya en los inicios de la década de los ochenta parecía que ya estábamos metidos en plena modernidad, habiendo dejado de un lado el Franquismo y no era así; y lo digo yo, que acariciaba en esa época la veintena y la recuerdo muy bien.

Se trataba de una época, muy bien reflejada en el film, en donde casi había más concomitancias con los años 50 y 60 que con los de ahora. Y no hablo solo de la carencia de móviles, ordenadores, cámaras digitales o cualquier otra tecnología; me refiero sobre todo a la presencia casi palpable en el ambiente de la época de la represión, que se negaba a desaparecer.

El film es, como titulo, denso y tenso; brumoso, si queremos. Quedan muchas cosas por aclarar una vez terminado, pero lo que seguro que nos queda es ese ambiente tenso en el que se desarrolla todo el metraje; en una Andalucía que rezuma jornaleros y conflicto social, que ahora nos parecen más que superados. Con una policía y un caciquismo que no quieren dejar de ser lo que ha sido, pero cuyas entrañas quedarán expuestas por la maldad hiriente de unos depravados que usan a niñas camino de mujeres sin ningún escrúpulo. No sería justo acabar sin citar el excelente el trabajo de los actores.