Gran Torino

Acabo de ver "Gran Torino" y la verdad es que me ha dejado un poco frío. La película tiene sentido, moraleja, esta excelentemente dirigida y en momentos Clint está pletórico.

Digo en momentos, porque en otros sobreactúa en exceso, su personaje pasa del tormento eterno a la apertura social en un abrir y cerrar de ojos, para volver inmediatamente al tormento eterno y regresar a la apertura social y el camino del bien y la "PAZ/SALVACIÓN"

Clint viene a interpretar a un veterano de la Guerra de Korea gruñón, inasociable, conservadurista y autocrático que en ocasiones queda excesivamente marcado (muchísimos gruñidos, caras estáticas), cuyo único lazo sentimental era su mujer recientemente fallecida (su relación se define en una frase en toda la película, lo cual es muy pobre) pues la relación con sus hijos en nula (son unos pájaros de cuidado, pero tampoco se adentra el director en explicarla en exceso).

Partiendo de esta base, Clint (Walt Kowalski) se adentra en una trama donde se expone el mundo de la inmigración, bandas callejeras y suburbios de la actual norteamérica. La película muestra la interculturalidad, critíca/moraliza a la juventud y posee algunas escenas de violencia fatalmente realizadas (puñetazos, agresiones mal ejecutadas)

A todos aquellos fans del director/actor/compositor les recomiendo verla, pero no al resto, pues pueden llevarse una mala imagen de Eastwood, pues no es de las mejores que recuerdo.

Creo que Clint necesitaba ponerse delante de las cámaras por última vez como protagonista y quiso autohomenajearse (western, harry el sucio, veterano de guerra...) en una "buena" película que quizás para otro director tendría mejor nota, pero que para lo que nos tiene acostumbrados éste, no pasa de un 5.5.

Cuando me enteré que salía una nueva peli del gran Clint Eastwood, lo primero que se me vino a la cabeza es "One Million Dollar Baby". Y no le erré. Mantiene su estética oscura, su piano continúo y persistente, sus demoledoras tomas y primeros planos, etc... Pero esta peli va más allá de una historia que, en principio, podría sonar común y corriente. Desde las primeras imágenes de Eastwood y de su cara de fastidio con la vida, hasta sus abusadores hijos y nietos, la película describe tal cuál es la última etapa del ser humano: el Arrepentimiento. Así como el Padre que busca insistentemente a Eastwood para que declare sus pecados y así su vida y armonía, tanto interna como externa, puedan encontrar la paz, se plantea una dura realidad en un veterano de guerra: ¿se puede vivir de esa forma? ¿se encuentra en Dios, que no le ha traído muchas buenas en su vida, ese perdón que liberaría su carga por sus asesinatos en el pasado? Parece que no. La paz que encuentra el dueño del Gran Torino, es, aunque suene paradójico, producto de una relación con una familia Coreana, que, quién dice, puede ser descendencia de aquellos que sin piedad mutiló en la guerra en Corea. Y así es la vida, hasta el último instante nos trae sorpresas.

... y lo hace por la puerta grande.

Atrás quedaron el sucio Harry Callahan, el duro Frankie Dunt, el vengativo William Munny o el tierno fotógrafo Robert Kincaid. Ahora Mr. Eastwood nos alegra el día con un nuevo personaje Walt Kowalski: viudo, veterano de guerra, abiertamente racista y con pocos pelos en la lengua.

La sensibilidad de Clint Eastwood al hacer una película (tanto a nivel interpretativo, como en la realización) es tanta, que consigue que el espectador empatice desde el primer momento con ese anti-héroe, huraño y políticamente incorrecto que llama a sus vecinos "rollitos de primavera"

Durante casi dos horas, asistimos sobrecogidos, entregados y con esa media sonrisa en la cara (que sólo él nos puede sacar) a un espéctaculo que a veces nos olvidamos que existe: CINE con mayúsculas.

Esta noche soñaré que Clint y yo nos subimos a ese Ford Gran Torino y recorremos las calles para limpiarlas.

Como siempre ha sido un placer Mr. Eastwood.

Clint Eastwood nos vuelve a demostrar lo buen actor que es, pero sobre todo el fantástico director que lleva dentro, vuelve a dar una auténtica lección de lo que es ponerse detrás de una cámara. Ya me hizo gozar plenamente en su cinta anterior "El intercambio" (The changeling) y ahora con "Gran Torino" me vuelve a enamorar.

Gran Torino cuenta la historia de Walt Kowalski, un veterano soldado de la guerra de Corea que acaba de perder a su mujer, tiene un caracter de lo más salvaje, un auténtico cascarrabia, Walt descubre que el individuo que le intentó robar su tesoro más preciado, un Gran Torino de 1962, es nada más y nada menos que un vecino de origen asiático.
Gran Torino no es más que un fantástico coche italiano que Walt trata con un cariño especial.

La cinta nos muestra las relaciones sociales y el racismo (especialmente hacia la comunidad asiática) que sigue tan cantendente en este mundo que nos rodea y especialmente en la sociedad americana.
Clint nos enseña que las personas pueden experimentar algún cambio que otro aunque estén entraditas en edad y que nunca es tarde para hacer cosas buenas y ayudar al prójimo.
El director sabe que contar y como contarlo y desde un principio tiene muy claro el mensaje del largometraje, a donde quiere llegar y como transmitírselo al espectador.
Mención especial también a la banda sonora del film, muy agradable y compuesta en gran parte por él mismo, incluso enseñándonos al final de la cinta, que también sabe cantar, con una voz muy especial, un auténtico crack.

Cierto es también lo que se comenta en los medios, eso de que la película está básicamente realizada para el lucimiento de Eastwood, que es el auténtico protagonista de la cinta, sin gran mención para el resto del reparto.
Técnicamente, la película está muy bien tratada, tanto en el apartado fotográfico, como en edición.
Conclusión, una película totalmente recomendada para todo buen cinéfilo, que dejará un bonito recuerdo en nuestras memorias.
Gracias otra vez Cint.

Mi nota es de un 8 / 10

Gracias, compañera
por tu infinita y silenciosa paciencia,
por tu reconfortante compañía;
porque sólo tú has comprendido cómo me siento
desde que ella me falta;
porque entre tanto extraño, tú has sido verdadera familia;
porque en mi ausencia, con tus ojos me has pedido: vuelve.
Tú, que en silencio has perdonado mis errores
sin pedir nada a cambio, quizá tan solo una pequeña caricia.
Sé que me he ido sin despedirme,
pero tenía una cuenta pendiente con unos amigos,
y también conmigo mismo.
Pero no sufras, pronto volveremos a encontrarnos,
y te recibiré con un gran abrazo, como mereces.

Tu amigo que te extraña,
Wally.