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El último concierto

Drama Tras 25 años cosechando éxitos y gozar de fama mundial, y en plena preparación de un concierto para celebrar su cuarto de siglo profesional, el futuro de un cuarteto de cuerda de Nueva York recibe un duro golpe que puede poner en entredicho su supervivencia. El violonchelista de la formación está padeciendo los primeros síntomas del Párkinson, una enfermedad que en poco tiempo pondrá fin a su carrera como intérprete. La incertidumbre ... [+]
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Críticas 67
Críticas ordenadas por utilidad
10 de marzo de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sí, ayer fue mi cumpleaños… Y sí, ayer me llamó mi exnovia para “felicitarme”… Y sí, no pude evitar sentirme deprimido después de hablar con ella.
Afortunadamente, una buena amiga, la mejor, que me conoce bien, me había regalado esta película por mi cumpleaños. "Míratela, Jose, que te va a gustar"… Y sí, tenía razón, me ha encantado.
En estos cinco años desde mi ruptura, lo único que ha dado un mínimo de sentido a mi vida ha sido la música clásica. Si de algo estoy convencido a estas alturas de mi existencia es de ser un melómano, no un profesional de la música, ni uno de esos que llaman pretenciosamente música culta a la música clásica, sino alguien que disfruta de un enorme placer al escuchar la música, alguien que sería incapaz de vivir sin ella, alguien para quien el tiempo se mide en compases y no en segundos.
Ésta es una película para melómanos, no hay duda. Hay muchos detalles que pasaran por alto los no entendidos, pero me atrevo a recomendarla a todo el mundo a pesar de ello, pues, en última instancia, además de músicos, los protagonistas son personas, y las luchas de egos, las infidelidades, la enfermedad y la vejez son temas que atañen a cualquier ser humano. Pero esta película tiene un plus, y es el de la pasión por la música, solo así puede entenderse el sacrificio final que hace la joven protagonista, solo así puede entenderse lo que significan los últimos cuartetos de Beethoven en la Historia de la Música, unos cuartetos tan adelantados a su tiempo que los propios contemporáneos del compositor se negaban a tocar porque no los entendían…
En fin, una vez más, la música, el cine y la amistad me han rescatado de mí mismo…
!!!Bienvenidas sean todas ellas!!!
Hans Castorp
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14 de marzo de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se estrena en esto del largo Ziberman, un israelí americano con una pieza de cámara que también escribe, en una producción independiente que ha conseguido reunir a unos interpretes de lujo que se dan el placer de rebajar sus salarios para poder hacer lo que les gusta, que es interpretar personajes con "chicha", con sabor a teatro y aroma de buen cine. Lo bordan. Sobre todo P.S.Hoffman que nos deja prácticamente su testamento actoral a falta de su aportación a "Los juegos del hambre" en la que probablemente él será como siempre el mejor. Y un Christopher Walken que se nos va también despidiendo poco a poco dejándonos perlas impagables como este trabajo.
Cuatro seres humanos, unidos por lazos profesionales, sociales y por otros tan sutiles e invisibles como la música, el amor y la amistad. Lazos que a su vez van estrangulando con el paso de la vida sus propios egos, sacrificados en aras de un cuarteto que busca la perfección, solo alcanzable si permanecen unidos. ¿Merece la pena dicho sacrificio? La pregunta queda en el aire, mientras que suena Beethoven. Él sirve como ejemplo perfecto de genio atormentado.
ELZIETE
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12 de abril de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El guión original del propio director, Yaron Zilberman, en colaboración con Seth Grossman, habla de la fugacidad del tiempo, de la fecha de caducidad que todos llevamos impresa en las células desde que nacemos. También habla del trabajo en equipo, del esfuerzo de alargar la voluntad más allá de la individualidad, y abrazar una causa común, dejando de lado o postergando ciertos proyectos y metas personales para conseguir algo grande que estando solos jamás sería viable. Y además habla del ego, pero sobre todo del momento en que la plenitud se quiebra, cuando la cohesión del grupo peligra en el instante en que uno de sus miembros sufre los efectos de la decadencia y no puede seguir ya el ritmo.
El esplendor, la cúspide de la bienaventuranza, dura lo que un suspiro, aunque sea un suspiro de veinticinco años, siempre es corto, porque duele caer desde lo alto, aún sabiendo que algún día habrá que caer, pero eso no atenúa el golpe cuando sobreviene.
El cuarteto de cuerda "La fuga", sorprendentemente estable y compenetrado durante un cuarto de siglo, corre el peligro de extinguirse. Peter, el violonchelista y el mayor del equipo, empieza a tener problemas para tocar y le diagnostican Parkinson. Ante la perspectiva de que él tenga que abandonar por su enfermedad, surgen los dilemas y disputas, algunos de los cuales habían permanecido acallados porque las mieles del éxito eran tan dulces como para mantener contentos y unidos a los integrantes. Ahora que la amenaza de la ruptura es inminente, Robert, el segundo violín, da rienda suelta a su secreto deseo de ser por una vez en la vida primer violín, y este anhelo de su ego irritado causa una fuerte crisis matrimonial con su mujer, Juliette, que es la que toca la viola y que está convencida de que el cuarteto puede continuar como siempre si la medicación de Peter es efectiva a largo plazo. Daniel, el primer violín, músico estricto y obsesivo de la disciplina, profesor de la hija de Robert y Juliette, entrará en una etapa de convulsión en su equilibrio sentimental al enamorarse inesperadamente.
Todos los conflictos latentes salen a la luz y conocemos algo del pasado de cada uno.
Parece que va a ser el fin definitivo del cuarteto.
Una melancólica reflexión, aunque con altibajos y lejos de ser una obra maestra, sobre los estragos de la edad y la enfermedad, la pérdida, el egoísmo frente a la dedicación a causas mayores que uno mismo, la superación y, eternamente de fondo, el amor y la amistad.
En películas sobre música donde en la banda sonora están entre otros Beethoven, Bach y Haydn incluso grandes compositores actuales como Angelo Badalamenti se quedan en un discretísimo segundo plano.
Vivoleyendo
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9 de septiembre de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si alguien prefiere siempre la música clásica y tiene debilidad por Beethoven y en especial por los últimos cuartetos (que se adelantan y superan toda la música posterior), como es mi caso, sabe que esta película le gustará. Pero es que, además, cuenta con un guión ajustado, una dirección sostenida y sabia y unas interpretaciones magníficas, en especial las del malogrado Hoffman y la de Walken.
La pequeña intriga amorosa entre el primer violinista y la chica no viene mucho al caso, pero tampoco está exagerada.
Una delicia toda la película. Los melómanos no deberían perdérsela.
yoparam
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29 de octubre de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre tanto melodrama musical, ya sea biopic -de alguna estrella o grupo musical- o el típico auge, caída y resurrección de alguna banda de country, rock, pop, rap, trap o hiphop ficticias, se agradece que por fin alguien tenga el valor de llevar la historia al mundo de la música clásica hoy en día. Me imagino al creador tratando de vender su idea y teniendo que superar toda clase de dificultades en plan «… vale, y cómo vas a explicar al público lo que es oboe» o «pero qué clase conflictos se pueden dar entre una tuba y un violín». Por no hablar de los más que probables chistes sobre tocar flautas o soplar la gaita.

Pero el caso es que la cosa terminó cuajando y “El último concierto” vio la luz, un entretenido e interesante drama lleno de glamour y sofisticación. Muchas de las situaciones son conocidos lugares comunes del género, pero el acierto de desarrollarse en teatros llenos de smokings y brillibrilli, en lujosos hoteles o en pisazos con vistas a Central Park, les proporciona un punto de seducción y fascinación. Como vivir en la piel de Tamara durante hora y media. Por no hablar de que siempre es un placer disfrutar del malogrado Hoffman y los, por lo general, infrautilizados Keener y Walken. La bellísima Imogen Poots está sobreintensa y estomagante como de costumbre, pero afortunadamente pasa desapercibida en un conjunto sobrio y elegante.

Muy trabajada en todos los aspectos, consigue integrar muy bien la parte musical con una componente dramática alejada del morbo y colocarse varios tonos por encima de la media, ofreciendo un producto muy afinado, que se abre paso en la atención del espectador y deja ecos de clase en su memoria.
OsitoF
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