Los otros dos

Una gran sorpresa me llevé cuando acabó la película, ¿había visto al fin una comedia divertida americana?, sí la había visto; una comedia diferente, ¿por qué?, porque esta de verdad hace gracia; si una película se ríe de si misma como esta y además lo hace con gracia... ¿hace falta algo más?

-Lo mejor: la comicidad y la química que se produce en el duo protagonista (aunque pone y da más Will que Mark)

-Lo peor: que pase a la historia como una típica película de comedia americana.

No voy a descubrir ahora a Mark Wahlberg pero diré de él que se me ocurre que es un actor que se le acepta sin valorarlo con la debida importancia que merece.

Se ha hecho hueco como actor dramático en el género policíaco y de acción, pero ha sido a raíz de títulos como 2 Guns y Dolor y dinero cuando se ha confirmado como un fenómeno actor en parodias de acción.

Adopta un cariz humorístico de gran categoría, un humor soterrado, muy irónico. Engrandece las escenas, da una gran cobertura a su acompañante y lleva la acción a puntos terminales absolutos. A diferencia de Will Ferrell encasillado en el humor del absurdo y la tontería, Mark destaca por su inteligencia y por llevar un poso de mala suerte en sus personajes que le hacen a uno sonreír cada vez que sale. Aquí es un policía cabreado, descontento con su suerte, que se apoya en su compañero idiota para poner las cosas en su sitio.

La película es una parodia genial y como genialidad puede ser ignorada por un sector del público. Cabe destacar también la labor del siempre efectivo Michael Keaton, como capitán que quiere mantener su estatus y estar a la altura de las circunstancias. Obsérvese el detalle de la pistola de madera, único. Es una parodia sin ambages y al mismo tiempo una gran denuncia de esa gente trabajadora que en las empresas siempre permanecen en la sombra, incansables, pero sin peloteos ni alardes como hacen los guaperas y los listillos. Los jefes los consideran porque no dan problemas pero también los miran mal porque carecen de atractivo y se hacen huraños o raros. Y este es el caso.

Los personajes son todos exageraciones, buenos y malos y las situaciones igual. Un punto fuerte es ver a Eva Mendes dando la réplica a todos esos personajes que hacen de pareja del poli de turno en plan mujer atractiva súper ocupada que no hay quien las trague, esas mamás guays, redichas, presumidas e insoportables, serias, conversadoras y amantes perfectas. Mítica, épica actuación de Eva Mendes que no se cree ni el bueno de Mark que pueda ser la mujer de su colega.
-Venga, en serio... ¿Quién eres?
Impresionante el escote que luce con esa piel tostada; sin lugar a dudas estamos ante uno de los escotes más seductores habidos en pantalla, permítanme la apuesta.

Así que claro, Terry (Mark Wahlberg), incrédulo, no se traga que Sheila (Eva Mendes) sea la mujer de su compañero Allen (Will Ferrell). Momento puntual de la película.

No es spoiler decir que Terry queda prendado de Sheila y que pase de su amigo Allen cuando está ella.

Adiós Sheila –Terry

Adiós Terry –Sheila

Adiós Terry –Allen

Adiós Sheila –Terry (sin hacer caso a Allen)

Adiós Terry –Allen

Adiós Sheila –Terry (sin hacerle caso otra vez)

Creo que no me ha oído. Adiós Terry –Allen

Los viejos héroes han muerto y parece que esa sintomatología se aplica directamente al cine de acción made in Hollywood. Es bastante interesante y contraproducente asimilar que “Los otros dos” es una de las pocas películas que hablan sobre la crisis financiera que ha acometido a este nuevo siglo. Si sobre la sombra de Enron aparecía “Dick y Jane, ladrones de risa” con el monopolio de Jim Carrey, aquí es Will Ferrell el que toma el control. ¿Es que no se hace cine social por parte de los grandes estudios?

Tal vez el por qué se aplique directamente a la industria del entretenimiento bajo la batuta de los valores político-correctos que no espanten a los espectadores por mandatos de problemas cotidianos proyectados en la gran pantalla delante de los mismos. Sorprende todavía más que “Los otros dos” tenga cien millones de dólares de presupuesto y que sus estrellas sean Ferrell y Whalberg, con Samuel L. Jackson y The Rock. Y también choca que “Los otros dos” comience con un inicial arrebatado e hiperbólico prólogo para justificar la sobredosis de violencia policial aunque sea pare recuperar un alijo de droga de medio gramo de marihuana que la sitúa en la onda de “Team America”.

Aparece el reflejo de una buddy movie de acción bursátil y caída libre de balas a granel. Se caricaturiza el retrato de dos policías fracasados atrapados en roles que no les competen… o aquellos que hacen el otro trabajo sucio sin méritos ni medallas. Y se acometen parodias de un género trillado y revisado frente a roles que reniegan de su condición interior: el poli duro por fuera es una nenaza por dentro y el delicado e inocente administrativo esconde a un caimán proxeneta. ¿Cuál es el síndrome del público español que no le hace tolerar a Ferrell? Puede que su humor sea exclusivamente y netamente americano. Esas traducciones como TLC (como Te-Ele-Ce) posiblemente afecten a frases como ‘No eres policía hasta que tu mujer te echa de casa’. Entre tumbayankis y follatintas, entre Prius y derrapes llega la dictadura: los héroes imponen las reglas y la destrucción. Como la sobredosis de datos finales sobre una crisis en la que nadie mira y que es demasiado grande para encontrar soluciones en empresas sino en palos de ciegos como conspiradores terrenales.

Muy por debajo de lo que uno se pueda esperar, todo muy visto, y donde lo único que se salva, son las escenas de acción del principio.

La película es una historia de dos policías que han tenido problemas y han sido relegados a un segundo lugar en su trabajo, pero un día la suerte les sonreirá, y dependerá de ellos si atrapar esa fortuna o dejarla escapar.

Por desgracia para los espectadores, lo que nos ofrece esta película está muy visto, tanto que la apatía invade a todo el que la ve, con actuaciones penosas y nada graciosas, tanto por Mark Wahlberg y Will Ferrell, con un desarrollo, lineal, plausible y decadente.

Lo único que merece la pena, son los primeros 5 minutos, donde aparece la única escena merecedora de ser nombrada, esa persecución fantástica y plagada de efectos especiales, a cargo de Samuel L. Jackson y la “Roca”.

En definitiva, una película para “robar” euros a los amantes del cine, ya que lo que se vendió no tiene nada que ver con lo que hay.

Cuando alguien realiza una película con el único objetivo de provocar la carcajada en el espectador, debe ser fiel en todo momento a ese espíritu porque, de lo contrario, indefectiblemente meterá la pata y terminará por aburrir. Ése es el principal problema de Los otros dos, film de Adam McKay (Hermanos por pelotas) que comienza muy bien, dada la cantidad de elementos cómicos y gags hilarantes que contiene en sus primeros veinte minutos, pero que va desinflándose poco a poco, al tratar de introducir elementos dramáticos en el desarrollo de sus caracteres principales.

Estamos ante la típica película en la que el argumento es lo de menos, ya que se centra en las posibilidades cómicas de una pareja de policías, que están considerados como los dos mayores patanes de todo su departamento. El problema es que no hay química entre ellos. De hecho la mejor parodia de las buddy movies tipo Arma Letal, la llevan a cabo dos de los secundarios, Dwayne "La Roca" Johnson y Samuel L. Jackson, imitando las locuras que llevaban a cabo Mel Gibson y Danny Glover en la conocida saga de Richard Donner, con la particularidad de que aquí, los personajes encarnados por Johnson y Jackson son premiados por destrozar la ciudad, en lugar de ser suspendidos, como les sucedía a otros policías célebres como Harry Callahan o John McClane.

Cuando los actores de reparto superan a los principales, la cosa no suele pintar muy bien. Mark Wahlberg nunca ha estado especialmente dotado para la comedia (ni para nada que se salga del rol de tipo duro y malhablado) y Will Ferrell posee un humor que, personalmente, siempre termina por hacérseme pesado. No negaré que el guión presenta bárbaras ocurrencias y jocosos comentarios, que me han hecho reír en varias ocasiones, pero su falta de ritmo, unido a que no ha sabido mantenerse fiel al estilo cómico inicial de comedia salvaje y absurda, por intentar dotar de cierta profundidad a sus protagonistas, ha provocado que la película fuera decayendo hasta límites insospechados.

Creo que la premisa inicial daba mucho juego en clave de parodia exagerada, pero no se ha sabido explotar. Las referencias a otras películas han sido muy de pasada y, sinceramente, ninguno de los protagonistas ha logrado acercase, ni de lejos, a la empatía que me provocaron Robert Downey Jr. y Zach Galifianakis en la reciente Salidos de cuentas. Aquélla sí terminó por ser una buddy movie en toda regla. Ésta, desgraciadamente, se ha quedado a medio camino.